ASMA
El asma es una enfermedad frecuente que incluye inflamación
(lesión celular) y disminución del calibre de las vías
respiratorias que llegan hasta los pulmones, que causa
dificultad al respirar.
Aunque es la enfermedad de duración prolongada más común en los
niños, los adultos también pueden padecerla,
inclusive sin haberla presentado de niños. El asma, cuya
frecuencia ha aumentado en los últimos años, afecta a millones
de personas en todo el mundo. Las crisis de asma pueden
trastornar sustancialmente la vida de una persona, y las graves
pueden provocar la muerte.
¿Qué síntomas produce el asma?
Las personas con asma presentan síntomas cuando las vías aéreas
se encuentran obstruidas por secreciones o por el espasmo. Los
síntomas más comunes son:
o
Tos, especialmente nocturna
o
Sibilancias
o
Falta de aire
o
Dolor u opresión en el tórax
Como su nombre indica, las sibilancias son el sonido parecido a
un silbido que hace el aire obstruido parcialmente por la
disminución del calibre de las vías respiratorias. En ocasiones,
la crisis de asma es tan grave que el aire no puede fluir en
absoluto. Esto representa una emergencia que amenaza la vida y
requiere un tratamiento inmediato. La opresión torácica puede
ser un signo de que el asma está empeorando o progresando.
¿Qué causa un ataque de asma?
Si bien sabemos que una persona que tiene un familiar con asma
es más susceptible a la enfermedad, en la mayoría de los casos
no sabemos qué causa el asma.
Estas son algunas causas que pueden provocar un ataque:
o
Alergias:
A ciertas comidas, como las nueces, el jugo de naranja, el
pescado, a ciertas plantas, animales, insectos, y a las
almohadas de pluma.
o
Medicamentos:
Como la aspirina, otros antinflamatorios no esteroideos o los
beta-bloqueantes.
o
Irritantes:
Tabaco del cigarrillo, aire contaminado,
alfombras, cortinas y muebles de tela, escobas, filtros del aire
acondicionado que despiden polvo
ambiental.
o
En el trabajo:
Polvo o vapores de ciertas maderas, harinas, granos, café, té,
metales, algodón, moho.
o
El tiempo:
Hacer ejercicio al aire frío, cambios de temperatura y de
humedad.
o
Infecciones:
Virosis de las vías respiratorias altas como gripe, bronquitis.
o
Emociones:
Miedo, enojo, frustración, reírse demasiado, llorar, toser.
¿Cómo se diagnostica el asma?
El asma puede ser difícil de diagnosticar, especialmente en
niños menores de 5 años. Los chequeos físicos periódicos, que
incluyen exámenes para revisar el funcionamiento de los pulmones
y para detectar alergias, pueden ayudar a realizar el
diagnóstico adecuado.
Durante este chequeo, el médico le preguntará si tose
mucho, en particular durante la noche, y si los problemas que
tiene para respirar empeoran después de realizar una actividad
física o durante una época específica del año. También le
preguntará si tiene síntomas como presión en el pecho,
sibilancias y resfríos que duren más de 10 días, y si algún
miembro de su familia tiene o ha tenido asma, alergias u otros
problemas respiratorios.
En el examen físico, el médico auscultará el tórax para
comprobar la presencia de sibilancias, la disminución de los
ruidos respiratorios y la alteración del flujo aéreo.
Otra forma de diagnosticar el asma es mediante una prueba que
determina el funcionamiento de los pulmones llamada
espirometría. Para
determinar la cantidad de aire que puede expulsarse, se utiliza
un dispositivo llamado caudalímetro de flujo máximo. En personas
con asma disminuye el flujo aéreo. La prueba del flujo
espiratorio máximo puede contribuir a “seguir” el progreso del
tratamiento del asma del paciente.
Muchas veces el médico
determinará si son necesarios otros estudios como las pruebas
para evaluar alergias, una radiografía de tórax o un
electrocardiograma.
¿Cómo se trata el asma?
Usted
puede controlar el asma si reconoce los signos de alerta de un
ataque, evita el contacto con las cosas que lo pueden originar y
sigue las recomendaciones de su médico.
No todas las personas con asma toman el mismo medicamento.
Algunos medicamentos se pueden inhalar o aspirar, y algunos se
pueden tomar en forma de pastillas.
Los medicamentos para el asma generalmente pueden dividirse en
dos grupos: los medicamentos que se usan para prevenir los
ataques, y los que se usan para tratar los ataques que a veces
se conocen como medicamentos de rescate.
Si usted está utilizando los medicamentos de rescate cada vez
más frecuentemente, debe consultar a su médico para determinar
si necesita otro medicamento. Los medicamentos de control a
largo plazo ayudan a reducir el número de ataques y a que éstos
sean de menor intensidad, pero no lo ayudarán en el momento de
un ataque.
¿Cómo funcionan los medicamentos preventivos?
Los medicamentos preventivos ayudan a reducir la
inflamación en las vías aéreas para
prevenir los ataques de asma.
Pueden prescribirse glucocorticoides en forma inhalada,
oral o intravenosa. La inhalación de esteroides contribuye a
disminuir la dosis necesaria, distribuye directamente los
glucocorticoides en las vías respiratorias y es útil para
reducir el riesgo de los efectos secundarios asociados a estos
medicamentos. Otros medicamentos que contribuyen a disminuir los
cambios inflamatorios incluyen los modificadores de los
leucotrienos, caso del montelukast y el
zafirlukast. Son medicamentos prescritos para el control del
asma a largo plazo,
Usted debe tomar sus medicamentos de control a largo plazo
aunque no tenga síntomas, siendo
necesario tomarlos con regularidad. No están indicados para el
tratamiento de una crisis aguda de asma. El cromoglicato
y el nedocromil también son fármacos antiinflamatorios
que se prescriben para un tratamiento a largo plazo.
¿Cómo funcionan los medicamentos de rescate?
Los medicamentos de rescate proporcionan alivio rápido durante
un ataque de asma ayudando a que los músculos alrededor de sus
vías aéreas se relajen lo cual permite que las vías se abran.
Los broncodilatadores suelen administrarse utilizando un
inhalador o un nebulizador. Estos medicamentos pueden usarse
para tratar el asma aguda y también son útiles en el tratamiento
crónico de la enfermedad.
Para pacientes que reciben glucocorticoides pero que continúan
presentando síntomas de asma, el médico también puede prescribir
un broncodilatador de acción prolongada. La teofilina es
un broncodilatador oral que puede utilizarse asimismo en el
tratamiento a largo plazo de esta enfermedad. |