Automedicación: un problema creciente
Dr. Roberto
Gallo (1)
El autocuidado,
es decir, el propio tratamiento de los signos y síntomas de
enfermedad que las personas padecen, a lo largo de la historia
de la Humanidad ha sido la forma más utilizada para el
mantenimiento de la salud. La automedicación, en la actualidad
sigue siendo una práctica ampliamente extendida en la sociedad,
fuertemente estimulada e inducida en gran medida por el aparato
publicitario en los medios y en la vía pública. Esta publicación
tiene por objeto plantear una reflexión sobre los riesgos
conocidos de la automedicación, sea con productos de venta libre
o bajo receta. El uso abusivo de los medicamentos es un
importante problema, que las personas aún no toman en serio,
siendo frecuente causa de efectos adversos graves; en algunos
países, entre el 30 y 50% de los casos de falla hepática aguda
se asocian con el uso de un fármaco de venta libre. En Estados
Unidos el uso inapropiado de fármacos constituye la tercera
causa de muerte, después de las enfermedades
cardiovasculares y el cáncer.
Con el término
“automedicación” se designa el uso de medicamentos sin
indicación médica. El concepto abarca dos fenómenos distintos
aunque relacionados: el uso de medicamentos de venta libre y el
uso de medicamentos de venta bajo receta. Algunos autores
denominan “autoprescripción” al segundo para distinguirlo del
uso de venta libre.
Su génesis está en que no se realiza lo fundamental ante
cualquier signo de enfermedad: el
diagnóstico.
El
único que puede hacerlo es su médico: no el farmacéutico,
ni los amigos o familiares. "¿Te duele la cabeza?,
¿Por qué no tomas estos comprimidos que a mí me dieron muy
buen resultado?". "No voy a ir al médico por una tos, me
compro un antibiótico”, son expresiones tan corrientes que
pasa inadvertido el riesgo de la automedicación.
Algunos factores
parecen haber incrementado esta cultura por parte del enfermo de
administrarse fármacos sin consejo médico. Se aduce falta de
tiempo para acudir a la consulta, pérdida de la credibilidad en
la práctica médica basada en el deterioro de la relación
médico-paciente (seguramente relacionado con el modelo de
relación médico-paciente en el que la capacidad de autonomía y
de decisión del propio enfermo es anulada, bajo la excusa de una
supuesta incapacidad para opinar o tomar las decisiones que
afecten a su propia salud y enfermedad); procesos patológicos
banales que por su carácter de cronicidad son poco valorados por
el enfermo e interpretados como automedicables como cefaleas,
procesos respiratorios, trastornos gastrointestinales, entre
otros. Los medios de comunicación aportan mucha información y
“todo el mundo entiende de medicina”; la influencia de la
propaganda escrita o televisiva con ofrecimiento de alivio
inmediato de síntomas induce al público a la automedicación.
Todo esto, no justifica la toma de un medicamento sin las
indicaciones de un profesional médico, porque seguramente no
son pocos los casos en que se los utiliza inadecuadamente, ya
sea, por no tomar la medicación adecuada al proceso, o las dosis
no son las apropiadas o la suspensión del tratamiento cuando
desaparecen algunos síntomas sin estar resuelto el problema.
La
automedicación es especialmente peligrosa durante el embarazo
y en el período de lactancia. Lo mismo sucede con los niños.
En estos casos, es imprescindible la consulta con el médico.
La lista de productos farmacológicos que con más frecuencia
se utilizan para la automedicación es muy amplia. Se destacan
entre ellos los: antinflamatorios para cefaleas habituales,
analgésicos tipo paracetamol para cuadros inflamatorios
articulares (no siendo éste un antiinflamatorio), antibióticos
para molestias faríngeas inespecíficas o resfriado común
(procesos virales donde los antibióticos no ofrecen ningún
resultado), ansiolíticos para cualquier tipo de cuadro ansioso o
depresivo, antidiarreicos para cualquier episodio de
gastroenteritis, mucolíticos o antitusivos para cualquier
proceso de tos y antiácidos, entre los más usados.
Recuerde estos
consejos:
ü
Consultar siempre a su médico antes de tomar medicamentos de
venta bajo receta, o administrárselos a los niños.
ü
Los medicamentos de venta libre no son inocuos. Los
descongestivos en pacientes portadores de hipertensión arterial
pueden descontrolarla. Los antiinflamatorios tomados en forma
desmedida pueden provocar graves problemas de salud.
ü
Si
está polimedicado consulte a su médico antes de tomar un
medicamento de venta libre. Recuerde que cuantos más
medicamentos tome, más posibilidades de que interactúen y
provoquen efectos no deseados tendrá.
ü
Si
le sobra medicación de una prescripción luego de haber terminado
el tratamiento, no la consuma tan sólo porque "ya la tiene". No
vuelva a usarla sin una nueva indicación.
ü
No
sugiera a otras personas el uso de medicamentos que usted tomó.
No entregue los que le hayan sobrado
ü
No
utilice antibióticos sin prescripción médica. El abuso de los
mismos está reforzando el desarrollo de resistencias
bacterianas.
ü
No
utilice ansiolíticos sin prescripción médica
|