Introducción
Dentro del amplio campo que se abre al
hablar de Comunicación humana en medicina, nos
abocaremos al de las interacciones entre el médico, el
paciente y su familia, en particular en el contexto de
la terapia intensiva (UTI).
Este recorte que proponemos se basa en
nuestra experiencia de trabajo conjunta en dicha área y,
como fruto de esa experiencia, en considerar que las
interacciones que se dan en dicho contexto son, con suma
frecuencia, causa de malestar y problemas.
En la UTI, por tratarse de un sector de
internación en donde se encuentran pacientes gravemente
enfermos, la interacción del médico con el paciente, y
la familia de éste, suele estar condicionada por la
índole de la afectación de su estado general que suele
exigir decisiones de emergencia.
En este contexto nos proponemos revisar la
forma de relacionarse del médico con el paciente y su
familia según sea su posición de observador.
Definiciones
Médico[1]. Un elemento distintivo de la tarea del médico
con pacientes internados en general, pero
particularmente en la UTI, es que la misma es llevada a
cabo por un equipo de trabajo: el equipo médico[2]. En
él se desempeñan varios profesionales que poseen
distintas profesiones pero que, ante el paciente, se
requiere que cumplan una tarea común, la que, al menos
idealmente, debiera ser coordinada. A partir de aquí
llamaremos ‘médico’ a este equipo de trabajo. (Figura 1)
Figura 1:
Equipo Médico
Paciente. Si adherimos a la concepción actual de
salud[3], debemos ver al paciente[4] como a un individuo
que exhibe pérdida parcial de su bienestar “bio-psico-social”.
Familia. Esta visión del paciente, que reconoce su
unidad “bio-psico-social”, implica verlo junto a
aquellos que, con él, constituyen una familia (: un
sistema[5]) y, entonces, ver a la misma como nuestro
verdadero cliente[6] (Figura 2).
Figura
2: La familia como sistema de individuos con sus normas,
patrones, pautas o reglas
Internación[7]. Durante la internación, la situación
clave del sistema es la de separación física de sus
integrantes que redunda en el surgimiento de dos
entidades: Paciente Identificado y Resto de familia, con
la obvia modificación del conjunto de normas o patrones
(defección de algunos y distorsión de otros). (Figura
3).
Figura 3: Situación del sistema familia en internación
Problema
La relación del médico con el Resto de familia suele
limitarse al intercambio de información relacionado con
la enfermedad actual del Paciente Identificado y, en
general, no es vivida por las partes como un acto
terapéutico[8].
Consideramos que esta forma de relacionarse
del médico es producto de estar viendo desde una
perspectiva reduccionista, que es la que lleva a operar
sobre el sujeto del padecimiento considerando a éste
como unidad “bio-psicológica” (y eminentemente “bio”).
Este “olvido” del Resto de familia conlleva tratarlo
como a un espectador y, de allí, que sólo se lo
considere para informarle sobre la evolución de “su
familiar” (Figura 4). En síntesis, esta perspectiva
reduccionista, que significa no considerar a la familia
como unidad, confunde el tener que trabajar
intensivamente con el Paciente Identificado con el hecho
de tener que hacerlo sólo con él.
Figura 4:
Perspectiva reduccionista en donde el equipo médico
opera
sobre el paciente como unidad “bio-psíquica”, y
eminentemente “bio”
Hasta aquí el planteo del problema, veamos ahora la
posibilidad de plantear una hipótesis superadora.
Hipótesis
La interacción del médico con el Resto de familia puede
plantearse como un acto terapéutico y, por lo tanto,
como un acto que contribuya a favorecer una mejor
evolución del Paciente Identificado.
Antecedentes y una nueva propuesta
La
incorporación de estos conceptos en la práctica médica
cuenta con antecedentes en nuestro país[a]. En ellos se
plantea la posibilidad de que el médico con su accionar
favorezca la adaptación del sistema familia a la nueva
situación planteada por la enfermedad de uno de sus
miembros. Sin embargo, esta propuesta se describió en el
ámbito de la consulta ambulatoria y, en particular en la
consulta pediátrica, dado el carácter de “médico de
familia” que caracteriza a esta especialidad, sin que la
experiencia fuera tomada y desarrollada por médicos de
otras especialidades.
Como una continuidad de aquellas
publicaciones, en un reciente trabajo[b] se amplía este
nuevo enfoque para ser aplicado por el médico que
trabaja en un ámbito hospitalario teniendo a cargo
pacientes internados.
En él se propone enfocar la relación desde una
perspectiva holística en la que el médico ve al sujeto
como unidad “bio-psico-social” y, en consecuencia, opera
sobre él y sobre el Resto de familia transformando a la
familia en su verdadero cliente. Concibe a la familia
como un sistema y entiende que las relaciones entre sus
integrantes se mantienen más allá de la separación
física impuesta por la internación, y que debe actuar
terapéuticamente tanto sobre el Paciente Identificado
como sobre el Resto de familia. (Figura 5).
Figura 5: Perspectiva holística, en donde el equipo
médico opera sobre el sujeto viéndolo como unidad
“bio-psico-social” y, por lo tanto, también con el Resto
de familia.
En conclusión,
con esta perspectiva la tarea del médico asume otro
nivel de responsabilidad, ya implícito en su juramento
(“consagrar la vida al servicio de la humanidad”),
que incluso avanza hasta alcanzar la red social[9] del
sujeto (Figura 6).
Figura 6:
Proyección social de la tarea médica a partir de una
perspectiva holística.
[a]
Makinistian, Rubén León. El médico pediatra frente a las
reglas familiares. Arch. Arg. de Pediatría, 1981, vol.
LXXXIX, Nº 3, 206-210
-Makinistian, Rubén León. El pediatra como terapeuta de
familia. Arch. Arg. de Pediatría, 1982, vol. 80, Nº 2,
251-254
-Makinistian, Rubén León. Terapia familiar en la
atención primaria pediátrica. Arch. Arg. de Pediatría,
1983, vol. 81, Nº 2, 341-347
[b] Makinistian, Rubén León. Charla-Taller: Comunicación
Humana en el ámbito médico. Necochea. 2004
[1] Médico, de medicus, de mederi, aliviar, curar,
cuidar, de med-, medir, tomar medidas. (Cuidar, de
cogitare, pensar, de co-, cabalmente, y agitare,
conducir, agitarse, considerar).
[2] Equipo Médico: sistema homo-heterogéneo constituido
por elementos -personas- cuya propiedad pensar se
manifiesta como atributo cuidar, que tiene el propósito
de curar.
[3] Salud: estado de bienestar “bio-psico-social”.
[4] Paciente -individuo humano (unidad “bio-psico-social”)
que puede sufrir con calma, que es capaz de soportar la
adversidad-, de patiens, de pati, sufrir, tolerar,
soportar.
[5] Sistema: entidad compleja, con propósito, meta u
objetivo, formada por un conjunto de elementos (: entes
cuya entidad –dada por un número finito de propiedades,
manifestadas como atributos– no es relevante dividir)
diferentes o especializados, relacionados entre sí (esto
es, involucrados cibernéticamente).
[6] Cliente, de clientem, de cliens, protegido, persona
que se apoya en otra, de kli-ent-, de kli-, de klei-,
apoyarse.
[7] Internación, de internus, de inter, dentro, entre,
de en-ter, de en-, en, y –tero, sufijo contrastante.
[8] Acto Terapéutico: es aquel que facilita que la
familia en crisis satisfaga su necesidad vital de
transformación en el sentido del ciclo evolutivo.
[9] Una red social es la suma de todas las relaciones
que un individuo percibe como significativas o define
como diferenciadas de la masa anónima de la sociedad; y
ella, que determina el nicho social de la persona,
contribuye substancialmente a su propio reconocimiento
como individuo y a su autoimagen.