Dronedarona para el tratamiento de la Fibrilación
Auricular: el estudio ATHENA
Hohnloser et al. N Engl J Med 2009;360:668
La fibrilación
auricular (FA) es la arritmia que más comúnmente
requiere ingresos hospitalarios. Si bien los síntomas
relacionados a la arritmia y los accidentes
cerebrovasculares isquémicos cardioembólicos son
significativamente reducidos mediante el control de la
respuesta ventricular y la anticoagulación, el
mantenimiento del ritmo sinusal se asocia a una mejoría
de la capacidad física y de la calidad de vida. La
restauración y mantenimiento prolongado del ritmo
sinusal es el objetivo actual del tratamiento en los
pacientes con FA.
La amiodarona es un
potente fármaco antifibrilatorio, pero puede inducir
serios efectos adversos sobre todo con el uso crónico.
Cambios bioquímicos introducidos en esta molécula con el
objeto de reducir los efectos sobre la función tiroidea
han dado origen a dronedarona, un antiarrítmico
con menor interferencia a este nivel y con una vida
media más corta (aproximadamente 24 horas) al ser menos
liposoluble.
Comentamos que
sabemos hoy de la Dronedarona:
·
Estudios con Dronedarona.
En los últimos 18 meses se han publicado dos trabajos de
buen diseño metodológico en relación a este nuevo
antiarrítmico. El primero, publicado por Singh y
colaboradores (N Engl J Med 2007;357:987), demostró que
el fármaco era más efectivo con significancia
estadística que el placebo en mantener el ritmo sinusal
y en controlar la respuesta ventricular durante las
recurrencias de la FA. Sin embargo, el segundo estudio
utilizando el efecto antiarrítmico de la dronedarona
versus placebo en pacientes con insuficiencia cardíaca
avanzada, clase funcional III y IV (Estudio ANDROMEDA;
Kober y col, N Engl J Med 2008;358:2678), tuvo que
terminar precozmente porque la rama tratamiento presentó
un aumento significativo de la mortalidad.
·
El estudio ATHENA.
En este estudio multicéntrico, control-placebo, de 4628
pacientes con un seguimiento a 21 meses, la tasa de
hospitalización y muerte de causa cardiovascular fue
menor en el grupo tratamiento que en el grupo placebo
(31.9% versus 39.4%; P<0.001; y 2.7% versus 3.9%,
P=0.03, respectivamente). Las náuseas, diarrea, rash,
aumento de los valores de creatinina, bradicardia y
prolongación del QT fueron más comunes en el grupo
tratamiento, aunque no se observaron mayores efectos
adversos respiratorios ni alteraciones funcionales de la
tiroides, aunque debe notarse que el seguimiento no fue
mayor a 2 años (momento a partir del cual suelen
aparecer dichas complicaciones).
Este fármaco de
reciente aparición, aún no aprobada por la mayoría de
las entidades de regulación de medicamentos (incluida la
ANMAT), probablemente ocupe un lugar en el arsenal
terapéutico de la FA con este estudio.
Dos detalles más
debemos remarcar: no hay estudios comparados con otras
terapéuticas (fármacos, técnicas de ablación) y los
existentes no se han prolongado por más de 2 años,
momento a partir del cual comienzan a aparecer efectos
adversos con amiodarona.
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