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En este nuevo suplemento mensual, Clínica-UNR.org engloba cuatros secciones dedicadas de un modo diferente a la revisión y/o el análisis de literatura científica destacada. A las tradicionales secciones "Revista de Revista" y "Artículos on line recomendados", se agregan "Puesta al Día" y "Análisis racional - De la literatura a la práctica cotidiana". El suplemento tiene actualización mensual.

 


La sección "Análisis racional - De la literatura a la práctica cotidiana" de este suplemento está destinada al análisis crítico de revisiones específicas de JAMA, con el fin de optimizar nuestra práctica diaria y llevar a cabo un juicioso empleo de los métodos complementarios de que disponemos. Se encuentra coordinada por el Dr. Sebastián García Zamora.
 

 


 

 

 
 
     Nº 7  -  Noviembre 2009

Análisis racional - De la literatura a la práctica cotidiana


Coordinación: Dr. Sebastian García Zamora

   
 
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¿Tiene este paciente esplenomegalia?

 

Grover SA, Barkun AN, Sackett DL.

The rational clinical examination. Does this patient have splenomegaly?

JAMA. 1993 Nov 10;270(18):2218-21

 

 

El examen del bazo se realiza para intentar establecer si éste es palpable. La mayoría de los bazos palpables se encontrarán aumentados de tamaño, y la esplenomegalia en un adulto requiere una explicación. Hay muchas causas importantes de esplenomegalia, entre las que debemos jerarquizar las neoplasias, infecciones o conectivopatías. Sin embargo muchas de estas causas son raras, o es poco frecuente que cursen solamente con esplenomegalia, y cuando detectamos este hallazgo de forma aislada suele corresponder a infecciones inespecíficas, o es posible que no podamos detectar una causa obvia.

Existe una gran variación anatómica en el tamaño del bazo. Se ha demostrado que es mayor en sujetos de raza blanca, como así también que presenta mayores dimensiones en hombres que en mujeres, como así en sujetos de menor edad. Recientemente se han sugerido criterios ecográficos de “normalidad”, definiendo esplenomegalia cuando el órgano tenga un diámetro cefalocaudal mayor o igual a 13 cm.

Cuando aumenta de tamaño el bazo puede comprimir al estómago, pero no puede hacer lo mismo con la columna, el diafragma o el riñón; esto explica que su polo anterior descienda siguiendo el trayecto de la 10º costilla, creciendo, por tanto, en dirección hacia fosa ilíaca derecha.

 

Inspección

No hay publicaciones respecto de la exactitud de la inspección para evaluar esplenomegalia. Sin embargo es esperable que este signo tenga muy baja sensibilidad; además, dado que otras masas abdominales podrían distorsionar la simetría de éste -como un riñón poliquístico, o un cáncer gástrico o colónico- en ausencia de sospecha de esplenomegalia masiva, este hallazgo sería probablemente muy poco útil.

 

Percusión

La percusión busca detectar la pérdida de timpanismo que el bazo aumentado imprime sobre el pulmón, el estómago y el colon. Suele decirse que la percusión es más sensible que la palpación en la detección de grados más pequeños de esplenomegalia, a pesar de que la evidencia que sostenga esta declaración es escasa.

Tres métodos percutorios han sido validados contra ecografía o cintigrafía:

* Percusión por el método de Nixon -modificada por Sullivan y William-: el paciente se coloca en decúbito lateral derecho. Comienza a percutirse a nivel del punto medio del reborde costal en dicha posición, ascendiendo perpendicular a la dirección de las costillas. Normalmente la matidez no debe extenderse más allá de 8 cm. por encima del punto inicial. Si sobrepasa este límite debería sospecharse una esplenomegalia.

* Método de Castell: el paciente se coloca en decúbito dorsal. La percusión se lleva a cabo en el último espacio intercostal a la altura de la línea axilar anterior, tanto en espiración como en inspiración profunda. Normalmente debe escucharse timpanismo en ambas fases; en caso de que en la inspiración profunda se perciba matidez, debe sospecharse la existencia de esplenomegalia.

* Percusión del espacio de Traube: este espacio fue descrito por Ludwing Traube, quien atribuyó su desaparición a la presencia de derrame pleural, y no a una esplenomegalia. Topográficamente el espacio de Traube se encuentra delimitado por la 6º costilla por arriba, lateralmente por la línea axilar media, y por el reborde costal izquierdo como su límite inferior. Para llevar a cabo esta maniobra el paciente debe colocarse en decúbito dorsal, respirando normalmente; se percute este triángulo en uno o más sitios, desde su borde medial hacia el lateral. Normalmente toda la zona debe ser timpánica; en caso contrario se debe sospechar esplenomegalia.

 

Palpación

Pese a que muchas maniobras se han descrito para la palpación del bazo, solo 3 han documentado su precisión o utilidad para este fin. Lograr una adecuada relajación de la pared abdominal es un pre-requisito indispensable antes de realizar estas maniobras.

* Palpación bimanual, con el paciente en decúbito lateral derecho: en esta posición, la mano izquierda del examinador se desliza desde el frente hacia atrás alrededor de la porción inferior izquierda del tórax, elevando suavemente la última costilla izquierda en dirección anterior y medial. La punta de los dedos de la mano derecha del examinador se introduce suavemente por debajo del reborde costal, mientras se le pide al paciente que inspire profundamente, buscando percibir el descenso del bazo. Si esto no se percibe, se repite el procedimiento descendiendo la mano derecha aproximadamente 2 cm. en dirección al ombligo cada vez, hasta que el médico se cerciore que no existe una esplenomegalia masiva.

Este mismo método puede efectuarse con el paciente en posición supina.

Algunos expertos recomiendan realizar este procedimiento de modo inverso, comenzando la palpación en fosa ilíaca derecha y ascendiendo desde allí.

* Palpación monomanual, con el paciente en posición supina: este método es idéntico al anterior, con la excepción de que el examinador no realiza presión sobre el hipocondrio izquierdo, y el paciente adopta la posición de decúbito dorsal. Algunos expertos propugnan realizar una suave presión sobre la parte baja de la parrilla costal con la mano izquierda, mientras se palpa con la derecha.

* Maniobra de enganche de Middleton, con el paciente en posición supina: el paciente se coloca en posición supina, con su puño debajo del reborde costal, sobre el ángulo costovertebral. El examinador se coloca a la izquierda del paciente, mirando hacia los pies de este. Con los pulpejos de los dedos de ambas manos levemente flexionados se palpa el hipocondrio izquierdo, de modo idéntico al descrito previamente.

Características de la palpación esplénica

Dada su ubicación debajo de la parrilla costal, la mayoría de los libros de texto acuerdan que es imposible palpar el borde superior del bazo, característica que permite reconocer el órgano, diferenciándolo de otras masas abdominales a las que se les puede percibir un límite superior. En casos de esplenomegalia masiva se describe que podría reconocerse una “muesca” a lo largo de su borde medial.

Precisión de los signos de esplenomegalia

En un estudio que comparó el grado de “acuerdo” en la interpretación de la percusión del espacio de Traube por tres internistas, el grado de concordancia interobservador fue, cuanto mucho, modesto -con resultados en el test kappa de 0.19 a 0.41-. Un factor que afecto los resultados de este trabajo fue la ingesta reciente de alimentos; es posible que ello haya condicionado al menos en parte la distinta percepción acústica por parte de los examinadores, al examinar a un mismo paciente en diferentes momentos del día con relación a las comidas. Entre los mismos pacientes, un segundo estudio demostró un acuerdo interobservador de 0.56 a 0.70 mediante la palpación, demostrando que la reproducibilidad de este método semiológico sería mejor que la percusión.

En otro trabajo realizado con 50 pacientes etilistas, la concordancia interobservador con dos métodos palpatorios, el bimanual con el paciente en decúbito lateral y el monomanual con el paciente en posición supina demostró un coeficiente de correlación interclase de 0.75. Gastroenterólogos de trayectoria exhibieron una ligera superioridad en esta concordancia respecto de los médicos más jóvenes. Sin embargo, cuando a algunos de estos examinadores se les solicitó que delimiten el borde inferior del órgano, las estimaciones variaron en 6 cm. en promedio.

 

Exactitud de los signos de esplenomegalia

Un estudio encontró que la percusión del espacio de Traube tenía una sensibilidad de 62% (IC 95% de 51-72%) y una especificidad de 72% (IC 95% de 65-80%). La obesidad fue un factor que disminuyó la sensibilidad de la maniobra, debido a mayor número de falsos negativos, mientras que la ingesta de alimentos en las últimas 2 hs disminuyó la especificidad, incrementando la tasa de los falsos positivos. Así, en el subgrupo de pacientes no obesos sin ingesta de alimentos en las 2 hs previas a la exploración, el procedimiento tuvo una sensibilidad de 78% (IC 95% de 62-90%) con una especificidad del 82% (IC 95% 70-90%).

Un segundo estudio comparó los métodos paliatorios de Nixon y de Castell, encontrando que el segundo de ellos poseería mayor sensibilidad (82% vs. 59%), pero menor especificidad (83% vs. 94%), teniendo ambos hallazgos significación estadística.

En lo que a palpación respecta, siete estudios analizaron su exactitud diagnóstica; de ellos, dos lo hicieron obteniendo datos de historias clínicas, mientras los otros 5 fueron diseñados específicamente para este fin. Los resultados de los primeros dos estudios encontraron baja sensibilidad pero elevada especificidad de las maniobras. Como es de esperar, la mayoría de las esplenomegalias moderadas no eran percibidas, pero pocos examinadores reportaron agrandamientos esplénicos que posteriormente no fueron corroborados. Combinando ambos estudios el examen rutinario para detección de esplenomegalia tendría una sensibilidad aproximada de 27% (IC 95% de 19 a 36%) pero con una especificidad muy elevada, del 98% (IC 95% de 96 a 100%).

Previsiblemente, en los otros 5 estudios donde los observadores sabían que estaban siendo “observados”, la sensibilidad fue mayor -es decir se incrementaron los verdaderos positivos-, al tiempo que la especificidad descendió debido a mayor número de falsos positivos, siendo estos hallazgos estadísticamente significativos al compararlos con los resultados de los primeros dos estudios. Otro trabajo que comparó la percusión contra la palpación demostró que la primera podría ser algo más sensible que la segunda (82% vs. 71%).

Un último estudio hallado por los autores comparó la exactitud del diagnóstico de esplenomegalia realizado “en la cabecera” del paciente mediante el empleo de curvas ROC. Según el mismo, las 3 maniobras palpatorias tuvieron una habilidad de discriminación similar -de entre 73% y 79%-, y no difirieron con respecto a la percusión. Pero la conclusión más relevante fue que entre los pacientes entre quienes la percusión fue positiva, la palpación resultó considerablemente superior para clasificarlos adecuadamente. Así, cuando se detectó matidez por percusión, la palpación clasificó correctamente al 87% de los individuos. En cambio, en ausencia de este hallazgo, la palpación aportó muy poca información adicional respecto de la existencia o no de esplenomegalia, clasificando correctamente solo al 55% de los pacientes, lo cual supera escasamente la “chance” -es decir, la probabilidad de acertar debido al azar mismo-. Esto confirma que la percusión y la palpación deben usarse de modo conjunto, puesto que la detección de matidez identifica al subgrupo de pacientes en quienes la palpación es sumamente útil. Pero si no existen hallazgos positivos a la percusión, la palpación no sería necesaria debido a que en estos pacientes estas maniobras no aportarían información definitoria. Finalmente este estudio también demostró que con una probabilidad pre-test moderada de esplenomegalia -según los autores, de 10% a 90%- es difícil disminuir sustancialmente esta probabilidad en base al examen físico, debido a la elevada tasa de falsos positivos. Y como contrapartida, ante un examen palpatorio y percutorio positivos, la elevada especificidad de ellos llevaría a una probabilidad post-test superior al 60%.

 

Puede ser normal la esplenomegalia?

En un trabajo, 3% de los estudiantes norteamericanos analizados tuvieron un bazo palpable, sin que se detecten evidencias de patología alguna, y sin que este hallazgo empeore durante el seguimiento. Por otro lado, un 12% de mujeres en el posparto en un hospital canadiense también presentaron un bazo palpable en ausencia de causas que lo justifiquen.

 

 

Conclusiones

- La esplenomegalia es rara pero puede ocurrir en una amplia gama de condiciones.

- Dada la baja sensibilidad del examen físico se puede decir que la revisión rutinaria no sería suficiente para descartar esta posibilidad.

- En sujetos sanos asintomáticos los autores plantean que el examen físico tampoco sería suficiente para confirmar esta sospecha aún con la percusión y palpación positivas, si la prevalencia pre-test fuera inicialmente baja; en estos casos debería recurrirse a métodos de imágenes para certificar el hallazgo.

- El examen físico debería comenzar con alguno de los métodos percutorios; si esta fuera negativa, no sería necesario realizar la palpación, ya que esta aportaría muy poca información adicional. Así, si la presunción diagnóstica se mantiene pese a los hallazgos iniciales, un estudio por imágenes sería necesario.

- Cuando la percusión es positiva, la palpación sería obligada; en caso de que ésta resulte también positiva, y la prevalencia pre-test fuera al menos moderada, esto sería suficiente para confirmar el diagnóstico.

- Por último, si la percusión fuera positiva pero la palpación negativa, la realización de algún estudio por imágenes es mandatario para esclarecer la situación.

 

 

Comentario

Existen muy pocos estudios que analicen el valor del examen físico para la detección de esplenomegalia. En general existe acuerdo en que el examen físico es poco sensible pero muy específico para este fin (1). Clásicamente se han descrito una amplia variedad de maniobras, tanto percutorias como palpatorias (2), no estando todas ellas adecuadamente validadas. Sin embargo, cuando se compararon las distintas maniobras buscando la más “adecuada” se han comunicado solo diferencias menores entre los distintos métodos (1, 3), con lo cual sería lógico sugerir que cada médico adopte aquella que le brinde mejores resultados.

En lo que respecta al abordaje del paciente con esplenomegalia, son múltiples las etiologías posibles, debiendo considerar causas infecciones, enfermedades hepáticas, desórdenes hematológicos y causas esplénicas primarias (2, 3). Algunos autores sostienen que la presencia de sensibilidad y dolor en hipocondrio izquierdo orientaría hacia un trastorno primario del bazo o una causa hematológica; por otro lado, la presencia de linfoadenopatías casi excluiría las causas hepáticas como patología subyacente a una esplenomegalia, pero sin sugerir específicamente otra etiología. Por su parte la presencia de un hígado palpable sugeriría una causa hepática, mientras que la existencia de una esplenomegalia masiva hablaría modestamente a favor de un trastorno hematológico. De cualquier modo esto es solo orientador, y una exhaustiva anamnesis junto a un completo examen físico son indispensables para un planteo diagnóstico adecuado.

Como en tantas otras cuestiones, la utilidad y fiabilidad de los datos recabados en el examen físico dependerá de la pericia del examinador; en este aspecto, la única forma de mejorar nuestras habilidades es mediante el ejercicio frecuente de las mismas. La amplia disponibilidad de métodos complementarios puede llevarnos a la tentación de trivializar la revisión de los pacientes, sobreutilizando los métodos auxiliares. Es innegable el examen físico tiene limitaciones, pero ello no debe emplearse como pretexto para omitirlo, ya que todavía ocupa un valor primordial en el proceso diagnóstico, no solo por los datos que aporta, sino también como elemento para racionalizar el empleo de los métodos complementarios.

 

 

Agradezco al Dr. Diego Bértola por su desinteresada colaboración.

 

 

Referencias

1) Tamayo SG, Rickman LS, Mathews WC, Fullerton SC, Bartok AE, Warner JT, Feigal DW Jr, Arnstein DG, Callandar NS, Lyche KD, et al. Examiner dependence on physical diagnostic tests for the detection of splenomegaly: a prospective study with multiple observers. J Gen Intern Med. 1993 Feb;8(2):69-75

2) Argente H, Álvarez M. Semiología Médica. Fisiopatología, semiotecnia y propedéutica. Editorial Médica Panamericana. 1º Edición, Buenos Aires, Argentina; 2005.

3) McGee, S. Evidence-Based Physical Diagnosis. 2º Edición. Editorial Elsevier.

 

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