La Enfermedad Vascular periférica Silente: un
biomarcador aun no incluido en la estratificación del
riesgo cardiovascular
Circulation – Volumen 120; 9 de Noviembre de 2009.
Comentario: Dr. Javier Montero. Servicio de Medicina
Interna. Hospital Povisa, Vigo, España.
La enfermedad vascular periférica de los miembros
inferiores (EVP) constituye una manifestación más de la
aterosclerosis y cuando es sintomática, es decir
presenta claudicación intermitente, o antecedente de
revascularización o amputaciones por enfermedad
vascular, se asocia a un aumento del riesgo de
mortalidad prematura y de eventos cardio y
cerebrovasculares. Esta enfermedad es subdiagnosticada
porque muchas veces es asintomática, el médico no suele
pesquisarla y porque aún no se sabe ciertamente si es
“tan malo” tener EVP asintomática. El estudio de Diehm y
colaboradores realizado en Alemania, aporta información
clarificadora sobre el riesgo cardiovascular de los
pacientes con EVP asintomática.
·
El estudio getABI (German Epidemiology Trial on Ankle
Brachial Index) es un estudio prospectivo
observacional que incluyó 6.821 pacientes mayores de 65
años a los cuales se les realizó la medición del Índice
Tobillo/Brazo (ITB) por ecodoppler para el diagnóstico
de EVP cuando el resultado era < 0.9. Se realizó un
seguimiento de 5 años y los objetivos primarios (end
points) fueron infarto de miocardio,
revascularización miocárdica y carotídea, ictus,
amputación o revascularización periférica.
·
De los 6.821 pacientes, 1.429 pacientes presentaron EVP
(≈25%); de éstos, 593 tenían patología sintomática
(definida por claudicación, revascularización o
amputaciones por enfermedad vascular), y 836 eran
asintomáticos. En el seguimiento a 5 años, los pacientes
con EVP, sintomáticos y asintomáticos, tuvieron mayor
mortalidad que los pacientes sin EVP (HR 1.66 y 1.89,
respectivamente; P=<0.05) y, si bien aquellos con EVP
sintomática tuvieron mayor número de eventos
cardiovasculares, llamativamente, la mortalidad global
de los pacientes con EVP fue similar entre los 2 grupos
(sintomáticos y asintomáticos).
Las herramientas que utilizamos habitualmente para
estimar el riesgo cardiovascular (Framingham, SCORE y
REGICOR entre otros) son útiles, aunque el hecho de que
muchos de los eventos cardiovasculares ocurren en los
pacientes clasificados como de “moderado riesgo”,
demuestra sus serias limitaciones. Teniendo en cuenta
esto, se han propuesto evaluar otros elementos para
mejorar la capacidad predictiva, entre ellos la
detección de enfermedad arterial periférica a través de
la determinación del Índice Tobillo/Brazo (ITB) por
ecodoppler.
Lo que aporta el estudio de este grupo germano es que la
EVP es frecuente (1 de cada 5 ancianos), que la mayoría
es asintomática (≈ 60%) y que aquellos sin síntomas
tienen una mortalidad elevada a los 5 años y un riesgo
de padecer eventos cardio y cerebrovasculares es alto.
Lo que deberá establecerse en un futuro cercano es si
intensificando el control de los factores de riesgo en
estos pacientes con EVP asintomática se logran reducir
la morbimortalidad. Mientras se esperan estos estudios,
probablemente muchos especialistas sugieran realizar el
rastreo de EVP en ancianos e intensificar el control de
los factores de riesgo cardiovascular en aquellos
pacientes en los que se detecte.
Como médicos que evaluamos el riesgo cardiovascular,
debemos insistir en pesquisar la EVP a través del
interrogatorio y mediante la medición de la presión
arterial en brazo y pierna por auscultación o palpación,
si no disponemos fácilmente del ecodoppler.
Diehm C, Allenberg JR, Pittrow D, et al. Mortality and
vascular morbidity in older adults with asymptomatic
versus symptomatic peripheral artery disease.
Circulation 2009;120;2053-2061.
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