Revisemos una emergencia neurológica
New England Journal of Medicine – 30 de Junio, 2010 (DOI:
10.1056/NEJMra0907731)
Comentario: Dr. Javier Montero. Departamento de Medicina
Interna. Hospital Povisa, Vigo, España.
El síndrome medular agudo (SMA) es una de las
emergencias neurológicas que los clínicos solemos
enfrentar de vez en cuando. Una vez detectado mediante
el interrogatorio y examen físico se impone un estudio
por imágenes temprano para actuar en consecuencia. En
agosto, la revista New England Journal of Medicine
presenta en su sección de práctica clínica la revisión
de una de las principales causas médicas del SMA: la
Mielitis Transversa Aguda (MTA). Les propongo repasar
los conceptos más importantes de esta patología volcados
en esta revisión, con algunas aclaraciones.
·
La MTA es un trastorno inflamatorio focal de la médula
espinal que resulta en una disfunción autonómica, motora
y sensorial y que afecta individuos de todas edades
aunque tiene dos ápices entre los 10 y 19 años y los 30
y 39 años. Para el diagnóstico MT se deben combinar la
presencia de SMA y la demostración de inflamación
medular.
·
El SMA típico en este caso se caracteriza por el
desarrollo en horas o días (hasta 21 días) de para o
cuadriparesia con hiperreflexia (disfunción motora),
alteraciones sensitivas en el territorio afectado con el
típico “nivel sensitivo troncular”, punto del tronco por
debajo del cual existe alteraciones sensoriales, hipo o
anestesia (disfunción sensitiva) y alteraciones
esfinterianas, vesical o anal (disfunción autonómica).
·
Cuando el inicio del SMA es muy rápido, con el nadir a
las 3 o 4 horas en forma de shock medular, puede haber
inicialmente para o tetraplejía con arreflexia (y no
hiperreflexia que se instala más lentamente),
confundiendo el cuadro inicialmente con un síndrome de
Guillain-Barré (si bien este último nunca tiene nivel
sensitivo, hallazgo clínico exclusivo del SMA). A su vez
si bien el compromiso motor y sensitivo suele ser
simétrico, como la lesión puede estar localizada
lateralmente en el cordón medular, puede haber
asimetrías o incluso el cuadro puede ser unilateral pero
siempre con nivel sensitivo (en este caso unilateral).
·
Debido a que el SMA puede deberse a otras causas,
distintas de la MTA, que requieren un abordaje
neuroquirúrgico urgente (por ej. fractura vertebral
patológica, metástasis o infiltración tumoral, hernia
discal, espondilolistesis) debe realizarse algún
estudio por imágenes. El texto del NEJM sugiere
el uso temprano de la RM de médula espinal con gadolineo
como metodología diagnóstica inicial, muy útil para
descartar las entidades estructurales y diferenciar
causas inflamatorias (MT) de no inflamatorias (isquémica
medular aguda, por ejemplo). En la MTA se detectan
lesiones típicas que refuerzan con gadolineo, esto
último expresión de inflamación medular. En
nuestro medio, la secuencia diagnóstica suele ser
distinta por cuestiones de disponibilidad (ver
comentario final).
·
Es muy importante desde el punto de vista pronóstico y
terapéutico saber la etiología de la MTA. Si bien puede
ser idiopática hasta en un 30% de los casos,
habitualmente ocurre como un fenómeno autoinmune tras
una infección viral o vacunación, expresión de una
enfermedad autoinmune sistémica establecida (Sjogren,
Lupus Eritematoso Sistémico, Sarcoidosis, enfermedad de
Behçet entre las más comunes) o desmielinizante
(Esclerosis Múltiple o Neuromielitis Óptica de Devic), o
secundario a infecciones (sífilis, enfermedad de Lyme,
VIH, CMV, EBV, VVZ, VHS-1 y 2, micoplasma, enterovirus).
Siempre deben solicitarse los estudios serológicos e
inmunológicos en sangre y serológicos en LCR
correspondientes para descartar estas entidades, como
así la RM cerebral, y medular si no se realizó
inicialmente, junto a los potenciales evocados visuales
(estas últimas para el diagnóstico de enfermedades
desmielinizantes).
·
Cualquier determinación del laboratorio inmunológico sin
el contexto clínico correspondiente de la enfermedad,
por ejemplo un factor antinúcleo (FAN) positivo sin otro
hallazgo clínico de lupus, no hace diagnóstico de MT
secundario a una enfermedad autoinmune.
·
Si bien los corticoides a dosis altas constituyen la
primera línea de tratamiento (“pulsos” de 1 gramo de
metilprednisolona diario por 3 a 5 días), no existen
estudios controlados y randomizados que apoyen su
utilización. La indicación proviene de estudios de casos
y de la extrapolación de trabajos en pacientes con
esclerosis múltiple (EM). Con este tratamiento, del 50 a
70% presentan una recuperación parcial o total. En
aquellos que no muestren una respuesta a los
corticoides, la terapia de rescate con plasmaféresis,
combinada o no con ciclofosfamida, ha demostrado lograr
una mejoría de moderada a marcada del SMA instalado
comparado con los que no la realizan (42% vs 6%).
·
Saber la etiología de la mielitis facilita conocer el
curso clínico posterior. La MTA idiopática, postviral o
postvacunal es habitualmente una enfermedad monofásica,
en cambio cuando ocurre como parte de una EM o
neuromielitis óptica de Devic el riesgo de recidiva es
mayor. La presencia de lesiones desmielinizantes en la
RM cerebral indica el riesgo de progresión a EM y la
detección de anticuerpos IgG-NMO (dirigidos contra los
receptores de acuaporina-4 de los astrocitos), el
desarrollo posterior de la neuromielitis de Devic.
Como dijimos en la introducción, el SMA es una
emergencia neurológica. Debido a que en nuestro medio no
disponemos rápidamente de la RM, lo que se suele hacer
es una TAC de columna, para descartar causas
estructurales que requieran resolución neuroquirúrgica
urgente, y posteriormente una punción lumbar para
distinguir mielopatías inflamatorias (MTA, Devic,
etcétera) de las no inflamatorias (principalmente
isquémica). Si el LCR muestra signos inflamatorios (pleocitosis
o índice de IgG aumentado) debe interpretarse como una
mielopatía inflamatoria e iniciar los pulsos de
corticoides. Hecha esta aclaración, considero
fundamental que los clínicos sepamos detectar esta
entidad y actuar en consecuencia. Repasarla no está de
más.
Frohman EM, Wingerchuck DM. Clinical practice:
Transverse myelitis. N Engl J Med 2010;363:564-72. |