Effects of glucosamine,
chondroitin, or placebo in patients with osteoarthritis
of hip or knee: network meta-analysis.
Publicado el 16 Septiembre 2010 – Revista British
Medical Journal
Comentario: Dr Bruno Paradiso- JTP de Clinica Médica,
Hospital Centenario, Tutor de Residentes de la Carrera
de postgrado Hospital Intendente Carrasco.
La osteoartrosis de manos, rodilla y cadera es un
trastorno frecuente que genera una enorme demanda de
atención en los sistemas de salud, tanto por los
síntomas como por la incapacidad que produce. No existe
hasta el momento un tratamiento que además de mejorar el
síntoma principal (dolor) revierta o detenga la
evolución del daño del cartílago articular mejorando de
esto modo la funcionalidad.
En la actualidad, el principal tratamiento de este
trastorno son los fármacos antiinflamatorios, que se
consumen en grandes cantidades, con el consiguiente
aumento de toxicidad. Como medicamentos “modificadores
de enfermedad”, basado fundamentalmente en teorías
fisiopatológicas que no han podido ser definitivamente
confirmadas por la evidencia disponible, se han
presentado al mercado desde hace años con gran presión
de la industria farmacéutica, las glusominas y el
condroitin sulfato. De hecho, hasta el momento son
fármacos de elevado costo que si bien no se asocian a un
aumento de la toxicidad, no son reconocidos por obras
sociales como fármacos de primera necesidad y, por lo
tanto, sus costos no son cubiertos.
El grupo Cochrane publicó en 2005 un metaanálisis
en el cual no se encontraba diferencias significativas
respecto al dolor cuando compara el tratamiento con
glucosamina vs. placebo. Así mismo, pudo observar cierta
diferencia a favor de la glucosamina en cuanto a escala
de funcionalidad, diferencia que dependió del tipo de
escala utilizada para medirla.
El metanálisis publicado este año por la revista
British Medical Journal selecciona y analiza los
principales estudios randomizados y controlados (con más
de 200 pacientes cada uno) disponibles hasta el momento
respecto a estos medicamentos comparando su uso solos o
en combinación contra placebo. Nuevamente, se observa
que no hay diferencia significativa tanto para el dolor
como para los índices de progresión de enfermedad entre
el tratamiento farmacológico y placebo, por lo tanto se
concluye que no deberían ser tenidos en cuenta
dentro del sistema de cobertura de salud. Como
será de importante la presión propagandística de la
industria farmacéutica que hace prácticamente una década
que, sin evidencia científica de rigor, muchos médicos
prescriben a diario estos medicamentos.
|