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En este nuevo suplemento mensual, Clínica-UNR.org engloba cuatros secciones dedicadas de un modo diferente a la revisión y/o el análisis de literatura científica destacada. A las tradicionales secciones "Revista de Revista" y "Artículos on line recomendados", se agregan "Puesta al Día" y "Análisis racional - De la literatura a la práctica cotidiana". El suplemento tiene actualización mensual.

 


La sección "Puesta al día" de este suplemento se propone acercar al lector de una forma concreta, y de ágil lectura, las novedades publicadas en algunas de las revistas más importantes de la literatura médica actual. Se encuentra coordinada por el Dr. Javier Montero.
 

 


 

 

 
 
    Nº 22  -  Agosto 2011

Puesta al día


Coordinación: Dr. Javier Montero

   
 
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Fibrinolísis para el Ictus Isquémico: la “vieja” novedad 

New England Journal of Medicine – 2 de Junio, 2011.

Dr. Javier Montero*

* Departamento de Medicina Interna. Hospital Povisa, Vigo, España. Ex Jefe de Residentes de Clínica Médica, Hospital Provincial del Centenario, Rosario, Argentina.

 

El Ictus constituye uno de los padecimientos de mayor morbimortalidad siendo la isquemia el mecanismo fisiopatológico más frecuente (79% según el reciente Registro RENACER de la Sociedad Neurológica Argentina). Cuando se produce la obstrucción vascular, la región cerebral isquémica central necrótica se encuentra rodeada por una zona no funcionante, aunque no necrótica, denominada “zona de penumbra”. Con el transcurso de las horas, la necrosis central se extiende en sentido centrífugo hasta abarcar dicha zona determinando el tamaño final del infarto.

Basándose en la viabilidad del tejido de penumbra, hace ya 15 años se demostró por primera vez que la reperfusión precoz, en las primeras 3 horas, de dicha zona mediante trombolísis intravenosa con activador del plasminógeno tisular (rt-PA o alteplasa) mejoraba la evolución funcional y estructural del tejido infartado (estudio NINDS rt-PA). La fibrinólisis se transformó así en el primer abordaje terapéutico eficaz en la historia de esta enfermedad cuyo tratamiento hasta ese momento había quedado relegado a prevenir la recurrencia. En junio, la revista médica más prestigiosa del mundo propone un repaso y actualización de esta terapia.

Rescatamos los conceptos más importantes del artículo en lo referente al apartado denominado “uso clínico” del activador tisular del plasminógeno, más conocido como rt-PA o alteplasa.

·         La administración de rt-PA intravenosa dentro de las 3 horas de iniciado el cuadro clínico incrementa las probabilidades de un pronóstico neurológico favorable. En base a los resultados del estudio ECASS III (European Cooperative Acute Stroke Study III, NEJM 2008) que demostró que los pacientes que se encontraban entre las 3 y 4,5 horas del comienzo de los síntomas también se beneficiaban del rt-PA, aunque en menor medida, en algunos centros esta terapia se aplica en pacientes hasta con 4 horas y media de iniciados los síntomas. Sin embargo, el concepto que resalta el estudio ECASS III es que “si bien la ventana trombolítica se puede ampliar hasta 4,5 horas, cuanto antes se administre el rt-PA el pronóstico es mejor”.

·         Es fundamental conocer precisamente la hora de comienzo de los síntomas para proponer el tratamiento con rt-PA. Cuando no se conoce con certeza, por ejemplo pacientes que se despiertan con el déficit o que se los encuentra con el cuadro instalado, se debe tomar como “hora 0” el último momento que fue visto sin el déficit (antes de irse a dormir, momento del día que algún familiar lo vio sin el déficit, etc.).

·         La indicación del rt-PA debe valorarse teniendo en cuenta la jerarquía del déficit neurológico. Esta se determina mediante la escala NIHSS (National Institute of Health Stroke Scale), una herramienta que puntúa el déficit neurológico siendo mayor cuanto peor es el déficit. En los estudios, los ictus menores (NIHSS <4) y severos (NIHSS > 25) fueron considerados criterios de exclusión relativos. Sin embargo, si estamos frente a un paciente con una afasia global, sin otro déficit motor y/o sensitivo, recibiría una puntuación de 3 según el NIHSS (“ictus menor”), aunque el déficit neurológico sería muy limitante para su vida cotidiana. En estos casos, la trombolísis está correctamente justificada a pesar del “NIHSS bajo”. 

·         La mejoría del cuadro neurológico luego de la instalación inicial, dificulta la decisión terapéutica (por ejemplo, paciente que estaba hemipléjico y afásico global al comienzo del cuadro que a los 120 minutos, mientras se planifica la perfusión de rt-PA, presenta mejoría del cuadro con hemiparesia 3/5 y afasia motora). Si bien estos casos pueden seguir mejorando, también está descrito el empeoramiento posterior o una mejoría intermedia. Aquí debe primar el concepto “si el déficit neurológico sigue siendo limitante, debe administrarse el trombolítico”.

·         Previo a la administración del rt-PA, debe realizarse una tomografía axial computada (TAC) para excluir hemorragia. En algunos centros, la visualización precoz del compromiso de más de un tercio del territorio de la cerebral media interna afectada es una contraindicación relativa para trombolisis (por el mayor riesgo de transformación hemorrágica luego de la administración del trombolítico). A su vez, se requiere una analítica “básica” previa al tratamiento que incluya recuento plaquetario, un estudio de coagulación y glucemia. Si bien el artículo no lo comenta, la presencia de anemia con volumen corpuscular disminuido debe reforzar el interrogatorio sobre pérdidas digestivas y/o urinarias.

·         Antes de la administración deben repasarse, una por una, las contraindicaciones para su uso de rt-PA e informarse a los familiares, incluso obtener un consentimiento informado de tratamiento si se dispone, sobre los riesgos y beneficios de este tratamiento (mejoría funcional promedio de 12% y riesgo hemorrágico entre 1,7 y 8%, pudiendo tener raras pero serias consecuencias, incluida la muerte). Las contraindicaciones han sido tomadas de los criterios considerados “de exclusión” en los estudios realizados. Estos son:

Ø  Contraindicaciones absolutas: 1) sospecha clínica de hemorragia subaracnoidea, 2) historia de hemorragia cerebral, 3) historia de trauma cerebral o ictus isquémico en los últimos 3 meses, 4) punción arterial en un sitio no compresible en los últimos 7 días, 5) evidencia de sangrado activo en el examen clínico (clínica o por analítica), 6) diátesis hemorrágica (incluida plaquetopenia < 100.000/mm3, uso concurrente de anticoagulantes orales o heparina a dosis terapéuticas en las últimas 48 horas), 7) glucemia < 50 mg/dl, 8) hipertensión arterial (PAS > 185 mmHg o PAD > 110 mmHg) que no ha respondido al tratamiento antihipertensivo IV. 

Ø  Una de las situaciones más comunes que impide o retrasa la administración de rt-PA es la crisis hipertensiva, condición que aumenta el riesgo de transformación hemorrágica. Para administrar el trombolítico, los valores de TA deben ser < 185 y 110 mmHg, sistólica y diastólica respectivamente. Se propone utilizar labetalol IV (habitualmente 10-20 mg directa en bolo, hasta 2 bolos separados por 10-15 minutos) y de no haber respuesta, nicardipino o nitroprusiato.

Ø  Contraindicaciones relativas (dependiendo de la relación riesgo/beneficio): ictus menores o severos (escala NIHSS <4 y >25); convulsiones al comienzo de los síntomas con déficit residual post-convulsivo; cirugía mayor, trauma y/o hemorragia gastrointestinal o urológica en las 3 semanas previas; infarto agudo de miocardio en los últimos 3 meses.

·         La dosis total de rt-PA a administrar es 0,9 mg/kg. El 10% de la dosis se realiza en bolo y el resto (90%) en perfusión continua durante 60 minutos. Su administración debe realizarse en un sitio de control clínico estricto, como unidades de cuidados intermedios, de Stroke o críticos. Durante los primeros 120 minutos, debe obtenerse un control neurológico clínico (NIHSS) y de presión arterial cada 15 minutos. Posteriormente, cada 30 minutos durante 6 horas y cada hora en las 16 horas posteriores. A las 24 horas se solicita una TAC control y si no hay signos de transformación hemorrágica, puede iniciarse la antiagregación (prevención secundaria).  

·         Los factores de riesgo independiente para el desarrollo de hemorragia intracerebral tras la administración de rt-PA son la edad, la puntuación NIHSS, la presencia de hipodensidad en la TAC de ingreso, hiperglucemia (en algunos protocolos, por ejemplo en la Unidad de Neurovascular del Hospital Clínico de Santiago de Compostela, la glucemia > 400 mg es una contraindicación para el uso de rt-PA), y la persistencia de la oclusión vascular luego de las 2 horas de administrado el rt-PA. De ocurrir el sangrado cerebral, el tratamiento de soporte junto con la administración de crioprecipitados y plasma son la opción, aunque estas últimas no están plenamente validadas.

·         La sonotrombólisis mediante eco-doppler transcraneal durante la perfusión del fibrinolítico se asocia con mayores tasas de recanalización en múltiples estudios pequeños, al parecer por realce ultrasonográfico del efecto lítico del rt-PA. En algunas Unidades de Stroke, la sonotrombolisis es realiza de forma protocolizada junt con la terapia fibrinolítica intravenosa.

·         Si bien algunos pacientes pueden mejorar en el transcurso de las primeras horas de addministrado el rt-PA, los estudios, NINDS, ECASS, ECASS II y ECAS III, han demostrado que la mejoría funcional estadísticamente representativa es visible a los 90 días y sostenida a los 6 y 12 meses. La respuesta al fibrinolítico no es inmediata.

En su momento, el estudio NINDS rt-PA constituyó un suceso revolucionario en el manejo del ictus isquémico que, entre otras cosas, dio el puntapié para el desarrollo de las Unidades de Stroke en todo el mundo. Lamentablemente en Argentina, la trombolísis no se realiza con asiduidad que debería por múltiples razones, entre ellas porque el tratamiento parece estar confinado al Neurólogo, especialidad que no suele contar con médicos de guardia, con excepción de centros de referencia de grandes ciudades. A esto se suman dificultades que podríamos llamar “pre-hospitalarias” (ignorancia de la población sobre el lo que es el ictus lo que retrasa la consulta, déficit y lentitud en el manejo pre-hopitalario por parte de los sistemas de Emergencias que no tienen el concepto globalmente aceptado “tiempo es cerebro”) y otras “nosocomiales” (carencia de médicos especializados en la evaluación inicial en Guardias Generales, retraso en la realización de la TAC y resultados de laboratorio, defectos de gestión, etc.). Debido a que es un tratamiento efectivo, tarde o temprano, esta terapia va a instalarse en nuestro medio, sobre todo en cuidados intensivos o intermedios. Cuando esto ocurra, no podemos estar al margen de esta “vieja novedad”.   

Wechsler LR. Clinical therapeutics: Intravenous thrombolytic therapy for acute ischemic stroke. N Engl J Med 2011; 364:2138-2146.

 

Indice

 Puesta al día

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Fibrinolísis para el Ictus Isquémico: la “vieja” novedad
¿Quién dijo que la piel no habla?

 

 Revista de Revistas

Association of blood pressure in late adolescence with subsequent mortality: cohort study of Swedish male conscripts

 

Artículos on line Recomendados por el Prof. Dr. Alfredo Rovere

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 Análisis racional
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