Conceptos en EPOC: revisamos rastreo, diagnóstico y
tratamiento
Annals of Internal Medicine – 5 de Abril de 2011.
Dr. Javier Montero*
* Coordinador General de la Sección Literatura
Científica Seleccionada. Departamento de Medicina
Interna. Hospital Povisa, Vigo, España.
La sección “In the
Clinic” de la revista bimensual Annals of
Internal Medicine propone una forma muy didáctica de
realizar revisiones: a partir de preguntas prácticas de
los tópicos más importantes de la enfermedad, desarrolla
las respuestas basadas en la evidencia disponible y
recomendaciones de las entidades más respetadas sobre el
tema en cuestión.
Hace unos meses el tema
desarrollado fue la Enfermedad Pulmonar Obstructiva
Crónica (EPOC), una enfermedad tratable, prevenible y
parcialmente reversible caracterizada por una
obstrucción progresiva al flujo aéreo documentado por
espirometría. Esta patología es la expresión de una
respuesta inflamatoria anormal del pulmón a diferentes
partículas irritantes y gases. Dejamos los conceptos
fundamentales sobre rastreo o screening,
diagnostico y manejo terapéutico de esta enfermedad.
·
El 80 a
90% de los pacientes con EPOC tienen el antecedente de
tabaquismo y se estima que el 15% van a desarrollar EPOC.
Si bien se cree que este valor puede ser menor al real,
el screening en pacientes asintomáticos no está
recomendado por la U.S. Preventive Services Task
Force ni por las disectrices de la GOLD (Global
Initiative for Obstructive Lung Disease),
principalmente por cuestiones de costo/beneficio: se ha
demostrado que la mayoría de los pacientes fumadores
asintomáticos que tienen un índice de Tiffenau <0,7 por
espirometría vuelven a fumar a pesar de ser informados
de estar desarrollando una EPOC y de las
recomendaciones. La mayoría de las entidades sanitarias
acuerdan que el screening de la EPOC solo está
justificado pacientes con síntomas compatibles: tos
crónica y producción de esputo, disnea o disminución de
la tolerancia al ejercicio.
·
La espirometría es esencial para el diagnóstico y para
determinar la severidad de la EPOC. Una relación VEF1/CFV (índice de Tiffenau) de 0,7 o
menor post-broncodilatadores hace el diagnóstico de
EPOC. Será el porcentaje de VEF1 en relación
a lo esperado el que permita clasificarla en Leve
(>80%), Moderada (80-50%), Severa (50-30%), y Muy Severa
(<30%).
·
La espirometría también es útil para calcular el índice
BODE, parámetro que puntúa índice de masa corpora, VEF1,
severidad de la disnea y la tolerancia al ejercicio,
útil para evaluar el pronóstico a largo plazo (por cada
1 punto de aumento en el índice BODE, el riesgo de
muerte por insuficiencia respiratoria es de 1,62 y de
muerte global de 1,34).
·
No es necesario realizar otros estudios una vez
realizado el diagnóstico de EPOC por la clínica y
espirametría. Sin
embargo, una radiografía o TAC de tórax puede ser útil
para evaluar el parénquima pulmonar, y un ecocardiograma
puede indicar la posibilidad de cor pulmonale e
hipertensión pulmonar. Por último, un test del ejercicio
puede ser útil àra diferenciar si la sintomatología es
cardíaca o pulmonar.
·
Considerar la solicitud de
a1-antitripsina cuando se diagnostica EPOC en un paciente menor de 50 años, ante
la ausencia de exposición al tabaco u otros gases,
antecedentes familiares de enfisema, déficit de
a1-antitripsina,
bronquiectasias, enfermedad hepática o paniculitis.
·
En
determinados escenarios clínicos, deben tenerse en
cuenta otras causas de obstrucción al flujo aéreo
incluido asma, bronquiectasias, fibrosis quística,
obstrucción alta de la vía aérea (tumores, estenosis
traqueal, disfunción de las cuerdas vocales). Otras
menos frecuentes enfermedades intersticiales,
bronquiolitis, hipertensión pulmonar, cifoescoliosis,
causas cardíacas.
·
La diferenciación entre Asma y EPOC es clínica. Los primeros desarrollan síntomas siendo más jóvenes, son menos
frecuentemente fumadores, experimentan síntomas
intermitentes y presentan mayor variabilidad de la
obstrucción diaria (determinado por el pico de flujo
espiratorio). Los pacientes con EPOC suelen ser mayores,
con antecedentes de tabaquismo prolongado, la disnea es
más persistente, suelen tener tos productiva y en
general tienen una respuesta clóinica parcial al
tratamiento inhalatorio con broncodilatadores y
corticoides).
·
Debemos inducir al abandono del hábito tabáquico y
enrolar a los pacientes en un programa de deshabituación (cambios
conductuales, opciones farmacológicas –preparados de
nicotina, bupropion o vareniclina–). El abandono del
hábito reduce la velocidad de declinación de la función
pulmonar y la mortalidad de forma significativa.
·
El
tratamiento global de la EPOC incluye la
estrategias para abandonar el hábito tabáquico,
medicación inhalada, rehabilitación pulmonar y oxígeno a
largo plazo (OLP) para pacientes hipoxémicos. Solo el
primero y el último abordaje han demostrado reducir la
mortalidad.
·
En base a
los estudios disponibles, la American College of
Physicians recomienda iniciar el tratamiento
inhalatorio cuando existen síntomas y el VEF1
es < 60%, si bien los síntomas pueden no
correlacionarse con la severidad de la EPOC y la disnea
puede mejorar con el tratamiento a cualquier nivel de
VEF1.
·
Los broncodilatadores (BDs) de acción prolongada ofrecen
alivio sintomático en la EPOC. No hay evidencia
suficiente para indicar el inicio de un BD sobre otro. Estos fármacos son el primer escalón terapéutico en la EPOC y la
elección del BD debe basarse en la preferencia del
paciente, costo y efectos adversos.
Ø
La monoterapia con BD de acción prolongada,
esto es, agonistas-β2 de larga acción (ABLA)
(salmeterol, formoterol) o anticolinérgicos de larga
acción (ACLA) (tiotropio), reducen significativamente
la frecuencia de exacerbaciones y mejoran la
sintomatología respiratoria, pero no reducen
hospitalizaciones ni mortalidad.
Ø
La combinación de BDs de acción larga (ABLA y ACLA)
puede utilizarse ante la persistencia de los síntomas
con la monoterapia, sin embargo poca evidencia soporta
la terapia combinada de BDs.
Ø
Los BD de acción corta (salbutamol, bromuro de
ipatropio) son preferidos para los síntomas
intermitentes o para el rescate en las exacerbaciones,
aunque en EPOC Leve pueden ser útiles como tratamiento
inicial.
·
Los
corticoides inhalados (CI) deben añadirse en
pacientes con EPOC moderado o severo (habitualmente
cuando el VEF1 < 50%) ante la persistencia de síntomas
recibiendo BD de acción prolongada.
Los corticoides orales solo tienen lugar en las
exacerbaciones.
·
Solo un
estudio retrospectivo demostró que la triple
terapia inhalatoria (ABLA-ACLA-CI) reduce
exacerbaciones y hospitalizaciones cuando se comparó con
la combinación ABLA-CI.
·
Las
metilxantinas tienen un modesto efecto
broncodilatador y los efectos adversos, sobre todo
náuseas y taquiarrritmias, son comunes. Por esto, solo
deben utilizarse en pacientes con síntomas refractarios.
Se sugiere iniciar teofilina a dosis bajas e ir
titulando la dosis para alcanzar unos niveles séricos
entre 5 y 14 ug/ml. Si luego de varias semanas no se
logró mejoría de los síntomas, deben suspenderse. No
deben utilizarse en las exacerbaciones.
·
Las
terapias conductuales deben instaurarse, o al
menos ofrecerse, desde el diagnóstico. Técnicas de
relajación, fisioterapia respiratoria, rehabilitación
pulmonar mejoran la calidad de vida de estos enfermos.
·
Los
criterios para la indicación de Oxígeno
domiciliario son: 1) PO2 < 55 mHg (o saturación
< 89% por oximetría de pulso) respirando aire ambiente
por 30 minutos o entre 55 y 59 mmHg (saturación entre 88
y 90%) si coexiste cor pulmonale o signos de hipoxia
tisular (policitemia); 2) Hipoxemia o desaturación (PO2
<55 mmHg o S < 88%) durante el test de la caminata o
durante el sueño (hipoxemia nocturna).
·
Las
opciones quirúrgicas (cirugía de reducción y el
transplante pulmonar) deben ser evaluadas por el
Neumonólogo. Pero debemos recordar lo siguiente:
Ø
La cirugía de reducción volumétrica pulmonar debe plantearse cuando
hay: 1) evidencia de enfisema bilateral; 2) capacidad
pulmonar total y volumen residual mayor a 150% y 100%,
respectivamente; 3) VEF1 < 45%; 4)
PCO2 no mayor a 60 mmHg y PO2 no menor de 45 mmHg a aire
ambiente.
Ø
Los candidatos a transplante pulmonar son aquellos con índice de
BODE entre 7 y 10, y al menos uno de los siguientes: 1)
antecedente de hospitalización por exacerbación asociado
a hipercapnia (PCO2 > 50 mmHg); 2) hipertensión
pulmonar, cor pulmonale o ambos a pesar de la
oxigenoterapia; 3) VEF1 < 20% y una capacidad
de difusión de CO > 20% (o enfisema de distribución
difusa).
·
Por
último, en lo que respecta a las exacerbaciones
(Ex), refiere que la severidad de la Ex, la graduación
de la EPOC, la historia de exacerbaciones previas
(cultivos, etc.) y la respuesta a tratamientos previos
deben ser tenido en cuenta para guiar la terapia.
Los internistas y médicos generales tenemos la
obligación de conocer el manejo adecuado de la EPOC, al
mismo tiempo que saber derivar al especialista cuando el
caso lo amerite. El comienzo antes de los 40 años, las
frecuentes Ex a pesar del tratamiento correcto,
progresión rápida del curso clínico, síntomas
desproporcionados en relación al VEF1,
candidatos a recibir oxigenoterapia o tratamiento
quirúrgico, o el diagnóstico incierto son situaciones
clínicas que requieren la opinión del neumonólogo. Para
profundizar aún más en el tema, existen hoy en día
varias organizaciones profesionales que repasan las
directrices para homogeneizar el manejo de la EPOC:
Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease
del año 2009, American Thoracic Society/European
Respiratory Society revisada en el 2005, Veterans
Affairs and Department of Defense actualizada en
2007, National Institute of Improvement Clinical
Excellence ultimada en 2010, guía
española/latinoamericana del 2009 (Guía SEPAR-ALAT) y el
consenso argentino actualizado por última vez en la
revista Medicina Buenos Aires el año 2003. Esperamos que
el repaso haya sido instructivo.
Littner MR. In the Clinic: Chronic Obstructive Pulmonary Disease.
Ann Intern Med, 2011;154:ITC4-1 |