¿Tiene este paciente un taponamiento
cardíaco?
Roy CL, Minor MA, Brookhart MA, Choudhry NK. Does This
Patient With a Pericardial Effusion Have Cardiac
Tamponade?
JAMA. 2007 Apr 25;297(16):1810-8.
El taponamiento cardíaco ocurre cuando se acumula
líquido en el espacio pericárdico, de modo tal que
compromete la eyección de sangre por los ventrículos.
Esto suele ocurrir, bien por una marcada acumulación de
líquido en este espacio, o bien porque cantidades
menores se acumulan rápidamente.
El método de referencia (gold standar) para el
diagnóstico de taponamiento cardíaco requiere la
medición simultánea de las presiones intrapericárdicas e
intracardíacas. Las presiones intrapericárdicas, en la
aurícula derecha, la presión diastólica de la arteria
pulmonar y la presión capilar pulmonar de enclavamiento
Wedge se encuentran todas elevadas e igualadas en el
taponamiento. En ausencia de otra patología
concomitante, la pericardiocentesis normaliza las
presiones, mejorando el gasto cardíaco, lo que confirma
el diagnóstico.
El ecocardiograma es el método no invasivo de elección
para el diagnóstico de taponamiento. Se han descripto
varios signos ecográficos de taponamiento: colapso
sistólico de la aurícula derecha, colapso diastólico del
ventrículo derecho, dilatación (plétora) de la vena cava
inferior y exageración de los cambios respiratorios del
flujo circulatorio a través de las válvulas tricúspide y
mitral. La mera presencia de derrame pericárdico no es
diagnóstico de taponamiento pericárdico.
Como el proceso fisiopatológico del taponamiento es un
“contínuo” de cambios hemodinámicos, los cambios
ecocardiográficos pueden corresponder primero a la
igualación de las presiones con la cavidad ventricular
derecha, y luego con la izquierda. Alcanzado este
umbral, el gasto cardíaco cae y la circulación es
mantenida a través de un incremento en la frecuencia
cardíaca, la contractilidad miocárdica y una
vasoconstricción periférica. Debido a la capacitancia o
compliance pericárdica, importantes cantidades de
líquido pueden acumularse lentamente antes de que se
produzcan cambios hemodinámicos clínicamente
significativo, aunque cuando la velocidad de acumulación
de líquidos es rápida, sobrepasando la capacidad de
distensión pericárdica, la presión dentro de esta cámara
aumenta rápidamente provocando la caída del gasto
cardíaco.
Las etiologías posibles responsables de un taponamiento
pericárdico son variadas. Por otro lado, existen escasos
datos sobre la prevalencia real de este cuadro y la
mayoría de los trabajos han analizado en realidad las
etiologías de los derrames pericárdicos masivos, sin
discriminar si padecían o no un taponamiento. De acuerdo
a la serie más extensa publicada, un trabajo español que
reunió 322 pacientes, la causa más frecuente de derrame
pericárdico moderado a severo fue la idiopática (20%),
seguida por la iatrogénica (16%), neoplasias (13%),
derrame pericárdico crónico idiopático (9%), infarto
agudo de miocardio (8%), insuficiencia renal en estadío
terminal (6%), insuficiencia cardíaca (5%),
colagenopatías (5%) y tuberculosis u otras infecciones
bacterianas (4%). Asimismo, los derrames pericárdicos
frecuentemente obedecen a patologías cardíacas
subyacentes: pueden observarse en el 14% de los
pacientes con insuficiencia cardíaca, 21% de los
pacientes con valvulopatías y un 15% de los pacientes
con infarto de miocardio. También son muy frecuentes los
derrames luego de las cirugías cardíacas, aunque
excepcionalmente son masivos o causan taponamiento en
este contexto.
Fuera del escenario de la urgencia, el taponamiento
pericárdico no es un diagnóstico habitualmente
considerado, salvo que presente una causa predisponente
con signos o síntomas sugestivos. Esto explica, al menos
parcialmente, el hecho de que exista escasa evidencia
respecto del valor del examen físico para el diagnóstico
de taponamiento pericárdico. Los autores de la presente
revisión reunieron tan solo 8 trabajos con un total de
350 pacientes; resulta evidente por tanto, que los datos
obtenidos deben ser analizados cuidadosamente.
Los síntomas “clásicos” de taponamiento pericárdico
incluyen disnea, dolor torácico y sensación de plenitud.
Menos frecuentemente, puede existir disfagia por
compresión esofágica, nauseas o dolor abdominal debido a
congestión hepática o visceral, y síntomas no
específicos como letargia, fiebre, tos, fatiga,
debilidad, anorexia y palpitaciones. En los trabajos
analizados solamente la disnea resultó en un dato
orientador; se calculó para ella una sensibilidad (1)
del 87-88%; la fiebre, el dolor torácico y la tos
tuvieron una sensibilidad del 25%, 20% y de 7% a 10%,
respectivamente. Otros síntomas no fueron analizados, o
presentaron un valor menor al 5%. Debe remarcarse que al
no ser un diagnóstico habitualmente considerado, es
frecuente que los pacientes se encuentren en estado
crítico, incluso en shock cardiogénico, y no pueda
realizarse una anamnesis adecuada debiendo ser el examen
físico la herramienta fundamental para sospechar el
diagnóstico.
En el año 1.935, el cirujano cardíaco Claude Schaeffer
Beck describió la tríada de signos clínicos
caracterizada por hipotensión, aumento de la presión
venosa yugular y ruidos cardíacos hipofonéticos (small
quite heart). Esta tríada fue observada inicialmente
en pacientes con taponamiento agudo debido a hemorragia
intrapericárdica, consecuencia de traumatismos o ruptura
aórtica o miocárdica. Este tipo de taponamientos
“quirúrgicos” son generalmente distintos de los vistos
en pacientes con patologías médicas, donde habitualmente
el derrame se desarrolla de forma lenta y por tanto
dichos componentes de la tríada de Beck pueden estar
ausentes. La presencia de fiebre suele orientar hacia
una causa infecciosa, aunque también es frecuente en el
caso de colagenopatías.
El pulso paradójico fue descripto inicialmente por Adolf
Kussmaul en 1.873 como una disminución palpable del
pulso radial durante la inspiración, en pacientes con
taponamiento cardíaco. Este hallazgo no es paradójico en
absoluto sino que, por el contrario, constituye una
exageración del proceso fisiológico. En condiciones
normales, durante la inspiración se produce un aumento
del retorno venoso lo que incrementa el llenado del
ventrículo derecho generando un abombamiento del septum
hacia la izquierda, con la concecuente disminución del
llenado del ventrículo izquierdo; en la espiración
ocurre la situación opuesta. Este fenómeno es conocido
como interdependencia ventricular. En casos de
taponamiento, estos fenómenos se incrementan debido a la
mayor presión que genera el líquido pericárdico sobre el
las cavidades cardíacas.
El pulso paradójico puede ser detectado mediante
palpación de la arteria radial, percibiendo la
disminución de la intensidad de los latidos durante la
inspiración profunda; sin embargo habitualmente la
maniobra se lleva a cabo con un tensiómetro. Se insufla
el mismo por encima de la presión arterial sistólica, y
luego comienza a desinflarse lentamente manteniendo una
respiración normal: inicialmente, los primeros ruidos de
Korotkoff se perciben de forma intermitente y
respirofásicos, auscultándose durante la espiración y
siendo inaudibles durante la inspiración. Al desinflar
aún más el manguito los ruidos de se volverán audibles a
lo largo de todo el ciclo respiratorio. Se registra,
pues, la presión a la que se auscultan los ruidos
durante la espiración, y a qué nivel los mismos se
vuelven audibles permanentemente.
Los textos clásicos plantean que una diferencia en estos
valores mayor a 10 mmHg se considerará como “pulso
paradójico”, sin embargo algunos expertos han planteado
que el valor absoluto debería en realidad interpretarse
como porcentaje de la presión de pulso o de la presión
sistólica espiratoria. Un único trabajo que reunió 65
pacientes obtuvo datos suficientes para calcular el
likelihood ratio (LR) del pulso paradojal: de acuerdo a
este, la sensibilidad del signo fue del 98%, con una
especificidad que varió entre el 70% y 83%, según el
punto de corte elegido; al emplear como punto de corte
12 mmHg la maniobra tuvo un LR +5,9 (IC95% 2,4-14), y un
LR -0,03 (IC95% 0-0,21). Con un punto de corte de 10
mmHg, esta tuvo un LR +3,3 y un LR- 0,03 (debido a la
disminución de la especificidad).
Debe tenerse presente que hay situaciones que pueden
enmascarar la presencia de pulso paradójico, como la
hipotensión, adherencias pericárdicas, insuficiencia
aórtica e hipertrofia ventricular derecha. Por otro lado
hay situaciones que pueden simulan la presencia de un
pulso paradójico, como enfermedad pulmonar obstructiva
crónica, crisis asmática, insuficiencia cardíaca,
estenosis mitral, tromboembolismo pulmoran masivo, shock
hipovolémico, obesidad y ascitis a tensión. Carecemos de
datos respecto al grado en que estas condiciones afectan
el valor del examen físico.
Un hallazgo de gran valor es el aumento de la presión
venosa yugular. Cuando existe una pericarditis
constrictiva sobreagregada, esta aumenta aún más con la
inspiración, denominándose signo de Kussmaul. La
sensibilidad de estos hallazgos puede verse afectada
claramente por el hábito constitucional del paciente.
Otros signos clásicos son la auscultación de ruidos
cardíacos hipofonéticos y la presencia de frotes
pericárdicos. Si bien se ha descripto que estos últimos
solo se encontrarían en pericarditis o derrames
pequeños, un estudio demostró que podían auscultarse
frotes aun en derrames pericárdicos masivos, con lo cual
este hallazgo semiológico no sería de utilidad para
predecir la cuantía del derrame.
Respecto al valor de algunos hallazgos en distintas
series, la taquicardia, la elevación del pulso venoso
yugular y el pulso paradójico tuvieron una sensibilidad
del 76% al 82%. La hipotensión y la disminución de los
ruidos cardíacos fueron muy poco sensibles, 26% y 28%
respectivamente. También se observo que algunos
pacientes con derrames cuantiosos se encontraban
hipertensos, principalmente quienes eran hipertensos
previamente, por lo que la hipotensión tampoco resulta
en un parámetro de valor. Merece destacarse asimismo,
que en un pequeño trabajo, la taquipnea tuvo una
sensibilidad del 80%.
En cuanto a los exámenes complementarios, los hallazgos
sugestivos de taponamiento descriptos en el
electrocardiograma son complejos QRS de bajo voltaje,
cambios en las ondas P, QRS y ST-T de unos latidos a
otros (resultado de las oscilaciones cardíacas debido al
derrame), arritmias supraventriculares y, de existir
inflamación pericárdica, supradesnivel del segmento ST e
infradesnivel del segmento PR. Los trabajos fallaron en
demostrar la utilidad de estos hallazgos: la
sensibilidad promedio de la visualización de complejos
QRS de bajo voltaje fue de 42% (IC95% 32%-53%) y el
resto de los patrones tuvieron una sensibilidad menor al
50%. Es probable que algunos de estos hallazgos sean
específicos aunque la especificidad no ha sido
informada por los trabajos revisados. Por el contrario,
la cardiomegalia en la radiografía de torax demostró ser
de utilidad con una sensibilidad total de 89% (IC95%
73%-100) aunque, lamentablemente, tampoco disponemos de
la especifidad de este signo.
Puntos importantes
·
De acuerdo a los trabajos disponibles la disnea,
taquicardia, elevación de la presión del pulso yugular,
el pulso paradójico y la cardiomegalia radiológica
tuvieron una sensibilidad mayor al 70%. El resto de los
hallazgos clásicamente descriptos tuvieron una
sensibilidad notablemente baja, menor al 50%.
·
Basado en un único estudio, el pulso paradojal tuvo una
sensibilidad tan alta como del 98%
·
Esta maniobra tuvo un LR+ 5,9 y un LR- 0,03 cuando se
utilizó como punto de corte 12 mmHg, por lo cual se
sugiere el empleo de este.
·
El grado de amplitud del pulso paradójico podría
orientarnos respecto a la magnitud de derrame
pericárdico.
·
Con los datos disponibles al momento, el mayor valor del
examen físico sería la evaluación de los pacientes con
derrame pericárdico conocido, a los fines de definir una
conducta urgente o más expectante.
Comentario
El taponamiento cardíaco ocurre cuando la presión de los
fluidos dentro del pericardio excede la presión
diastólica de llenado de las cámaras cardíacas (2,3).
Esto produce una ingurgitación en las venas del cuello,
lo cual constituye uno de los signos cardinales para la
sospecha de este cuadro (4). La compresión externa de
las cámaras cardíacas origina que el aumento de una de
ellas sólo pueda conseguirse mediante la compresión de
otra; así, durante la inspiración aumenta el llenado del
ventrículo derecho, lo que ocasiona el desplazamiento
del tabique interventricular hacia la izquierda y atrás,
colapsando el ventrículo homónimo (2-5). Esto explica la
presencia del pulso paradójico, y conduce a la
hipotensión, los cuales completan los elementos que
hacen sospechar un taponamiento. Respecto a la
hipotensión debe recordarse que esta puede ser
“relativa” en sujetos previamente hipertensos, con lo
cual su ausencia no invalida la sospecha diagnóstica.
Sin embargo, independientemente de las cifras
tensionales, y de no mediar intervención alguna, este
cuadro producirá un paulatino deterioro hemodinámico, el
cual puede conducir al shock cardiogénico.
El pulso paradójico se ha descripto como el signo más
sensible de taponamiento (98%); así, el mismo se
encuentra ausente en apenas un 2% de los casos (6). Se
ha postulado que esto ocurriría en presencia de alguna
de cinco causas: a) defectos en el tabique
interauricular, b) disfunción ventricular izquierda
severa (especialmente en casos de pericarditis urémica
severa), c) taponamiento regional (taponamiento que
afecta solo una o dos cámaras cardíacas, una posible
complicación de la cirugía cardíaca), d) hipotensión
severa, e) insuficiencia aórtica. Esta última
eventualidad debe tenerse muy en cuenta ya que pacientes
con disección aórtica proximal (tipo A) y hemopericardio
habitualmente carecen de pulso paradójico, a pesar de
presentar un taponamiento significativo.
Si bien la detección del pulso paradójico puede
realizarse mediante palpación, se plantea que debería
existir una diferencia de 15-20 mmHg para que pueda
percibirse de esta forma. Por tanto resulta más
conveniente explorar el signo mediante el empleo del
tensiómetro (6).
Pese a ser muy sensible, el pulso paradójico no es
patognomónico de taponamiento cardíaco. Este signo es
frecuente en las crisis asmáticas; de hecho un pulso
paradójico mayor a 20 mmHg es un excelente predictor de
crisis severa (LR+ de 8,2); sin embargo, carece de
sensibilidad suficiente, lo cual limita su
aplicabilidad. Otras patologías en las cuales se ha
descripto la presencia de pulso paradójico, aunque como
manifestación poco frecuente, son la pericarditis
constrictiva, infarto de ventrículo derecho,
tromboembolismo pulmonar y pectum excavatum
severo.
El ecocardiograma es un método con amplia accesibilidad
hoy en día(7), lo que simplifica en muchos casos el
diagnóstico de este cuadro. Sin embargo, ante la
sospecha del mismo, y de no contarse con un método de
imágenes de modo rápido, la pericardiocentesis es
mandataria, tanto como confirmación diagnóstica sino
principalmente como medida terapéutica (8). De esto se
desprende que, por más precisos que sean los métodos
complementarios actualmente, jamás podrán desplazar el
rol de un adecuado examen físico.
Referencia
1) García Zamora S. Definición de Conceptos. Literatura
Científica Seleccionada en Medicina Interna: Análisis
Racional – De la Literatura a la Práctica Cotidiana. Vol
1. Mayo de 2009. Disponible en: http://www.clinica-unr.org/Gacetilla/01/Sup_01_Analisis_Art_01.htm
2) Sagristà-Sauleda J, Mercé AS, Soler-Soler J.
Diagnosis and management of pericardial effusion. World
J Cardiol. 2011 May 26;3(5):135-43.
3) Sagristá Sauleda J. Diagnosis and therapeutic
management of patients with cardiac tamponade and
constrictive pericarditis. Rev Esp Cardiol 2003; 56:
195-205.
4) Reddy PS, Curtiss EI, O'Toole JD, Shaver JA. Cardiac
tamponade: hemodynamic observations in man.
Circulation. 1978 Aug;58(2):265-72.
5) Saito Y, Donohue A, Attai S, Vahdat A, Brar R,
Handapangoda I, Chandraratna PA. The syndrome of cardiac
tamponade with "small" pericardial effusion.
Echocardiography. 2008 Mar;25(3):321-7.
6) McGee, S. Evidence-Based Physical Diagnosis. 2º
Edición. Editorial Elsevier.
7) Fowler NO. Cardiac tamponade. A clinical or an
echocardiographic diagnosis? Circulation. 1993
May;87(5):1738-41.
8) Spodick DH. Acute cardiac tamponade. N Engl J Med.
2003 Aug 14;349(7):684-90.
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