Enfermedad de Still del
adulto
Presentación de un caso clínico y revisión del tema
Coloccini RA, Jorfen M, Miljevic JN.
Servicio de Clínica Médica - Hospital J. B. Alberdi -
Rosario - Santa Fe - Argentina
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Introducción:
La enfermedad de Still del adulto (ESA) es un trastorno
inflamatorio sistémico caracterizado clínicamente por la
presentación cotidiana de fiebre alta en picos (únicos o
múltiples), rash asalmonado evanescente, artralgias y compromiso
multiorgánico. Bywaters la describió en 1971 al observar que la
enfermedad de Still (variante sistémica de la artritis
reumatoide juvenil observada hacia fines del siglo XIX) se
presentaba en sujetos mayores a 16 años con las mismas
características. Pese a los vastos avances logrados en el
terreno de la fisiopatología y el diagnóstico de esta entidad,
aun faltan trabajos que definan cual es el tratamiento óptimo.
Caso clínico:
Se presenta un caso de un paciente de 18 años de
edad, de sexo femenino que acudió a nuestro servicio por cuadro
de 20 días de evolución, caracterizado por fiebre en picos
mayores a 39º C, con respuesta a medicación antitérmica.
Presentaba además odinofagia intensa del mismo tiempo de
evolución, mialgias en cintura escapular y artralgias que
afectaban a ambos codos y muñecas. Setenta y dos horas previas a
la consulta desarrolló un rash macular generalizado,
eritematoso, escasamente pruriginoso, no descamativo, en tronco
y región proximal de miembros, que desaparecía con la
vitropresión y se exacerbaba en los períodos de mayor
temperatura.
Al examen físico de ingreso se encontraba con buen estado
general. Signos Vitales: TA: 120/75 mmHg, FC: 104 latidos por
minuto, FR: 26 ciclos por minutos, Tº: 37,3º C. En piel
presentaba palidez generalizada con erupción eritematosa en
tronco y miembros que desaparecía a la vitropresión. Sus
conjuntivas eran pálidas. Presentaba adenopatías parotídeas
dolorosas de aproximadamente dos centímetros bilaterales. A
nivel cardíaco se hallaba un soplo sistólico polifocal de
intensidad 3/6 sin irradiación. No se observaban signos de
sinovitis. El resto del examen físico no presentaba
alteraciones.
Por sospecha de cuadro séptico sin foco evidente se instauró,
durante el primer día de internación, tratamiento empírico con
ceftriaxona por vía endovenosa el cuál se sostuvo durante 4 días
y fue suspendido por ausencia de respuesta y falta de
aislamiento microbiológico.
Se solicitan laboratorios que demostraron los siguientes
resultados (Ver tabla 1).
Tabla
1. Laboratorio |
Hematocrito: 28,8 % |
Bilirrubina Total: 0,62 mg% |
Hemoglobina: 9,5 gr% |
TGO: 39 mUI/ml |
Glóbulos Blancos: 19.300/mm3 |
TGP: 21 mUI/ml |
F. Leucocitaria (%): 1/86/0/0/12/1 |
FAL: 189 mUI/ml |
Plaquetas: 308. 000/mm3 |
GGT: 52 mUI/ml |
Reticulocitos relativos: 0,9 % |
LDH: 810 mUI/ml |
IDE: 13,6 |
TP: 12,9 seg. |
Sideremia: 15 ug/ml |
kPTT: 30 seg. |
TIBC: 134 mg% |
CPK: 22 mUI/ml |
Saturación de transferrina: 11 % |
FAN: No reactivo |
Ferritina sérica: 7832 ng/ml |
Factor reumatoideo: No reactivo |
Glicemia: 97 mg% |
VES: 75 mm/hr |
Urea: 26 mg% |
Proteína C Reactiva: 96 mg/L |
Creatinina: 0,9 mg% |
Calcemia: 8,7 mg% |
Ionograma: 135 / 4,4 mEq/L |
Albúmina: 3,83 g% |
Serologías: ELISA HIV no reactivo; AgsHB no
reactivo; ELISA AcVHC no reactivo; VDRL no reactivo; Monotest
negativo; ASTO: 567 UI/ml; IgM CMV no reactivo; IgG anti VCA (VEB):
1/400; IgM anti VCA (VEB) no reactivo; Reacción de Huddleson no
reactivo (B.P.A brucelosis no reactivo); Prueba rosa de bengala
para brucelosis no reactivo; Reacción de Widal no reactivo;
Chagas no reactivo; IgG e IgM Toxoplasmosis no reactivo; IgM
Parvovirus B19 no reactivo.
Análisis microbiológico: Exudado de fauces:
flora habitual; hemocultivos para gérmenes comunes (cuatro
muestras): negativos; hemocultivo para hongos y micobacterias:
negativo; aspirado de médula ósea: no se cultivan gérmenes;
urocultivos x 2: negativos.
Estudios por imágenes: Radiografía de tórax
frente y senos paranasales: sin alteraciones; Ecocardiograma 2D:
normal. Ecografía abdominopelviana: ligera hepatoesplenomegalia,
ambos órganos de ecoestructura homogénea; T.A.C de cráneo y
cuello: evidenciaba adenopatías de pequeño tamaño en triángulo
posterior, bilaterales; T.A.C. de tórax: normal; T.A.C. abdomen:
esplenomegalia leve homogénea; T.A.C. de pelvis: normal.
Se interpretó como ESA mediante la aplicación de
los criterios diagnósticos y la exclusión de enfermedades
neoplásicas o infecciosas. Comenzó el tratamiento con aspirina 4
gramos diarios con la cual no se obtuvo respuesta. Se implementó
entonces tratamiento con prednisona 0,5 mg/Kg/día, dosis que fue
incrementada a 1 mg/Kg/día por resultar insuficiente y con la
que se logró la remisión de los síntomas generales y
normalización de los parámetros de laboratorio al cabo de 20
días.
Discusión:
La ESA es un trastorno inflamatorio de etiología desconocida,
caracterizado por la aparición de fiebre alta en picos (únicos o
múltiples) de presentación diaria, rash asalmonado evanescente,
artritis y compromiso multiorgánico (1)(2)(3)(4).
En un trabajo realizado en Francia por Magadur-Joly y col.-(
1995) establecen una incidencia de aproximadamente 1,6/1.000.000
casos/ año, con leve predominio en el sexo femenino (5) y en un
75% entre los 16 y 35 años (3).
Se la ha relacionado tanto con agentes
ambientales, principalmente virales, como con una predisposición
genética (1)(2).
El proceso inflamatorio se encuentra mediado por
citoquinas como la interleuquina 1 (IL-1), interleuquina 6
(IL-6), factor de necrosis tumoral alfa (TNF alfa) e interferón
gamma (IFN gamma) entre otras (1)(2)(3). De Benedetti y col.
hallaron grandes concentraciones de IL-6 en el líquido articular
de articulaciones comprometidas (2)(3)(6). La IL-18 actuaría
sinérgicamente con IL-12 promoviendo una fuerte activación de la
respuesta Th-1 (7). Esta última se encuentra en niveles que son
correlacionables con la actividad - severidad de la enfermedad y
también con la aparición de daño hepatocelular (2)(3)(8)(9).
Esto fue corroborado en el año 2002 cuando Sigiura T y col.
publicaron su trabajo dónde hallaron que el polimorfismo del gen
que codifica la IL-18 es un factor de riesgo genético mayor
para la ESA (10).
Dentro de las manifestaciones clínicas, la
fiebre es la más frecuente: 95,7% de los pacientes (3). Si bien
picos febriles mayores a 39ºC acompañados de exacerbación del
resto de los síntomas son típicos, un 20% se presenta como
fiebre persistente y la ESA es citada como la 2º o 3º causa más
frecuente de fiebre de origen desconocido (FOD) en adultos
jóvenes sanos de países desarrollados (1)(3), existiendo una
relación directa entre su duración (mayor a 1 semana) y el
aumento de la sensibilidad-especificidad (4).
El rash, quizás la manifestación más típica de
ESA, clásicamente descrito como “asalmonado y evanescente”
afecta en promedio al 75% de los pacientes con predominio en
tronco y extremidades proximales. No es infrecuente la confusión
con reacción alérgica cutánea a antibióticos (1)(3)(11).
Las artralgias de más de dos semanas de duración
y mialgias son los principales síntomas musculoesqueléticos (4),
asociadas ocasionalmente a inflamación sinovial. Suele ser
oligoarticular o poliarticular y simétrico, más frecuentemente
localizado en rodillas, tobillos, muñecas, codos y hombros.
Appenzeller y col, en el sur de Brasil, observó que el 53,6% de
los pacientes desarrollaban anquilosis del carpo, algo más de lo
evidenciado en estudios previos (1)(3)(12).
La ESA puede simular un síndrome
mononucleosiforme, con faringitis intensa no supurativa,
adenopatías cervicales dolorosas y esplenomegalia. Esto sumado a
la fiebre, leucocitosis y el rash cutáneo desvían la atención
hacia enfermedades linfohemáticas malignas e infecciones
sistémicas con marcado compromiso del sistema retículoendotelial
(3)(13).
Las complicaciones cardiopulmonares de la
enfermedad como la pleuritis (26,4%), pericarditis (23,8%),
miocarditis, fibrosis pulmonar y síndrome de distress
respiratorio del adulto, y otras más raras, como perforación de
tabique nasal, se asocian a mala evolución y pronóstico sombrío
(1)(3)(14)(15).
Dos complicaciones por su severidad y rareza
merecen mención: 1- El síndrome hemofagocítico donde las cifras
absolutas de ferritina se relacionan directamente con la
posibilidad de desarrollarla (1)(3)(16). 2- El Síndrome de
Miller Fisher (variante del síndrome de Guillain Barré) (17).
La publicación de casos de linfoma posterior al
diagnóstico de ESA, lleva a poner especial atención en esta
entidad, tanto en el momento del diagnóstico, como durante su
seguimiento y ante cualquier evidencia de supuesta recaída (18).
Las determinaciones analíticas adquieren elevada
relevancia para la sospecha y diagnóstico de esta entidad. Más
del 50% presenta, anemia de enfermedades crónicas, leucocitosis
mayor a 15.000/mm3 con marcada neutrofilia con
desviación a la izquierda, y trombocitosis reactiva. La
velocidad de eritrosedimentación y la proteína C reactiva están
elevadas en prácticamente todos los casos. El factor antinuclear
y reumatoideo son negativos en casi todos los casos y no se
encuentra hipocomplementemia. La elevación ligera de las enzimas
hepáticas es otro hallazgo frecuente, siendo probable encontrar
cifras compatibles con necrosis hepatocelular.
Rol de la ferritina en el diagnóstico de ESA: Se
han publicado casos con cifras tan altas como 250.000 ng/ml. La
sensibilidad puede alcanzar hasta el 100%, pero la
especificidad, ronda el 40%. (1)(3)(14)(19). Su fracción
glicosilada es el marcador de mayor especificidad cuando esta es
inferior al 20% (hasta 93%) (3)(14)(19).
Yamaguchi y col. crearon los criterios
diagnósticos que poseen una sensibilidad del 96,2 % y una
especificidad del 92,1 %. Constan de 4 criterios mayores y 4
menores y exige la exclusión de enfermedades como infecciones
agudas (VEB, CMV, Parvovirus B19, etc.), neoplasias
hematológicas (linfomas, leucemias) y colagenopatías (artritis
reumatoide, panarteritis nodosa, etc.) (Tabla 2). Con 5, al
menos 2 mayores, más la exclusión de otras enfermedades se
establece el diagnóstico. (1)(2)(3)(4)(20).
Tabla 2. Criterios de Yamaguchi (1992)
Sensibilidad 96,2% - Especificidad 92,1% |
Mayores |
Fiebre en picos ≥ 39ºC más de una semana
Artralgias/artritis más de 2 semanas
Leucocitosis mayor a 10.000 con más de 80% de PMN
Rash cutáneo típico |
Menores |
Linfadenopatía con esplenomegalia
Elevación de transaminasas y/o LDH
Odinofagia
Seronegatividad para FAN y FR
|
Tabla 2. Modificado de Yamaguchi y
col. (4)
En el año 2002, Fautrel y col. publicaron un
nuevo set de criterios que incluyó la determinación de la
fracción glicosilada de la ferritina. Los mismos propusieron 8
criterios diagnósticos, 6 mayores y 2 menores (ver Tabla 3). Con
4 criterios mayores o 3 mayores y 2 menores se llega a una
sensibilidad de 80,6% y una especificidad del 98,5% en el
diagnóstico de ESA. Este aumento en la especificidad es
suficiente, según los investigadores, para eliminar la necesidad
de excluir otras enfermedades a la hora de certificar el
diagnóstico de la ESA (1)(3)(20).
Tabla 3. Criterios de Fautrel (2002)
Sensibilidad 80,6% - Especificidad 98,5% |
Mayores |
Fiebre en picos mayor de 39º C.
Artralgia.
Rash evanescente.
Odinofagia.
Más de 80% de PMN en el hemograma.
Ferritina glicosilada inferior al 20%. |
Menores |
Rash maculopapular.
Leucocitosis mayor a 10.000/mm3 |
Tabla 3. Modificado de Fautrel y col. (20)
Pese a lo expuesto, hay amplio consenso en que
son necesarios nuevos estudios con una muestra mayor para
validar estos datos por lo que la ESA continúa siendo un
diagnóstico de exclusión (3)(21)(22).
Se reconocen 3 variantes de curso clínico con
similar incidencia: autolimitada o monocíclica, intermitente o
policíclica y crónica. En la primera de ellas se logra la
remisión completa en un promedio de 9 meses a un año sin otro
episodio durante el resto de la vida. En la variante
intermitente los pacientes experimentan los síntomas seguidos de
remisión completa, aunque los episodios se repiten a intervalos
variables con menor intensidad. En la crónica hay alta
incidencia de destrucción irreversible e invalidez.
Dada la baja prevalencia e incidencia de ESA no
hay trabajos con número suficiente de pacientes que permitan
definir cual es el tratamiento óptimo; sin embargo, basándose en
case reports, serie de casos, metaanálisis y algunos pequeños
trabajos acerca de la eficacia de las drogas antiinflamatorias y
antirreumáticas sí se ha podido determinar la eficacia global y
particular de cada una de las drogas utilizadas en esta entidad
(1)(2)(3).
En 1986, Wouters y van de Putte informaron los
resultados de un trabajo realizado sobre 45 pacientes dónde
tanto los salicilatos como otros AINES inducían solo un 7 al 15%
de remisiones sintomáticas completas (2)(3)(23). Así mismo,
otros autores (Masson C y col) hallaron diferencias a favor del
uso de la indometacina y el naproxeno sobre la Aspirina (24).
Estos últimos observaron que el 88% de los pacientes
involucrados requerían esteroides.
El esteroide más ampliamente utilizado es la
prednisona, y se encontró en ella una eficacia situada entre el
75 al 95%, dependiendo de la variedad clínica. Así, se observó
que el 45% de los mismos que requieren tratamiento esteroide
deberá recibirlo a largo plazo. La dosis al comienzo debe ser de
0,5 mg/Kg/día, pudiendo ser incrementada a 1 mg/Kg/día
(1)(2)(3).
Es posible reducir las dosis, e incluso
suspender los esteroides, utilizando drogas antirreumáticas. Se
han probado infinidad de drogas (D-penicilamina, ciclosporina,
sales de oro, hidroxicloroquina, azatioprina, etc.) pero solo el
metrotexate (MTX) ha demostrado utilidad en los casos
refractarios o intratables con corticoides, permitiendo la
reducción de las dosis de los mismos hasta en un 85% de los
casos según fuera descripto por Masson y Fautrel (24)(25).
Actualmente, el tratamiento electivo esta dado
por la combinación de MTX con bajas dosis de prednisona
(suspendiéndola de ser posible) y AINES (mejor naproxeno y/o
indometacina) para el control sintomático. Igualmente, un gran
número de pacientes no responden a este tratamiento o no toleran
dicho régimen, por lo que se están llevando a cabo estudios
acerca de la utilidad de los agentes biológicos (anti TNF alfa
directos, como infliximab y etanercept, e indirectos, como la
talidomida, anti IL-1 como la anakinra y recientemente el
anticuerpo monoclonal anti IL-6) (1)(2)(3)(26)(27)(28).
Lequerré y col. publicaron un trabajo realizado
sobre 35 pacientes, 20 con artritis idiopática juvenil
sistémica, y 15 con ESA tratados con anakinra por un lapso
promedio de 17,5 meses. Se observó la mejoría de al menos el 50%
de los parámetros clínicos y de laboratorio en 11 de los 15
pacientes con ESA; a 2 fue posible suspender el tratamiento
esteroideo y en 12 hubo una reducción de dosis de los mismos del
45% al 95%. A pesar de las ventajas mencionadas, hubo que
suspender el tratamiento en cuatro de los pacientes por
reacciones adversas severas: dos con reacciones cutáneas y dos
con infecciones sistémicas (leishmaniasis visceral y varicela)
(26).
Por último, también se han publicado casos de
pacientes con formas de presentación severa como poliserositis
con compromiso hemodinámico, con disfunción hepática o con
cuadros de anemia hemolítica microangiopática, las cuales fueron
exitosamente tratadas con plasmaféresis. Por dicha razón Ikeue y
col., Ito y col. y Sayarlioglu y col. coinciden en postular a
ésta última como herramienta terapéutica útil (29)(30)(31).
Conclusión:
El caso presentado es un verdadero ejemplo de la complejidad que
implica el abordaje de esta enfermedad, tanto con el diagnóstico
como con el tratamiento. La aplicación de los algoritmos en FOD,
sin apartarse del buen juicio clínico, constituye una
herramienta esencial en estos casos para reducir la morbilidad
relacionada con el retraso en el diagnóstico de una entidad que,
a pesar de su baja incidencia, posee consecuencias invalidantes
y hasta potencialmente letales.
Sin dudas, de continuar con la escasez de
trabajos que reúnan un considerable número de pacientes, los
aspectos terapéuticos difícilmente sean dilucidados. Se requiere
de la realización de trabajos científicos a nivel mundial para
que el número de pacientes se torne significativo y así poder
concluir cual es el tratamiento más apropiado ante las
diferentes circunstancias. Lamentablemente por la mencionada
baja incidencia y prevalencia, la ESA no es un blanco atractivo
para las empresas que gestionan la investigación de nuevas
modalidades terapéuticas.
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