Profilaxis de úlcera por estrés en pacientes hospitalizados
(no en unidad de terapia intensiva)
RR Arthur Grube and DB May.
American Journal of Health-System Pharmacy 2007; 13:
1396-1400
LINK:
http://www.ajhp.org/cgi/content/abstract/64/13/1396
La terapéutica con inhibidores de la bomba de
protones (IBP) y con antagonistas de los receptores H2, con
el propósito de prevenir la enfermedad mucosa relacionada
con el estrés (SRMD) y la hemorragia gastrointestinal, se
emplea en pacientes en estado crítico con determinados
factores de riesgo.
En años recientes se ha observado un
incremento de tal terapéutica supresora de ácido (TSA) en
los pacientes de medicina general, hospitalizados, que no
están en estado crítico; diversos estudios han demostrado
la sobreprescripción de la TSA en tal situación, habiéndose
observado que hasta el 71 % de los pacientes hospitalizados
recibía alguna forma de TSA, naturalmente, con poca o
ninguna evidencia que respalde esa indicación.
Posteriormente un número significativo de pacientes es
innecesariamente dado de alta con esa medicación, aumentando
potencialmente el riesgo de neumonía o de enfermedad
asociada al Clostridium difficile, además de generar un
gasto injustificado.
Muchos creen que la TSA es inofensiva, lo que
no es así; ver efectos adversos de los bloqueadores de
receptores H2 en:
http://www.imedicinas.com/GPTage/Open.php?Y2EwMXNlMDNzYjAx
y de los IBP en:
http://www.imedicinas.com/GPTage/Open.php?Y2EwMXNlMDNzYjAx
Acerca de la probable asociación del empleo
de los IBP con la enfermedad asociada al Clostridium
difficile, consultar:
http://www.cmaj.ca/cgi/reprint/175/7/757?
Otros investigadores también comunicaron el
uso elevado e inadecuado de la TSA en pacientes
hospitalizados no críticos:
·
Magnitude and Economic Impact of Inappropriate Use of Stress
Ulcer Prophylaxis in Non-ICU Hospitalized Patients
http://www.blackwell-synergy.com/doi/abs/10.1111/j.1572-0241.2006.00839.x
Respecto al uso de ranitidina en UTI, se
recomienda la lectura del siguiente artículo, especialmente
el comentario de Penner y cols, para apreciar las dudas que
aún persisten:
·
Stress ulcer prophylaxis in the intensive care unit: damned
if you do, damned if you don’t
http://www.cja-jca.org/cgi/reprint/52/6/650
·
Stress-related mucosal disease in the intensive care unit:
an update on prophylaxis
JM Sesler
AACN Adv Crit Care 2007 Apr-Jun;18(2):119-26
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/sites/entrez?
En el full text de esta interesante actualización, dice el
autor:
“SRMD
continues to pose a significant threat to critically ill
patients. Although the incidence of clinically important
bleeding has diminished significantly over the last 2
decades, the consequences of bleeding can be devastating.
Therefore, critically ill patients at high risk for GI
hemorrhage still need to be started on appropriate
prophylactic therapy.
Still, admission to the hospital or the ICU alone is not
sufficient reason to begin SRMD prophylaxis. Only patients
with respiratory failure requiring mechanical ventilation
for more than 48 hours, renal insufficiency, and
coagulopathy are at significant risk for such bleeding and
are likely to benefit from prophylaxis.
Patients who are receiving stress-related prophylactic
therapy should be assessed daily, and if their clinical
condition improves, discontinuation should be considered.
Since medications used to prevent stress-related mucosal
bleeding do not decrease the overall mortality rate,
clinicians should weigh the benefits, costs, and any
potential adverse effects when contemplating length of
therapy. Many clinicians discontinue stress-related ulcer
prophylaxis when patients begin an oral diet or when they
are transferred from the ICU.
Conclusión:
No es racional administrar TSA a la mayoría
de los pacientes hospitalizados en salas generales, que no
están en estado crítico. Como dice Sesler, ni siquiera estar
en UTI es suficiente razón; la TSA se justifica solamente en
aquellos pacientes con factores de riesgo significativos,
que el clínico o terapista avezados saben reconocer.
Además el paciente debe ser evaluado
diariamente, con el objeto de suspender la TSA si su
condición clínica mejora, considerando que dicha terapéutica
no disminuye la mortalidad y tiene sus riesgos. Esto apoya
la noción de que tampoco es racional continuar
rutinariamente la TSA durante todo el periodo de
hospitalización, menos aún en pacientes no críticos.
|