Corticoides para meningitis aguda bacteriana
BM Greenwood.
Editorial. N Engl J Med 2007;357:2507-2509.
LINK:
http://content.nejm.org/cgi/content/full/357/24/2507
La muerte y la incapacidad tras una meningitis aguda
bacteriana son comunes, especialmente en países en
desarrollo, aún cuando se administre terapéutica
antibacteriana altamente efectiva. Por lo tanto, dice el
autor, es poco probable que una mejoría en los resultados
provenga de progresos en la antibioticoterapia, sino más
bien de medidas que atenúen el daño producido antes de que
la antibioticoterapia elimine a la bacteria causante. Parte
de ese daño es producido por toxinas bacterianas; estudios
en animales sugieren que las respuestas inflamatorias del
huésped, inducidas por productos bacterianos, también
participan. Así, existe una fuerte base teórica para pensar
que las drogas antiinflamatorias deberían mejorar los
resultados. Establecer si éste es el caso, ha llevado más de
25 años y la situación no es aún enteramente clara.
Actualmente existe consenso, basado en metaanálisis, mas que
en ensayos definitivos, de que en países industrializados,
la administración de dexametasona a niños con meningitis
causada por Haemophilus influenzae tipo B, antes del inicio
de los antibióticos, reduce la incidencia de secuelas,
especialmente sordera. El aumento del empleo de vacunas
contra este patógeno está reduciendo la carga de enfermedad.
Existe menos certidumbre en relación con el efecto de la
dexametasona en las meningitis causadas por otras bacterias,
a pesar de lo cual, en el mundo industrializado, su
administración a niños es ampliamente aceptada como práctica
habitual en las meningitis bacterianas.
Hay evidencia basada en un ensayo multicéntrico europeo, de
que la dexametasona también mejoraría los resultados en
adultos.
¿Pueden estos hallazgos trasladarse al mundo en desarrollo,
donde la meningitis bacteriana aguda es varias veces más
prevalente que en los países saludables?
A propósito comenta dos trabajos acerca del empleo de
dexametasona en meningitis, que aparecen en este mismo
número de New England Journal of Medicine:
. el primer trabajo, efectuado en Malawi, en adultos con alta
prevalencia de HIV, en quienes no se observó disminución de
morbilidad o mortalidad con dexametasona. El autor comenta
especialmente la influencia que podrían tener la infección
por HIV y la tuberculosis (más prevalentes que en países
industrializados), para explicar el efecto dudoso de la
dexametasona en la meningitis, en países en desarrollo.
. el segundo trabajo efectuado en Vietnam, en adolescentes y
adultos, concluye que la dexametasona no mejora el
resultado en todos los adolescentes y adultos con sospecha
de meningitis bacteriana, sino que el efecto beneficioso
parece estar confinado a pacientes con enfermedad
bacteriológicamente comprobada, incluyendo a aquellos que
recibieron previamente antibióticos. Comenta que algunos de
los resultados desfavorables observados en este estudio
vietnamita, podrían deberse a la inclusión de pacientes con
meningitis tuberculosa, en quienes la administración de
corticosteroides sin la medicación antituberculosa
correspondiente, podría haber sido perjudicial.
El editorialista se refiere a un estudio latinoamericano
publicado en noviembre de 2007, en el que participó
Argentina, acerca de los efectos de la administración
adyuvante de dexametasona y/o glicerol en la meningitis
bacteriana en niños (de 2 meses a 16 años), cuya lectura se
recomienda.
En ese trabajo, los autores concluyen "Oral glycerol therapy
prevents severe neurological sequelae in patients with
childhood meningitis. Safety, availability, low cost, and
oral administration also add to its usefulness, especially
in resource-limited settings."
Adjuvant Glycerol and/or Dexamethasone to Improve the
Outcomes of Childhood Bacterial Meningitis: A Prospective,
Randomized, Double-Blind, placebo-Controlled Trial
Clinical Infectious Diseases 2007;45:1277–1286.
http://www.journals.uchicago.edu/doi/abs/10.1086/522534 |