Presentación del
caso clínico
Dra. Evelín Cera
Voy a discutir el caso de un paciente varón, de 35 años, con antecedente
de linfoma Hodgkin a los 5 años. Realizó tratamiento con
quimio y radioterapia agregando como consecuencia una
nefropatía obstructiva bilateral por lo cual presentó
infecciones urinarias a repetición. No presenta signos
de recaída del linfoma en la actualidad. Consulta por
distensión abdominal y disnea que se interpretan como
consecuencia de la presencia de ascitis. Presenta como
hallazgo proteinuria de rango nefrótico asociada a un
agravamiento de su falla renal crónica previa. Para
analizar este caso voy a tomar como datos guía la
ascitis y la proteinuria.
En el estudio de un paciente con ascitis es fundamental el análisis de
las características de ese líquido y la determinación
del gradiente seroascítico de la albúmina (GASA) para
establecer las probables causas de su origen.
Nuestro paciente presenta un GASA > 1,1,
indicativo de hipertensión portal en el 97 % de los
casos, podemos mencionar las siguientes causas:
v
Cirrosis. En contra de esta patología el paciente no
presenta estigmas clínicos, ni evidencia ecográfica
de hepatopatía crónica, además no es etilista y
presenta serología para VHB negativa. Queda
pendiente el estudio de VHC.
v
Síndrome de Budd-Chiari: diagnóstico alejado
por permeabilidad de las venas suprahepáticas en
ecodoppler abdominal.
v
Enfermedad venooclusiva: no tiene la
característica hepatomegalia, ictericia y dolor en
hipocondrio derecho, ni alteraciones compatibles en
la ecografía. Se asocia habitualmente a trasplante
de células hematopoyéticas y también a quimio y
radioterapia (en las semanas siguientes).
v
Metástasis hepáticas: sin evidencia de masa
ocupante de espacio en los métodos por imágenes.
v
Hipotiroidismo: se ha visto asociación en la
aparición de esta patología con el antecedente de
linfografía e irradiación en el contexto de la
enfermedad de Hodgkin, como es el caso de nuestro
paciente. Impresiona edema duro en ambos miembros
inferiores. Además, el síndrome nefrótico por
disminución de la proteína fijadora de tiroxina
puede favorecer el establecimiento de un
hipotiroidismo que se mantenía subclínico. Sin
embargo, no presenta otros signos clínicos
compatibles con este diagnóstico. Además, es una
causa rara de ascitis, más aún con la magnitud que
se presenta en este paciente; aunque podría
contribuir en el desarrollo de la misma junto con
otros factores (por ejemplo, la proteinuria de rango
nefrótico). Está pendiente el dosaje de TSH.
v
Insuficiencia cardíaca o pericarditis
constrictiva: no presenta signos clínicos ni
ecocardiográficos evidentes.
Por lo expuesto anteriormente considero que
aunque nuestro paciente presente un GASA >1,1
ninguna de las anteriores causas parecen ser las
causales de su síndrome ascítico.
Dentro de las causas de ascitis que cursan con GASA <
1,1 podemos mencionar:
v
Pancreática: Habitualmente presenta valores
>2000 UI/L y el índice seroascítico 6 (VN 40 UI/L y
0,4 respectivamente) con niveles séricos elevados
por lo cual queda descartada.
v
Tuberculosis: cursa con elevación de los
elementos (generalmente > 1000/mL) a predominio
mononuclear. El BAAR puede aislarse en cultivo del
líquido ascítico en 62-83% de los casos, siendo el
mejor método la peritoneoscopia con toma de biopsia
(sensibilidad cercana al 100%). También se puede
realizar la determinación de adenosindeaminasa (ADA)
con una sensibilidad del 100% y especificidad del
97% con valores >45 U/L (falsamente baja en
cirróticos).
Nuestro paciente no presenta otras evidencias
clínicas que nos orienten a este diagnóstico.
v
Carcinomatosis peritoneal: pueden darla
entre otros el cáncer gástrico, de colon, el
hepatocarcinoma o el linfoma y también
adenocarcinomas de primario desconocido. Puede tener
aspecto hemorrágico, mucinoso o quiloso. El 100% de
las carcinomatosis peritoneales tienen citología
positiva para células neoplásicas en el líquido
ascítico, pero sólo 2/3 de las ascitis asociadas a
neoplasias presentan carcinomatosis peritoneal, por
lo cual la sensibilidad de este método varía desde
58-75%. En el líquido ascítico de control de la PBE
(peritonitis bacteriana espontánea) el paciente
presentó 530 elementos con 81 % de células, lo cual
sería sugestivo de una carcinomatosis peritoneal.
Presenta leve elevación de la VES que puede
atribuirse a la PBE, pero además refiere importante
pérdida de peso en el último tiempo e imágenes
tomográficas compatibles obtenidas recientemente.
Está pendiente el resultado de la citología.
v
Síndrome Nefrótico: el paciente presenta
proteinuria de rango nefrótico con hipoalbuminemia
por lo cual podría ser una de las causas de su
ascitis si bien el GASA no coincide con el del
paciente en una primera medición. Es una causa rara
de ascitis, se ve más frecuentemente en niños que en
adultos y se asocia a otras causas que provoquen
ascitis. Posteriormente voy a desarrollar este punto
con mayor detalle.
Considero a estos dos últimos diagnósticos
como los más probables en nuestro paciente.
Otros parámetros del análisis citofísicoquímico del líquido ascítico que
pueden servirnos para distinguir la causa de la ascitis
y se encuentran alterados en nuestro paciente son la
glucosa, las proteínas totales y la LDH.
Nuestro paciente presenta glucosa excesivamente baja que persiste en el
líquido de control (0,15-0,3 para un VN similar al
sérico), esto ocurre en las infecciones como la
peritonitis bacteriana espontánea (PBE), en las
peritonitis secundarias y también en las neoplasias.
En cuanto a la LDH el índice seroascítico normal es de 0,4 aumentando a 1
en la PBE y siendo mayor en las peritonitis secundarias
y neoplasias, como ocurre en nuestro paciente (4,4).
Con respecto a las proteínas totales si son mayores a 2,5 g/dL como en
nuestro caso (6,5 g/dL) son compatibles con proceso
maligno (elevadas en un 75% de los casos), infección
secundaria o tuberculosis (50%). En los pacientes
cirróticos las proteínas totales y la albúmina se
encuentran disminuidas en líquido ascítico lo cual
predispone aún más a peritonitis bacteriana espontánea (PBE).
Por lo cual en las PBE asociadas a cirrosis el GASA no
se va a modificar, lo cual sí puede ocurrir en las PBE
asociadas a otras etiologías. Esto explicaría en parte
que nuestro paciente, que no presenta signos de
hepatopatía en fase cirrótica, con proteinuria nefrótica
como única causa demostrable por el momento de su
ascitis haya presentado un incremento de las proteínas y
de la albúmina en el líquido ascítico asociado a la
infección del mismo que haya alterado el valor del GASA.
Otro punto a analizar en el líquido ascítico es la cantidad de elementos.
La presencia de >250 PMN indica PBE. El mecanismo que la
produce es a través de bacteriemias transitorias,
habitualmente secundarias a traslocación bacteriana
desde la luz intestinal, por lo cual su etiología más
frecuente son los bacilos gram negativos. Es más
frecuente de ver en cirróticos debido a que el líquido
ascítico es pobre en proteínas y presenta escasa
actividad antimicrobiana, sumado a la pérdida de la
función hepática de filtro de la circulación portal.
Aunque la PBE es rara en ascitis de otras etiologías hay
casos descriptos asociados a ascitis de causa nefrótica,
neoplásica y cardíaca. Sin embargo, por las
características del líquido de nuestro paciente (>250
PMN, glucosa consumida, con niveles de proteínas y de
LDH muy aumentados) debemos considerar a la peritonitis
secundaria. Esta puede ser consecuencia de la ruptura de
una víscera hueca, la cual queda alejada en nuestro
paciente ya que nunca presentó un abdomen agudo y tuvo
una rápida respuesta al tratamiento antibiótico.
Asimismo existe una variante de peritonitis secundaria,
no perforada como podría ser un absceso perinéfrico,
causa probable en nuestro paciente de acuerdo a sus
antecedentes nefrourológicos, si bien no se evidencia en
los estudios por imágenes.
El segundo punto a desarrollar en este paciente es la proteinuria > 3,5
g/24 horas, de rango nefrótico, la cual se produce por
alteración en la membrana basal glomerular, los
podocitos, sus diafragmas y cargas eléctricas.
El síndrome nefrótico se caracteriza por:
v
Proteinuria de rango nefrótico (>3,5 g/24hs),
v
Hipoalbuminemia: por pérdidas renales y mayor
catabolismo a nivel tubular renal y alteración en la
producción hepática.
v
Edemas: una de las hipótesis enuncia que la
hipoalbuminemia hace disminuir el poder oncótico del
plasma lo cual favorece (por la Ley de Frank-Starling)
la filtración de líquido al intersticio. Esto lleva
a censar una disminución del volumen efectivo
circulante por lo cual se activan el simpático, el
SRAA, y aumenta la hormona andtidiurética (HAD) con
disminución del PNA (péptido natriurético
auricular), lo cual conduce a una mayor retención de
sodio y agua a nivel renal y favorece la
extravasación del agua al intersticio perpetuando la
alteración.
Otra teoría habla de una retención primaria de sodio
a nivel de los túbulos colectores renales, sitio de
acción del PNA que disminuye sus valores debido a la
disminución del volumen efectivo del plasma.
v
Hiperlipidemia: por aumento de la producción
hepática estimulada por la pérdida de proteínas a
nivel urinario y la disminución de la presión
oncótica del plasma.
v
Lipiduria
v
Estado de hipercoagulabilidad: por pérdida renal de
antitrombina III, déficit de vitaminas liposolubles
(K) y trastorno en los factores de la coagulación K
dependientes (entre ellos la proteína S y C que a su
vez son procoagulantes), aumento de la síntesis
hepática de fibrinógeno.
v
Predisposición a infecciones: pérdida de
inmunoglobulinas por orina y pérdida de sustrato
biológico (Aminoácidos) para producirlas, sumado al
estado de desnutrición al que lleva.
v
Anemia hipocrómica microcítica resistente al hierro
por pérdida de la proteína sérica que lo transporta
(ferritina)
v
Déficit de vitamina D (liposoluble), lo cual
conlleva a hipocalcemia con hiperparatiroidismo
secundario.
Nuestro paciente no tiene un síndrome nefrótico completo, pero puede
presentar las mismas complicaciones.
En cuanto al aumento del estado de coagulabilidad, la trombosis de la
vena renal es un diagnóstico a descartar en nuestro
paciente. La misma se caracteriza por macrohematuria,
dolor en fosa lumbar y acentuación de la proteinuria con
disminución brusca del filtrado glomerular, lo cual es
poco compatible con el cuadro de nuestro paciente. La
trombosis crónica de las venas renales es más solapada y
puede cursar asintomática. Queda pendiente una ecografía
Doppler de vasos renales.
Las causas más frecuentes de síndrome nefrótico son (en un 90% de los
casos):
·
Enfermedad a cambios mínimos
·
Glomeruloesclerosis focal y segmentaria
·
Nefropatía membranosa
·
Glomerulonefritis membranoproliferativa
·
Nefropatía diabética
·
Amiloidosis.
Estas tres últimas quedarían alejadas ya que no son compatibles con el
cuadro clínico del paciente y voy a describir las tres
restantes.
La enfermedad a cambios mínimos debe su nombre a que las alteraciones
glomerulares se observan sólo al microscopio electrónico
y se caracterizan por borramiento difuso de los
podocitos de las células del epitelio visceral y
alteraciones en las cargas eléctricas a ese nivel.
Explica el 80% de los síndromes nefróticos en los niños
y el 20% de los adultos. En la patogenia estarían
involucrados factores inmunológicos por la buena
respuesta que se obtiene en general tras
inmunosupresores (corticoides). Como causas se postulan
la idiopática en su mayoría que podría estar
desencadenada por infecciones de la vía aérea y se vería
con mayor frecuencia en pacientes atópicos por
predisposición genética, la infección por HIV (negativo
en nuestro paciente), y la enfermedad de Hodgkin junto
con otros trastornos linfoproliferativos (antecedente de
linfoma hace 30 años sin actividad actualmente). Otra
causa a tener en cuenta es la nefritis intersticial
inducida por fármacos (AINES), para lo cual tenemos a
favor eosinofilia en el frotis de sangre periférica pero
carecemos del antecedente de consumo de fármacos.
La glomeruloesclerosis focal y segmentaria presenta como lesión
morfológica la esclerosis y hialinosis de algunas
porciones (segmentaria) y de menos de la mitad de los
glomérulos (focal). En un 66% se manifiesta como
síndrome nefrótico, generalmente es no selectiva y es la
responsable de 1/3 de los casos de síndrome nefrótico en
el adulto. Existen múltiples causas, pero en nuestro
paciente debemos considerar de acuerdo a sus
antecedentes 2 causas de pérdida adquirida de nefronas
que son la pielonefritis por infecciones urinarias a
repetición y la nefropatía por reflujo.
Causas de glomeruloesclerosis focal y segmentaria.
Ø
Idiopática (la mayoría)
Ø
Asociada a enfermedades o medicamentos: HIV,
diabetes mellitus, Enfermedad de Fabry.
Ø
Por hipertensión capilar glomerular sostenida:
·
Oligonefropatías congénitas: agenesia renal
unilateral, oligomeganefronia.
·
Pérdida adquirida de nefronas: nefrectomía,
nefritis tubulointersticial, nefropatía por reflujo.
·
Otras respuestas adaptativas: nefropatía
drepanocítica, apnea del sueño.
Ø
Otras: consumo de heroína.
La nefropatía membranosa presenta engrosamiento de la membrana basal
glomerular que tiñe con PAS y en la inmunofluorescencia
depósitos granulosos de IgG y C3. Es la causa de un
30-40% de los síndromes nefróticos en el adulto (entre
los 30 y 50 años), 80% con proteinuria de dicho rango,
generalmente no selectiva. En un 50% presentan hematuria
y en 10 a 30%, hipertensión. Puede remitir espontánea y
completamente en 40%, puede cursar con exacerbaciones y
remisiones en un 30-40% y el resto evoluciona con
disminución progresiva de la función renal en 10 -15
años. La ciclofosfamida, el clorambucilo y la
ciclosporina pueden reducir la proteinuria y retrasar su
evolución a insuficiencia renal terminal (no así los
corticoides).
En la tabla siguiente se enumeran sus múltiples causas, cuya probable
patogenia sea inmunitaria:
Ø
Idiopática.
Ø
Asociada a enfermedades o medicamentos:
·
Infecciones: HVB, HVC, lúes,
esquistosomiasis, lepra, hidatidosis, endocarditis
·
Autoinmunes: lupus eritematoso sistémico,
artritis reumatoidea, síndrome de Sjögren, enfermedad de
Graves, Hashimoto; cirrosis biliar primaria,
espondilitis anquilosante, miastenia gravis
·
Neoplasias: mama, pulmón, colon, gástrico,
esófago, renal, melanoma.
·
Medicamentos: oro, penicilamina, AINES,
mercurio
Ø
Otros: sarcoidosis, DBT, drepanocitosis, Guillain-Barré.
En cuanto a las causas infecciosas nos quedaría pendiente la serología de
VHC. Dentro de las causas autoinmunes la más frecuente
es el lupus eritematoso sistémico, el cual puede debutar
con compromiso renal y de serositis sin afectación en
otros órganos y cursa con hipocomplementemia. El hecho
de que se trate de un paciente varón sin otra
sintomatología nos aleja bastante el diagnóstico.
A favor de una causa neoplásica de nefropatía membranosa tenemos la
pérdida de peso, el aumento de la VES, las
características del líquido ascítico y las imágenes
tomográficas compatibles con carcinomatosis peritoneal.
Como conclusión la ascitis del paciente puede deberse en parte al
síndrome nefrótico y pudo verse agravada por la
sobreinfección. Sin embargo, tenemos una fuerte sospecha
de carcinomatosis peritoneal que puede ser otra de las
causas de su ascitis y como sabemos las características
del líquido ascítico pueden simular una peritonitis
bacteriana espontánea, la cual es muy poco probable en
el contexto del paciente. Considero que ante la
presencia de más de 250 PMN estuvo bien interpretarla
como una PBE y tratarla como tal aunque fuera
improbable. Como causas de la proteinuria nefrótica
podemos considerar tanto la glomeruloesclerosis focal y
segmentaria por sus antecedentes nefrourológicos y la
etiología membranosa principalmente por la sospecha de
neoplasia subyacente.
En todo paciente con síndrome nefrótico de causa desconocida, que no
responda a corticoides y se perpetúe por más de 8
semanas debe considerarse la posibilidad de biopsia
renal. La biopsia aporta un diagnóstico y la posibilidad
de realizar un tratamiento adecuado, sirve para seguir
la evolución y es marcador pronóstico. Sin embargo, en
el contexto de este paciente con fuerte sospecha de
enfermedad maligna este procedimiento no estaría
indicado.
Por lo tanto, propongo como conductas:
·
Esperar los resultados de la citología del
líquido ascítico.
·
Realizar biopsia peritoneal por laparotomía
y si es posible por laparoscopia
·
Si se llega al diagnóstico de carcinomatosis
perioneal realizar tratamiento específico: cirugía de
citorreducción y quimioterapia hipertérmica
intraperitoneal.
·
Tratamiento paliativo de la ascitis:
paracentesis evacuadoras y tratamiento de las
intercurrencias infecciosas.
·
Tratamiento del síndrome nefrótico:
enalapril, aspirina, etc.
·
Tratamiento integral del paciente
oncológico: del dolor, salud mental para el paciente y
la familia.
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