Discusión del
caso clínico
Dra. Maritxu
Larraza
Voy a analizar el caso de una mujer de 29 años de edad,
que tiene como antecedentes la presencia de úlceras
orales y genitales recurrentes, artralgias y dos
internaciones previas por cuadro de meningitis aséptica
y afectación de los pares craneales. En la primera
oportunidad presentaba afectación de los pedúnculos
cerebelosos en la resonancia magnética por imágenes
(RMI) interpretándose el cuadro como meningoencefalitis
por listeria o virus del herpes simple por lo que
recibió tratamiento con ampicilina y aciclovir. Dos
meses más tarde reingresa por un cuadro similar y en la
resonancia se evidencia lesión a nivel del tronco
encefálico comenzando nuevamente con ampicilina,
gentamicina y aciclovir por la posibilidad de
recurrencia de la meningoencefalitis por listeria ya que
había realizado tratamiento insuficiente al inicio de la
enfermedad.
Ingresa actualmente por cuadro de cefalea, fiebre,
desorientación temporoespacial, constatándose al examen
físico parálisis facial central derecha, hemiparesia
braquiocrural izquierda y Babinsky izquierdo
Se realiza una punción lumbar que informa LCR con
pleocitosis a predominio mononuclear e
hiperproteinorraquia. En la RMI se observa lesión
diencéfalo-mésensefálica con leve realce post contraste.
Lo que nos sugiere que estamos ante la presencia de una
lesión a nivel de SNC.
Para iniciar mi discusión voy a tomar como dato guía la
presencia de úlceras orales y genitales recurrentes
sumado a la afectación de SNC.
Son múltiples las causas de lesiones orales (tumorales,
infecciosas, aftosis recurrente, enfermedad de Behcet,
aftosis compleja, liquen plano, enfermedad del tejido
conectivo) al igual que las de compromiso de SNC en
particular tronco encefálico (causas isquémicas,
inflamatorias, infecciosas, degenerativas,
metabólicas-tóxicas estructurales)
Pensando en nuestra paciente creo que presenta una
enfermedad crónica, recurrente, que se caracteriza por
la presencia de úlceras orales y genitales lo que avala
a descartar causas isquémicas, metabólicas-tóxicas,
tumorales y estructurales de afectación de SNC
De esta manera, son pocas las enfermedades que presentan
ambas manifestaciones, las cuales analizaré a
continuación.
El Lupus eritematoso sistémico es una enfermedad
autoinmune, más frecuente en la mujer que en el varón,
que se presenta entre los 20 a 30 años de edad. Son
variadas sus manifestaciones pero una de ellas son las
úlceras orales presentes en un 40%, artralgias y dentro
de las de SNC la meningitis aséptica.
Nuestra paciente solo contaba con un criterio
diagnóstico, de los cuales es necesario reunir 4 para
realizar diagnóstico de Lupus lo que sumado a que el
laboratorio inmunológico es negativo quedaría descartada
esta entidad.
Dentro de las causas infecciosas me voy a referir al
VHS, Sífilis y HIV.
El virus del herpes cursa con manifestaciones a
nivel bucofaríngeo como la gingivoestomatitis y la
faringitis en la primoinfección y el herpes labial en la
forma recurrente.
En cuanto al compromiso de SNC es la principal causa de
muerte por encefalitis esporádica. Se han reportado
casos de recurrencia dentro de los cuatro años del
primer episodio.
El gold estándar para el diagnóstico es la determinación
de PCR en LCR que tiene una sensibilidad del 98% y una
especificidad ente el 94 y 100%. Si bien en esta
internación no contamos con la PCR del LCR, si pensamos
que estamos ante una enfermedad crónica las
determinaciones de PCR en las internaciones previas
fueron negativas por lo que la considero un diagnóstico
alejado.
Dentro de las causas infecciosas voy a hacer referencia
a la sífilis, la misma es una infección
generalizada por el Treponema Pallidum. Recordemos que
en la sífilis primaria encontramos el chancro de
inoculación y las adenopatías bilaterales indoloras. La
sífilis secundaria se caracteriza por la presencia de
sifilídes, condilomas planos, placas mucosas que pueden
aparecer como erosiones y en cuanto al compromiso del
SNC el meningismo está presente en un 5 % de los
pacientes
Por último, los gomas, que se pueden presentar como
nódulos o úlceras indoloras, son característicos de la
sífilis tardía al igual que la neurosífilis. Esta última
hace referencia al compromiso del SNC, que se presenta
con mayor frecuencia en pacientes HIV, casi
exclusivamente con formas tempranas. En el LCR hallamos
pleocitosis a predominio mononuclear e
hiperproteinorraquia.
El diagnóstico de certeza se realiza con la
determinación de VDRL en LCR, siendo la misma muy
específica pero poco sensible, requiriendo la
confirmación con FTA-ABS en caso de ser negativa.
En nuestro caso además de ser negativas las
determinaciones previas en LCR, la paciente tiene VDRL
sérica negativa (recordar que solo es negativa en menos
del 1% de los casos de sífilis secundaria) por lo que la
considero un diagnóstico alejado.
Por último no debemos olvidar a la infección por HIV,
si bien nuestra paciente tiene serología negativa, puede
manifestarse con úlceras aftosas y afectación del SNC
que puede ser secundaria a las infecciones oportunistas
frecuentes en estos pacientes o por el propio virus
responsable de la meningitis aséptica que aparece en
fases tempranas de la infección, con cefalea, fotofobia,
meningismo y compromiso de los pares craneales V, VII y
VIII, la cual suele desaparecer espontáneamente en dos a
cuatro semanas.
Por último, otro diagnóstico diferencial es la
enfermedad de Behcet, la cual es crónica,
multisistémica y recidivante, de etiología desconocida.
Es una vasculitis leucocitoclástica o linfocítica, con
mayor incidencia entre los 20 y 35 años y predominio en
varones.
Se manifiesta con úlceras orales recurrentes, las cuales
están presentes en el 97% de los casos, son múltiples,
dolorosas y curan sin dejar cicatriz. Es frecuente
también la presencia de úlceras genitales, ambas
presentes en nuestra paciente. Otras manifestaciones son
lesiones cutáneas, oculares, artralgias, úlceras
gastrointestinales y enfermedad vascular, cardíaca,
renal, pulmonar y neurológica. Esta última ocurre en un
5 a 20% de los casos, en el 3% puede ser la primera
manifestación.
El compromiso puede ser:
§
Parenquimatoso
ü
Tronco encefálico
ü
Cerebro
ü
Médula espinal
§
No parenquimatoso
ü
Trombosis venosa
ü
Aneurismas intracraneales o extracraneales
Nuestra paciente presenta claro compromiso
parenquimatoso. Las manifestaciones clínicas pueden ser
múltiples, tales cómo meningoencefalitis, déficit
focales, mielitis aguda, trastornos cognitivos, cambios
de la personalidad, neuropatía periférica, parálisis de
los pares craneales. La meningoencefalitis ocurre
en un 75% de las formas parenquimatosas, con un curso
progresivo que afecta más frecuentemente tronco
encefálico, pudiendo estar asociado a síntomas de
exacerbación de la enfermedad como fiebre, malestar
general, aparición de úlceras orogenitales, etc. Puede
existir resolución espontánea previa al inicio del
tratamiento. Como hallazgo de laboratorio puede
presentar anemia normocítico normocrómica, aumento de la
velocidad de eritrosedimentación y PCR reactiva.
En el líquido cefalorraquídeo es característica la
pleocitosis a predominio linfocitario e
hiperproteinorraquia. Puede haber aumento de
inmunoglobulinas IgA e IgG así como bandas oligoclonales
(16%).
Es característica la presencia del HLA B51, presente en
el 60% de los turcos y japoneses y en el 10 a 20 % de
los europeos.
En la RMI se pueden observar lesiones hipointensas en T1
e hiperintensas en T2 en la fase aguda y subaguda; e
isointensas en T1 y levemente hiperintensas en T2. La
región más afectada es la unión de la protuberancia con
pedúnculos cerebrales, seguido de la unión
bulboprotuberancial, la región tálamo-hipotalámica,
ganglios basales y cerebelo.
Debido a la dificultad para el diagnóstico se han
postulado ciertos criterios (Grupo Internacional Behcet,
1990), siendo necesaria la presencia de un criterio
mayor (ulceras orales recurrentes, presentes en tres
oportunidades en un año) y al menos dos de los cuatro
criterios menores como son: lesiones cutáneas (eritema
nudoso, pseudofoliculitis), lesiones oculares (uveítis
anterior, uveítis posterior y vasculitis retiniana),
lesiones genitales y prueba de patergia positiva (hiperreactividad
cutánea ante un traumatismo). Dichos criterios tienen
una sensibilidad del 91% y una especificidad del 96%,
pero recordemos que el uso de éstos como herramienta
diagnóstica puede retrasar la identificación de muchos
pacientes y por lo tanto el inicio del tratamiento, tal
es así que las úlceras orales pueden no estar presentes
al inicio de la enfermedad hasta en un 20 a 24% de los
casos.
Otra salvedad es que la prueba de patergia positiva es
menos común en el norte de Europa y América. En ese caso
otras manifestaciones sustituyen a dicha prueba, como
ser la meningoencefalitis, la vasculitis, la artritis.
De acuerdo a otra clasificación (Behcet disease research
Commitee of Japam) estaríamos ante la presencia de un
Behcet incompleto, ya que nuestra paciente presenta dos
criterios mayores, como las úlceras orales y genitales
recurrentes, y dos criterios menores como las artralgias
y meningoencefalitis.
En cuanto al tratamiento está recomendado el uso de
corticoides a dosis de 1 mg/kg/día, o pulsos de
metilprednisolona, manteniendo los mismos durante un mes
con descenso gradual y agregado de otro inmunosupresor (azatioprina,
metotrexate, micofenolato, ciclofosfamida) para
mantener la inmunosupresión y evitar las recidivas.
Como conclusión creo que tanto las manifestaciones
clínicas como algunos datos de laboratorio, junto al
curso crónico, progresivo, recurrente y con remisión
espontánea son características de la enfermedad de
Behcet; si bien nuestra paciente no cumple con los
criterios diagnósticos, de ninguna manera pueden ser
tomados en cuenta para descartar esta enfermedad. Por lo
que propongo continuar con prednisona durante un mes y
agregar otro inmunosupresor.
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Discusión
del
Servicio de Neurología
Dra. Sabrina Ortica
Las patologías a considerar ante la presencia de un
paciente con signos clínicos de lesión de tronco
encefálico son:
Isquemica
Inflamatoria/ Desmielinizante
n
Paraneoplásicas
n
Bacterias (Listeria, Sífilis, TBC, Mycoplasma)
n
Virus (VHS I-II)
n
Colagenopatías
n
Esclerosis Múltiple
n
Enfermedad de Whipple
n
Enfermedad de Behcet
n
Bickerstaff
n
Neoplasias
n
Gliomas de tronco
Metabólicas/Tóxicas
n
Encefalopatía de Wernicke
n
Enfermedad de Leigh
n
Mielinolisis
Desordenes degenerativos
n
Parálisis Supranuclear Progresiva
n
Parálisis Bulbar Progresiva
Desordenes estructurales
n
Arnold Chiari
n
Siringobulbia
Pero teniendo en cuenta las manifestaciones sistémicas,
la evolución clínica y los exámenes complementarios en
esta paciente, discutiremos como diagnósticos posibles
Esclerosis Múltiple, Encefalitis Herpética,
Neurolisteriosis y Enfermedad de Behcet.
La Esclerosis Múltiple
(EM)
es una enfermedad inflamatoria crónica desmielinizante
de la sustancia blanca que se presenta en mujeres
alrededor 30 años, en su mayoría mediante un curso de
brotes y remisiones. Habiendo descartado otras entidades
deberíamos tenerla presente, ya que podría estar
asociada a un cuadro de aftosis recurrente.
Pero debido a que la formas de inicio más frecuentemente
encontradas en EM son las neuritis ópticas o mielitis y
que el LCR en nuestra paciente presenta un elevado
recuento celular (>50 células) y Bandas Oligoclonales
negativas (en la primera internación), sumado a la
rápida resolución (en días) del cuadro y que las
lesiones no respetan las áreas típicas de EM (periventriculares,
cuerpo calloso, yuxtacorticales, infratentoriales) ni
refuerzan de manera ávida con el contraste como debería
esperarse frente a un cuadro activo, descartamos ésta
entidad como diagnóstico posible.
Otro entidad a considerar son las encefalitis
virales, las cuales, producen un proceso
inflamatorio agudo del parénquima cerebral. El 10-20% de
los casos son producidos por Virus Herpes Simple (VHS I-II),
el 95% de los casos le pertenecen al VHS I. La
afectación característica son lesiones necrotizantes en
el lóbulo temporal mesial, cara inferior del lóbulo
frontal y corteza insular, generalmente bilaterales y
asimétricas. Aunque en el 20% se presentan de manera
atípicas, ya sea restringido a tronco cerebral o en el
caso del VHS I afección encefálica leve, encefalitis con
recaídas y remisiones; y en el caso del VHS II,
meningitis aguda, encefalitis subagudas, meningitis
recurrentes, mielitis y formas psiquiátricas.
Si bien no es lo más frecuente, pueden presentar
recurrencias hasta 4 años del diagnóstico inicial.
La seropositividad es de 60-100% para VHS I y 10-80%
para VHS II y el estudio de elección es la PCR en LCR,
la cual presenta una sensibilidad del 98% y una
especificidad del 94%.
Si esta entidad no es tratada, la tasa de mortalidad
supera el 70%, y menos del 10% de todos los pacientes
afectados recuperan una función neurológica normal.
Para poder considerar a esta patología como posible
diagnóstico, deberíamos pensar que estamos frente a una
primera infección, ya que en la internación anterior,
fue descartada mediante varios estudios. Sólo presenta a
su favor, en esta oportunidad, no haber sido estudiada
mediante PCR para VHS de LCR, las manifestaciones
clínicas de presentación, así como una posible respuesta
al aciclovir y las úlceras oro-genitales (VHS I o VHS
II respectivamente), pero debido a que tanto la
resonancia de cráneo como la pleocitosis del LCR mayor a
200 elementos, la serología actual, la rápida respuesta
al aciclovir y el tener presente los antecedentes de
internaciones previas, esta entidad debe ser descartada.
La Neurolisteriosis es una infección producida
por Listeria monocytogenes que afecta
habitualmente a inmunodeprimidos. El 97% se manifiesta
como meningitis aguda, aunque puede presentar formas
raras como meningitis crónicas asociadas a demencia,
abscesos cerebrales o medulares y Romboencefalitis, ésta
última forma parte del 1-24% de las manifestaciones de
neurolisteriosis, el 70% se presenta en
inmunocompetentes. Se cree que habría un probable flujo
axonal y reservorio en las raíces nerviosas, lo cual
podría condicionar cuadros recurrentes. Se caracteriza
por un curso bifásico, con síntomas prodrómicos
(cefalea, fiebre, nauseas, vómitos con o sin signos
meníngeos) que duran entre 0-16 días. Luego se instalan
los síntomas neurológicos: afección de pares craneales (VII
78%, seguidos de VI y IX), signos cerebelosos,
alteraciones del sensorio y afectación de vías largas.
Las lesiones se ubican con mayor frecuencia en
protuberancia y bulbo, luego en mesencéfalo y médula.
Se acompañan en el 85% de los casos de fiebre y
ausencia de signos meníngeos representativos. El 41% se
asocia a insuficiencia respiratoria. En el 60% de los
hemocultivos se rescata la bacteria y ésta positividad
aumenta con la repetición de la muestra. El LCR presenta
cultivos positivos en el 40%, normoglucorraquia,
pleocitosis linfomonocitaria. La tomografía computada de
cráneo es normal, salvo complicaciones y la resonancia
evidencia áreas de hiperintensidad en la secuencia T2.
A favor de esta entidad consideramos la presencia de
romboencefalitis recurrente, la posible respuesta a
ampicilina y la baja sensibilidad de los hemocultivos.
Pero debido a no presentar la localización más
frecuente, imágenes no características, falta de
síntomas prodrómicos, hemocultivos negativos, rápida
respuesta al tratamiento y la presencia de lesiones
ulcerosas podríamos descartar a esta patología como
posible diagnóstico.
La enfermedad de Behcet (EB) es un proceso
recurrente multisistémico, de etiología desconocida, que
causa inflamación perivasculitica en los tejidos (perivenular).
Presenta una relación hombre/mujer (3/1), edad de
comienzo entre los 20-40 años y una mayor incidencia en
Medio Oriente, Asia y costa este del Mediterráneo.
La frecuencia de afectación neurológica varía según
estudios entre 1.3- 59%, pero en la mayoría de los
casos ronda 13% en hombres y 5% en mujeres. Comúnmente
se desarrollan luego de tres años de comienzo de
síntomas sistémicos de EB, aunque pueden precederlas o
aparecer en conjunto.
El compromiso neurológico, puede clasificarse de la
siguiente manera:
Parenquimatosas
n
Meningoencefalitis
n
Tronco encefálico
n
Difusa (tronco +)
n
Medular
n
Cerebral
n
Asintomáticas
No parenquimatosas
n
Trombosis venosa central: hipertension endocraneana
n
Aneurisma intracraneales
n
Aneurismas extracraneales o disección
Otros:
n
Meningitis aguda
n
Lesión simil tumor
n
Síntomas psiquiátricos
n
Neuropatia óptica
Como características fundamentales, esta enfermedad
presenta un curso de brotes y remisiones, las lesiones
parenquimatosas afectan fundamentalmente a tronco
encefálico o ganglios de la base extendiéndose hasta
diencéfalo, y ocasionalmente puede ser bilateral. El
75% presenta meningoencefalitis subaguda, con
hiperproteinorraquia y pleocitosis mononuclear, asociada
a exacerbación de síntomas sistémicos. Las
manifestaciones más frecuentes encontradas en las
lesiones parenquimatosas en orden de frecuencia son:
signos piramidales, hemiparesia, cambios en la conducta,
impotencia y cefalea. Los factores asociados a mal
pronóstico son LCR anormal, lesión de tronco, curso
progresivo, lesión espinal y más de dos ataques.
La paciente no reúne los criterios de EB, además
teniendo en cuenta la baja frecuencia de la misma en
nuestro medio, la remisión de los brotes sin tratamiento
y la falta de agresividad en relación a los episodios
recurrentes, podríamos alejar esta entidad como posible
diagnóstico; pero debemos tener en cuenta que la
sensibilidad de los criterios diagnósticos de manera
aislada es baja y que las alteraciones neurológicas
actuales que la paciente presenta se asocian con el
patrón más frecuente de Neuro-Behcet, apoyado en este
caso, por el LCR y las neuroimágenes; a su vez, la
sensibilidad del HLA B51 es muy baja en nuestro medio,
y teniendo en cuenta la presencia de úlceras
orogenitales recurrentes, el antecedente de artralgias y
la remisión de las lesiones previas (aunque no sea lo
más frecuente) podríamos decir que estamos frente a una
forma incompleta de Enfermedad de Behcet.
Debemos mencionar también, que la paciente presenta
factores de mal pronóstico, por lo que estamos obligados
a comenzar un tratamiento en breve.
El tratamiento de las lesiones neurológicas
parenquimatosas (nivel de evidencia III) es mediante
pulsos de metilprednisolona 1mg/kg/d por 3-7 días,
seguidos por corticoides vía oral durante 2-3 meses, e
inmunosupresores; los mismos previenen las recurrencias
y progresión de la enfermedad, tales como azatioprina
2,5mg/kg/d, metotrexate, pulsos de ciclofosfamida en
casos más severos y antagonistas del Factor de necrosis
tumoral alfa e interferón alfa.
Es fundamental el manejo interdisciplinario de la
paciente, ya que estamos en presencia de una enfermedad
de muy baja frecuencia en muestro medio. Además debemos
realizar RMI de cráneo de control en un mes y
Potenciales Evocados Visuales, que podrían apoyar el
diagnóstico, aunque su uso sea actualmente
controvertido.
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