Discusión del
caso clínico
Dr. Diego
Bértola
El caso a discutir en el día de la fecha es el de una
mujer de 55 años, con un cuadro de larga evolución (2
años) caracterizado por la aparición progresiva y
persistencia de: astenia, pérdida de peso, febrícula
intermitente, artritis en manos, bicitopenia, erupción
maculopapular fotosensible y adenopatías cervicales.
Dentro de la metodología de estudio con la cual fue
evaluada la paciente se encuentra una biopsia de las
lesiones cutáneas con un informe histopatológico
compatible con afectación por Lupus Eritematoso
Sistémico (LES) o Dermatomiositis (DM). Teniendo en
cuenta el informe anatomopatológico, voy a centrar mi
discusión en el análisis del cuadro clínico-bioquímico
que presenta la paciente, intentando acercar el
diagnóstico a una de las dos entidades previamente
mencionadas.
Voy a comenzar por el Lupus Eritematoso Sistémico,
enfermedad inflamatoria crónica de etiología autoinmune
y causa desconocida que puede afectar piel,
articulaciones, riñones, pulmones, sistema nervioso
central y serosas. Un rasgo prominente de esta
enfermedad son las alteraciones inmunológicas,
especialmente la producción de un número variable y
diverso de anticuerpos antinucleares. Su curso es
crónico y se caracteriza por alternar períodos de
remisiones y reactivaciones. Afecta predominantemente a
mujeres, en la tercera o cuarta década de la vida. Las
manifestaciones clínicas del LES son muy diversas, y
varias de ellas son compatibles con el cuadro clínico de
la paciente.
Los síntomas constitucionales (fatiga, fiebre y
pérdida de peso) se hacen presentes en algún momento del
curso de la enfermedad en un 50-100%.
La artritis ocurre en un 90 % de los casos,
tiende a afectar pocas articulaciones (preferentemente
las manos), y suele ser asimétrica, moderadamente
dolorosa y no erosiva (no deformante).
El compromiso mucocutáneo se encuentra en un
80-90% de los casos, y es muy variable. Se han descripto
numerosos tipos de lesiones cutáneas asociadas al lupus
eritematoso. Estas se han clasificado de acuerdo a su
evolutividad y al grado de compromiso sistémico
asociado. Es así que existen lesiones cutáneas agudas
(en el LES clásico, con la afectación multiorgánica
habitual), lesiones subagudas (Lupus Cutáneo Subagudo,
en un 10% de los pacientes, con menor afectación
sistémica) y lesiones crónicas (Lupus Discoide Crónico,
el cual raramente ocasiona afectación diseminada, en
forma leve). Una clasificación más completa es la
propuesta por Gilliam en 1997, la cual las agrupa en: 1)
lesiones cutáneas específicas; 2) lesiones cutáneas
vasculares; 3) alopecía no cicatrizal; y 4) lesiones
varias. Dentro de las entidades específicas agudas, la
más frecuente es el “eritema en alas de mariposa”,
eritema localizado de distribución malar (en mejillas y
dorso de nariz, respetando surco nasogeniano) que
aparece luego de la exposición solar en el 50 % de los
pacientes con LES. La fotosensibilidad en el lupus es
muy frecuente (60-100%) y se ha asociado a anticuerpos
anti-Ro. En ocasiones esta fotosensibilidad desencadena
una erupción maculopapular más generalizada, llamada
“Dermatitis lúpica fotosensible”. Cuando ello ocurre en
ausencia de diagnóstico de LES, nos obliga a realizar
diagnóstico diferencial con otras reacciones de
fotosensibilidad, entre ellas la Erupción Polimorfa a la
Luz (la fotodermatosis más frecuente, que justifica un
90% de las erupciones fotosensibles en la población
sana) y las reacciones a drogas o alimentos. Las
lesiones del Lupus Cutáneo Subagudo son de dos tipos:
papuloescamosas (psoriasiformes) o anulares, las cuales
pueden coalescer formando figuras policíclicas.
Predominan en hombros, torso, cuello y brazos, y también
guardan relación causal con la fotosensibilidad. El
rostro suele estar respetado. Con respecto a las
lesiones crónicas, suelen estar presentes en un 25% de
los pacientes con LES, aunque pueden ocurrir en ausencia
de otras manifestaciones lúpicas, conformando el cuadro
de Lupus Discoide Crónico. Son lesiones en placas,
eritematosas, con escamas bien definidas y adheridas con
tapones foliculares. Estas placas muestran actividad
inflamatoria y se expanden en forma periférica, dejando
un centro cicatrizal y atrófico, con hipo o
hiperpigmentación y telangiectasias. Involucran
usualmente rostro, cuero cabelludo (originando alopecía
cicatrizal), pabellones auriculares, cuello, y menos
frecuentemente, el tórax superior. El resto de la
alteraciones son menos frecuentes e incluyen cuadros muy
variados: formas hipertróficas o verrucosas de Lupus
Discoide Crónico, el Lupus Túmido, el Lupus Profundo
(una verdadera paniculitis lúpica), etc. La alopecía es
un problema frecuente, y puede clasificarse en
cicatrizal o no cicatrizal, siendo la primera
irreversible y la segunda reversible, junto a la mejoría
del cuadro general. A nivel mucoso, se describen las
úlceras orales o nasales, habitualmente pequeñas e
indoloras, presentes en un 15-45% de los pacientes.
El compromiso renal se encuentra en un 50-75% de
los pacientes. Puede causar 5 variedades diferentes de
Nefritis lúpica, diagnóstico al que se arriba a través
de la biopsia renal. La probabilidad de evolución a
insuficiencia renal depende del tipo específico de
nefritis, siendo la manifestación más habitual la
proteinuria, y la ausencia de síntomas o signos de
afectación renal no descarta la presencia de la misma.
No obstante, la realización de una biopsia renal en
todos los pacientes con LES, especialmente aquellos sin
evidencia clínica de lesión renal no se recomienda en la
actualidad. Las posiciones extremas, es decir practicar
biopsia renal a todo paciente con LES o a ningún
paciente, han sido abandonadas.
Las indicaciones de biopsia renal en pacientes con LES
son: proteinuria > 0.5 g/día, deterioro de la función
renal, hematuria (especialmente eritrocitos dismórficos)
y cilindros celulares, y en aquellos en los que se
observa fracaso de la terapéutica o recidiva tras la
terapéutica. En estos casos permite confirmar
diagnóstico, evaluar actividad de la enfermedad,
determinar pronóstico y definir terapia. Diferente es el
caso de los pacientes con nefritis lúpica silenciosa
(función renal y sedimento urinario normales), en los
cuales a pesar de una biopsia anormal, se demostró que
independientemente del tipo histológico, la falla renal
terminal es rara.
La afectación pulmonar incluye la pleuritis con o
sin derrame pleural, neumonitis lúpica aguda y crónica,
hipertensión pulmonar, hemorragia alveolar difusa y el
“síndrome de pulmones encogidos”. La paciente del caso
no presenta síntomas ni signos de afectación
respiratoria, pero la radiografía de tórax muestra
imágenes cálcicas (posiblemente ganglionares) y una
probable lesión secuelar pleural derecha, las cuales
podrían ser secuelares a la tuberculosis padecida en la
juventud.
Las alteraciones hematológicas son frecuentes, e
incluyen recuentos anormalmente bajos en las 3 series,
asociados o en forma aislada. Leucopenia (menor a 4.500
cel/mm³) se halla presente en un 45-65% de los
pacientes. La anemia suele ser secundaria a enfermedad
crónica (como en este caso), más raramente es hemolítica
(con Test de Coombs positivo).
Algunos pacientes pueden presentar esplenomegalia y
adenopatías periféricas.
Mención especial también merecen algunas alteraciones
de laboratorio (no específicas) que suelen estar
presentes: velocidad de eritrosedimentación (VES)
elevada, hipocomplementemia, e hipergammaglobulinemia.
El laboratorio inmunológico más útil para el diagnostico
de LES es la determinación de anticuerpos
antinucleares (ANA), también conocidos como factor
antinúcleo (FAN). El FAN es positivo en títulos
significativos (usualmente 1:160 o mayores) en
prácticamente todos los pacientes lúpicos (95%). La
incidencia de falsos positivos en pacientes sanos es
inversamente proporcional al título de anticuerpos: con
FAN de 1:40 los falsos positivos llegan a 30%, mientras
que con títulos de 1:320 solo al 3%. No obstante, los
ANA también pueden ser positivos en otras enfermedades
autoinmunes: Enf. Mixta del Tejido Conectivo (93%),
Esclerosis Sistémica Progresiva (85%),
Polimiositis/Dermatomiositis (80-60%) y Artritis
Reumatoide (40%), por ejemplo.
¿Presenta nuestra paciente un cuadro de LES? Si nos
remitimos a los criterios diagnósticos de la American
Rheumatism Association (1982), podemos decir que estamos
ante un LES definido, ya que encontramos al menos 5 de
los 11 criterios presentes en la historia clínica de la
paciente, siendo necesarios 4 o más. La paciente
presenta: rash fotosensible (posiblemente también el
eritema en alas de mariposa de no ser por el uso de
filtro solar), artritis, proteinuria persistente,
leucopenia menor a 4.500cel/mm³ en más de dos
oportunidades y un título anormal de anticuerpos
antinucleares (FAN 1:320). La sensibilidad y
especificidad de estos criterios (inicialmente diseñados
para definir casos a incluir en estudios clínicos) son
del 96%. Además, la paciente presenta otros síntomas
menos específicos pero también habituales en pacientes
con LES: fiebre, pérdida de peso, astenia, adenopatías,
VES elevada e hipergammaglobulinemia.
La Dermatomiositis (DM) y la Polimiositis
(PM), por su parte, son miopatías inflamatorias
idiopáticas que afectan a predominantemente a mujeres
entre los 40-50 años. La presencia o ausencia de
lesiones cutáneas no es la única diferencia entre ambas
entidades, ya que inmunopatogenicamente presentan
mecanismos de lesión distintos: en la DM se puede
observar el depósito de inmunocomplejos a nivel
muscular, lo cual sugiere un mecanismo inicialmente
humoral, mientras que en la PM el daño muscular es
principalmente mediado por células T citotóxicas. Otra
diferencia adicional entre ambas es la asociación más
frecuente de la DM con neoplasias.
El cuadro clínico incluye debilidad muscular
simétrica y proximal, a veces acompañada de
mialgias. L
Las clásicas lesiones cutáneas incluyen el “eritema
en heliotropo” y las “pápulas de Gottron”,
que son patognomónicas. No obstante también son
descriptas en este cuadro otras lesiones
características, eritematopapulares fotosensibles,
distribuidas en hombros y parte superior de tórax (signos
del “chal” y de la “V” del escote), las cuales
pueden observarse con relativa frecuencia. Este tipo de
lesiones son muy similares a las presentadas por nuestra
paciente. Otras lesiones menos frecuentes son: la
eritroderma, las llamadas “manos de mecánico”,
telangiectasias periungueales, etc.
En algunos casos se puede ver afectación de la
musculatura estriada esofágica, lo cual causa
disfagia.
La afectación pulmonar ocurre en un 10-20% de los casos,
en forma de enfermedad pulmonar intersticial difusa.
El laboratorio suele mostrar elevación de las enzimas
musculares CPK, aldolasa, ALAT, ASAT y LDH.
Los ANA están presentes hasta en un 60-80% de los casos,
y la determinación de tipos específicos de anticuerpos
es fundamental para detectar asociaciones de otras
enfermedades del colágeno (síndromes de superposición u
“overlap syndromes”). Anticuerpos específicos musculares
también son útiles para determinar patrones de
afectación y pronóstico, siendo los más conocidos los
anticuerpos anti-sintetasa. Dentro de ese grupo se
encuentra el anticuerpo anti-Mi-2, anti-SRP y el más
conocido: anti-Jo-1 (20%). Este se asocia fuertemente
con enfermedad intersticial pulmonar, fenómeno de
Raynaud, artritis y “manos de mecánico”, conformando el
”Sme. Anti-sintetasa” que se encuentra en un 20%
de los casos.
La electromiografía (EMG) muestra habitualmente cambios
miopáticos (potenciales de unidad motora de escasa
amplitud y de corta duración, aumento de potenciales
polifásicos e irritabilidad de membrana), aunque existe
un 10% de falsos negativos. En nuestra paciente la EMG
realizada no mostró un patrón miopático, aunque
diagnosticó síndrome de túnel carpiano bilateral severo.
Hay que tener en cuenta la asociación frecuente entre DM
y otras enfermedades del tejido conectivo, presente en
un 10 a 40% de los casos, lo cual conforma los llamados
Síndromes de superposición (“Overlap syndrome”).
Las entidades asociadas con mayor frecuencia son la
Artritis Reumatoide, Esclerosis Sistémica Progresiva y
LES. Para definir un síndrome de superposición es
necesario reunir criterios diagnósticos para cada
enfermedad por separado, y los síntomas pueden incluir
esclerodactilia, poliartritis, queratoconjuntivitis seca
y fenómeno de Raynaud, entre otros, según los cuadros
asociados. Es habitual que estos pacientes presenten
anticuerpos no específicos de miositis asociados, como
anti-ADN, Scl-70, PM-Scl o ENA.
Un subgrupo importante de pacientes adultos con DM tiene
alta incidencia de neoplasias subyacentes no
diagnosticadas, aproximadamente un 15-30% del total de
los casos. Esta asociación es más frecuente en DM que
en PM, y especialmente en aquellos casos de diagnóstico
tardío (en mayores de 45 años). La neoplasia puede
preceder, ser concurrente, seguir el diagnóstico de DM,
y usualmente se manifiesta dentro de los 2 años
posteriores, siendo improbable su aparición luego de ese
tiempo, aunque hay casos descriptos de neoplasias
diagnosticadas 5 o 6 años luego del diagnóstico inicial
del DM. Se ha intentado identificar características
diferenciales de las lesiones cutáneas de ambos grupos
de DM (paraneoplásica e idiopática), con resultados no
alentadores. Las lesiones observadas en ambos grupos son
similares, aunque un estudio encontró relación entre
lesiones cutáneas necróticas y neoplasias. Por otro
lado, la presencia del fenómeno de Raynaud ocurre sólo
en los casos de DM idiopática. Las lesiones cutáneas
paraneoplásicas no presentan buena respuesta a la
terapia farmacológica, y obviamente evolucionan en forma
paralela a la neoplasia, como es habitual en los
síndromes paraneoplásicos. Los tumores más frecuentes
asociados son: ovario (20%), mama, cérvix, pulmón,
estómago y los linfomas no Hodgkin.
Los primeros criterios diagnósticos fueron elaborados
por Bohan y Peter en 1975, e incluían: 1) debilidad
simétrica y proximal, 2) rash típico (diferencia DM de
PM), 3) enzimas musculares elevadas, 4) EMG con cambios
miopáticos y 5) biopsia muscular con evidencia de
miositis. Un caso definido de DM incluye los 3 o 4
criterios más el rash, mientras 4 criterios todos
excepto el Nº 2 definen un caso de PM. Con menos
cantidad de criterios se habla de cuadros de probable o
posible DM o PM, según la presencia o no rash.
A su vez, estos autores agruparon los casos
diagnosticados de DM/PM en 5 categorías: DM idiopática,
PM idiopática, DM/PM asociadas a neoplasias, DM/PM de la
infancia con vasculitis, DM/PM asociada a otras
enfermedades del colágeno. Estos criterios han sido
revisados en 1995 por Tanimoto et al., incluyendo entre
los mismos los síntomas constitucionales, las
características distintivas de las lesiones cutáneas,
las mialgias, la artritis y anticuerpos específicos de
miositis (Jo-1).
Criterios de Clasificación para Polimiositis y
Dermatomiositis
(Tanimoto et al. 1995)
1-
Lesiones cutáneas: heliotropo, signo
de Gottron, eritema con signo del chal o signo de la
V.
2-
Debilidad muscular proximal (cinturas
escapular o pelviana).
3-
Elevación de CPK o aldolasa.
4-
Dolor muscular espontáneo o a la
palpación.
5-
Cambios miogénicos en EMG.
6-
Anticuerpo anti-Jo-1 positivo (histidil-ARN-sintetasa).
7-
Artralgias o artritis no erosiva.
8-
Signos inflamatorios sistémicos
(fiebre, prot. C reactiva elevada o velocidad de
eritrosedimentación mayor a 20 mm/1ª hora).
9-
Biopsia muscular con evidencia de
miositis inflamatoria.
Los pacientes con al menos un hallazgo del ítem 1 y
cuatro criterios de los ocho restantes, presentan un
cuadro de Dermatomiositis (sensibilidad 94% y
especificidad 90%). En ausencia de hallazgos del ítem 1
y con cuatro de los ocho restantes el paciente presenta
un cuadro de Polimiositis (sensibilidad 99% y
especificidad 95%).
¿Presenta nuestra paciente un cuadro de Dermatomiositis?
Posee lesiones cutáneas compatibles, signos
inflamatorios sistémicos y artritis no erosiva; el resto
de los criterios se hallan ausentes, a excepción del
anticuerpo anti-Jo-1 aún pendiente. En contra se
encuentra la presencia de leucopenia y la proteinuria,
ya que esos hallazgos raramente se ven en la DM. Por
todo ello podemos decir que el diagnóstico es
incompleto, fundamentalmente por la ausencia de
manifestaciones musculares.
Ahora bien, existe una variedad bien conocida de DM sin
afectación muscular, la llamada Dermatomiositis
amiopática (o DM “siné myositis”), no incluida en los
criterios diagnósticos anteriormente mencionados.
Representa el 2 al 10% de los casos de DM, y se
caracteriza además por la presencia de fatiga intensa,
prurito, fotosensibilidad y artralgias. En algunos casos
la afectación muscular se hace presente con la evolución
de la enfermedad, en otros casos solo puede ponerse en
evidencia con imágenes de resonancia magnética (RMI). Se
relaciona con neoplasias en la misma proporción que la
DM clásica.
En resumen, el diagnóstico de DM es alejado con respecto
al de LES, excepto que se tratara de una forma
amiopática de la enfermedad. Asimismo, de confirmar el
diagnóstico de Dermatomiositis amiopática, la presencia
concomitante de criterios suficientes para el LES nos
sitúa ante un síndrome de superposición.
Concluyendo, considero que la paciente posee LES, con
manifestaciones cutáneas, articulares, hematológicas y
renales. El tratamiento con hidroxicloroquina parece ser
el adecuado por ahora, dada la notable mejoría de la
paciente en cuanto a sus manifestaciones cutáneas y
articulares. No obstante, es imperativa la realización
de la biopsia renal para
establecer el tipo y grado de compromiso renal, lo cual
determinará la
evolución y pronóstico, así como la necesidad de
eventual tratamiento específico.
Si bien el diagnóstico de DM no es concluyente de
acuerdo con los criterios actualmente utilizados, la DM
amiopática debe ser tenida en cuenta ante presencia de
lesiones altamente compatibles y sugerentes. Dado que
esta entidad presenta igual asociación con neoplasias
que la DM idiopática, en esta paciente de 55 años, creo
recomendable considerar este diagnóstico de forma
operativa. Sería recomendable realizar un seguimiento de
la paciente por lo menos durante 2 años, con controles
periódicos en busca de una posible neoplasia, con un
exhaustivo examen físico, laboratorio de rutina y ca-125,
senografía, TAC de tórax, abdomen y pelvis. La TAC de
tórax además de tener indicación para búsqueda de
cáncer, sería útil para reevaluar el aparato
respiratorio, en una paciente con antecedente de
tuberculosis, con neumonía previa de lenta resolución
previa, y radiografía de tórax patológica al ingreso. Si
bien estas alteraciones parecieran ser secuelares a los
procesos antes mencionados, la posibilidad de afectación
pulmonar tanto por LES como por DM también debe ser
considerada y a este respecto la TAC de tórax sería de
mucho valor.
Por último, debería ajustarse el tratamiento de
hipotiridismo, y realizarse una evaluación y tratamiento
del Síndrome del túnel carpiano.
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Discusión |
La discusión de este seminario
corresponde al 14 de mayo de 2009, a cargo del
Dr. Diego Bertola. |
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