Discusión del
caso clínico
Dra. Maritxu
Larraza
Voy a analizar el caso de un paciente varón de 70 años,
que es ex tabaquista y presentó múltiples accidentes
cerebrovasculares, que probablemente lo condujeron a un
cuadro de demencia vascular y secundario a esto a la
postración. Presenta sondaje vesical permanente. Ingresó
a nuestro hospital por cuadro de vómitos con
deshidratación e insuficiencia renal aguda, que corrigió
con la administración de cristaloides.
En el examen físico se constató desnutrición severa,
escara sacra grado II. Durante su internación presentó
neumonía intrahospitalaria por lo que inició tratamiento
antibiótico.
Como hallazgo ecográfico se encontró una masa
retroperitoneal.
Voy a tomar como dato guía la demencia, para luego
analizar las posibles conductas, ya que se plantea un
dilema ético en cuanto al estudio de esa masa en este
paciente en particular.
La demencia tiene una incidencia del 6- 8% en mayores de
65 años y un promedio de vida de 6- 8 años.
Se caracteriza por presentar alteraciones patológicas en
la memoria reciente y remota, afectar otras áreas
cognitivas (lenguaje, praxis, cálculo, función visuo-espacial,
atención, juicio) y las actividades de la vida diaria.
Interfiere en las actividades laborales, sociales e
interpersonales, debiendo siempre descartar la presencia
de delirio, estado confusional agudo, y alguna
enfermedad psiquiátrica.
La evaluación se realiza a través de los test
psicométricos, y del análisis de las actividades de la
vida diaria.
Se considera a la demencia vascular cuando los síntomas
comienzan o empeoran dentro de los tres meses de
producido el accidente cerebrovascular y las
neuroimágenes evidencian infartos corticales y
subcorticales bilaterales.
En cuanto a la anamnesis y el examen físico, hay que
evaluar la función ejecutiva (capacidad de elaborar un
pensamiento abstracto, resolver problemas, planificar
eventos futuros, manejar más de una idea) aspecto que no
cumplía nuestro paciente; evaluar también la función
visuo- espacial (capacidad de manipular y sintetizar
información no verbal), el lenguaje (capacidad de
comprender y expresar información verbal) y por último
la memoria (capacidad de aprender, retener y recordar
información nueva).
¿Cuándo se considera a la demencia avanzada?
Cuando la enfermedad limite la esperanza de vida a 6
meses y se acompañe de síntomas, la progresión de la
enfermedad esté bien documentada (criterios clínicos y
de laboratorio, ingresos frecuentes al hospital en los
últimos 6 meses, elevado consumo de los servicios de
atención domiciliaria y presente un deterioro funcional
reciente ej: dependencia para 3 o más AVD), que presente
una pérdida de peso > 10 Kg en los últimos 6 meses o una
albúmina menor de 25 gr/L. Es decir, el estado funcional
y las complicaciones médicas (tratamiento durante el
último año por una comorbilidad que implique disminución
de la supervivencia, la presencia de disfagia o negación
para comer, al igual que si es portador de una SNG o la
aparición de comorbilidades como neumonía por
broncoaspiración, sepsis de origen urinario, úlceras de
decúbito o Fiebre recurrente después del uso de ATB).
¿Hasta dónde llegar con el tratamiento?
El manejo sintomático, la valoración de la indicación
del ingreso hospitalario y el grado de agresividad en el
tratamiento de las complicaciones son los problemas
fundamentales en la atención de estos pacientes.
La toma de decisiones en relación al tratamiento y
planificación de cuidados debe ser un proceso dinámico e
individualizado.
¿Cuándo los pacientes con demencia avanzada son
candidatos a tratamiento paliativo?
En este punto se tiene en cuenta la supervivencia
esperada, que al tratarse de una enfermedad de tan larga
evolución y de pronóstico tan variable, que depende
mayormente de las complicaciones, resulta muy difícil de
establecer. A su vez, se tienen en cuenta ciertos
requisitos para la inclusión del paciente en programas
formales de cuidados paliativos (escala de FAST).
¿A qué nos referimos con cuidados paliativos?
Al alivio sintomático y prevención de complicaciones,
mantenimiento del confort del paciente y atención de la
familia en el proceso final y en el duelo.
Es importante prestar especial atención al control de
los síntomas (dolor, disnea, abundantes secreciones) y a
la toma de decisiones.
En cuanto a este último punto, existen ciertos elementos
a considerar en la toma de decisiones terapéuticas:
v
Enfermedad fundamental y grado de evolución
v
Crisis actual
v
Frecuencia de complicaciones
v
Opinión del enfermo
v
Actitud del paciente ante los cuidados
v
Grado de control sintomático y confort
v
Opinión de la familia
v
Evitar juicios subjetivos respecto a la calidad de vida
La toma de decisiones se basa fundamentalmente en los
siguientes puntos:
- Adecuación del ingreso en determinadas complicaciones
- Grado de agresividad en el tratamiento de las
infecciones recurrentes
- Empleo de hidratación y nutrición por SNG (disfagia,
desnutrición)
En este último punto me quiero detener,
creo que debemos preguntarnos si la alimentación por
sonda en pacientes con demencia avanzada aporta
realmente beneficios
Es común que los pacientes con demencia en fase terminal
presenten problemas para la deglución, por lo que muchas
veces el médico y los familiares deciden la colocación
de una sonda nasogástrica, con el argumento de disminuir
el riesgo de broncoaspiración y mejorar las úlceras por
presión.
Es sabido que la alimentación en la mayoría de los casos
no mejora el estado nutricional ni el pronóstico de la
enfermedad. Además ni la sonda ni la gastrostomía
disminuyen los episodios de broncoaspiración, y por
último estas medidas en general incomodan a los
pacientes, quienes intentan quitárselas, por lo que se
recurre a la restricción.
Entonces lo más adecuado sería fundamentar en criterios
muy restrictivos la decisión de nutrirle por sonda
nasogástrica o por gastrostomía. Entre dichos criterios
deberían considerarse, en primer lugar, las preferencias
del propio enfermo en relación de la instrumentalización
de su muerte, y la posibilidad real de mejorar su estado
funcional, su calidad de vida, evitar broncoaspiraciones
o prolongarle la vida.
Ahora bien, tenemos un paciente con demencia avanzada a
quien se le halló una masa retroperitoneal por
ecografía.
Dentro de la patología de retroperitoneo tenemos los
hematomas retroperitoneales, la fibrosis retroperitoneal
idiopática, los abscesos, y por último las causas
tumorales (tumores primarios del retroperitoneo, los
linfomas y las metástasis principalmente de tumores
testiculares y pelvianos).
Para el estudio de una masa en retroperitoneo se
requiere de tomografía computada de abdomen y pelvis,
punción biopsia guiada bajo TC, y probablemente de
acuerdo a la etiología tratamiento quirúrgico,
quimioterapia o radioterapia.
Es en este punto, que surge nuevamente la toma de
decisión en cuanto a la realización de procedimientos
diagnósticos y eventual tratamiento.
La decisión en
cuanto a la indicación, realización o suspensión de
procedimientos diagnósticos o terapéuticos en enfermos
moribundos no siempre es fácil. Por lo que se abordarán
los principales dilemas bioéticos en las personas
gravemente enfermas, dilemas de conducta en relación con
la muerte, como son el encarnizamiento terapéutico,
eutanasia pasiva, ortotanasia.
En la distanasia o encarnizamiento terapéutico se insiste en la
aplicación de medidas desproporcionadas, cuyo beneficio
real es poco probable en pacientes graves, los que de
acuerdo con la experiencia previa e índices pronósticos
son considerados no recuperables.
La valoración
técnica, social y ética de estos pacientes, el respeto a
la dignidad del enfermo con la aplicación de medidas
sencillas con el menor riesgo, costo y molestias
posibles, evita el encarnizamiento terapéutico, lo que
se denomina adistanasia, que permite una muerte con
dignidad.
La ortotanasia,
consiste en todas las medidas encaminadas a mejorar la
calidad de vida de los enfermos a quienes se pronostica
la muerte a corto plazo, se evita el encarnizamiento
terapéutico, pero lo más importante es la comunicación y
el diálogo del enfermo con su médico, sus familiares y
amigos, quienes proporcionan apoyo psíquico y moral.
A diferencia de los procedimientos que ayudan a morir,
la ortotanasia ayuda en el morir.
Como conclusión, estamos ante la presencia de un
paciente con demencia vascular avanzada con clara
indicación de cuidados paliativos.
La situación habitual es que los pacientes reciben
múltiples episodios de tratamiento curativo y unas pocas
semanas de tratamiento de confort al final de la vida.
Se cree que la razón fundamental de este hecho radica en
la visión tradicional de creer que los objetivos de
curar y prolongar la vida son incompatibles con el
objetivo de disminuir el sufrimiento y mejorar la
calidad de vida.
En cuanto al motivo de ingreso que fue la intolerancia
oral, esta es una característica de la demencia
avanzada, pero me pregunto qué papel podría tener la
masa en la producción de dichos síntomas, y si se
debería tomar alguna conducta en nuestro paciente.
Y por último en cuanto al rol de la nutrición, la única
opción para saber su utilidad es intentar, pero no debe
mantenerse en forma sistemática sin una adecuada
evaluación de los beneficios que queremos alcanzar, los
perjuicios que podemos ocasionar y los criterios del
paciente y de los que lo representan.
En el caso de nuestro paciente, si consideramos la
complicación de su internación que fue una neumonía por
broncoaspiración, me pregunto si no será mayor el riesgo
que el beneficio que le aportamos
Propongo:
- Garantizar la aplicación de los cuidados paliativos
- Informar a la familia, y decidir los objetivos de
tratamiento en conjunto
- Manejo interdisciplinario: definir a través de un
consenso médico, junto con el Comité de Bioética
hospitalario cuáles serán las medidas para lograr dichos
objetivos
- Definir continuar con la nutrición e hidratación
artificial
- Plantear la posibilidad de internación domiciliaria o
en una institución geriátrica
Bibliografía:
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coordinado por Salvador Bergel. 2006 Pág 209-223
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