Discusión del
caso clínico
Dr. Nicolás
Frigieri
En esta ocasión voy a discutir el caso de un varón de
25 años que presenta un cuadro de 6 meses de evolución
caracterizado por dolor, tumefacción y eritema, a nivel
de las zonas de ganglios cervicales y axilares. Dichas
lesiones fistulizaron espontáneamente a piel drenando
material de características purulentas, las cuales
mejoraron transitoriamente en esa ocasión, con
tratamiento antibiótico. En esta internación el paciente
ingresa por un cuadro de presentación similar al
anterior. Debemos aclarar inicialmente que nuestro
paciente presenta serología para HIV negativa.
Para el desarrollo del análisis de nuestro paciente voy
a tomar como dato de importancia las lesiones que
nuestro paciente presenta en el territorio axilar y
cervical teniendo en cuenta que las mismas son
recurrentes, en el contexto de un paciente sin infección
por HIV (escenario que sería completamente diferente
desde el punto de vista epidemiológico).
Lo que hace a generalidades de las adenopatías,
se consideran generalizadas si afectan tres o más áreas
no contiguas. En más de las dos terceras partes de estas
se deben a procesos inespecíficos, o bien a procesos de
vías aéreas superiores, y en menos de 1% se asocian a
procesos malignos. A medida que aumenta la edad del
paciente (sobre todo después de la cuarta o quinta
década de la vida) el riesgo de que sean malignas es
mayor.
Podemos dividir las causas que producen adenopatías las
cuatro grandes grupos:
·
Infecciosas
·
Inmunológicas
·
Asociada a neoplasias
·
Procesos linfo y mieloproliferatívos
Si analizamos nuevamente el cuadro clínico de nuestro
paciente el mismo presenta 6 meses de evolución con
compromisos de adenopatías cervicales y axilares las
cuales drenan material de características purulentas,
teniendo en cuenta además que nuestro paciente es
presidiario (lo cual no es un dato menor si pensamos en
la incidencia y prevalencia de ciertas enfermedades
infecto-contagiosas en estos grupos), es apropiado
considerar que la causa más probable de la patología de
nuestro paciente sea infecciosa, por lo que la lista de
las enfermedades posibles se acota. Dentro de las cusas
de adenopatías infecciosas podemos mencionar:
·
Bacterianas:
piógenas, sífilis, enf. por arañazo de gato, nocardiosis,
brucelosis;
·
Virales:
VEB, CMV, HIV, rubéola, hepatitis;
·
Micóticas:
histoplasmosis, paracoccidioidomicosis,
coccidioidomicosis;
·
Micobacterias:
lepra, tuberculosis, micobacterias atípicas;
·
Parasitarias:
toxoplasmosis, filariasis, tripanosomiasis,
leishmaniasis
Si tenemos en cuenta que las lesiones de nuestro
paciente presentan secreción de tipo purulenta dentro de
lo que son las adenopatías piógenas, el
Streptococcus pyogenes del grupo A y el
Staphylococcus aureus son los agentes más comunes.
Se originan a punto de partida de una infección
respiratoria alta y las mismas suelen responder
adecuadamente al tratamiento antibiótico. Podemos decir
además que estas linfadenopatías son más frecuentes en
niños, son de evolución aguda, raramente son bilaterales
y sin tratamiento antibiótico muchas veces comprometen
estructuras vecinas generando en ciertas oportunidades
cuadros severos de shock séptico, y eventualmente la
muerte. El cuadro de nuestro paciente presenta lleva más
de 6 meses, sin afectación regional, con compromiso de
estructuras periganglionares muy bien tolerada y con
escasa repercusión sistémica, por lo que creo que el
caso de nuestro paciente corresponda a una adenitis
piógena.
Pensando en las causas que producen linfadenitis
subagudas o crónicas, otra enfermedad que tener en
cuenta es la tuberculosis ganglionar. Esta forma
(conocida como el Mal del Rey o escrófula)
representa el 30% de los casos de tuberculosis
extra-pulmonar, y a la inversa el 70% de estos pacientes
en los que hay afectación ganglionar no presenta
síntomas ni alteraciones pulmonares. Afecta ganglios
cervicales y axilares, fistulizando y drenando
material caseoso o purulento frecuentemente. Los cuadros
clínicos van a ser diferentes si se trata de pacientes
con infección por HIV o sin ella. En los pacientes con
serología negativa como en nuestro caso generalmente se
presentan de forma secundaria a una reactivación de
primoinfección, con pocas o nulas manifestaciones a
nivel de la radiografía de tórax, así como también pocos
síntomas en cuanto al cuadro clínico habitual de
tuberculosis (fiebre, sudoración nocturna y pérdida de
peso). En la radiografía de tórax de nuestro paciente se
visualiza una imagen radiopaca periférica a nivel de la
base derecha lo que hace que me hace preguntarme si es
una secuela de una infección pulmonar previa que
justifique la primoinfección, o bien si es una secuela
de la colocación del tubo de drenaje pleural secundario
a la herida de arma blanca a nivel del tórax. En las
imágenes de la TAC de tórax que se realizó se evidencia
un engrosamiento pleural de la pleura parietal y
visceral con tabiques que migran hacia el parénquima con
hipodensidad entre las hojas pleurales. Es imposible
precisar el origen si es realmente una secuela
infecciosa o bien por instrumentación torácica
basándonos en las imágenes solamente, así como tampoco
creo que sea determinante hacerlo de manera agresiva,
teniendo sitios de afectación posible más accesibles.
Con respecto al diagnóstico de esta enfermedad, en la
internación anterior hace 6 meses se realizó punción
aspiración de secreción de la lesión cuyos cultivos para
gérmenes comunes y BAAR negativos. Esta metodología
para el aislamiento de BAAR presenta sensibilidad
diferente según se trate de pacientes infectados por HIV
o pacientes HIV negativos. La punción aspiración con
aguja fina (PAAF) en pacientes sin infección por
HIV, se vio en los diferentes estudios comparativos
analizados, que la sensibilidad de este método varía
entre 40-70%, siendo la especificidad aproximadamente
del 90%. En cambio en los pacientes con infección por
HIV este mismo método (PAAF), en las series analizadas
la sensibilidad presenta un porcentaje mayor, entre el
80-87%, manteniendo una especificidad similar. Este
incremento en la sensibilidad en los pacientes HIV se
debería q que estos pacientes presentan cuadros de TBC
diseminadas con mayor carga bacilífera en los sitios
afectados.
Hay estudios en los cuales se comparó realizar PCR para
Mycobacterium tuberculosis comparada con el
método “gold standard” que es el cultivo e histología de
ganglio. En los mismos se llegó a la conclusión de que
no hay diferencias en cuanto al rédito diagnóstico, por
lo que algunos autores recomiendan como método
diagnóstico inicial realizar PAAF con PCR para
Mycobacterium tuberculosis, por considerarlo un
método simple con buena sensibilidad y especificidad, y
sobre todo más rápido que el cultivo. No obstante, es un
método caro y poco disponible. En cuanto a la
metodología diagnóstica para nuestro paciente, teniendo
en cuenta los métodos accesibles en nuestro hospital,
considero que debemos realizar biopsia escisional de
ganglio linfático (con cultivo) que es el método
empleado tradicionalmente.
Volviendo nuevamente al cuadro clínico de nuestro
paciente, este presenta tumoraciones cervicales y
axilares, las cuales drenan material de características
purulentas, que respondieron parcialmente al tratamiento
con cefalotina, con una TAC de tórax que muestra
engrosamientos pleurales derechas y con piezas
dentarias en muy mal estado. Enfocándolo desde otra
perspectiva, nos hace preguntar: ¿el paciente presenta
son sólo adenopatías, o bien adenopatía con lesiones
tumoraciones asociadas?
Con los puntos analizados en el párrafo anterior y
repasando nuevamente las posibles causas de linfadenitis
subagudas y crónicas surge así la posibilidad que
nuestro paciente presente una actinomicosis. Esta
enfermedad producida por un bacilo gram positivo
anaerobio, el Actinomyces israelii,
produciéndose la misma usualmente a punto de partida de
un foco odontógeno. No sólo afecta a la región cervical
sino que también afecta otras regiones corporales
incluso diferentes órganos de la economía, como el
pulmón, aparato digestivo y pelvis. En lo que respecta
al diagnóstico de esta enfermedad, los cultivos del
bacilo se realizan en medios anaerobios estrictos
pudiendo demorar hasta 4 semanas en aislarse el germen,
y el método el cual confirma el diagnóstico en la
mayoría de los casos es la visualización de gránulos
de azufre típicos, que están compuestos por
bacterias, piezas de fosfato de calcio y detritos
celulares. El cuadro de nuestro paciente no presenta
afectación aparente de otros órganos, las
características de las secreciones son diferentes y es
una enfermedad menos frecuente que la tuberculosis, por
lo que consideraría como un diagnóstico alternativo pero
más alejado.
Para finalizar el análisis de las posibles causas que
justifiquen el cuadro clínico del paciente dentro de la
lista de enfermedades que planteamos inicialmente
debemos decir, que si bien parece muy baja la
probabilidad de que nuestro paciente presente una causa
maligna que justifiquen las lesiones en halladas, y
teniendo en cuenta que es un paciente joven, no debemos
olvidarnos de los linfomas, más específicamente el
linfoma cutáneo de células T. Este tipo de linfoma a
nivel de la piel puede afectar el tejido celular
subcutáneo simulando clínicamente una paniculitis,
incluso con la posibilidad de desarrollar un síndrome
hematofágico, el cual se presenta inicialmente como una
paniculitis la cual al principio es autolimitada muchas
veces, que puede recurrir, cursando las recurrencias con
cuadros de fiebre y gran repercusión sistémica que
llevan incluso al shock de causa muchas veces no
sospechada. Este síndrome es fatal si se asocia a
ciertas neoplasias como es el linfoma cutáneo de células
T o bien leucemias mieloides agudas. No obstante, al ser
neoplasias tan agresivas el curso de la enfermedad es
más breve con una alta mortalidad. Son diagnósticos
alternativos muy alejados.
Como conclusión creo que estamos ante una enfermedad
infecciosa crónica, que probablemente sea una
tuberculosis ganglionar la cual es recurrente y que las
lesiones pueden presentar drenaje purulento ya que se
encuentran sobreinfectadas con gérmenes saprófitos de
piel. Los cultivos y la histología de la biopsia
exicional nos aportaran el diagnóstico de certeza.
Como conductas sugiero continuar con el tratamiento
antibiótico evaluando la respuesta clínica por la
posibilidad de que las lesiones estén sobreinfectadas
con bacterias saprófitas de piel, no retrasar la biopsia
escisional de ganglio realizándola a nivel del
territorio axilar ya que considero que el riesgo de
complicaciones en menor que a nivel cervical para tener
un diagnóstico de certeza y realizar el tratamiento
dirigido y específico.
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