Discusión del
caso clínico
Dra. Esilda Giancola
Voy a discutir el caso de una paciente de 35 años
hipertiroidea (diagnosticada hace 5 años) que realizó
tratamiento incompleto con metil-mercaptoimidazol,
controles posteriores inadecuados y falta de adherencia
al tratamiento. También refiere fuertes antecedentes
familiares de hipertiroidismo. La consulta que realiza
es por dispepsia de 45 días de evolución, asociada a
pérdida de peso y debilidad generalizada. Es evaluada
inicialmente por un endocrinólogo quien, sospechando
insuficiencia suprarrenal solicita cortisol sérico el
que se encuentra levemente disminuido. Del mismo tiempo
refiere exoftalmos y disminución de la agudeza visual
progresivos. Como dato guía para mi discusión voy a
tomar el hipertiroidismo y la oftalmopatía.
En lo que respecta al hipertiroidismo existen
diversas entidades nosológicas capaces de provocarlo.
Las dos causas más comunes son la enfermedad de
Graves-Basedow y la enfermedad de Plummer, abarcando
entre ambas el 95% de los casos.
La enfermedad de Graves-Basedow (EG), se trata de
un trastorno autoinmune, producto de la formación de
autoanticuerpos contra el receptor de TSH, que estimulan
el crecimiento glandular, la síntesis hormonal y su
liberación. La oftalmopatía, el mixedema pretibial y la
acropaquia (muy infrecuente) son manifestaciones
extratiroideas de enfermedad tiroidea autoinmune. La
enfermedad de Plummer (el adenoma tóxico solitario y
el bocio multinodular toxico), resulta de la hiperplasia
focal y/o difusa de las células foliculares de la
tiroides, cuya capacidad funcional es independiente del
control de la TSH. La autonomía se debe a mutaciones
somáticas activadoras en el gen del receptor de TSH.
Nuestra paciente presenta antecedentes familiares, bocio
difuso, oftalmopatía (confirma naturaleza autoinmune) y
centellograma con concentración del radiofármaco
homogénea en ambos lóbulos tiroideos, sin evidenciarse
áreas francas de hipo o hipercaptación. Todo esto
sugiere alta probabilidad de enfermedad de
Graves-Basedow, si bien por el momento no tenemos
determinación de Acs. TRab (anticuerpos anti-receptor de
TSH) ni de TPOAb (anticuerpos anti-tiroperoxidasa), los
que confirmarían esta entidad.
Al evaluar inicialmente un paciente con exoftalmos
hay que considerar distintas etiologías. Aunque en el
contexto de enfermedad de Graves el diagnóstico es
claro, nombraré estas causas a tener en cuenta.
El
síndrome de Cushing
puede cursar con exoftalmos en un 0-30% de los casos por
acumulación de grasa retroorbitaria. La miositis
orbitaria es la inflamación inespecífica idiopática
de uno o más músculos extraoculares que se da en
adultos, con diplopía y dolor de inicio brusco,
exacerbado con los movimientos oculares. La celulitis
orbitaria es una infección postseptal grave,
generalmente unilateral, que cursa con fiebre, dolor
retroocular y afectación de la visión con compromiso
general. La histiocitosis X suele darse en la
infancia con acúmulos de histiocitos en tejidos blandos
y huesos, el compromiso oftálmico es poco frecuente pero
cuando aparece se manifiesta con exoftalmos y se
acompaña de DBT insípida por afectación hipofisaria. La
miastenia gravis tipo I ocular pura se manifiesta
con oftalmoparesia con ptosis palpebral y debilidad de
los músculos extraoculares con diplopía, pudiendo cursar
con exoftalmos. Todas estas entidades las descarto, ya
que nuestra paciente no presenta cuadro clínico
compatible con ninguna y además existe una enfermedad
clara más probable como causa del exoftalmos. La
oftalmopatía de Graves es el diagnóstico más probable.
La oftalmopatía de Graves (OG) es un proceso
autoinmune órgano específico donde hay una oftalmopatía
asociado con un malfuncionamiento tiroideo. El 93% de
los casos ocurren en pacientes con hipertiroidismo de
Graves, pero 3% de pacientes con OG tienen
hipotiroidismo y el 4% son eutiroideos. En pacientes con
EG la enfermedad ocular se manifiesta en un 20% antes
del comienzo, en un 40% concurrente con ella y en el 40%
restante después del comienzo.
La evidencia de OG subclínica en pacientes
hipertiroideos sin OG aparente debe considerarse, e
incluye: valores de proptosis mayores que en controles
sanos, un aumento anormal en la presión intraocular al
dirigir la mirada hacia arriba y engrosamiento de los
músculos extraoculares en la TAC o en la ecografía.
Clínicamente se manifiesta en mujeres en un 73% sin
embargo, los hombres que tienen oftalmopatía son más
propensos a cuadros severos. El compromiso es bilateral
y simétrico, con signos característicos como son la
proptosis y el edema periorbitario. Los síntomas
principales son fotofobia, lagrimeo, sensación de cuerpo
extraño, dolor orbital, ojos rojos, saltones, diplopía,
disminución de la visión de los colores y menor agudeza
visual. La visión borrosa puede deberse a una menor capa
de lágrimas (que desaparece al parpadear), a visión
doble (que desaparece al cubrir uno de los ojos) o
neuropatía óptica (que no desaparece al realizar las
maniobras anteriores).
Los cambios oculares se explican por el efecto de masa
del volumen aumentado de los músculos extraoculares y de
la grasa orbital, debida a la acumulación de
glicosaminoglicanos (GAG). Los GAG son producidos y
segregados por los fibroblastos orbitarios, células
primarias en el ataque autoinmune, que expresan
receptores de TSH funcionales. La secreción de GAG por
los fibroblastos se incrementa por las citocinas
liberadas por los linfocitos T, como el TNF α y el IF Ɣ,
lo que implica que la activación de las células T es una
parte importante en la patogenia de esta enfermedad. Los
GAG son compuestos polianiónicos hidrofílicos que atraen
osmóticamente grandes cantidades de agua, produciendo
un aumento en la presión de la órbita.
Los cambios oculares pueden registrarse de acuerdo a la
clasificación NOSPECS (acrónimo que significa en inglés
“sin anteojos”) desarrollada por la Asociación Americana
de Tiroides (ATA), la que tiene importancia histórica y
es muy descriptiva en cuanto a severidad. No obstante,
no tiene buen correlato con la actividad del proceso y
se discute el orden secuencial de los estadios.
Clasificación NOSPECS |
Clase 0 |
No hay síntomas o signos (“No symptoms
or signs”) |
Clase I |
Sólo signos, no hay síntomas. Por ejemplo, la
retracción del párpado, mirada fija, asinergia
oculopalpebral. (“Only
signs”) |
Clase II |
Afectación de los tejidos blandos: hinchazón y
enrojecimiento palpebral, conjuntival y de la
carúncula, fotofobia, lagrimeo o sensación de
cuerpo extraño. (“Soft tissue
involvement”) |
Clase III |
Proptosis |
Clase IV |
Hay compromiso de los músculos extraoculares,
con restricción de la movilidad de los músculos
oculares y/o diplopía. (“Extraocular
muscle involvement”) |
Clase V |
Hay afectación corneal: queratitis, úlcera
corneal. (“Corneal involvement”) |
Clase VI |
Existe pérdida de la visión por afectación del
nervio óptico (menor agudeza visual, alteración
de la visión de los colores, defectos en el
campo visual) (“Sight loss”) |
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El diagnóstico se basa en la evaluación de los cambios
oculares, evidencia de la autoinmunidad tiroidea
coexistente y en imágenes de las órbitas, para excluir
un diagnóstico alternativo.
El Grupo Europeo sobre Orbitopatía de Graves (EUGOGO) ha
publicado recomendaciones para la evaluación ocular. Se
debe evaluar la severidad de la enfermedad de acuerdo a
la clasificación NO SPECS. Se indica derivación urgente
si presenta: historia de ojos súbitamente saltones,
deterioro inexplicable de la visión, cambio en la
intensidad o la calidad de la visión coloreada (signo
muy sensible de neuropatía óptica distiroidea) en uno o
ambos ojos y papiledema.
También se puede evaluar la actividad de la enfermedad
de acuerdo al Puntaje de Actividad Clínica (PAC),
desarrollado en base a los signos y síntomas
característicos de la inflamación retroocular:
·
dolor retrobulbar espontáneo
·
dolor al intentar mirar hacia arriba o hacia abajo
·
enrojecimiento palpebral
·
enrojecimiento conjuntival
·
edema palpebral
·
quemosis
El PAC es la suma de todos los elementos presentes (un
punto cada uno), un PAC de 3 o más indica OG activa.
Con respecto a las imágenes de las órbitas por TAC o RMI
pueden no ser necesarias en todos los pacientes, están
indicadas cuando el diagnóstico es incierto, en casos de
enfermedad unilateral y cuando se sospecha neuropatía
óptica distiroidea.
Nuestra paciente presenta varias afecciones antes descriptas pero
la que la lleva a la consulta es la disminución de la
agudeza visual por probable compromiso del nervio
óptico. La neuropatía óptica distiroidea (NOD) es
una complicación grave, que suele afectar a menos
del 5 % de los pacientes y puede conducir a la pérdida
irreversible de la visión, en el 80% es bilateral y el
65% presenta defecto en el campo visual. Se produce por
compresión directa del nervio óptico o por compresión de
los vasos que lo irrigan a nivel del vértice orbitario.
Para llegar al diagnóstico de esta entidad existen
diferentes pruebas de función visual, como potenciales
evocados positivos en un 94%, test de la visión de los
colores alterado y defectos del campo visual en un 65%.
En un 50% el nervio óptico presenta apariencia normal al
fondo de ojo o imágenes.
El EUGOGO recomienda tomar decisiones terapéuticas
agresivas de acuerdo a la severidad y la actividad de la
enfermedad ocular. Nuestra paciente presenta una OG con
NOD muy severa, por lo tanto requiere tratamiento
urgente ante el riesgo de pérdida definitiva de la
visión.Escuchar
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LLLLLLLos
pulsos de metilprednisolona (PIVM) se asocian a un mejor
resultado que la descompresión quirúrgica inmediata y la
radioterapia. El esquema incluye un PIVM de 1g/día por 3
días. Si no hay mejoría, se repite otro PIVM a la
semana. Si a pesar de ello las funciones visuales no
mejoran en 2 semanas, se indica descompresión quirúrgica
urgente. Por lo demás continuamos con prednisona oral
40mg/día por 2 semanas, luego 30mg/día por 4 semanas,
20mg/día por 4 semanas disminuyendo gradualmente hasta
suspender en 8 semanas.
En cuanto a la debilidad muscular asociada al
hipertiroidismo hay que hacer ciertas
consideraciones.
El hipertiroidismo mismo produce miopatía
hipertiroidea y debilidad de los músculos proximales
y se acompaña de disminución de la masa muscular que
puede evolucionar a la atrofia. Es más común en
pacientes ancianos. Debemos considerar también a la
parálisis periódica hipokalémica, que es una
manifestación neuromuscular infrecuente en de la
tirotoxicosis, los ataques aparecen súbitamente con
debilidad generalizada que afecta fundamentalmente a la
musculatura proximal de miembros inferiores. El grado de
hipokalemia es variable, y como factor desencadenante se
describen el ejercicio físico y la ingesta de hidratos
de carbono elevada. Existe una
forma apática de crisis tirotóxica (forma “apática de
Lahey”), que se observa principalmente en
ancianos. Se caracteriza por postración extrema con
apatía, somnolencia, hipotonía muscular y
cuadriparesia, en ausencia de bocio prominente y
oftalmopatía. En el caso de nuestra paciente se
encuentra alejado ya que no presentaba fiebre, ni
taquicardia ni tampoco falla multiorgánica. Se ha
reportado también la asociación de enfermedad de Graves
con insuficiencia suprarrenal primaria y miastenia
gravis como patologías autoinmunes asociadas las que
pueden causar debilidad.
La insuficiencia suprarrenal idiopática o primaria
autoinmune puede darse en el contexto de 2 síndromes
poliglandulares autoinmunes
(SPGA I y II). El primero se asocia a enf. Addison e
hipoparatiroidismo, y el segundo a Addison, diabetes,
enf. Graves y a miastenia gravis. Estos cuadros
presentan adrenalitis autoinmune, la que se produce por
anticuerpos frente a corteza suprarrenal, cuya presencia
tiene valor diagnóstico. La presencia de anticuerpos
suele preceder al desarrollo de la enfermedad, pero no
todos los pacientes que los tienen van a padecerla. Los
anticuerpos circulantes no son perjudiciales para la
suprarrenal, pero sí indican el trastorno inmunológico.
Para el diagnóstico debemos demostrar cortisol bajo (<
5µg/dL es altamente sugestivo), y demostrar los acs.
anti-suprarrenales. Además debería haber un cortisol
libre urinario de 24hs bajo y un valor ACTH elevada. Un
test de estimulación con ACTH no mostraría respuesta.
El tratamiento es con reemplazo de glucocorticoides
(hidrocortisona).
En lo que respecta a nuestra paciente presentaba
debilidad asociada a cortisol levemente disminuido y
ACTH normal, no obstante a lo anteriormente dicho el
cortisol medido en la mañana como único valor no es
concluyente de insuficiencia suprarrenal y la ACTH es
inestable en sangre a temperatura ambiente, se rompe por
las enzimas de las células sanguíneas y se adhiere al
plástico de los tubos que contienen el suero a examinar
por lo tanto podemos encontrar falsos negativos por la
labilidad de la hormona.
Refiriéndome
al tratamiento con metimazol, es importante
aclarar que la paciente presentó previo al tratamiento
un laboratorio con un recuento leucocitario de 4500
cel/mm3, con una fórmula relativa de38% de
neutrófilos segmentados y un 54% de linfocitos.
Presentaba neutropenia relativa (neutrófilos < 40%), con
un recuento absoluto de 1.710 neutrófilos/mm3.
Previo al conocimiento de este valor comenzó con el
tratamiento, al obtener este resultado se suspendió el
metimazol, no por neutropenia secundaria al mismo.
Cuando la neutropenia es secundaria al tratamiento,
puede aparecer en menos de 48hs de iniciado el
tratamiento y hasta 3 meses posteriores. Ocurre en el
0,2 al 0,5% de los pacientes tratados. Además, en
la EG la serie blanca presenta alteración de la fórmula
leucocitaria con linfomonocitosis y neutropenia
relativa. La presencia de leucopenia y neutropenia han
sido descriptas en un 14 a 32% y habitualmente va
asociado a la alteración de otras series. En estos
casos, los mecanismos involucrados son la deficiencia
relativa de vitamina B12 y/o ácido fólico. La detección
de anticuerpos anti-neutrófilos en pacientes con EG y
neutropenia, que suele resolver con el tratamiento de la
enfermedad, hace suponer que existen mecanismos
autoinmunes involucrados.
Concluyendo, creo que estamos en presencia de una
paciente con enfermedad de Graves, asociada a
oftalmopatía severa. Se realizó tratamiento adecuado
para la misma (pulsos de corticoides). Habrá que evaluar
la respuesta, para decidir la eventual realización de
nuevo pulso de corticoide si la respuesta clínica al
primero no es la adecuada, y eventual cirugía
descompresiva en caso de ser refractario. En cuanto a la
debilidad me pregunto si forma parte de la misma
enfermedad o presenta una patología asociada, lo que
puedo asegurar que la debilidad se limito con el
tratamiento instaurado con corticoides. En lo que
respecta al tratamiento con metimazol, sugiero continuar
con el mismo con seguridad, con los controles
correspondientes.
Sería propicio realizar una RMI de órbitas bilateral
cortes axiales y coronales con supresión grasa, y
cráneo, con focalización en región selar, para evaluar
adecuadamente los tejidos blandos orbitarios y la
hipófisis. Una determinación de TRab (anticuerpos anti-receptor
de TSH) ni de TPOAb (anticuerpos anti- tiroperoxidasa)
no es indispensable, pero terminaría de confirmar el
diagnóstico de enfermedad de Graves. Los potenciales
evocados visuales confirmarían el nivel de lesión en la
vía visual. Una determinación de anticuerpos anti-suprarrenales
junto a una prueba de estimulación con ACTH nos
permitiría evaluar la eventual adrenalitis autoinmune
asociada e insuficiencia suprarrenal.
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