Discusión del
caso clínico
Dra. Candela Fumo Paterno
Discutiré el caso de una paciente, de 25 años de edad,
con hepatitis autoinmune diagnosticada hace 1 año (FAN
positivo moteado, anticuerpos anti-gliadina y
anti-células parietales positivos, anticuerpos
anti-músculo liso y anti-LKM negativos) realizando
tratamiento con corticoides, el cual fue suspendido por
cuenta propia hace 3 meses. Es traída a la guardia por
cuadriparesia, refiriendo además, pérdida de peso de 12
Kg. con apetito conservado (dieta restringida basada en
ensaladas y leche), con mialgias y astenia. Se constató
en el laboratorio hipopotasemia severa y acidosis
metabólica hipercloremica, bicitopenia (anemia de
enfermedades crónicas y plaquetopenia), aumento leve de
transaminasas, proteinuria: 1g/24 hs, TSH: 7,76 mUI/L,
T4 libre: 1,14 mUI/L. Se le realizó ecografía abdominal
que informa hígado de hepatopatia crónica, vesícula de
paredes engrosadas con imagen ecogenica que no moviliza
y litiasis.
En el contexto de una amplia lista de problema, iniciaré
mi discusión con el motivo de consulta interpretando a
la cuadriparesia como consecuencia de la
hipopotasemia. A esta la definimos como aquella
concentración de potasio sérico menor a 3,5 mEq/L. La
severidad depende del grado y duración, con potasemia
menor de 2,5 mEq/L o bien cuando aparecen síntomas como
arritmias o marcada debilidad muscular. Los síntomas
aparecen cuando la potasemia es inferior a 3 mEq/L, y se
manifiestan a nivel cardíaco (con aplanamiento de la
onda T, depresión del segmento ST, aparición de onda U,
taquiarritmias supraventriculares y ventriculares,
ensanchamiento del QRS), músculo esquelético (debilidad
muscular, mialgias, calambres, parestesias, tetania,
parálisis muscular, rabdomiolisis), músculo liso
(constipación, íleo), renal (poliuria, polidipsia y
nocturia por incapacidad tubular para concentrar
orinas), neurológico (sed, hiperreflexia, parestesias).
El listado de las causas de hipopotasemia es
amplio, consideraré a las más probables en ella. Una
causa infrecuente, pero en la paciente preponderante, es
la disminución de la ingesta, en ella claramente
disminuida desde hace aproximadamente 3 meses, siendo la
misma restringida y escasa. Dentro de las causas con
incremento de las pérdidas gastrointestinales el abuso
de laxantes, difícil de descartar es una a tener en
cuenta sobre todo en mujeres jóvenes y la paciente
refería distorsión de su imagen con la ingesta de
corticoides con aumento de peso que fue el motivo de su
suspensión. Dentro de las causas por pérdidas renales
tomaré en consideración el uso de diuréticos, también
como los laxantes, como uso para adelgazar en
preparaciones homeopáticas o infusiones. Si bien la
paciente niega consumo de medicamentos para adelgazar,
también difícil de descartar aunque suele corregir la
hipopotasemia con la internación y la suspensión forzada
de la ingesta de la sustancia. La hipomagnesemia, con
similar sintomatología, se presenta hasta en un 40 % de
los pacientes con hipokalemia como consecuencia de
tratamiento con diuréticos, vómitos o diarrea. Además,
la hipomagnesemia puede conducir a hipokalemia por
mecanismos aun inciertos. Por este motivo es importante
la determinación de magnesio plasmático en toda
hipokalemia y su reposición conjunta ya que la
hipokalemia no se corrige hasta que no se repone el
déficit de magnesio.
Por último, me voy a detener en otra causa de
hipokalemia que es la acidosis metabólica,
infrecuente, pero presente en nuestra paciente, pudiendo
ser causa o consecuencia ya que más frecuentemente se ve
asociada la hipokalemia a la alcalosis metabólica. La
acidosis metabólica se produce por pérdida de
bicarbonato, incapacidad renal de excretar hidrogeniones
y por carga adicional de ácidos. Es útil para el
diagnóstico, realizar el cálculo del hiato aniónico (anion
gap, AG) para separar aquellas causas de acidosis
metabólica con AG normal o alto. Nuestra paciente
presenta acidosis metabólica hipercloremica siendo la
causa más probable una acidosis tubular renal
(tipo 1 o 2), diarrea profusa o abuso de laxantes. La
acidosis metabólica con pérdida de potasio suele deberse
a cetoacidosis diabética (descartada por el
laboratorio, ya que presenta AG elevado) o acidosis
tubular renal y el abuso de ibuprofeno. No debe
olvidarse que el AG debe ser ajustado según la
hipoalbuminemia (AG 2,5 mEq/L por cada 1g/dL que se
reduce la concentración plasmática de albúmina). El
cálculo de AG urinario sirve para diferenciar algunos
casos de acidosis metabólica con AG normal, como diarrea
(AG urinario negativo) de la acidosis tubular renal tipo
1 (AG urinario positivo).
La acidosis tubular renal (ATR) es infrecuente en
adultos. Hay 3 subgrupos: tipo 1 o distal, tipo 2 o
proximal, tipo 4 o hipoaldosteronismo. Este último lo
descarto porque se presenta con hiperpotasemia. El tipo
3 es un síndrome autosómicos recesivo con déficit de
anhidrasa carbónica ll con características de ambos
tipos de ATR (1 y 2).
La ATR tipo 1 o distal se caracteriza por
alteración en la capacidad de secretar acido en el
túbulo colector y por lo tanto, de amonio. Este defecto
conduce a una inhabilidad de secretar la carga diaria de
acido.esta asociado a hipokalemia mas frecuentemente
dependiendo del tipo de defecto que este presente. La
ATR resulta de uno de varios defectos en la secreción de
iones H: disminución en la actividad de la bomba de
protones, incremento en la permeabilidad de la membrana
luminal con reabsorción de iones H o disminución de la
absorción tubular distal de sodio lo cual reduce el
gradiente electronegativo para la secreción de protones
El daño en la secreción de hidrogeniones se manifiesta
con pH urinario anormalmente elevado (>5,5) durante la
acidosis sistémica. Las causas son varias, siendo las
más frecuentes los desordenes autoinmunes en adultos y
en chicos es hereditaria. En general es asintomático.
Los síntomas que se presentan están relacionados con la
acidemia, la hipokalemia o la calculogénesis. Esta
frecuentemente asociado a hipercalciuria debido al
efecto de la acidosis crónica sobre la resorción ósea y
la reabsorción renal del calcio. La hipercalciuria
contribuye al desarrollo de nefrocalcinosis y
nefrolitiasis. El diagnóstico debe plantearse en todo
paciente con acidosis metabólica con AG normal, pH
urinario > 5,3. El abuso de laxantes y la inhalación de
tolueno también causan acidosis metabólica con AG normal
pero en estos, la excreción de amonio urinario esta
aumentado en respuesta a la acidosis. En contraste, en
la ATR la excreción no se incrementa. La estimación de
la excreción de amonio urinario se realiza con la
medición del AG urinario. Hay que descartar infecciones
urinarias por organismos ureasa positivos (Proteus
spp.) ya que puede incrementar el pH urinario. Otro
diagnóstico a descartar es la deshidratación severa en
la cual hay una limitación a la secreción de H por
reducción de la llegada de Na al túbulo distal. Por eso,
la interpretación del pH urinario y del AG urinario
requiere que el Na urinario sea >25 meq/L. el AG
urinario no debe utilizarse en la cetoacidosis ni en la
deshidratación con Na urinario < 25 meq/L. el
tratamiento se realiza en niños, para minimizar la
calculogenesis, nefrocalcinosis, osteopenia, para
disminuir las perdidas inapropiadas de K. bicarbonato de
sodio o citrato de sodio 1 a 2 mEq/Kg/día. En pacientes
con pH sanguíneo y bicarbonato sérico cerca de la normal
(ATR distal incompleta) es necesario realizar test de
acidificación renal con cloruro de amonio VO para
efectuar el diagnóstico. Se requiere la medición seriada
del pH urinario durante 8 horas y provoca irritación
gástrica, nauseas y vómitos, lo cual llevó al abandono
del test. Un estudio publicado por Kidney International
en el año 2007 demuestra que se obtiene similares
resultados con la administración de furosemida (40 mg) y
fludrocortisona (1 mg) VO, siendo un test más rápido y
mejor tolerado.
La ATR tipo 2 o proximal se caracteriza por
disfunción a nivel del túbulo proximal con incapacidad
de reabsorber bicarbonato. Puede presentarse como un
defecto aislado pero es mas comúnmente asociado a
disfunción tubular proximal generalizada (llamado
síndrome de Fanconi), en el que puede asociarse a
bicarbonaturia, glucosuria, fosfaturia, uricosuria,
aminoaciduria y proteinuria tubular. Dentro de la
extensa lista de las causas tenemos al mieloma múltiple,
que puede estar oculto y debe ser excluido en todos los
pacientes en quienes no tengan otra causa. También el
uso de acetazolamida e isofosfamida. Clínicamente se
puede presentar como raquitismo en los chicos,
osteopenia u osteomalacia en adultos, hipofosfatemia,
glucosuria renal, con glucemia normal, hipouricemia,
aminoaciduria. El diagnóstico también debe sospecharse
en todo paciente con acidosis metabólica con AG normal
incluso con pH urinario < 5,3. También sirve para el
diagnóstico buscar otros defectos tubulares como
hipofosfatemia, hipouricemia, glucosuria. El tratamiento
incluye la corrección de la academia con bicarbonato o
citrato de sodio 10 a 15 mEq/Kg/día mas suplementos de
fosfato y vitamina D. el diagnostico se realiza con la
medición del pH urinario y de la excreción fraccional de
bicarbonato durante la infusión de bicarbonato. pH
urinario > 7,5 y mas del 15 % del bicarbonato filtrado
en orina cuando la concentración de bicarbonato serico
se eleva a un nivel normal. Debe diferenciarse la ATR
tipo 1 de la tipo 2 porque el tratamiento es diferente y
las causas. El diagnóstico diferencial se puede
realizar con la respuesta a la elevación del bicarbonato
plasmático con la infusión de bicarbonato de sodio a 0,5
a 1 meq/Kg/hora y se evalúa el pH urinario y la
excreción fraccional de bicarbonato. Si se mantienen
estables seria ATR tipo 1 y si aumentan correspondería
al tipo 2.
Existen muchas enfermedades autoinmunes asociadas a
ATR. Muchas veces el diagnóstico de ATR antecede en
años al diagnóstico de la enfermedad autoinmune que
subyace. Los reportes de enfermedades autoinmunes
asociadas a ATR incluyen en la lista el síndrome de
Sjögren, tiroiditis de Hashimoto, lupus eritematoso
sistémico (LES), cirrosis biliar primaria y hepatitis
autoinmune, entre otras. El síndrome de Sjögren ocurre
en el 25 % de los pacientes con ATR tipo 1. Se debe a
una infiltración linfoplasmocitaria de las glándulas
exocrinas (lagrimales, salivares, parótidas) y se
caracteriza por el “síndrome seco”, que incluye
xerostomía y xeroftalmia. En algunos casos la parálisis
hipokalémica ha sido el síntoma de presentación.
Presenta anticuerpos anti-Ro y anti-La (anti-SSA y anti-SSB),
que son muy específicos. También puede presentar FAN
positivo en un 74%, FR positivo en el 38%, anticuerpos
antimúsculo liso en el 35%, anticuerpo anti-células
parietales en el 20%, como presenta esta paciente. Se
ha visto asociación de síndrome de Sjögren con hepatitis
autoinmune y cirrosis biliar primaria. Por su frecuencia
y ya que nuestra paciente es joven cabe mencionar al LES
ya que es la enfermedad de tejido conectivo más
frecuente. Presenta gran variedad de manifestaciones
clínicas y de laboratorio. El FAN positivo es muy
sugestivo de LES. Existe, así mismo, uno variedad FAN
negativo (que puede ser positivo cuando se usa otro
sustrato, con una incidencia del 5 % en general asociado
a FR + en el 40-60% de los caso con anticuerpos antiRo/La
+ en un 70%. Los anticuerpos han sido reconocidos como
marcadores de enfermedad autoinmune pero vale la pena
remarcar que bajos niveles son característicos de una
respuesta inmune normal. Nuestra paciente tiene
antecedente de enfermedad autoinmune. Como se ha visto
publicado, existe la asociación de hepatitis autoinmune
con otras enfermedades autoinmunes como LES y Síndrome
de Sjogren y también asociada a acidosis tubular renal.
Como conclusión, creo que importante definir el tipo de
ATR, realizando la prueba de bicarbonato y furosemida-fludrocortisona
o cloruro de amonio, para indicar el tratamiento
adecuado. También puede ser útil determinar uricemia,
fosfatemia, glucosuria y calciuria para diferenciar
ambos tipos de ATR. Se debería realizar una ecografía
renal por la asociación de ATR tipo 1 con litiasis renal
y nefrocalcinosis. También creo necesario un sedimento
urinario para evaluar que tipo de proteinuria presenta y
plantear la biopsia renal y un proteinograma por
electroforesis urinario. Por todo esto es importante el
seguimiento clínico y nefrológico. Sería cauto esperar
los resultados del laboratorio inmunológico, para ver si
orienta hacia alguna de las enfermedades inmunológicas
antes mencionadas, fundamentalmente el síndrome de
Sjögren incipiente. Me inclino a pensar que una
enfermedad inmunológica asociada a su hepatitis
autoinmune es la causa de su ATR, la cual provocó
hipopotasemia (favorecida por ingesta insuficiente), y
la cual a su vez produjo la tetraparesia.
Bibliografía
1.
Hernández Pacheco J, Estrada Altamirano A, Pérez Borbón
G. Parálisis hipocalémica en el embarazo: reporte de
dos casos. Ginecol Obstet Mex 2009;77(12):589-596.
2.
Finn B, Young P, Bruetman J, et al.
Hipokalemia, acidosis tubular distal y tiroiditis de
Hashimoto.
Nefrología 2008;28(5):569-570.
3.
Rose B, Post T. Metabolic acidosis, in Rose BD, Post TW
(ed): Clinical physiology of acid-base and electrolyte
disorders
(5 edn). New York, NY, McGraw-Hill 2001, 612-22.
4.
Fang J, Chan Y. Systemic lupus erythematosus presenting
initially as hydrogen ATPase pump defects of distal
renal tubular acidosis. Ren Fail. 2000;22(4):517-21.
5.
Rodriguez Soriano J. Renal Tubular Acidosis: The
Clinical Entity. J Am Soc Nephrol 13: 2160–2170, 2002.
6.
Li SL, Liou LB, Fang JT, Tsai.
Symptomatic renal tubular acidosis (RTA) in patients
with systemic lupus erythematosus: an analysis of six
cases with new association of type 4 RTA.
Rheumatology (Oxford).
2005 Sep;44(9):1176-80.
7.
Koul P, Wahid A, Shah B. Systemic lupus erythematosus
with distal renal tubular acidosis presenting as
hypokalemic paralysis with respiratory failure. Saudi J
Kidney Dis Transpl. 2003 Apr-Jun;14(2):190-3.
8.
Walsh SB, Shirley DG , Wrong OM, Unwin RJ. Urinary
acidification assessed by simultaneous furosemide and
fludrocortisone treatment: an alternative to ammonium
chloride. Kidney International (2007) 71, 1310–1316.
9.
Komatsuda A, Wakui H, Ohtani H, Masai R, Okuyama S,
Nimura T, Suzuki N, Sawada K.
Tubulointerstitial nephritis and renal tubular acidosis
of different types are rare but important complications
of primary biliary cirrhosis. Nephrol Dial Transplant.
2010 Nov;25(11):3575-9.
10.
Burton D R, Sterns R H, Post TW.
Diagnosis of hypokalemia. En UpToDate 18.2.
11.
Overview of renal tubular acidosis. Kelepouris E,
Zalman S A , Sterns R H, Post T W. En UpToDate 18.2.
12.
Burton D R, Sterns R H, Post T W. Etiology and diagnosis
of type 1 and type 2 renal tubular acidosis. En UpToDate
18.2.
13.
Post T, Rose B, Sterns R, Sheridan A. Approach to the
adult with metabolic acidosis. UpToDate.
14.
Rose B, Sterns R, Post T. Treatment of type 1 and type
2 renal tubular acidosis. En UpToDate 18.2.
15.
Sheridan A, Rose B, Curhan G, Post T. Renal disease
in Sjögren's syndrome. UpToDate 18.2.
|
|
Discusión |
La discusión de este seminario
corresponde al 4 de noviembre de 2010, a cargo de la
Dra. Candela Fumo Paterno. |
|
|
|
|
|
|
|
|
|