Discusión del
caso clínico
Dra. M. Jimena
Ortiz
Vamos a discutir el caso de una paciente de 82 años, con
antecedente de
diabetes tipo II insulinorequiriente,
hipertensión arterial,
amputación supracondilea derecha hace 6 años y un ACV
isquémico hace 5 meses.
Ingresa hace más de un mes por una infección de partes
blandas sobre la base de una gangrena seca. En ese
contexto se realiza una arteriografía de miembro
inferior que informa
arteriopatía
periférica severa, y de las carótidas informando
obstrucción
del 75% de la A. carótida derecha y 50% de la izquierda.
Cirugía toma conducta expectante al respecto y es dada
de alta. Sin embargo vuelve a ingresar por nueva
reinfección a nivel del pie con necesidad de amputación,
pero esta vez con un 2do ACV isquémico agudo.
Es así como planteo varios interrogantes:
·
¿En qué falla el sistema de salud que hay tanta
incidencia de complicaciones tardías de la DBT?
·
Cuando vemos un pie DBT hay que pensar siempre en daño
macro y microvascular, si constatamos como en este caso
un arteriopatía periférica severa ¿hay que estudiar el
resto del árbol vascular?
·
¿Cuáles son las recomendaciones a la fecha para el
tratamiento de estenosis carotidea sintomática como la
de la paciente? ¿Qué sería más adecuado para esta
paciente endarterectomía, colocación de stent o
tratamiento médico? ¿En que consiste este último?
·
¿Se puede esperar con la revascularización carotidea
mientras es sometida a la amputación?
·
¿Qué pasa con las coronarias? ¿Hay que estudiarlas y
cómo? En caso de encontrar enfermedad, ¿hay que
revascularizar las coronarias antes de una cirugía?
Comenzando por el primer planteo se sabe que la DBT y en
este caso el pie DBT es una
causa muy importante de morbi-mortalidad, se estima que
un 15% de los diabéticos desarrollará una lesión en sus
pies a lo largo de su vida. El costo en pérdida de
calidad de vida y de autoestima es difícil de calcular.
No así los costos económicos, en
Suecia el
costo medio por paciente independientemente de la
terapéutica es de cerca de U$S 27000 y en Estados Unidos
un paciente con una úlcera
durante un periodo de 2 años representa un costo en
salud de U$S 28000 (1).
Con respecto a la fisiopatología de lo que conocemos
como pie DBT hay que entender que influyen múltiples
factores. La microangiopatía que consiste en un
engrosamiento de la membrana basal de los capilares, lo
que lleva a isquemia por daño microvascular.
Macroangiopatía que se debe a una aterosclerosis
acelerada en el paciente DBT, con afección de arterias
de mediano y gran calibre a nivel de arterias
coronarias, de sistema nervioso central y arterias
periféricas. La neuropatía DBT que consiste en una
desmielinización segmentaria, simétrica, distal, con
afección tanto motora como sensitiva. Alteraciones
ortopédicas por alteración de los puntos de apoyo
asociado con la atrofia de los músculos interóseos
secundario a la neuropatía. Y también como último factor
intercurrente las infecciones (2-3).
Son incontables los estudios (4-7) que demuestran una y
otra vez la importancia de la prevención de las
complicaciones de la DBT, y en caso de presentarse como
tratarlas adecuadamente. Sin embargo los tratamientos no
son abordados en general desde el punto de vista
fisiopatológico, suelen centrarse únicamente en el
problema local, son poco estandarizados, y a veces
basados en prácticas que están bastante alejadas de la
evidencia científica. Es importante tener en cuenta que
esta problemática requiere un abordaje
multidisciplinario incluyendo podólogo, cirujano
vascular, clínico, educador en salud, servicio social y
políticas de salud pública. Es fundamental la educación
del paciente, la detección de los factores de riesgo y
la corrección de estos.
En esta paciente se le realizo una arteriografía que
informa arteriopatía periférica severa, evaluada por el
servicio de cirugía, quienes plantean la imposibilidad
por los hallazgos de realizar un by-pass, se plantea la
necesidad de amputación. Es así como nos preguntamos si
era o no necesario estudiar previamente el resto del
árbol vascular.
Al respecto hay una interesante publicación de 1992 en
NEJM (8) sobre la mortalidad a 10 años en pacientes con
arteriopatía periférica. Se estudiaron 565 sujetos de
entre 38 y 82 años, comparando la mortalidad por todas
las causas, y separando las causas cardiovasculares
tanto en sujetos normales como con arteriopatía
periférica. Demostrando un RR entre 5 y 6 veces mayor,
que se mantenía al excluir a aquellos pacientes con
enfermedad cardiovascular de base. Con un RR de muerte
cardiovascular mayor en enfermedad bilateral (5,8% vs
5,5% enf unilateral), sintomáticos (11% vs 4,7% en
asintomáticos) y con enfermedad severa (8,4% vs 4,8% enf
moderada).
Todos estos resultados sugieren que la presencia de
enfermedad severa o sintomática de las arterias
periféricas puede indicar un fuerte incremento de la
probabilidad de aterosclerosis clínicamente
significativa a nivel de las arterias coronarias o
cerebrovasculares.
Recomendándose así en pacientes con arteriopatía
periférica una evaluación cardiovascular cuidadosa.
Junto con la modificación de los factores de riesgo
cardiovascular conocidos (tabaco, HTA, hiperlipemia, etc)
Afirmativamente a la paciente en cuestión se le realizó
una ecografía doppler y una arteriografía carotidea. Con
una obstrucción derecha del 75% e izquierda del 50%.
Enfermedad por cierto sintomática ya que sufre un 2do
ACV isquémico durante la internación. Ante esta
situación nos planteamos cuál sería el mejor
tratamiento: endarterectomía, colocación de stent o
tratamiento médico.
La bibliografía es amplia destacándose como trabajos más
nuevos en donde se compara resultados de endarterectomía
carotidea (CEA) vs colocación de stent el EVA-3S,
SAPPHIRE y CREST entre otros.
El 1ro de ellos realizado en
Francia (9), publicado en 2006, que debió ser suspendido
por futilidad, ya que el riesgo de ACV o muerte a los 30
días era de 9,6% con la colocación de stent vs 3,9 % con
la endarterectomía (RR 2,5%). Como principales
debilidades no incluyó a pacientes de alto riesgo
quirúrgico, ni asintomáticos, había un menor nivel de
experiencia de los médicos que colocaban stent (más de 5
intervenciones en su carrera o ninguna experiencia si
estaban con un tutor).
El 2do trabajo publicado en 2008 (10-11), a diferencia
del anterior si incluyó a pacientes de alto
riesgo quirúrgico (ICC, CRM, enfermedad pulmonar severa,
oclusión de la carótida contralateral, parálisis del
nervio laringeo contralateral, estenosis recurrente
luego de endarterectomía, mayores de 80 años) con
estenosis del 50% en sintomáticos y del 80% en
asintomáticos, con
seguimiento
a 3 años. No demostró una diferencia significativa en el
riesgo de ACV u otros eventos mayores, por lo que
sugerían tratamiento invasivo incluso en aquellos
pacientes con alto riesgo quirúrgico, si la mortalidad
proyectada a 5 años es menor al 50%; y si el
procedimiento por si mismo no está asociado con mayor
riesgo de muerte u otros eventos mayores.
Finalmente el estudio
CREST (12-13) publicado en 2010 incluyó pacientes
sintomáticos (AIT, amaurosis fugaz o ACV menor no
discapacitante) con un 50% de obstrucción por
arteriografía, 70% por ecografía, angio TC o RMI y
asintomáticos
con obstrucción del 60% por arteriografía, del 70% por
ecografía, o del 80% por angio TC o RMI. Pusieron de
manifiesto que la revascularización es efectiva y segura
si se realiza por cirujanos o intervencionistas
altamente calificados, tanto en mujeres como hombres,
sintomáticos o asintomáticos. Con una incidencia de ACV
(6%) y muerte levemente mayor en el grupo de stent; y
de IAM en el grupo de endarterectomía. Frente a esto se
planteó que tenía mayor efecto en la calidad de vida el
ACV que el IAM. Otro hallazgo interesante de este
estudio fue la diferencia por edad, con menor número
de
eventos pos stent en jóvenes (12,1 vs 3,2%), a
diferencia de los mayores de 70 años en quienes se
observaron menos eventos pos endarterectomía.
Probablemente en relación con elongación del arco
aórtico, estenosis de la carótida común o de la A.
innominada, tortuosidad de los vasos y calcificaciones
severas en las personas de mayor edad.
En lo que respecta al tratamiento médico también hay
muchos estudios como el
NASCET (14), publicado en 1980, que compara
endarterectomía vs tratamiento médico en pacientes
sintomáticos con estenosis mayor al 70%. Mostrando un
riesgo
de ACV y muerte a los 30 días de 5,8% con CEA vs 3,3%
con tratamiento médico, revirtiéndose los resultados
a
2 años: riesgo de muerte o ACV 15.8% con CEA vs 32.3 %
tto médico, ACV ipsilateral 9% vs 26 %, y de ACV
ipsilateral fatal 2.5% vs 13.1 %.
En forma simultánea en europa se realizó el estudio
ECST (15) informando también un descenso del riesgo a 3
años de
ACV ipsilateral con CEA vs aspirina (2.8% vs 16.8%), y
de muerte y ACV perioperatorio (12.3% vs 21.9%).
Existiendo asimismo trabajos que comparan colocación de
stent vs tratamiento médico el último de estos
SAMMPRIS (16-17), que incluía pacientes con AIT o ACV
reciente (menos de 30 días de evolución) con estenosis
de vasos intracraneales del 70-99%.
Debió suspenderse este año debido a
que el riesgo de
ACV y muerte a los 30 días fue de un 14.7% en el grupo
de stent vs 5,3% con tto médico. Este último consistía
en AAS 325 mg, Clopidogrel 75 mg por 90 días luego del
episodio,
mantener una
PAS < 140 mmHg, LDL < 70 mg/dL, control de DBT,
suspensión del tabaquismo, disminución del exceso de
peso, abandono del sedentarismo.
Sin embargo el riesgo absoluto a 5 años de ACV
ipsilateral con tto médico calculado para esta paciente
según las tablas de la Universidad de Oxford es de más
del 50%.
Pero
el beneficio de la cirugía en disminuir el riesgo de ACV
a largo plazo debe ser balanceado contra el riesgo
inmediato de muerte o ACV como complicación (18-20).
Es así que como en resumen la evidencia a la fecha (Guidelines
2011 AHA/ASA) sugiere:
•
Stent → pacientes sintomáticos, con >70% de
estenosis, alto riesgo quirúrgico, en un centro con < 6
% de complicaciones
•
Endarterectomía → pacientes
sintomáticos, con estenosis del 70% de la A. carótida
interna, riesgo perioperatorio < 6%, con una expectativa
de vida > 5 años, con una lesión accesible
quirúrgicamente, sin factores de riesgo quirúrgicos
altos, sin CEA ipsilateral previa
•
Tto médico (estatinas, antiagregantes y modificación de
factores de riesgo) → para todos los pacientes, y en
aquellos que no pudiesen ser revascularizados también
ofrece beneficio
En lo que respecta a esto último es de destacar la
importancia de la antiagregación en la prevención
secundaria de
ACV no cardioembólico o AIT con una evidencia G° 1A. Se
recomienda
Clopidogrel 75 mg/d o AAS + dipiridamol 25/200mg cada 12
hs, con mayor beneficio que AAS sola (G° 2 A). Un punto
importante es que no se recomienda AAS asociada a
clopidogrel, debido a la falta de eficacia y el riesgo
sustancialmente más alto de sangrado gastrointestinal
(G° 1 A). Sin embargo, si el costo es muy alto para el
paciente puede realizar AAS sola antes que ningún
tratamiento. Con respecto a la dosis no hay consenso,
pero se sabe que menos de 325 mg/d implican menos
efectos gastrointestinales, por ello en general se
recomienda una dosis entre 50-100 mg/d (G° 1 B)
(21-22).
Ahora bien esta paciente no sólo presentaba una
estenosis sintomática de la carótida, sino que se había
internado por una arteriopatía periférica severa con una
infección sobreagregada, frente a lo cuál se plantea la
necesidad de amputación. Me pregunto ante esto ¿cuál
sería el riesgo de realizar sólo tratamiento médico para
su ACV mientras es sometida a una amputación?.
Se sabe que el riesgo de ACV en el perioperatorio
depende del tipo y la complejidad del procedimiento
quirúrgico (23). Así encontramos por ejemplo:
·
Cirugía general riesgo de 0,08-0,7%
·
Cirugía vascular periférica 0,8-3%
·
Resección de tumores de cabeza y cuello 4,8%
·
Endarterectomía carotidea 5,5-6%
·
Etc
Así en la estratificación del riesgo podemos ver
factores que implican mayor riesgo:
·
Preoperatorio
o
Edad >70 años
o
Sexo femenino
o
Antecedentes de HTA, DBT, IRC, tabaquismo, EPOC,
enfermedad vascular periférica, enfermedad coronaria,
arritmias, ICC, disfunción sistólica
o
Antecedente de ACV o AIT
o
Estenosis carotidea (especialmente si es sintomática)
o
ATSL de la aorta ascendente en pacientes sometidos a
cirugía cardíaca
o
Discontinuación abrupta de terapia antitrombótica antes
de la cirugía
·
Intraoperatorio
o
Tipo y naturaleza de la cirugía
o
Tipo de anestesia (general o local)
o
Duración de la cirugía
o
Manipulación de lesiones ateroscleróticas de la aorta
proximal
o
Arritmias, hipo o hipertensión, hiperglicemias
·
Posoperatorio
o
ICC, baja FEY, IAM, arritmias
o
Deshidratación, pérdida de sangre
o
Hiperglicemias
Como vemos la paciente es de alto riesgo y cualquiera de
los dos procedimientos tanto la endarterectomía como la
amputación también lo son. Y hasta la fecha no encontré
en la revisión bibliográfica ningún trabajo que proponga
endarterectomía profiláctica previa a cirugía general.
Otro punto a destacar en el estudio de esta paciente es
el estado de sus arterias coronarias, ya que la
amputación va a implicar no sólo riesgo de ACV, sino
también de muerte por IAM (23-26).
Según la
ACC/AHA dentro de los predictores clínicos de riesgo
cardiovascular perioperatorio aumentado encontramos:
·
Mayores
(requieren un manejo intensivo y retraso de la cirugía
salvo urgencia): SCA inestable (angina severa o
inestable, IAM reciente), ICC descompensada, Arritmias (BAV
alto Gº, ventriculares, bradicardia sintomática, TV, etc),
Enf valvular severa (Ao o mitral).
·
Otros predictores clínicos (que necesitan asesoramiento
cuidadoso): Antecedente de IAM, ACV, ICC compensada, DBT,
IRC
Y a su vez dentro de la estratificación del riesgo
cardíaco para cirugías no cardiológicas ACC/AHA:
·
Cirugías de alto riesgo (muerte
e IAM no fatal > 5%):
Cirugía de aorta u otras cirugías vasculares mayores,
Cirugía de arteriopatía periférica.
Nuevamente estamos frente a una paciente y a un
procedimiento de alto riesgo durante la cirugía no
cardiológica de sufrir un evento coronario.
Frente a este tipo de pacientes es importante intentar
estimar y reducir el riesgo de eventos cardíacos
perioperatorios mediante:
1.
Determinación de la urgencia o no de la cirugía.
Si se puede posponer hasta lograr optimizar la función
cardíaca
2.
Evaluación inicial del riesgo del paciente:
RCRI- Revised Goldman cardiac risk index |
Predictores de complicaciones cardíacas mayores |
Qx ↑ riesgo ( vascular, intraperitoneal,
intratorácica) |
Antecedente de isquemia coronaria, ICC, enf
cerebrovascular, DBT insulinorequiriente, Cr >
2mg/dL |
Riesgo 7de muerte cardíaca, IAM no fatal |
0 FR – 0,4% |
1 FR – 1% |
2 FR – 2,4% |
3 o + FR – 5,4% |
Índices en relación al uso de BB |
0 FR – 0,4-1% vs <1% |
1-2 FR – 2,2-6,6 vs 0.8-1,6% |
3 o + FR – 9% vs 3% |
|
|
3.
En determinados pacientes es necesario un estudio
más profundo:
a.
Pruebas de stress (valor predictivo negativo)
i.
≥3 FR RCRI
ii.
Capacidad funcional < 4 METS
iii.
Cirugía vascular
b.
Ecocardiograma
i.
Soplo cardíaco
ii.
ICC no controlada
iii.
Sospecha de hipertensión pulmonar
4.
Cinecoronariografía (CCG) (27-31):
a.
Pacientes con alto riesgo en pruebas no invasivas, alto
riesgo de angina inestable o de IAM
b.
En aquellos en los que se realiza CCG → la
revascularización se recomienda sólo en lesiones de alto
riesgo: pacientes sintomáticos con (1) alto riesgo de
angina inestable o IAM sin SST, (2) IAM CST agudo, (3)
angina y enfermedad de coronaria derecha o de los 3
vasos, (4) angina y enfermedad de 2 vasos si ésta
incluye a la descendente anterior así como disfunción
del VI o isquemia en las pruebas de stress (Gº 1A). Sino
los estudios
CARP y DECREASE-V no encontraron beneficio alguno en
relación con tto médico
c.
Posponer la Qx hasta revascularización miocárdica
(Gº 1C)
d.
No colocar stent si la cirugía no puede posponerse hasta
1 o 12 meses (dependiendo el tipo de stent) en los que
se necesita tto antiagregante combinado (Gº 1 B)
5.
En los pacientes que no se puedan revascularizar
y son de alto riesgo se plantea el uso de
betabloqueantes (BB) (32-38):
a.
Cirugía vascular con SCA estable, isquemia miocárdica
demostrada,
RCRI ≥3 se sugieren los BB perioperatorios (Gº 2C)
-
Si son prescriptos deben iniciarse al menos 30
días antes, con titulación de la dosis
-
A pesar de haber demostrado disminuir el IAM y
la mortalidad perioperatoria; pero hay
preocupación por el aumento de stroke
-
Riesgo-beneficio debe balancearse en pacientes
con ACV en donde la hipotensión puede ser
devastadora. Se vio en el estudio ASCOT como en
otros como a medida que baja la frecuencia
cardíaca del paciente aumenta el RR de ACV
-
Si ya los tomaba, continuar (Gº 2B)
-
Estatinas (39-41):
-
Cirugía vascular mayor electiva continuar con
estatinas y si no las realizaba iniciarlas lo
más pronto posible antes de la cirugía (Gº 1A)
-
Si la cirugía es de urgencia continuar (Gº 1B) o
iniciar de inmediato (Gº 2C)
-
Efectos pleiotrópicos en prevención de ACV y
enfermedad vascular. Incluso en pacientes con
niveles adecuados de colesterol
-
El estudio SPARCL demostró que un descenso del
50% del colesterol total, con 80 mg de
atorvastatina disminuía un 31% el riesgo de ACV
, de enfermedad coronaria ( 0,6 mm vs 1,9 mm de
la progresión de la placa) y prevención 2º de
ACV a 5 años en 1,9%
Como para concluir quiero resaltar ante esta paciente
que consultó por un pie DBT la importancia de entender
la fisiopatología de esta enfermedad y de ir a buscar
enfermedad en el resto del árbol vascular. Así fue como
en este caso encontramos una estenosis sintomática a
nivel de la A carótida derecha, frente a lo cual se
plantean las posibilidades de colocación de stent,
endarterectomía o sólo tratamiento médico. Creo
personalmente que en esta paciente mayor de 80 años, con
alto riesgo quirúrgico, teniendo en cuenta que no nos
encontramos en un centro especializado en
revascularización carotidea y cuya expectativa de vida
probablemente sea menor a 5 años, lo mejor sería
intentar tratamiento médico.
En lo concerniente a la enfermedad coronaria realizaría
si un estudio de stress y un ecocardiograma. Me planteo
si los posibles hallazgos en la CCG van a cambiar
conducta, ya que de hallarse enfermedad y ante la
necesidad de colocar un stent, hay que tener en cuenta
que la paciente prontamente va a tener que ser sometida
a una amputación, con lo que va a haber que suspender la
doble antiagregación, lo que sabemos implica un riesgo
muy alto de estenosis del stent.
Creo muy difícil de decidir en este caso el riesgo
beneficio de la utilización de los betabloqueantes ya
que seguramente es una paciente con sus coronarias
enfermas y alto riesgo de IAM en el perioperatorio, pero
al mismo tiempo alto riesgo de ACV asociado a
hipotensión. Por lo que es una decisión a tomar en
conjunto con el resto del equipo médico. Desde ya que
recomendaría el uso de aspirina entre 50 y 100 mg y de
estatinas.
Y finalmente en el momento que sea necesario realizar la
amputación intentar que la cirugía dure lo menos
posible, el uso de anestesia regional, mantener una PAM
80-100 mmHg, una temperatura de 34º, glicemias cercanas
a 140 mg/dL, control estricto de los electrolitos y del
aporte de fluidos, y profilaxis para TVP.
Ante todo recordar una de los principios fundamentales
de la medicina: PRIMUM NON NOCERE, no ser más agresivos
que la propia evolución natural de la enfermedad.
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Discusión |
La discusión de este seminario
corresponde al 27 de octubre de 2011, a
cargo del Dra. M. Jimena Ortiz. |
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