Discusión del caso
clínico
Dr. Juan Carlos Ronco
Se
discute el caso de un paciente varón, joven, con
hepatopatía crónica de probable etiología alcohólica,
clase B de la clasificación de Child-Pugh, con
hipertensión portal, que cursa internación por presunta
neumonía. Por este motivo recibió betalactámicos,
agregando oliguria, alteración de la función renal,
proteinuria en rango nefrótico, con criterios de
diálisis de urgencia.
Presentó
en el sedimento urinario campo cubierto de leucocitos, en
la ecografía renal, riñones aumentados de tamaño. Se
constata una peritonitis bacteriana espontánea (PBE).
Las preguntas que surgen del análisis del caso, son las
siguientes:
¿Tiene el paciente una única enfermedad que explica todo los
hallazgos?
¿Cuál es la causa del síndrome nefrótico?
¿Cuál es la causa de la insuficiencia renal?
El
síndrome nefrotico
es un
complejo clínico caracterizado por una serie de
manifestaciones renales y extrarrenales, sobre todo por
proteinuria > 3,5 g/ 24 horas por 1,73 m2 de superficie
corporal (en la práctica > 3,5 g en 24 hs.),
hipoalbuminemia, edema, hiperlipidemia, lipiduria e
hipercogulabilidad.
En los
adultos aproximadamente el 30% presenta una enfermedad
sistémica como diabetes melitus, amiloidosis o lupus
eritematoso sistémico (LES). El resto de los casos se
deben usualmente a enfermedades glomerulares primarias
como enfermedad de cambios mínimos (ECM),
glomeruloesclerosis focal y segmentaría (GEFS),
glomerulopatía membranosa (NM) y glomerulonefritis
membranoproliferativa (GNMP). En pacientes no diabéticos
adultos la NM
y la GEFS
son las causas
más frecuentes de síndrome nefrotico.
La
glomerulopatía membranosa (NM)
se caracteriza por un
engrosamiento difuso de la membrana basal glomerular (MBG),
sin signos de inflamación ni proliferación celular.
Presenta depósitos epiteliales de IgG, C3 y los
componentes finales del complemento (C5 a C9). Es más
frecuentemente idiopática aunque puede ser inducida
por una variedad de causas identificables o estar asociada
a otra enfermedad renal. Se ha propuesto que la forma
idiopática es inducida por auto anticuerpos dirigidos
contra antígenos en el espacio subepitelial. La presencia
de depósitos densos mesangiales y subendoteliales es más
sugestivo de formas secundarias a antígenos circulantes o
inmunocomplejos como en la nefritis lúpica, la producida
por el virus de la hepatitis B (HBV), o NM producida por
toxicidad a fármacos.
·
Neoplasias:
En un 5-10% de los casos puede ser secundaria a una
enfermedad maligna subyacente generalmente un tumor
sólido. El riesgo comienza a aumentar por encima de los 50
años. Cuando la NM es secundaria a tumores, este ha sido
diagnosticado o es clínicamente evidente. La incidencia de
tumor oculto es menor al 2%.
·
10-20% de los casos de LES presentan una NM. Pueden
presentar solo compromiso renal sin otro síntoma o incluso
sin serología, pero estas alteraciones suelen aparecer con
el transcurso de la enfermedad. El diagnostico puede
hacerse con la biopsia. En nuestro paciente no contamos
con evidencias clínicas ni analíticas que avalen este
diagnóstico.
·
Drogas:
Particularmente penicilaminas (7% de los pacientes
tratados) y menos frecuentemente las sales de oro. Los
antiinflamatorios no esteroides (AINE) pueden producir
síndrome nefrótico por MN, principalmente el diclofenac,
pero probablemente cualquier AINE pueda estar involucrado.
Un informe sugiere que la NM inducida por AINE es mucho
más común que lo previamente pensado. Este diagnóstico es
por exclusión, y es muy probable si se reúnen los
siguientes datos :
·
Sin
otra causa aparente
·
Resolución de la proteinuria en semanas o meses de
suspendido el fármaco
·
Falta de recurrencia de la proteinuria
·
Otras causas menos comunes:
incluyen la
sífilis congénita y secundaria, HBV, HCV, en este
caso existen serología negativa para estas patologías.
GEFS:
actualmente es la glomerulopatía primaria que más
comúnmente lleva a insuficiencia renal crónica (IRC). La
lesión morfológica es la esclerosis e hialinosis de
porciones (focal) de menos de la mitad de los glomérulos (segmentaria).
Existe una forma primaria o idiopática y formas
secundarias a la heroína o secundaria a pérdida de
nefronas de cualquier causa (reflujo vesicoureteral,
nefropatía por analgésicos, infección por VIH, rechazo
crónico del injerto renal, agenesia renal unilateral y
nefrectomía parcial, etc.)
Amiloidosis renal: La afección renal en el contexto de las amiloidosis sistémicas es
prácticamente constante. La afección glomerular es la más
frecuente, y suele cursar con proteinuria intensa, no
selectiva y desarrollo de síndrome nefrótico. La afección
vascular es frecuente en el contexto de la amiloidosis
renal, generalmente acompañando a la afección glomerular
condicionando una alteración funcional que comporta una
mayor sensibilidad renal a las alteraciones hemodinámicas,
siendo los riñones amiloidóticos mucho más susceptibles de
desarrollar necrosis tubular aguda en el contexto de
cuadros de hipoperfusión renal. Existen dos formas de
amiloidosis: primaria o asociada a cadenas ligeras (AL) y
secundaria o amiloide asociada (AA) que se ve en pacientes
con enfermedades crónicas inflamatorias. La lesión
histológica característica de la amiloidosis renal
consiste en depósitos de sustancia amiloide
predominantemente en glomérulos, con la presencia de un
material amorfo, hialino, inicialmente mesangial y
posteriormente en la pared de los capilares glomerulares
con las características tintoriales específicas de la
sustancia amiloide. El estudio ecográfico muestra
típicamente en la amiloidosis renal la existencia de
riñones de tamaño normal o aumentado, incluso en presencia
de insuficiencia renal avanzada, con aumento en la
ecogenicidad cortical. El diagnóstico de la amiloidosis
renal se basa en la sospecha clínica, confirmándose
mediante la punción biopsia renal (PBR). La biopsia
aspirativa de grasa abdominal subcutánea se puede utilizar
como técnica de cribado de la amiloidosis sistémica,
pudiendo evitarse la punción biopsia renal (PBR), la cual
tiene en esta patología mayor riesgo de sangrado. En
nuestro paciente no existen evidencias de enfermedades
inflamatorias crónicas ni otros datos que nos orienten al
diagnostico por lo que lo creo poco probable.
La
insuficiencia renal aguda en el síndrome nefrotico
La
presencia de insuficiencia renal aguda (IRA) en el
síndrome nefrotico puede ser debido a episodios de
hipovolemia, especialmente en situaciones de
hipoalbuminemia grave y/o tras un tratamiento intenso con
diuréticos. En estas circunstancias el volumen plasmático
efectivo y, por tanto, la perfusión renal se encuentran
muy descendidos, pudiendo producirse una necrosis tubular
aguda de origen isquémico que suele ser reversible. El
riesgo de insuficiencia renal aguda se acentúa por la
administración de AINE, al inhibir la vasodilatación
dependiente de prostaglandinas que tiende a mantener el
flujo plasmático renal en situaciones de contracción de
volumen. Los inhibidores de la enzima de conversión de la
angiotensina (IECA) en situaciones de hipovolemia pueden
precipitar, igualmente, una insuficiencia renal prerrenal.
Otras causas de insuficiencia renal serían secundarias a
reacciones de hipersensibilidad medicamentosa, sobre todo
por diuréticos, que originan un cuadro de nefritis
intersticial, o a trombosis bilateral de las venas renales
o a situaciones de sepsis.
IRA
perenal: puede
aparecer en cualquier enfermedad que curse con hipovolemia,
bajo gasto cardíaco, vasodilatación periférica o
vasoconstricción intrarrenal que originen una mala
perfusión renal. El parénquima renal mantiene su
integridad, y la recuperación del flujo sanguíneo renal (FSR)
se acompaña de la normalización de la función renal. La
administración de algunos fármacos, como inhibidores de
las prostaglandinas renales o de la enzima de conversión
de la angiotensina (IECA), puede alterar los mecanismos de
autorregulación renal e inducir IRA. Es el diagnostico
diferencial de la NTA isquémica y puede ser diferenciado con un análisis de orina y mediciones
seriadas de urea y creatinina séricas. El gold standard es
la recuperación de la función renal con el aporte de
líquidos dentro de las
24 a 72 hs. Generalmente
presentan volumen urinario bajo, orinas concentradas con
osmolalidad urinaria alta (> 500 mOsmol/Kg), concentración
de sodio urinario baja (<20 mEq/l) y excerción fraccional
de sodio (FENA) menor a 1%.
Disminución del volumen circulante eficaz en el paciente
con hepatopatía
El volumen circulante eficaz es la parte del
líquido extracelular (LEC) que se encuentra en el sistema
arterial, y que causa una perfusión eficaz de los tejidos.
Es la presión de perfusión de los barorreceptores
arteriales del seno carotídeo y la arteriola aferente del
glomérulo. En el paciente hepatópata con ascitis existe
una vasodilatación de la circulación esplácnica, múltiples
fístulas arteriovenosas con caída de las resistencias
vasculares periféricas, se produce aumento del volumen
plasmático y el gasto cardiaco con expansión de volumen
ineficaz. Se comportan como si tuvieran depleción de
volumen, presentando bajas presiones arteriales, una muy
baja excreción de sodio urinario con liberación de las
hormonas contra reguladoras de la hipovolemia. El
diagnostico depleción del volumen circulante eficaz se
realiza por la retención de sodio con una concentración
urinaria de sodio <15-20 mEq/l.
Necrosis Tubular Aguda (NTA):
Es la
principal causa de insuficiencia renal aguda (IRA)
parenquimatosa. La isquemia renal mantenida o la lesión
tóxica directa por sustancias exógenas o endógenas
ocasionan necrosis de las células tubulares renales, con
un grado de afección variable. La IRA prerrenal y la NTA
isquémica forman parte del espectro de la hipoperfusión
renal. Los segmentos más afectados por la hipoperfusión
son la porción recta del túbulo proximal (segmento S3) y
la porción medular del asa ascendente gruesa de Henle. Los
fenómenos responsables de disminuir el filtrado glomerular
son la obstrucción tubular y la retroabsorción tubular.
Pueden presentarse con una forma no oligurica, lo que
podría deberse a un mayor filtrado glomerular o una menor
tasa de reabsorción tubular. Las formas no oliguricas
representan formas menos severas de enfermedad.
Típicamente las NTA presentan una concentración urinaria
de sodio alta (> 40 mEq/L), una excreción fraccional de
sodio (FENa) por encima de 2%. Esta medida puede verse
afectada en los pacientes con NTA superpuesta a estados
prerenales crónicos como ocurre en la cirrosis. Por lo
general en el sedimento urinario se encuentran cilindros
granulares marrones, cilindros epiteliales y células
epiteliales libres, la ausencia de estos hallazgos
urinarios no excluye una NTA. Un sedimento menos gravado
puede observarse en las formas no oliguricas de NTA. Las
formas nefrotóxicas pueden ser debida a sustancias
exógenas como contraste iodados, algunos fármacos como la
ciclosporina, los aminoglucósidos, aciclovir, el foscarnet,
la anfotericina B. Son más comunes en el anciano y en los
pacientes con insuficiencia renal previa. Entre las
nefrotoxinas endógenas más comunes se encuentra el calcio,
la mioglobina, la hemoglobina, el urato, el oxalato y las
cadenas ligeras del mieloma múltiple. En el caso de
nuestro paciente no tenemos evidencia de que halla
utilizado fármacos nefrotóxicos ni presenta alteraciones
de laboratorio que muestre tóxicos renales endógenos. Si
bien presenta una FENa baja considero que una NTA
isquémica no se puede descartar.
Nefritis intersticial aguda (NIA):
Las
nefropatías intersticiales constituyen una entidad que
afecta fundamentalmente al intersticio y a los túbulos y
no a los glomérulos y vasos; de múltiples etiologías,
pueden dividirse en formas agudas y crónicas. La
localización de las lesiones en el intersticio da lugar a
manifestaciones clínicas y funcionales peculiares como
pueden ser polidipsia y poliuria, síndrome de Fanconi,
nefropatía perdedora de sal, acidosis hiperclorémica,
proteinuria tubular e hiperpotasemia. A diferencia de las
nefropatías glomerulares, éstas tienen una etiología
conocida en un 90% de los casos. La principal causa es la
inducida por drogas, causas adicionales incluyen las
enfermedades autoinmunes y una variedad de infecciones (Legionella,
Leptospirosis y Estreptococo). La lista de drogas que
pueden producirla es extensa. La mayoría de las series
publicadas citan como principal causa a los betalactámicos,
fundamentalmente la meticilina. También se ha descripto
para penicilinas y cefalosporinas. El tiempo de latencia
es variado. Los AINEs pueden producir IRA por cambios en
la hemodinámica renal así como por la producción de
nefritis intersticial aguda y enfermedad de cambios
mínimos. Esto es más común con fenoprofeno pero puede ser
inducido por cualquier AINE no selectivo. Los pacientes
típicamente presentan hematuria, piuria, con cilindros
leucocitarios y elevación plasmática de los valores de
creatinina. La presencia de una reacción alérgica con rash,
fiebre, eosinofilia y eosinofiluria no es común. La
recuperación espontánea generalmente ocurre semanas a
meses posterior a suspender el fármaco. Para los AINEs el
período de latencia puede ser tan largo como 18 meses.
Síntomas de hipersensibilidad como rash, fiebre y
eosinofilia son poco comunes. El sedimento urinario
presenta leucocitos, eritrocitos con cilindros
leucocitarios. Puede presentarse proteinuria menor a 1 g
por día. En el laboratorio puede observarse eosinofilia y
eosinofiluria. En la NIA inducida por AINEs la fiebre, el rash y la eosinofilia están típicamente
ausentes.
Trombosis de la vena renal:
Puede ser
unilateral o bilateral, es poco frecuente, se manifiesta
con dolor en flanco, hematuria, proteinuria y elevación de
los valores séricos de lactato deshidrogenada.
Nefropatía colapsante:
Es una
causa común de IRA en pacientes con VIH. El mecanismo de
producción sería la replicación viral en
las células renales produciendo injuria de las células mesangiales y
glomerulares. Esta entidad se ha descripto en pacientes no
VIH, existiría injuria de las células epiteliales
glomerulares que resultaría en aumento de la
diferenciación y recambio celular. La mayoría de los
casos son idiopáticos pero ha sido reportado en asociación
con enfermedades malignas, se presentan con proteinuria e
insuficiencia renal.
Conclusión:
Sería
muy importante repetir la orina de 24 horas cuando corrija
la función renal o bien esta se estabilice, para confirmar
si la proteinuria es persistente o no, si la función renal
se normaliza debido a la evolución, se podrá hacer
diagnóstico retrospectivo de NTA, si la proteinuria no se
mantiene podrá seguirse al paciente evitando la PBR. Si la
proteinuria persiste debería realizarse PBR para estudiar
la causa del síndrome nefrótico.
Por lo
dicho anteriormente la posibilidad e una NTA es muy
fuerte, cuya causa probablemente sea múltiple.
Además
impresiona ser un paciente con una nefropatía previa que
deberá estudiarse luego de estabilizado el cuadro.
Conducta:
·
Trataría la infección sobreagregada
·
Esperaría que se estabilice su función renal
·
Realizaría biopsia renal para diagnosticar su enfermedad
de base, si persiste la proteinuria |
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