Discusión del
caso clínico
Dra. Soledad Maroni
Se
discute el caso clínico de una mujer joven con
antecedente de hepatitis autoinmune en fase cirrótica en
tratamiento inmunosupresor actualmente con prednisona y
azatioprina que consulta por un cuadro de fiebre y
coxalgia.
A nivel
del examen físico se constata signo del choque rotuliano
entre otros datos. Presenta en el laboratorio anemia,
leucopenia, plaquetopenia y alteración del hepatograma.
Dentro de los estudios que se realizaron en una RMI se
evidenció leve aumento del líquido articular de la
articulación coxofemoral derecha y marcados signos
degenerativos. Comenzó tratamiento con antibióticos
endovenosos permaneciendo afebril pero con impotencia
funcional.
Del
análisis de los datos anteriores podemos por lo tanto
decir que nos encontramos frente a una paciente con una
enfermedad autoinmune en fase avanzada y en tratamiento
inmunosupresor que consulta por una monoartralgia y
fiebre.
Las causas de dolor poliarticular varían entre
enfermedades benignas y autolimitadas y enfermedades
crónicas y discapacitantes.
No siempre se puede encasillar a los pacientes en un
diagnóstico concreto.
El término artralgia se denomina al dolor
referido a la articulación, mientras que artritis
sugiere la presencia de inflamación articular. La
anamnesis y examen físico puntualizando básicamente si
el dolor se origina en la articulación o si es extra
articular, si hay simetría en las articulaciones
comprometidas, si hay signos inflamatorios o de
sinovitis es fundamental. El análisis del líquido
articular suele ser útil para caracterizar la artritis.
En un paciente que consulta por un cuadro de artritis y
fiebre varios son los diagnósticos en los que podemos
pensar, pero si la paciente presenta una enfermedad
autoinmune en tratamiento inmunosupresor la lista de
causas se restringe un poco. Básicamente las causas en
nuestra paciente son las inmunológicas y las no
inmunológicas, entre estas últimas las infecciosas.
La Hepatitis Autoinmune es una enfermedad causada por la
presencia de autoanticuerpos, incluido anticuerpos
antinucleares e hipergammaglobulinemia. Las enfermedades
autoinmunes que comúnmente se ven asociadas en estos
casos son la trombocitopenia autoinmune, la diabetes
tipo 1 y la colitis ulcerosa. Sin embargo, enfermedades
del tejido conectivo tales como lupus eritematoso
sistémico (les), enfermedad mixta del tejido conectivo,
y la esclerodermia localizada se han reportado en
asociación con esta entidad.
El LES es una enfermedad autoinmune caracterizada por
una disregulación del sistema inmune que lleva a la
producción de autoanticuerpos, inmunocomplejos
circulantes y la activación del sistema del complemento.
En algunos pacientes, el incremento de los niveles
séricos de las enzimas hepáticas puede verse. En
recientes estudios se ha concluido que el compromiso del
hígado por el LES tiene un significado clínico más
importante del que se pensaba. En adición, se han
reportado varios casos de hepatitis autoinmune
complicadas con LES.
La hepatitis autoinmune y el LES asociado a hepatitis
han sido definidas como dos entidades disímiles, sin
embargo comparten muchas características
(poliartralgias, hipergamaglobulinemia y FAN positivo).
Es por esto que la diferenciación es difícil.
Varios hallazgos clínicos podrían ayudar a su
diferenciación. Algunos hallazgos pueden ayudar. La
presencia de rash malar, úlceras orales, serositis,
leucopenia, proteinuria e hipocomplementemia son típicos
de LES. La presencia de un FAN positivo se ve en ambas
entidades pero no se la relaciona con los hallazgos
histológicos, mortalidad o respuesta al tratamiento. La
presencia de Ac Anti–Sm en un paciente con hepatitis
autoinmune sugiere el diagnóstico de LES.
La enfermedad mixta del tejido conectivo es un síndrome
caracterizado por la superposición de hallazgos clínicos
de LES, Esclerosis sistémica progresiva y polimiositis,
con altos títulos de anticuerpos anti-RNP y FAN. Se han
reportado casos de hepatitis autoinmune como
manifestación inicial de esta entidad. Sin embargo,
estos son casos muy raros.
La artritis juvenil idiopática es una de las
enfermedades crónicas más común de ver en los niños
afectando 1 en 1000 chicos. Hay un caso descrito de esta
asociación en la literatura asociado a hepatitis
autoinmune tipo II.
Por último, hay descrito casos de drogas que inducen un
síndrome Lupus Like con severa hepatitis autoinmune.
Entre estas se mencionan atorvastatina, minociclina,
fenfibrato y nitrofurantoína.
No es sorprendente que dos o más enfermedades
autoinmunes se presenten en el mismo paciente. Estos
pacientes con enfermedades autoinmunes probablemente
compartan una condición genética, hormonal o factores
ambientales. En conclusión: pacientes con hepatitis
autoinmune tienen un incrementado riesgo de desarrollar
enfermedades del tejido conectivo y deben ser
rigurosamente investigadas.
Otra enfermedad que cursa con artralgia y fiebre es la
artritis sépticas. Se ha reportado una incidencia de
esta entidad que varía desde 2 – 5 casos/100.000
pacientes por año en la población general y de 28 – 38
casos/100.000 pacientes por año con artritis
reumatoidea. Suele aparecer luego de una bacteriemia de
organismos patógenos en pacientes con factores
predisponentes como ser artritis reumatoidea,
enfermedades del tejido conectivo, tratamiento con
corticoides, diabetes, HIV, enfermedades malignas,
insuficiencia renal crónica, etilismo y otras
enfermedades que cursen con algún tipo de
inmunodepresión. Esta entidad puede clasificarse según
el tiempo de evolución en agudas (virales / bacterianas)
o crónicas (micobacterias / hongos).
Así como la peritonitis bacteriana espontánea es una
complicación severa y frecuente de ver en los pacientes
con cirrosis, la artritis bacteriana espontánea en estos
pacientes es muy rara.
Las bacteriemias por gérmenes entéricos que se ven en
los pacientes cirróticos podrían causar infecciones
severas en diferentes órganos. La rodilla es la
articulación más comúnmente afectada. Los hombros, la
articulación esternoclavicular y el tobillo pueden
también afectarse. Los gérmenes habitualmente aislados
son E. coli y Estreptococo agalactiae. También se han
publicado casos por Estafilococo areus y Klebsiella. Se
dice que así como en el líquido ascítico de estos
pacientes la deficiente respuesta inmune lleva a la
peritonitis bacteriana espontánea, en el líquido
articular de los mismos la defectuosa respuesta
inmunológica llevaría a la artritis séptica generalmente
por bacilos _-Gram negativos. Como el mecanismo
involucrado es la bacteriemia siempre debe sospecharse y
descartarse una endocarditis infecciosa asociada a esta
entidad. Sin embargo la incidencia de esta complicación
en los pacientes cirróticos es tan baja que no hay datos
estadísticos sobre la misma.
Creo que nuestra paciente si bien presenta una
enfermedad inmunológica puede superponerse a esta otra
similar. En ella hay varios datos que uno podría suponer
que pueden ser debido a otra entidad autoimmune como
ser: anemia, leucopenia, plaquetopenia, artralgia,
fiebre. Creo que esta entidad no se puede descartar por
lo que es necesario solicitar un laboratorio
inmunológico completo.
En una paciente inmunosuprimida ante un cuadro agudo de
artralgia y fiebre, si bien no es lo más frecuente de
ver pero está descripto en la literatura la posibilidad
de presentar una artritis séptica es factible. Creo que
hubiera sido útil contar con una muestra de líquido
articular a fin de diferenciar ambas entidades. La falta
de hemocultivos positivos no descarta esta entidad.
Dijimos previamente que las infecciones son muy
frecuentes en los pacientes con hepatopatía crónica, por
lo que es de suma utilidad analizar porque están
predispuestos a esta asociación. Las infecciones en
pacientes con cirrosis hepática constituyen una
importante causa de descompensación clínica,
hospitalización y muerte.
Los factores que facilitan las infecciones en pacientes
con cirrosis son:
Inmunológicos
Las alteraciones mejores caracterizadas corresponden a
la deficiente acción bactericida del suero, opsoninas y
complemento, alteraciones funcionales de los neutrófilos
y a los cambios en la actividad del sistema retículo
endotelial.
Actividad bactericida del suero:
esta capacidad está deprimida en pacientes con cirrosis,
un fenómeno que parece ser explicado por la
hipocomplementemia observada en una fracción de los
pacientes y por un déficit de anticuerpos específicos,
que impide la activación de la lisis por vía clásica del
complemento. A pesar de su hipergamaglobulinemia, estos
pacientes tienen una carencia de anticuerpos específicos
contra bacterias comunes que impide su destrucción.
Esta actividad sólo permite la lisis de bacilos gram
negativos sensibles a este efecto y no tiene actividad
sobre estos gérmenes naturalmente resistentes a este
fenómeno.
Opsonización en suero y líquido ascítico:
La opsonización requiere la participación de PMN,
complemento y/o anticuerpos. Se ha descrito una
deficiencia de esta capacidad en el suero de pacientes
con falla hepática de diferente etiología, la que es muy
frecuente (88%) y afecta a bacterias y levaduras.
La deficiencia en la capacidad de opsonización también
ha sido descripta en el líquido ascítico de pacientes
con cirrosis, pero no en ascitis de otras causas como
carcinomatosis, insuficiencia cardiaca. Valores
deficientes de esta propiedad han sido asociados a un
déficit de C3 y C4 en el LA y a un riesgo de presentar
peritonitis bacteriana espontánea.
La actividad opsonínica está muy relacionada a la
concentración total de proteínas en el LA. Cuando la
concentración de proteínas es menor de 1 g/dl, se puede
asumir un déficit de esta función.
Complemento:
El sistema del complemento es fundamental en la defensa
contra infecciones bacterianas y su participación puede
involucrar tres mecanismos diferentes: la muerte celular
directa por el complejo de ataque de membrana, el
reclutamiento de las células fagocíticas hacia los
sitios de infección por los mediadores de inflamación y
la generación de opsoninas que contribuyen al
reconocimiento inmune de microorganismos. La
concentración sérica de C3 y C4 se encuentra disminuída
en pacientes con cirrosis hepática descompensada, al
igual que la actividad hemolítica del complemento por
vía alterna. Esta disminución está relacionada con otros
parámetros de la función hepática. La concentración
disminuida de C3 se explica por una síntesis disminuida
y un aumento del consume de C3, el que probablemente
obedece a la circulación habitual de endotoxinas en el
suero de estos pacientes. Las bajas concentraciones de
C3 en el suero se han asociado significativamente a una
mayor frecuencia de infecciones y mayor mortalidad, en
forma independiente de otras variables.
Alteraciones funcionales de los neutrófilos:
En un porcentaje de estos pacientes se observa defectos
en la capacidad de fagocitar y de ejercer un efecto
bactericida sobre bacilos gram negativos o cocos gram
positivos. Este defecto en la capacidad bactericida
ocurre antes de los eventos infecciosos y parece ser
explicado por una disminución en la síntesis de
superóxido por los PMN y una menor capacidad de
degranulación y menor contenido intracelular de lizosima
y mieloperoxidasa en estas células.
Sistema retículo endotelial:
Este sistema participa en la remoción de microorganismos
circulantes en la sangre y constituye un factor de
defensa importante contra las infecciones, especialmente
las bacteriemias. Su actividad está deprimida en
pacientes con cirrosis hepática, aunque en esta última
condición existe una actividad compensatoria esplénica y
en la médula ósea. También se ha asociado la misma a una
mayor frecuencia de bacteriemia durante la
hospitalización o seguimiento de estos pacientes y a una
mayor mortalidad.
Otros factores:
La lecitina de tipo C, una proteína de la fase aguda con
analogía estructural a C1, que puede opsonizar y
activar el sistema del complemento contra bacterias,
virus, parásitos y hongos, puede participar en la
propensión a infecciones observadas en estos pacientes.
Factores nosocomiales
Los pacientes están expuestos a la disrupción de las
barreras naturales de defensa como por la realización de
procedimientos invasores durante la hospitalización.
Las infecciones en pacientes con cirrosis hepática son
frecuentes y están asociadas a un pronóstico
desfavorable. Son facilitadas por una deficiencia
adquirida y progresiva de la inmunidad innata humoral,
alteraciones del SER y en ocasiones el consumo de
alcohol.
Las estrategias de prevención en estos pacientes
incluyen la abstinencia al consumo de alcohol, la
prevención de infecciones virales o bacterianas, la
aplicación de vacunas (antineumococo, anti influenza y
para HVC, HVB) y la quimioprofilaxis de la PBE.
Consumo de alcohol
El alcohol puede producir un efecto deletéreo mediante
una depresión neurológica favoreciendo neumonías
aspirativas, descompensaciones de la enfermedad de base
o por alteraciones del sistema inmune.
Otro punto a evaluar en nuestra paciente es analizar
como incide su estado nutricional secundario a su
patología de base sobre el riesgo de desarrollar
infecciones.
Soporte nutricional en pacientes con enfermedad hepática
crónica
La malnutrición es una complicación reconocida en
aumento de las enfermedades crónicas hepáticas que tiene
una importante implicación pronostica. Pacientes
malnutridos cirróticos tienen una alta tasa de
complicaciones y sobretodo una incrementada tasa de
mortalidad.
La malnutrición proteico calórico se encuentra en el 65
– 90% de los pacientes con enfermedad hepática avanzada
y en el 100% de los candidatos a transplante hepático.
Estos pacientes también desarrollan deficiencias de
micronutrientes. Hay también una estrecha correlación
entre la progresión de la enfermedad hepática y la
severidad de la malnutrición., manifestando una
progresión de la falla hepática.
La malnutrición está asociada con un incremento de las
tasas de mortalidad y morbilidad en estos pacientes con
altas tasas de encefalopatía hepática, infecciones y
sangrado variceal.
Se ha identificado a la malnutrición como un factor
independiente de mortalidad en pacientes con cirrosis.
La etiología primaria es la pobre ingesta oral asociada
por ejemplo a alteraciones en el gusto (deficiencia de
zinc o vitamina A) o por sensación de plenitud temprana.
También fatiga, debilidad y un bajo grado de
encefalopatía pueden contribuir en este mecanismo. La
malaabsorción es otro factor importante en el desarrollo
de malnutrición posiblemente secundario al
sobredesarrollo bacteriano llevando a un deterioro de la
motilidad del intestino, la presencia de hipertensión
portal ha sido implicada como causa de malaabsorción y
pérdida gastrointestinal de proteínas.
Otro factor que puede contribuir es el incremento gasto
de energía. La causa exacta de este hipermetabolismo
permanece todavía no aclarada.
El objetivo de la terapia nuticional es mejorar la
malnutrición proteico calórica y corregir el déficit de
micronutrintes. La intervención rápida en los estadios
tempranos de malnutrición puede mejorar el seguiumiento.
En pacientes con cirrosis compensada, la guías sugieren
el consumo de 25 – 35 kcal/kg de peso por día no de
proteínas y de 1 – 1,2 g7kg de peso por día de proteínas
o amino ácidos. En pacientes con cirrosis complicada
asociada a malnutrición la energía no proteica debería
aumentar a 35 – 40 kcal/kg de peso por día. Y la ingesta
de proteínas a 1,5 g/kg de peso por día. De acuerdo con
las guías la ingesta proteica debería disminuir a 0,5 –
1,5 g/kg por día en presencia de encefalopatía grado I o
II y a 0,5g/kg por día en el estadía III o IV de
encefalopatía.
Recordar corregir el déficit de micronutrientes como ser
vitamina A, Zinc, Vitamina D y calcio. La deficiencia
del calcio en estos pacientes lleva a la osteopenia y
osteoporosis que son resultado de una disminución de la
absorción intestinal de calcio.
Malnutrición e infección en pacientes cirróticos
Como dijimos previamente las complicaciones infecciosas
son frecuentes en los pacientes con cirrosis y están
generalmente causadas por organismos de origen entérico.
Estas infecciones aparecen sobre todo cuando la
enfermedad hepática se halla en un estado avanzado y en
este punto las deficiencias nutricionales son
frecuentes. La traslocación bacteriana desde el
intestino hacia los nódulos linfáticos mesentéricos han
sido postulados como el proceso patogénico en los casos
de bacteriemias a bacilos Gram negativos, esta alta
prevalencia se asocia entre otros factores a cambios en
la flora intestinal, hipertensión portal , malnutrición
y alteraciones inmunológicas
La malnutrición puede también promover alteraciones en
la inmunidad humoral como celular que determina una alta
susceptibilidad a las infecciones. También se dice que
la malnutrición favorece la tras locación bacteriana y
el desarrollo de sepsis.
En pacientes malnutridos las infecciones son la primera
causa de mortalidad y morbilidad debido a que la
malnutrición daña el sistema inmunológico.
Conclusiones:
Ciertas características del cuadro clínico de nuestra
paciente no pueden ser del todo explicadas por su
enfermedad de base. Como mencioné previamente la
posibilidad de superposición de otra enfermedad
autoinmune es factible.
Que el cuadro clínico (dolor articular y fiebre) sea de
origen infeccioso es un hecho pasible en nuestra
paciente quien presenta un grado de inmunosupresión,
esto no se puede descartar, pese a la presencia de
hemocultivos negativos, con los datos que tenemos. Un
examen citofisico-quimico del liquido articular nos
hubiera ayudado a distinguir entre una afección
inflamatoria y una infecciosa.
Un laboratorio inmunológico completo (especialmente el
anti ADN, anti SM) seria de utilidad para intentar poner
en evidencia la presencia de otra enfermedad
inmunológica subyacente como podría ser el caso de un
LES o una enfermedad indiferenciada del tejido
conectivo.
Creo que la clave está en la diferenciación de una
enfermedad inmunológica sobreagregada versus una
infección. Hay muchos datos como ser: anemia,
linfopenia, plaquetopenia, fiebre, artralgia, aumento de
la VES y cultivos negativos que inclinan la balanza a
favor de una afección inmunológica. En contra va el
comienzo agudo del cuadro.
Como propuesta planteo la realización de un laboratorio
inmunológico y eventualmente aumentar la dosis de
corticoides, en caso de que se haya descartado
convincentemente la presencia de una causa infecciosa.
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