Presentación del
caso clínico
Dr. Rodrigo González
Se discute el caso de una paciente con antecedentes de, hepatopatía
por virus de la hepatitis C (VHC) e hipertensión
arterial, quien consulta actualmente por fiebre
prolongada, dolor abdominal, diarrea, petequias. Si bien
esta paciente tiene fiebre prolongada y una causa
probable como lo es el VHC, voy a hablar de las causas
de fiebre de origen desconocido (FOD) para analizar este
caso.
Sabemos que diversas causas producen fiebre de origen desconocido,
entre ellas las más frecuentes son las infecciosas,
seguidas por las neoplásicas, reumatológicas y otras
(misceláneas), quedando aproximadamente un 7% sin
diagnostico. Siguiendo esta línea de pensamiento voy a
analizar el caso en discusión.
Entre las causas infecciosas, se encuentran la infección por VHC.
Se ha calculado que el 3% de la población mundial esta
infectada por virus de la hepatitis C .La hepatitis
aguda suele ser asintomática u oligosintomática, con
cuadro tipo gripal, fatiga, artralgias, etc. El 70 a 80%
de los casos evoluciona a la cronicidad. Un alto
porcentaje a la cirrosis y al hepatocarcinoma. Se han
identificado más de 12 tipos de este virus. La elevada
heterogenicidad genética se debe a su mecanismo de
replicación que es mediante una ARN polimerasa que
carece de rectificación de errores por lo que se forman
muchas cuasiespecies. Esta heterogenicidad lleva a
respuesta variable en el tratamiento con interferón.
La mayoría de las hepatitis crónicas son asintomáticas. Se descubre
los anticuerpos al momento de donar sangre o en estudio
por hipertransaminasemia. Solo una cuarta parte de los
pacientes presentan ictericia. Los síntomas son
variables: entre ellos la fatiga es uno de los más
importantes en la infección crónica, y se asocia a un
aumento de los niveles de serotonina. Los síntomas no
reflejan el grado de actividad de la enfermedad. Los
síntomas más destacados provienen en estadio más
avanzado: hipertensión portal, hemorragia varicial,
ascitis, encefalopatía, y en algunas ocasiones se llega
al diagnóstico por sus manifestaciones asociadas. Éstas
son múltiples y merecen especial mención las siguientes:
1.
Crioglobulinemia mixta: es un hecho frecuente en los pacientes con
infección crónica por virus C, la mayoria no tiene
síntomas. La crioglobulinemia mixta tipo 2 se asocia en
un 2% con hepatitis por virus C, sin embargo cuando se
estudian a pacientes con crioglobulinemia mixta una alto
porcentaje tienen serología para virus C. Se caracteriza
por vasculitis tipo púrpura palpable a nivel de los
miembros inferiores. También se asocia a artralgias,
debilidad, puede afectar a riñón, al sistema nerviosos
periférico, al cerebro. La mayoría se asocia con factor
reumatoide positivo. En nuestra paciente se descarta
esta entidad debido a la negatividad en el diagnóstico.
2.
Gammapatía monoclonal: se demostró en un estudio
infección por éste virus en hasta un 15% de los
pacientes con gammapatía monoclonal. En otro estudio se
observó en enfermos con virus C hasta 7% de gammapatía
monoclonal. H
3.
Hepatocarcinoma: constituye el 80% de los tumores
hepáticos malignos en estos pacientes. Asienta sobre
enfermedad hepática previa y el 70% de los pacientes con
carcinoma hepatocelular tenían serología positiva para
virus de la hepatitis C. Menos frecuentemente se
observan síntomas paraneoplásicos tales como diarrea,
eritrocitosis, hipercalcemia, hipoglicemia o
manifestaciones cutáneas. La alfa-fetoproteína es el
marcador tumoral más utilizado para el diagnóstico y
vigilancia del hepatocarcinoma. Esta glicoproteína es
producida normalmente por el hígado fetal y puede ser
sintetizada además por el hepatocarcinoma. Puede
elevarse además en el embarazo y en tumores
testiculares. Pueden encontrarse elevaciones leves en
personas con hepatitis crónica cuando hay
reactivaciones, particularmente hepatitis viral B y C.
Es importante recalcar que la sensibilidad de la alfa
fetoproteína es baja, particularmente en tumores menores
de 3 cm. Entre los métodos por imágenes, la Ecografía
puede observar nódulos mayores a 1 centímetro. La
tomografía axial computada y más que nada la resonancia
magnética por imágenes son métodos muy sensibles para la
detección de masas cuando el paciente tiene algún
síntoma. Todos los enfermos con cirrosis deben someterse
a exámenes para la detección precoz de este tumor. La
estrategia más aceptada es la realización de una
ecografía abdominal cada 6 meses. A esto se agrega la
determinación de niveles de alfa fetoproteína (AFP) en
sangre. Esta causa se alejaría en nuestra paciente
debido a que la alfafetoproteina es negativa y las
imágenes no muestran lesiones compatibles.
4.
Linfoma no Hodgkin: Linfoma no hogkin tipo B también a sociado a
linfoma de la mucosa gástrica. La mayoría se asocia con
la presencia de crioglobulinemia. En nuestra paciente se
descarta debido a que presenta crio negativas, no tiene
esplenomegalia, y no tiene alteraciones compatibles en
el frotis de sangre periférica.
5.
Plaquetopenia: en éstos pacientes es muy frecuente y tiene varios
mecanismos, entre ellos el hiperesplenismo, anticuerpos
antiplaquetarios, efecto directo del virus sobre las
plaquetas.
6.
Diabetes mellitus es bastante frecuente en estos
pacientes.
7.
Alteraciones de la autoinmunidad: hay una clara
asociación entre la infección por virus C y
autoinmunidad. Mayoritariamente con anticuerpos
antinucleares, anticardiolipinas, antimusculo liso,
anticuerpos antitiroideos, y factor reumatoideo (hasta
en un 70 % de los casos).
a.
Los anticuerpos antitirodeos se detectan hasta en
un 12% de los pacientes con virus C. Dentro de éstas lo
más frecuente es el hipotiroidismo, pero también se
asocia a hipertiroidismo. En nuestra paciente la diarrea
acuosa podría haberse explicado por el hipertiroidismo
pero carecía del resto de la clínica y laboratorio (tiroglobulina
y antiperoxidasa).
b.
La enfermedad de Sjögren: se ha detectado
infiltración de glándulas salivales hasta en un 57% de
los pacientes con virus de la hepatitis C. Tiene
traducción clínica en un 25%.
c.
Otras son poliarteritis nodosa (hasta en un 10%
de los casos), síndrome antifosfolípidos, púrpura
trombótica, miastenia gravis y sarcoidosis
Para realizar el diagnostico de infección por VHC
existen dos métodos; sexológico que determinan
anticuerpos anti-virus de la hepatitis C; y molecular
que determinan y cuantifican el ARN del Virus. Las
técnicas de tercera generación detectan anticuerpos
frente a antígenos recombinante del core (sensibilidad
del 97% y especificidad del 95%). Las pruebas
moleculares se basan en la determinación del ARN viral e
indican infección activa.
La positividad de pruebas serológicas no indica infección activa ya
que los sujetos curados pueden dar positiva la
serología. Los falsos positivos ocurren en pacientes
con desórdenes de la autoinmunidad.Las pruebas
moleculares se basan en la determinación del ARN viral e
indican infección activa. Las pruebas negativas no
descartan infección debido a que puede haber viremias
intermitentes.
La biopsia
proporciona información fidedigna de la fibrosis y
valoración de la histología. No siempre es necesario
realizar biopsia hepática.
Siguiendo con las posibles causas infecciosas en esta
paciente, la tras locación bacteriana debe ser tenida en
cuenta. Se define como la migración de bacterias desde
la luz del intestino a ganglios mesentéricos u otros
sitios extra intestinales. Los alteraciones en la
micro-ecología de la flora intestinal es prevalente en
pacientes con enfermedad hepática crónica. Se ha
atribuido debido a que en estos enfermos disminuye la
motilidad; esto se debe a aumento del tono adrenérgico y
a la hipertensión portal. La tras locación es mucho más
frecuente en pacientes con Child-Pugh C, hasta 40% de
biopsia de ganglios mesentéricos; mientras que en
pacientes clasificados como Child A, es menos frecuente
(10%). La traslocación intermitente podría explicar la
fiebre en nuestra paciente.
Conclusiones:
En caso de no hallar otra causa que justifique la fiebre
en la paciente se debe asumir que la misma es causada
por la infección crónica por virus de la hepatitis C.
La PCR (para ver replicación viral) y la biopsia
hepática sirven para confirmar esta teoría.
La paciente debe comenzar tratamiento: interferón y
ribavirina, según el genotipo: el tratamiento de la
hepatitis C está indicado en pacientes con transaminasas
elevadas, presencia de anticuerpos y ARN viral, y con
lesiones de hepatitis crónica en la biopsia hepática.
El tratamiento actual consiste en interferón pegilado
más ribavirina. El interferón pegilado se obtiene de la
unión de polietilenglicol con interferón, lo que hace
que tenga una semivida más larga y esto hace que se
pueda administrar una vez por semana.
La ribavirina se administra según el peso corporal hasta
75 Kg., 1000mg/día. En el genotipo 1 el tiempo de
tratamiento es de 48 semanas y para el genotipo 2 y 3,
es de 24 semanas.
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