Discusión del
caso clínico
Dra. María Lourdes Garibotti
Se discute el caso de un paciente de 42 años de edad con
antecedente de trasplante alogénico de médula ósea en
agosto del 2006 en tratamiento actual con ciclosporina
y prednisona que consulta por dolor abdominal y lumbar,
ardor miccional y polaquiuria. Durante la internación
agrega episodios marcados de náuseas, vómitos y
constipación, asociado a hipertransaminasemia,
colestasis e insuficiencia renal aguda. Presenta además
en el examen físico lesiones cutáneas de las cuales se
obtuvo diagnóstico por biopsia de foliculitis micótica.
Voy a agrupar los principales síntomas de nuestro
paciente para tratar de encontrarle una explicación,
siempre teniendo en cuenta que estas manifestaciones
tienen lugar en un huésped inmunocomprometido.
Creo que la principal sospecha en estos casos debe ser
la etiología infecciosa. Dentro de estas las causas
bacterianas, y con ello la sepsis que sería el cuadro
que podría explicar todas las alteraciones patológicas
del paciente. Como causa probable de sepsis podría haber
sido el foco abdominal por el aparente cuadro de íleo
que presentó nuestro paciente o el foco urinario ya que
en el análisis de orina se detectó leucopiocituria. Sin
embargo, el tiempo de evolución no fue tan agudo y no se
obtuvieron ningún tipo de resultados de los cultivos
microbiológicos.
Entre las causas virales, el virus de Epstein Bar y el
citomegalovirus. Estos se presentan frecuentemente en
paciente con trasplante de médula ósea por el tipo de
inmunodepresión que presentan. En el presente paciente
se detectó Ig M para virus EB negativo, antigenemia pp
65 negativa en dos oportunidades durante la internación
y Ig M negativa para CMV. Pese a esto es importante
continuar controlando al paciente con antigenemia pp 65
dos veces por semana.
Dentro de los fármacos haré mencionaré especialmente a
la ciclosporina. Esta es una droga cuyo mecanismo de
acción la unión con gran afinidad a una proteína del
citoplasma: la ciclofilina. Después penetra en el núcleo
celular e inhibe la RNA polimerasa necesaria para
sintetizar los RNA mensajeros (m RNA) que codifican la
síntesis de las diversas linfoquinas. Nuestro paciente
se encontraba recibiendo esta droga desde hace más de
seis meses. Esta droga puede provocar: náuseas, vómitos,
dolor abdominal, hepatotoxicidad, nefrotoxicidad,
neurotoxicidad e inmunodepresión. Con respecto a la
hepatoxicidad puede producir hipertransaminasemia con
predominio de TGP sobre TGO, e hiperbilirrubinemia. La
toxicidad renal puede producirse durante los primeros
meses postransplante y desaparece o se minimiza
modificando las dosis administradas al paciente.
Otra causa de importancia es la inmunológica, y dentro
de este grupo le daré particular relevancia a la
enfermedad injerto contra huésped (EICH). Esta
enfermedad a parece en un 9 a 50 % de los pacientes que
reciben un trasplante alogénico de células
hematopoyéticas de un donante HLA emparejado a pesar de
la profilaxis con agentes inmunosupresores, como
metotrexate, ciclosporina, tacrolimus, corticosteroides
y globulinas antitimocito. Los factores de riesgo para
presentar EICH son: disparidad del HLA, edad avanzada,
donante y receptor no emparentados, estado y tipo de
enfermedad subyacente, dosis del inmunosupresor
administrado, diferencias de sexo donante receptor,
especialmente cuando la mujer es multípara o a recibido
múltiples transfusiones. Este último punto sería un dato
a favor para pensar en este diagnóstico en nuestro
paciente ya que la donante fue su hermana, mujer, quien
tuvo 4 gestas y 4 partos.
La EICH se dispara en el tejido injertado por el
reconocimiento de antígenos específicos y dispares del
hospedero. Se caracteriza por inflamación epitelial
selectiva que afecta la piel, el tracto
gastrointestinal, sistema hematopoyético e hígado,
ocasionalmente glándulas exocrinas y bronquios.
Se clasificaba clásicamente en aguda que se presenta en
los primeros 100 días postrasplante, especialmente entre
los días 7 a 21, mientras que la EICH crónica es aquella
que se manifiesta después de los 100 días. Estas
diferencias entre aguda y crónica han sido reevaluadas;
se han reportando numerosos casos de pacientes con EICH
crónica definida por sus características clínicas e
inmunohistolológicas en los primeros días 100 días post
trasplante, y casos de EICH aguda luego de 100 días. En
el caso de nuestro paciente por el tiempo de evolución
estaríamos ante una forma crónica.
La forma aguda comienza con mayor frecuencia entre los
días 7 y 21 postrasplante de médula ósea y el compromiso
cutáneo es el más frecuente. Los síntomas referidos
pueden ser prurito o sensación de dolor cutáneo. Puede
presentarse como una erupción maculopapular. La
aparición de pápulas perifoliculares, eritema palmar y
plantar y coloración violácea en los pabellones
auriculares y cuello, son hallazgos clínicos altamente
sugestivos de EICH aguda. Otras variantes clínicas son:
la escarlatiniforme con placas descamativas extensas, y
las formas hiperagudas severas con eritrodermia, fiebre
y necrólisis epidérmica que se manifiesta por ampollas y
severo compromiso del estado general. La mucositis es
frecuente y se manifiesta con úlceras dolorosas que
pueden ser muy extensas e impedir la alimentación. Esta
puede tener otras causas como la quimioterapia, la cual
aparece tempranamente en el curso del trasplante.
El compromiso hepático es el segundo en frecuencia y se
manifiesta por hepatomegalia, ictericia e incremento en
los niveles de las transaminasas y la bilirrubina
conjugada. La ictericia colestásica es común, pero la
falla hepática y la encefalopatía debidas únicamente a
la EICH aguda es rara, generalmente esta se asocia a
hepatotoxicidad. El diagnóstico es por biopsia hepática.
Compromiso del tracto gastrointestinal: se afecta
principalmente la porción distal del intestino delgado y
colon, comprometiendo en menor frecuencia el estómago y
el duodeno. Se manifiesta por diarrea, sangrado, dolor,
íleo, náuseas, vómito, anorexia, dolor abdominal,
ascitis y malabsorción.
Las radiografías del tracto gastrointestinal demuestran
edema mucoso y submucoso, tránsito rápido del medio
baritado y pérdida de las haustras intestinales. El
diagnóstico diferencial incluye efectos residuales de la
quimioterapia y radioterapia, e infección intestinal. La
endoscopia digestiva con biopsia y el tránsito
intestinal baritado son importantes herramientas
diagnósticas para esta entidad.
La forma crónica, que parece ser compatible con la de
nuestro paciente es una enfermedad multisistémica con
grados variables de afectación de órgano blanco. Su
aparición es generalmente después de 100 días pos
trasplante, pero en algunos casos pueden observarse
manifestaciones tempranas, en los primeros 40 días pos
trasplante.
El compromiso de la piel está presente en la mayoría y
la boca se afecta en el 90% de los pacientes. Los
cambios cutáneos pueden ser liquenoides o
esclerodermiformes, y aparecer espontáneamente o ser
desencadenados por estímulos. Las lesiones liquenoides
son de aparición más temprana, distribuidas en las
palmas, plantas, región perorbitaria y periauricular, en
algunos casos son de patrón folicular. Se detectan
además cambios liquenoides semejantes a dishidrosis en
las manos, liquen ungueal con pterigium u onicoatrofia,
lesiones genitales o lesiones de liquen siguiendo un
dermatoma. Las lesiones esclerodermiformes aparecen de
manera más tardía. Son placas induradas, escleróticas,
mal definidas, con cambios de coloración, inicialmente
hiperpigmentadas y posteriormente pardas y
poiquilodérmicas. Pueden presentar úlceras por trauma de
difícil manejo y ocasionalmente ampollas. El compromiso
oral puede haber sequedad oral, dolor, atrofia de la
mucosa, eritema y lesiones reticulares liquenoides. Se
debe plantear diagnóstico diferencial con infecciones
por Candida y herpes oral.
Las lesiones de nuestro paciente presentan diagnóstico
de foliculitis micótica por biopsia de piel. Creo de
suma utilidad conocer bien las características exactas
anatomopatológicas de esta pieza para ver si no podría
haber algún hallazgo que sugiriese EICH crónica. En
contra de este diagnóstico es que las lesiones mejoraron
con el tratamiento con el fluconazol, sin embargo nunca
se obtuvo desarrollo microbiológico de ningún hongo.
El compromiso hepático puede presentarse como colestasis
y el diagnóstico diferencial se debe hacer con
infección viral y micótica, hepatotoxicidad por drogas y
compromiso neoplásico.
El compromiso ocular puede manifestarse por
queratoconjuntivitis que presenta como síntomas
sensación de quemadura, irritación, fotofobia y dolor.
El compromiso ocular más frecuente en los pacientes
trasplantados de médula ósea es la aparición de
cataratas asociadas al uso de prednisona y a la
irradiación pre trasplante.
Otros compromisos menos frecuentes son el
gastrointestinal y respiratorio. El tracto
gastrointestinal es menos frecuente que en la forma
aguda; en el esófago se manifiesta por disfagia, dolor y
pérdida de peso, y la manometría revela alteraciones
motoras con aperistalsis. Puede haber íleo y dolor
abdominal. Muchos de estos síntomas coinciden con los de
nuestro paciente. Si bien este compromiso no es tan
frecuente en la forma crónica, puede ser que el paciente
presente algún componente agudo sobreagregado que
contribuya a este compromiso. El respiratorio puede
manifestarse enforma de bronquilitis obliterante y
enfermedad pulmonar obstructiva resistente al
broncodilatador; es indicador de mal pronóstico.
Sin tratamiento, menos del 20% de los pacientes con EICH
extensa sobreviven. El tratamiento convencional es el
uso de prednisona y ciclosporina, con el cual el 80% de
los pacientes logran el control de la enfermedad. Otras
opciones son: tacrolimus, talidomida, irradiación
linfoide total, micofenolato mofetil, fotoféresis y
PUVA. Los pacientes que no responden al tratamiento
convencional con prednisona y ciclosporina presentan
bajas tasas de remisión completa (entre el 14 y 30%) y
alta mortalidad.
Por otro lado, quiero hacer un análisis especial con
respecto a la insuficiencia renal aguda que presenta
nuestro paciente. La insuficiencia renal aguda que
aparece dentro de los tres meses postrasplante puede
deberse a múltiples factores: sepsis, drogas
nefrotóxicas, sindrome urémico hemolítico y EICH. Como
pienso que este paciente puede estar padeciendo una
enfermedad de injertyo contra huésped, tengo que tener
en cuenta como afecta ésta al riñón. Entonces ¿cómo es
el compromiso renal en la EICH? Al ser un cuadro
inmunológico, la afección glomerular domina el cuadro
renal. Se han reportado 17 casos de glomerulonefritis
asociadas a EICH hasta 1988 y todos los pacientes
presentaron sindrome nefrótico o proteinuria de rango
nefrótico y seis de los pacientes presentaron valores
elevados de ANA y Anti ADN. El análisis de la biopsia
renal mostró diferentes tipos de afectación glomerular
(11 glomerulonefritis membranoproliferativa con o sin
depósito mesangiales, 3 glomerulopatía a cambios
mínimos, uno nefropatía por Ig A, glomerulonefritis
proliferativa difusa y otro mesangiolisis). En 16
pacientes, la terapéutica con inmunosupresores y
corticoides fue efectiva.
Creo que hay una alta probabilidad de que la etiología
sea multifactorial en el paciente en discusión. Por un
lado, el paciente realizó por más de 6 meses
ciclosporina una droga claramente nefrotóxica. Además,
coincide que al aumentar la dosis de la misma comienzan
a aumentar paulatinamente los valores de urea y
creatinina. Se suma a esto otros nefrotóxicos como
vancomicina, amikacina, ciprofloxacina y ranitidina;
todos fármacos que recibió este paciente. Creo que
además pudo haber intervenido un componente prerrenal,
ya que el paciente comienza con vómitos abundantes y
presentó una aporte de líquidos insuficiente. Debido a
que el sedimento nunca fue glomerular, creo poco
probable el compromiso renal por EICH.
La metodología de estudio que planteo es: 1- endoscopia
digestiva alta con toma de biopsia ya que los cambios
hallados en la macroscopía de la misma son altamente
sugestivo de la EICH; 2- nueva biopsia de piel debido a
que el compromiso cutáneo es muy frecuente en la EICH
por lo cual creo mandatorio tratar de detectar la
afección cutánea; 3- colonoscopia para descartar una
causa obstructiva órganica que este provocando los
cuadro de íleo mecánico; además nos permitirá tomar
muestra para biopsia y ver si hay compromiso por la
EICH.
La biopsia hepática y biopsia renal serían otras
alternativas que quedarían en último lugar para realizar
debido a que son más cruentas y el paciente se encuentra
plaquetopénico.
Las conductas a seguir serían: 1) Cambiar el regimen
inmunodepresor para disminuir la dosis de ciclosporina
debido a su toxicidad renal; la opción podría ser
micofenolato ya que no presenta toxicidad renal; 2)
esperar resultados de las respectivas biopsias para
confirmar diagnóstico; y 3) tratamiento de sostén y
comenzar nutrición parenteral.
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