¿Está indicado el uso de corticoides en la sepsis y en el shock
séptico?
Al hablar de sepsis nos estamos refiriendo a un estado de
respuesta inflamatoria sistémica, en presencia de una infección
documentada. La instalación del shock séptico se debe a la
profundización de la misma, que se caracteriza por:
·
hipotensión persistente, a pesar de la administración de fluidos
·
necesidad de vasoactivos para mantener una adecuada perfusión
periférica
·
evidencia de anormalidades en la perfusión periférica (depresión
del sensorio, acidosis láctica, oliguria)
El uso de corticoides, tanto en la sepsis como en el shock
séptico, siempre ha sido un tema controversial. Su utilidad se
vería fundamentada en varios efectos de los mismos, tales como:
prevención de la activación del complemento; inhibición de la
síntesis de óxido nítrico; prevención de la agregación de
neutrófilos; inhibición de la activación del factor activador de
plaquetas; disminución de la transcripción del FNT y de otras
citocinas pro inflamatorias. Mediante dichos efectos se
contrarrestaría la cascada pro inflamatoria desencadenada
durante la sepsis.
A su vez, se ha comprobado a lo largo de los años que en los
estados de sepsis y de shock séptico existiría una insuficiencia
adrenal relativa, en donde el cortisol basal, a pesar de
encontrarse dentro de los valores normales, no sería suficiente
para la situación de estrés que significa el estado séptico.
Esta insuficiencia suprarrenal relativa se pondría en evidencia
a través de un test de estimulación con 250 microgramos de ACTH,
evaluando la respuesta de cortisol plasmático a los 30 - 60
minutos. Con un incremento del cortisol > 9 µg/dL se considera a
los pacientes “respondedores”, y no se beneficiarían de las
dosis supletorias de esteroides.
Debido a lo controversial que resulta el uso de corticoides en
la sepsis y el shock séptico, se han realizado múltiples
trabajos y revisiones científicas en las últimas décadas, sin
obtener hasta la fecha resultados demasiado contundentes.
En 1963 el grupo de BENNET estudió si la administración de
corticoides como estrategia adyuvante para pacientes con sepsis
severa y shock séptico mejoraría la sobrevida. Se basó en un
estudio randomizado, doble ciego, prospectivo, placebo –
control, sin obtener diferencia significativa en cuanto a
sobrevida entre ambos grupos.
En 1978 SCHUMMER realiza una combinación de un ensayo
prospectivo y un análisis retrospectivo, utilizando dos tipos de
corticoides (metilprednisolona 30 mg/kg y dexametasona 3 mg/kg)
versus placebo (solución salina). El estudio tuvo una duración
de 8 años, analizándose 172 pacientes. Se observó diferencia
significativa en cuanto a mortalidad, en beneficio de aquéllos
que recibían corticoides. Sin embargo este trabajo fue muy
criticado, debido a la larga duración, a la diversidad en cuanto
a criterios de inclusión y al uso de dos tipos distintos de
corticoides.
En 1998 el grupo BOLLAERT realizó un estudio prospectivo,
randomizado, doble ciego, placebo – control, usando bajas dosis
de corticoides para mejorar el status hemodinámico en pacientes
con dependencia persistente a catecolaminas en el shock séptico
tardío. Se estudiaron 42 pacientes con shock séptico luego de 48
hs de uso de vasoactivos sin reversión del shock. Se les
administró hidrocortisona en dosis de 100 mg cada 8 hs por 5
días, midiéndose a posteriori la reversibilidad del shock. Los
resultados obtenidos fueron que los pacientes tratados con
corticoides presentaron mayor reversibilidad del shock (68% vs
21%) y menor uso de catecolaminas. A los 28 días, la mortalidad
fue de 63% en el grupo placebo y de 32% en el grupo tratado con
corticoides.
Más tarde, en 1999, BRIEGEL, mediante un estudio prospectivo,
randomizado, doble ciego, placebo-control, incluyó 40 pacientes
con shock séptico dependiente de vasoactivos. Utilizó 100 mg de
hidrocortisona, seguidos de una infusión continua de 0,18 mg/k/h,
por un mínimo de 6 días versus placebo. Su conclusión es que el
tratamiento con corticoides mostró una más rápida reversibilidad
del shock y más temprana resolución de la disfunción orgánica.
Pero no hubo diferencia significativa en cuanto a mortalidad en
ambos grupos.
Otro de ellos fue realizado en el año 2002 (ANNANE), cuyo
objetivo principal era evaluar si bajas dosis de corticoides
mejorarían la sobrevida a los 28 días de pacientes con shock
séptico e insuficiencia adrenal relativa. Se concluyó que
en pacientes con shock séptico dependiente
de catecolaminas, en particular aquéllos con insuficiencia
suprarrenal relativa, un tratamiento de 7 días con dosis bajas
de hidrocortisona y fludrocortisona es seguro y reduce la
mortalidad a corto y largo plazo. Sin embargo este trabajo es
criticado debido al uso de dos tipos distintos de corticoides.
De esta manera, hasta ese entonces se sostenía que
las dosis suprafarmacológicas de corticoides
no tendrían beneficio en el manejo del paciente con shock
séptico y sepsis severa, aseveración que no se ha modificado en
la actualidad. Pero por otra parte, los corticoides parecerían
ayudar en el tratamiento del shock y revertir más rápidamente
las alteraciones hemodinámicas.
A partir del año 2008, luego de “Surviving Sepsis Campaign:
International guidelines for management of severe sepsis and
septic shock”, han cambiado algunos conceptos.
Mediante esta revisión de todos los trabajos realizados hasta
ese entonces se postuló que:
ü
La prueba de ACTH no debe ser utilizada para identificar el
subgrupo de pacientes que recibirán hidrocortisona (Nivel 2B).
ü
Los pacientes con shock séptico no deben recibir dexametasona si
esta disponible hidrocortisona (Nivel 2B).
ü
La dexametasona puede provocar una inmediata y prolongada
supresión del eje HHS.
ü
Puede administrarse fludrocortisona (50 µg) si no se dispone de
hidrocortisona o si el corticoide que se administra no tiene
poder mineralocorticoide (Nivel 2C).
ü
Se deben suspender los corticoides cuando no se requieran
vasopresores (Nivel 2D).
ü
La dosis de hidrocortisona no debe superar los 300 mg/día o su
equivalente (Nivel 1A).
ü
Los corticoesteroides no deben ser usados en pacientes con
sepsis sin shock (Nivel 1D).
También en el año 2008 finalizó el estudio CORTICUS, que fue
realizado por Annane y Briegel entre otros. Los fundamentos para
este estudio fueron que
la hidrocortisona era ampliamente utilizada en los pacientes con
shock séptico a pesar de que el beneficio en la sobrevida había
sido informado sólo en aquellos que permanecieron hipotensos
luego de la administración de fluidos y vasopresores, y en los
cuales los niveles de cortisol plasmático no alcanzaron los
valores adecuados luego de la administración de ACTH.
Este estudio fue multicéntrico, randomizado, doble ciego, con
grupos placebo y control. Se analizaron
499 pacientes en total: 251 recibieron hidrocortisona 50 mg cada 6 hs
durante 5 días; y 248 recibieron placebo. Se analizó la
mortalidad a los 28 días de aquellos pacientes que no
respondieron a la prueba de ACTH.
A los 28 días no hubo diferencia
significativa en cuanto a mortalidad en ambos grupos de
pacientes que no respondieron a ACTH o en entre los que si
respondieron. El 34,3% de los que recibieron CTC y el 31% del
grupo placebo fallecieron (p=0,51).
CORTICUS concluye que la hidrocortisona no
mejora la sobrevida o la reversión del shock en pacientes con
shock séptico. Sin embargo, demostró que aquéllos que recibieron
corticoides y revirtieron el shock, lo hicieron más rápidamente.
En el grupo que recibió corticoides se observó mayor tasa de
infecciones.
Conclusiones:
De esta manera, habiendo revisado y analizado lo más
destacado de la bibliografía disponible, podemos resaltar y
concluir lo siguiente:
ü
La hidrocortisona debe administrarse solamente a adultos con
shock séptico que respondieron poco a la administración de
fluidos y vasopresores (Nivel 2C).
ü
La prueba de ACTH no debe ser utilizada para identificar el
subgrupo de pacientes que recibirán hidrocortisona (Nivel 2B).
ü
Puede administrarse de fludrocortisona (50 µg) si no se dispone
de hidrocortisona o si el corticoide que se administra no tiene
poder mineralocorticoide (Nivel 2C).
ü
Se deben suspender los corticoides cuando no se requieran
vasopresores (Nivel 2D)
ü
La dosis de hidrocortisona no debe superar los 300 mg/día o su
equivalente (Nivel 1A)
ü
Los corticoesteroides no deben ser usados en pacientes con
sepsis sin shock (Nivel 1D)
ü
La
hidrocortisona no mejora la sobrevida o la reversión del shock
en pacientes con shock séptico.
ü
Sin embargo, quienes revierten el shock lo harían más
rápidamente con el uso de corticoides.
ü
El
uso de corticoides predispondría a aumentar la tasa de
infecciones.
Bibliografía:
Material
relacionado en Clínica-UNR.org:
Sepsis severa: mortalidad y evidencia
Dr. Sebastián Reynoso
Sepsis: ¿Todo lo que es eficaz, es efectivo y eficiente? (O como
aplicar lo que leemos)
Dr. Juan Carlos Pendino
Procalcitonina como factor pronóstico en sepsis
Dr. José M. Conde Mercado - Dra. Sandra
Cisneros Valentín
Hipoperfusión oculta y mortalidad en pacientes con sospecha de
infección
Revista de revistas
Indicaciones y uso práctico de las dosis de reemplazo de
corticoesteroides en pacientes críticos
Josef Briegel, Erich Kilger and Gustav Schelling Current Opinion
in Critical Care 2007, 13:370–375
ü
Effect of Treatment With Low Doses of Hydrocortisone and
Fludrocortisone on Mortality in Patients With Septic Shock.
Djillali Annane et all. JAMA, August 21, 2002; Vol 288; 863-871.
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Steroids for septic shock: Back from the dead?
Robert A. Balk et all. Chest. 2003; 123;490 – 499.
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Clinical review: Corticotherapy in sepsis.
Prigent et al. Critical Care. April 2004. Vol 8. 122-129.
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Surviving Sepsis Campaign: International guidelines for
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Critical Care Medicine 2008 Vol. 36, No. 1.
Hydrocortisone Therapy for Patients with Septic Shock.
Sprung CL, Annane D, Briegel J, et al: N Engl J Med 2008;
358:111-24.
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Autores:
Drs. Ferretti María Victoria y González Eduardo
Fecha de recepción: 24/4/8
Fecha de Aceptación: 5/5/8
Correspondencia:
ferrettivictoria@hotmail.com
Lugar: Servicio de Clínica Médica Hospital Provincial
del Centenario |
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