¿Debería
el esquema antibiótico inicial de este paciente incluir un
macrólido?
Para tratar de
responder este interrogante debemos tener en cuenta algunas
consideraciones generales respecto del tratamiento de la
neumonía aguda de la comunidad (NAC):
1-
El
tratamiento inicial siempre es empírico, ya que está demostrado
que cuánto más temprano sea la iniciación del mismo, mejor es el
pronóstico. Por lo tanto, por definición, el esquema antibiótico
elegido debería considerar los gérmenes causales más frecuentes.
Los datos estadísticos a nivel mundial muestran que el germen
más frecuentemente identificado es el neumococo (60%
aproximadamente) para cualquier grupo etario y tanto para la
forma de presentación “típica” (término reservado para la
neumonía lobar, con fiebre y signo-sintomatología respiratoria
predominante) como “atípica” (con patrón intersticial bilateral
y marcada afección sistémica), por lo que, a diferencia de lo
que se sostenía antaño, la discriminación en estos dos patrones
carece de importancia terapéutica. Los agentes causales que
siguen en frecuencia al neumococo varían de acuerdo a las
características de la población estudiada, e incluyen
principalmente H. influenzae, gérmenes “atípicos” (M.
pneumoniae, C. pneumoniae, L. pneumophila), S. aureus
y bacilos gram negativos entéricos. Además hay que tener en
cuenta que en más del 60% de los casos no se puede demostrar el
agente causal por los medios habitualmente empleados en la
práctica clínica y varios autores proponen que en este
porcentaje cobrarían importancia los gérmenes “atípicos”, de más
difícil detección. Además no ha sido dilucidada aún la
importancia de la coinfección que se ha demostrado en ocasiones
por éstos gérmenes en neumonías neumocócicas.
2-
No
existe en la literatura mundial hasta el momento evidencia de
nivel I (ensayos clínicos randomizados grandes con puntos de
corte “duros”) ni II (ensayos clínicos randomizados pequeños, de
resultados no tan definitivos) y por ello todas las guías y
recomendaciones se apoyan en evidencia de nivel III (estudios no
randomizados, retrospectivos).
Dada esta falta
de evidencia fuerte que apoye un esquema antibiótico u otro, el
médico clínico puede apoyar su decisión en las guías emitidas
por las sociedades de neumonología a nivel mundial.
Recientemente, tres de las más importantes de estas guías
(Sociedad Torácica Americana – ATS – 2001; Sociedad Torácica
Británica – BTS – 2001; y Sociedad Americana de Enfermedades
Infecciosas – IDSA – 2003) modificaron sus recomendaciones para
sugerir el empleo de macrólidos asociados a beta-lactámicos con
inhibidores de beta-lactamasa o bien el empleo de las nuevas
quinolonas en el manejo inicial de todos los pacientes
hospitalizados por esta patología.
En nuestro país
se publicó en el año 2003 en la revista Medicina una guía
a este respecto elaborada por un comité intersociedades del que
participaron la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR),
Sociedad Argentina de Infectología (SADI), Sociedad Argentina de
Terapia Intensiva (SATI), Sociedad Argentina de Bacteriología
Clínica (SADEBAC), Asociación Argentina de Microbiología (AAM),
Sociedad Argentina de Virología (SAV) y Sociedad Argentina de
Medicina (SAM). Tomando en cuenta los datos aportados por esta
guía, sobre relevamientos a nivel nacional, podemos afirmar que
en pacientes internados en sala general el neumococo (20-60%)
sigue siendo el germen más frecuente, seguido por H. influenzae,
M. pneumoniae, C. pneumoniae, S. aureus, bacilos gram negativos
y virus, con una incidencia cercana al 10% para cada uno.
A diferencia de
lo recomendado en las guías extranjeras, la guía nacional
considera controversial la cobertura empírica inicial de
gérmenes atípicos, incluyendo en el esquema inicial una
aminopenicilina con inhibidor de beta-lactamasa o una
cefalosporina de tercera generación.
Del análisis de
la literatura disponible respecto de la combinación con
macrólidos destacan ocho estudios que compararon el empleo de
beta-lactámicos con inhibidores de beta-lactamasa versus la
asociación de éstos con un macrólido o el empleo de una
quinolona de última generación en pacientes adultos
inmunocompetentes con NAC con criterios de internación en sala
general. Seis de éstos encontraron una reducción significativa
de la mortalidad por cualquier causa. Un estudio no mostró
diferencias al respecto y otro arrojó una reducción
significativa del tiempo de internación.
Por otra parte,
al menos tres estudios retrospectivos del empleo de la
asociación de beta-lactámicos con inhibidores de beta-lactamasa
más macrólidos en pacientes con neumonía neumocócica
bacteriémica mostraron una disminución de la mortalidad en
comparación con el empleo de monodrogas.
¿Cuáles serían
las explicaciones posibles para éstos hallazgos?
Se plantean tres
hipótesis:
-
Cobertura de gérmenes atípicos: como mencionamos previamente, no
está clara aún la real incidencia e importancia de estos
gérmenes en la neumonía aguda de la comunidad.
-
Resistencia antibiótica: los beneficios de la asociación
antibiótica podrían explicarse por resistencia antibiótica del
neumococo; no obstante, si bien se aíslan con una frecuencia
creciente neumococos resistentes a beta-lactámicos, éstos
parecen no tener importancia en la práctica clínica diaria dado
que los antibióticos tienen una mayor concentración en los
tejidos por al menos un 40% del intervalo interdosis, lo que
sería suficientemente efectivo para eliminar al microorganismo,
salvo cuando la CIM es mayor a 4 mg/l (cepas prácticamente no
identificas en nuestro país). De hecho, parecería ser mayor el
problema del incremento de la resistencia a macrólidos y se han
reportado algunos casos de fallo con las nuevas quinolonas.
-
Efecto antiinflamatorio de los macrólidos: se ha observado in
vitro una disminución de la producción de citoquinas pro-inflamatorias
y superóxidos, así como disminución de la adherencia del
neumococo al epitelio respiratorio.
Conclusiones:
Por todo esto,
creemos que si bien la evidencia no inclina la balanza
definitivamente hacia una u otra conducta, el empleo de un
esquema antibiótico que incluya un beta-lactámico con
inhibidores de beta-lactamasa asociado a un macrólido es una
conducta razonable para el manejo inicial de una neumonía aguda
de la comunidad con criterios de internación en sala general. No
obstante, queda al descubierto en esta revisión la ausencia de
ensayos clínicos randomizados que apoyen o descarten esta
conducta.
Bibliografía:
1-
Luna,
C.M. y col.: “Neumonía adquirida en la comunidad: guía práctica
elaborada por un comité intersociedades”. Medicina.
2003; 63: 319-43.
2-
American Thoracic Society: “Guidelines for the management of
adults with community-acquired pneumonia”. Am J Respir Crit Care
Med. 2001; 163: 1730-54.
3-
British Thoracic Society: “BTS guidelines for the management of
community acquired pneumonia in adults”. Thorax. 2001; 56: 1-64.
4-
Mandell, L.A., et al.: “IDSA
guidelines: update of practice guidelines for the management of
community-acquired pneumonia in immunocompetent adults”. CID.
2003; 37: 1405-33.
5-
Oosterheert, J.J., et al.: “How
good is the evidence for the recommended empirical antimicrobial
treatment of patients hospitalized because of community-acquired
pneumonia? A systematic review”. J Antimicrob Chemother. 2003;
52: 555-63.
6-
Weiss, K., et al.: “The controversy of combination vs
monotherapy in the treatment of hospitalized community-acquired
pneumonia”. Chest. 2005; 128: 940-6.
7-
Burgess, D.D., et al.: “Effect of macrolides as part of initial
empiric therapy on medical outcomes for hospitalized patients
with community-acquired pneumonia”. Clin Therap. 2000; 22: 872-
8.
8-
Stahl, J.E., et al.: “Effect of macrolides as part of initial
empiric therapy on length of stay in patients hospitalized with
community-acquired pneumonia”. Arch Intern Med. 1999; 159:
2576-80.
9-
Gleason, P.P., et al.: “Associations between initial
antimicrobial therapy and medical outcomes for hospitalized
elderly patients with pneumonia”. Arch Intern Med. 1999; 159:
2562-72.
10-
Mills, G.D., et al.: “Effectiveness of
b
lactam antibiotics compared with antibiotics active against
atypical pathogens in non-severe community acquired pneumonia:
meta-analisys”. BMJ. 2005; doi:10.1136/bmj.38334.591586.82.
|
Autores:
Drs.
María Alejandra Izzicupo, Pablo Campi
Fecha de recepción: 10 de Agosto de 2008
Fecha de Aceptación: 4 de Noviembre de 2008
Correspondencia:
alejandrax48@yahoo.com.ar
Lugar: Servicio de Clínica Médica Hospital Provincial
del Centenario. Rosario. 1º Cátedra de Clínica Médica y
Terapéutica. Facultad de Ciencias Médicas. Universidad
Nacional de Rosario.
|
|