Discusión del caso clínico. | Presentación |
Me planteo como objetivos:
1- Repasar conceptos sobre pie diabético y arteriopatía periférica.
2- Definir conductas y procedimientos terapéuticos.
3- Valorar las implicancias psico-sociales de tratamientos invasivos mutilantes.
4- Consideraciones finales.
En primer término abordaré el concepto de pie diabético.
Pie diabético: es la alteración clínica de base etiopatogénica e inducida por la hiperglucemia
mantenida, en la que con o sin coexistencia de isquemia y previo desencadenante traumático,
se produce una lesión y/o ulceración del pie. (Soc. Española de Angiología y Cirugía Vascular).
El componente etiopatogénico es sobre todo a nivel endotelial ya que se produce destrucción
del endotelio vascular. Las causas son neuropáticas, isquémicas, neuroisquémicas o
infecciosas. Al examen físico se debe observar: presencia de pulsos, temperatura, color,
deformidades y alteraciones tróficas de piel y uñas. Se pueden realizar reflejos, pruebas de
sensibilidad, y vibración con diapasón. Puede ser característico el olor si el proceso es
infeccioso.
La clasificación de Wagner, muestra distintas características de lesión:
1- Ninguna lesión. Callos gruesos, cabezas de metatarsianos prominentes, dedos en
garra, deformidades.
2- Úlcera superficial. Destrucción del espesor total de la piel.
3- Úlcera profunda: penetra piel, grasa y ligamentos sin afectar el hueso.
4- Úlcera profunda más absceso: extensa y profunda, secreción, mal olor. Osteomielitis.
5- Gangrena limitada: necrosis de una parte del pie o de los dedos.
6- Gangrena extensa: alteración de todo el pie. Afección sistémica.
El caso de nuestro paciente presenta una hemoglobina glicosilada de 5,7mg/dl, con el
antecedente de una fibrilación auricular crónica, por la cual está anticoagulado con
acenocumarol, y es tabaquista de jerarquía. Al examen físico presenta en pie derecho úlceras
profundas, con celulitis local y signos de osteomielitis con secreción maloliente. Los pulsos
están disminuidos en miembro inferior izquierdo y ausentes en miembro inferior derecho. Se
presenta estable hemodinámicamente, con registros febriles.
Las opciones terapéuticas generales son:
Desbridamiento enzimático con cremas (Iruxol) y desbridamiento autolítico:
hidrocoloides para úlceras con exudados (Aquacel) e hidrogeles (Intrasite), para úlceras sin
exudado. Toilettes quirúrgicas y curaciones diarias. Uso de presión positiva (VAC: Vaccum
Assisted Closure) y cámaras hiperbáricas de oxígeno local, en lugares especializados.
Antibioticoterapia: monomicrobianas: gram positivos aerobios. Polimicrobianas:
aerobios y anaerobios, gram positivos y gram negativos. Pensar en pseudomonas si no mejora
el tratamiento inicial. Los esquemas antibióticos que se pueden utilizar son múltiples. Nuestro
paciente realizo ciprofloxacina/clindamicina, aunque sin mejoría clínica.
Tratar factores de riesgo: hipertensión, obesidad, dislipemia, tabaquismo y
sedentarismo.
Uso de calzado adecuado y ortopedia (ortesis, plantillas).
Control del dolor: analgésicos habituales, antidepresivos tricíclicos (amitriptilina),
antiepilépticos (gabapentina). El estudio realizado por M.A Vidal y colaboradores propone
como primera línea la gabapentina.
El próximo concepto a abordar es:
Arteriopatía periférica: es la enfermedad oclusiva arterial crónica de las extremidades
inferiores causada por la aterosclerosis.
Sintomatología: claudicación intermitente, que es dolor o debilidad al caminar y que alivia con
el descanso. Dado que las arterias femoral superficial y poplítea son las más comúnmente
afectadas, el dolor de la claudicación intermitente se localiza con mayor frecuencia en la
pantorrilla.
Si el flujo arterial a las extremidades inferiores no puede satisfacer las necesidades del
metabolismo tisular en reposo, se produce una isquemia crítica de las extremidades inferiores
con dolor en reposo o pérdida de tejido. La isquemia crítica causa dolor en reposo en los dedos
de los pies o pie con progresión a ulceración o gangrena.
En el caso de nuestro paciente se presentó inicialmente como claudicación intermitente, lo
que dificultó actividades de la vida diaria y luego agregó isquemia crítica asociada a gangrena
húmeda, por el cual consultó a nuestra institución y requirió internación.
Clasificación:
Diagnóstico:
Interrogatorio.
Examen físico minucioso: evaluar presencia de soplos abdominales.
Pulsos: tibial anterior y posterior y pedio. Poplíteo. Femoral.
Índice tobillo brazo: la medición de la presión arterial sistólica en el tobillo y la arteria
braquial con un estetoscopio Doppler y manguitos de presión sanguínea permite
calcular el índice tobillo-brazo (ABI) que normalmente es de 0.9 a 1.2. Un ABI de
menos de 0,90 es 95% sensible y 99% específico para el diagnóstico de arteriopatía
periférica. Cuanto más bajo es el ABI, más severa es la restricción del flujo sanguíneo
arterial y más grave es la isquemia.
Métodos de ultrasonido doppler: permiten la caracterización de la forma de onda del
flujo frente a la velocidad del tiempo. Encontrar flujo bifásico en la ingle o flujo
monofásico más distal es evidencia de obstrucción arterial incluso cuando las
mediciones de ABI se incrementan falsamente a niveles normales debido a la
calcificación.
Ecografía dúplex: combina mediciones de frecuencia doppler con imágenes
bidimensionales de los vasos sanguíneos. La gravedad de la restricción de flujo causada
por una estenosis arterial se puede evaluar con precisión mediante este método no
invasivo más completo. Útil para ubicar anatomía y gravedad de la lesión.
Arteriografía: evalúa la ubicación anatómica y la gravedad de la enfermedad arterial
periférica y es útil para seleccionar candidatos adecuados para la revascularización
endovascular o quirúrgica.
La prueba de esfuerzo en cinta rodante: puede documentar objetivamente la
magnitud de la limitación de los síntomas en pacientes con claudicación.
En el caso de nuestro paciente se realizó ecodoppler y luego arteriografía (aortografía
abdominal y arteriografía de miembros inferiores). Resultados de la misma: enfermedad
arterial severa femoral e infrapatelar bilateral.
Prevalencia: (dependiendo de la región) es del 5,6% en personas de 38 a 59 años, del 15,9% en
personas de 60 a 69 años y del 33,8% en personas de 70 a 82 años.
Factores de riesgo modificables:
tabaquismo
diabetes mellitus
hipertensión
dislipemia
niveles elevados de homocisteína en plasma
hipotiroidismo
obesidad (se asoció con un alto ABI).
tasa de filtración glomerular reducida y microalbuminuria
Es sabido que presentan mayor riesgo de mortalidad las personas que asocian más de un
factor de riesgo aterosclerótico.
Tratamiento- objetivos:
Cesación del hábito tabáquico: Uso de parches de nicotina o goma de nicotina
polacrilex. Fármacos: bupropión, vareniclina. Consejo y acompañamiento psicoterapéutico.
Tratamiento de la hipertensión arterial: Se aconsejan valores de tensión arterial
menores de 140/90mmHg. Los reportes actuales recomiendan ajustar el valor de tensión
arterial a cada caso en particular, es decir, evaluar factores de riesgo y morbilidad de cada
paciente y permitir valores de hasta 5-10 mmHg por arriba de lo aconsejado en las guías
previas en paciente diabético. Se demostró que el tratamiento intensivo de la presión arterial
no mostraba diferencias significativas respecto del tratamiento con cifras de presión más
elevadas evaluadas en el contexto general del paciente diabético.
Control glicémico: Cuanto más altos son los niveles de hemoglobina A1c en pacientes
con diabetes mellitus y arteriopatía periférica, mayor es la prevalencia de enfermedad arterial
grave. La diabetes mellitus debe tratarse con un nivel de hemoglobina A1c disminuido a menos
del 7,0% para disminuir la incidencia de infarto de miocardio. Glicemia preprandial entre 90 y
180mg/dl y posprandial menor de 180mg/dl. Los diabéticos ancianos con arteriopatía también
deben tratarse con estatinas y el colesterol sérico de lipoproteínas de baja densidad (LDL)
reducido a <70 mg / dl
En el caso de nuestro paciente, él venía realizando sólo metformina vía oral con buenos
controles. Durante la internación se instauró la terapia con insulina, pero considero que
puede manejar su glicemia con hipoglicemiantes orales tras la externación.
Tratamiento de la dislipemia: Se ha documentado que el tratamiento con estatinas
reduce la incidencia de mortalidad, eventos cardiovasculares y accidente cerebrovascular en
personas con enfermedad arterial periférica. La simvastatina disminuyó significativamente la
incidencia de claudicación intermitente en un 38% (estudio escandinavo). Las dosis propuestas
son: atorvastatina 80mg/día y simvastatina 40mg/día.
Reducción de los niveles elevados de homocisteína en plasma: Se puede lograr
mediante la administración de una combinación de ácido fólico, vitamina B6 y vitamina B12.
No hay estudios randomizados.
Tratamiento de hiportiroidismo: No hay evidencia que demuestre que el tratamiento
con l-tiroxina reducirá el desarrollo de patología arterial difusa (PAD) o mejorará los síntomas.
Antiagregantes plaquetarios: Aspirina, dipiridamol y el clopidogrel. La aspirina
disminuye la agregación de plaquetas expuestas a estímulos trombogénicos al inhibir la
reacción de la enzima ciclooxigenasa dentro de las plaquetas y de ese modo bloquear la
conversión del ácido araquidónico en tromboxano A2. No se ha demostrado que la aspirina
más dipiridamol sea más eficaz que la aspirina sola en el tratamiento de personas con
enfermedad arterial periférica (EAP) . Clopidogrel es un derivado de la tienopiridina que inhibe
la agregación plaquetaria mediante la inhibición de la unión de adenosina 5'-difosfato a su
receptor plaquetario.
ESTUDIOS:
CAPRIE (1996): aspirina vs clopidogrel. Alguna ventaja del clopidogrel. Efectos adversos
iguales en los dos tratamientos.
CHARISMA (2006): no existen diferencias significativas respecto del uso de aspirina
sola y clopidogrel + aspirina en cuanto a la eficacia.
En nuestro caso, el paciente recibió tratamiento con aspirina + clopidogrel + enoxaparina,
hasta la revascularización y amputación. Luego quedó con aspirina y enoxaparina y se inició
acenocumarol hasta llegar a rango terapéutico por su fibrilación auricular.
Inhibidores de enzima convertidora de angiotensina: Los datos del estudio HOPE
demostraron que 10 mg de ramipril al día disminuyeron significativamente los eventos
cardiovasculares en personas con arteriopatía periférica sintomática y en personas con
arteriopatía periférica asintomática . Los inhibidores de la enzima convertidora de
angiotensina tienen muchos efectos pleotrópicos que explican sus propiedades protectoras
vasculares más allá de su modo primario de acción, incluida la inhibición de la proliferación
celular, la restauración de la actividad endotelial, la inhibición de la reactividad plaquetaria y
un potencial antioxidante.
β-Bloqueadores: Se pueden usar en pacientes con arteriopatía periférica leve a
moderada, en ausencia de contraindicaciones para estos medicamentos.
En nuestro paciente es su medicación habitual para control de frecuencia cardíaca de su
arritmia (Fibrilación auricular).
Cilostazol: Inhibe la fosfodiesterasa tipo 3, aumentando la concentración intracelular
de adenosina monofosfato cíclico. Cilostazol suprime la agregación plaquetaria y también
actúa como un vasodilatador arterial directo. Ha sido documentado en numerosos ensayos
para mejorar la capacidad de ejercicio en pacientes con claudicación intermitente , y en una
dosis de 100 mg dos veces al día, demostró ser superior tanto al placebo como a la
pentoxifilina. Cilostazol debe administrarse a pacientes con arteriopatía periférica para
aumentar la distancia de caminata, pero no debe administrarse a personas con arteriopatía
periférica que también tienen insuficiencia cardíaca. Otras contraindicaciones para el uso de
cilostazol incluyen un aclaramiento de creatinina <25 ml / min, una predisposición conocida
para sangrado o la administración conjunta de inhibidores de CYP3A4 o CYP2C19 como
cimetidina, diltiazem, eritromicina, ketoconazol, lansoprazol, omeprazol e inhibidores de la
proteasa del VIH-1 . Faltan estudios randomizados para mostrar su uso generalizado, por eso
es que propongo no sumar dicha droga en nuestro paciente.
Ejercicio físico. Rehabilitación: El entrenamiento supervisado se recomienda durante
un mínimo de 30-45 minutos en sesiones realizadas al menos 3 veces por semana.
Cuidado de los pies: Deben usar zapatos apropiadamente ajustados. Se debe evitar el
recorte descuidado de las uñas o las lesiones al caminar descalzo. Los pies deben lavarse
diariamente y la piel debe mantenerse húmeda con emolientes tópicos para evitar grietas y
fisuras, que pueden ser puerta de entrada para la infección bacteriana. La infección fúngica de
los pies debe ser tratada. Las medias deben ser de lana u otras telas gruesas, y se pueden usar
almohadillas o inserciones para zapatos para evitar las úlceras por presión. Cuando se
desarrolla una herida en el pie, consultar prontamente.
Tratamientos invasivos.
En la actualidad se prefieren procedimientos lo menos invasivo posibles, debido a las
complicaciones asociadas a las cirugías de revascularización, sobre todo complicaciones
infecciosas del sitio quirúrgico.
Con respecto a la isquemia crítica, la clasificación WIfI (W: herida; I: isquemia; fI: infección del
pie) se ha demostrado imprescindible a la hora de estratificar el riesgo de amputación, pues
añade a la isquemia los parámetros tanto de infección como de afección tisular (I C), y
recomienda revascularización sistemática de los pacientes con isquemia crítica, siempre que
sea posible (I B). A diferencia de la guía de 2011, en la que el tratamiento endovascular debía considerarse como primera opción para estos pacientes (IIb B), en la actual guía (2017) no se
especifica tratamiento ni endovascular ni abierto como primera opción.
Por lo tanto, propongo aquí los tratamientos que pueden realizarse y sus indicaciones:
Angioplastia transluminal percutánea.
Indicaciones:
1. La angioplastia transluminal percutánea se debe reservar para aquellos pacientes con
estenosis de menor longitud (de <10 cm), y oclusiones pequeñas (de < 5 cm).
2. Es una opción alternativa en cualquiera de las otras situaciones (lesiones extensas) en las
que estando indicada la cirugía desde el punto de vista anatómico, esta no fuera aconsejable
por razones de condición general del paciente.
3. Se debe usar como técnica complementaria en la implantación de prótesis
endovasculares y tratamiento secundario de complicaciones y fracasos de todas las técnicas.
Prótesis endovasculares (STENS)
Las prótesis endovasculares pueden estar indicadas como técnica inicial:
1. Para tratar las disecciones oclusivas de la íntima.
2. En las estenosis extensas del territorio ilíaco.
3. En las oclusiones de las arterias ilíacas.
4. Cuando existen desgarros de la íntima, aneurismas focales o placas ulceradas que pueden
predisponer a la embolización distal durante la angioplastia transluminal percutánea.
Cirugía (bypass)
En la actualidad, la cirugía convencional es el tratamiento más efectivo, de:
1. Las estenosis arteriales extensas (de >10 cm de longitud)
2. Las oclusiones extensas (de >5 cm)
3. Cuando hay una enfermedad arteriosclerótica aortoilíaca bilateral extensa.
4. Cuando la estenosis ilíaca se acompaña de otras patologías que precisan cirugía
aórtica o ilíaca.
5. Cuando las lesiones se localizan en el territorio infrapoplíteo.
6. En las agudizaciones de la isquemia crónica en que las otras técnicas no ofrezcan
suficiente seguridad.
Amputación
Indicaciones:
-Pérdida de tejido que ha progresado más allá del punto de rescate.
-Revascularización quirúrgica que implica mayor riesgo.
-Esperanza de vida muy baja.
-Limitaciones funcionales que disminuyen el beneficio del salvamento de la extremidad.
Las amputaciones son 15 veces más frecuentes en pacientes diabéticos que en la población
general y son la primer causa no traumática de amputación, según estudios realizados.
En comparación con la angioplastia transluminal percutánea sola, la colocación de stent
mejora la permeabilidad a los 3 años en un 26%. Los pacientes tratados con stents liberadores
de fármacos deben tratarse con aspirina más clopidogrel durante al menos 1 año.
En pacientes que presentan isquemia grave de las extremidades causada por enfermedad
infrainguinal y que son adecuados para cirugía o angioplastia, la cirugía de derivación y la
angioplastia con balón se asocian con resultados similares en términos de supervivencia libre
de amputación.
En nuestro paciente se realizó angioplastia percutánea exitosa, con mejoría del flujo distal,
pero por la mala evolución clínica, (persistencia de fiebre a pesar de tratamiento antibiótico
y toilettes locales), e infección severa de partes blandas hasta región infrapatelar, requirió
posteriormente amputación supracondílea derecha.
IMPLICANCIAS EN LA ESFERA PSICO/SOCIAL.
Durante la II Guerra Mundial se hicieron varios estudios de los amputados durante el período
de hospitalización. En un estudio hecho por Randall, Ewalt y Blair en 1945, que evaluó a 100
amputados veteranos del Ejército Americano, por medio del Test de Rorschach y entrevistas
psiquiátricas, encontró vergüenza, auto-compasión, preocupación por la familia, depresión,
ansiedad, sentimientos de buena suerte y sin respuestas emocionales entre el grupo. Un
segundo estudio hecho por Hughes y White en 1946, con 350 pacientes, en el Hospital Naval
de U.S.A. encontró que los amputados conservaban normales sus reacciones personales. Un
tercer estudio realizado por Wittkower en 1947, que examinó a 200 amputados de guerra, por
medio de entrevistas descubrió que las reacciones dominantes sobre la conducta eran
expresiones de ansiedad, depresión, resentimiento, desconfianza, resignación e indiferencia.
Las tres investigaciones encontraron un número de pacientes que se ajustaban relativamente
bien a la pérdida del miembro, mientras que otros se ajustaban con gran dificultad. Estos
estudios, así como las experiencias clínicas más recientes en hospitales civiles, sugieren que
después del trauma inmediato producido por la amputación, hay un aumento de las
reacciones emotivas del individuo durante las primeras semanas o meses post-operatorios.
Durante este período es cuando son más fuertes las reacciones emocionales de la amputación.
Una de ellas es la sensación de miembro fantasma. Se da especialmente durante el período
post-operativo inmediato, casi todos los amputados continúan sintiendo la existencia de los
segmentos distales de la extremidad que han perdido, como si éstos fueran todavía parte del
cuerpo. En un gran porcentaje de casos, esta sensación fantasma es primero dolorosa como si
la parte del cuerpo que se siente estuviera en una posición anormal o comprimida, con el
tiempo, tienden a desaparecer los aspectos dolorosos de la sensación fantasma en la mayoría
de los amputados; de todas formas, en algunos casos permanece indefinidamente.
En el caso de nuestro paciente, la idea de amputación inicialmente fue reprimida y negada.
Luego aceptada con cierta resignación y llantos. Actualmente sólo presenta dolor, que
mejora con analgésicos opioides y alguna incomodidad y dificultad para la movilización.
Otra cuestión a abordar es la implicancia social y la reinserción laboral de los enfermos
amputados. En personas donde el trabajo realizado es jerárquico administrativo no tiene
demasiadas consecuencias, pero en el caso de nuestro paciente, sostén de familia
(habitualmente con tareas de esfuerzo físico) es un grave problema para la economía delhogar. Además presenta dificultades técnicas ya que su vivienda se encuentra en un segundo
piso, por lo que este caso se aborda en forma interdisciplinaria.
Consideraciones finales:
Es un paciente diabético, con arteriopatía periférica severa (isquemia crítica), que
requirió angioplastia para mejorar flujo arterial en miembros inferiores, y por mala
evolución clínica asociada a infección severa requirió amputación supracondílea
derecha.
Sugiero antiagregación con aspirina y tratamiento con estatinas a altas dosis para
protección vascular, además de inhibidores de enzima convertidora de angiotensina
para remodelado vascular y control de proteinuria del paciente diabético.
Realizar anticoagulación con acenocumarol y enoxaparina (transitoriamente) debido a
su fibrilación auricular hasta lograr rango terapéutico de seguridad.
Debe mantener control glicémico estricto asociado a medidas higiénico dietéticas y
ejercicio físico frecuente.
Se aconseja plantear la rehabilitación kinesiológica y posibilidad de colocación de
prótesis para el miembro amputado.
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