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Artículos de lectura imprescindible recomendados por el Prof. Dr. Alfredo Rovere


Prof. Dr. Alfredo Rovere

Ex Profesor Titular de la Cátedra de Farmacología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario.

 
 

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Duration of Anticoagulation Following Venous Thromboembolism

A Meta-analysis
David Ost, MD, Josh Tepper, MD,Hanako Mihara, MD, MPH, et al.
JAMA. 2005; 294:706-715

LINK: http://jama.ama-assn.org/cgi/content/abstract/294/6/706

    Este metaanálisis tuvo como objetivo evaluar la evidencia disponible y cuantificar los riesgos y beneficios de prolongar la duración de la anticoagulación, en estudios de pacientes con tromboembolismo venoso (VTE), en los que también se analizó el VTE recurrente. Se interesaron particularmente en estudios que efectuaron un seguimiento después de finalizado el tratamiento anticoagulante.

    El seguimiento tras suspender la anticoagulación permite observar las recidivas de trombosis venosa profunda y embolismo pulmonar, que son más frecuentes inmediatamente después de suspender el anticoagulante.
    De 67 estudios analizados, publicados desde 1969 hasta 2004, fueron incluidos solamente 15 ensayos controlados randomizados, de los cuales solo 11 cumplieron los criterios de inclusión y exclusión. Excluyeron también a los estudios que enrolaron sólo
poblaciones de pacientes de alto riesgo. En esos 15 estudios la duración media de la
anticoagulación de corto término fue 1,75 meses (rango 1 a 3 meses) y la de largo término fue de 6 meses (rango 3 a 10,5 meses). Después de suspenderse la anticoagulación de largo término, en 11 estudios, los pacientes fueron seguidos por una  media de  12,8 meses  (rango  9 a 18 meses).
     Los pacientes en el grupo de anticoagulación de largo término mientras recibían el anticoagulante, presentaron un menor riesgo de eventos de VTE recurrente, que los del grupo de anticoagulados por corto término ( 0,020 vs 0,126 eventos/persona/año, respectivamente).
En los 11 estudios en que se efectuó el seguimiento después de la suspensión del anticoagulante,  el riesgo de VTE recurrente fue 0,052 eventos/persona/año en el grupo anticoagulado por largo término, comparado con  0,072 eventos/persona/año en
el grupo de anticoagulación por corto término.
     Sólo 10 estudios disponían datos sobre muertes por embolismo pulmonar recurrente. Hubo 12 muertes durante 3.663 personas/años entre los pacientes que recibieron
anticoagulacion de largo término, y 14 muertes durante 3.437 personas/años entre aquellos que recibieron anticoagulación de corto término.
     En 7 estudios encontraron datos sobre la ocurrencia de hemorragias mayores durante el tratamiento. Consideraron hemorragias mayores a aquellas que ponían en riesgo la vida y asociadas a una disminución de la hemoglobina de por lo menos 2 g/dl, o a la necesidad de transfundir 2 o más unidades de glóbulos rojos, o si la hemorragia era intracraneana, retroperitoneal o requirió suspender la anticoagulación. Hubo 18 eventos hemorrágicos
durante 1.571 personas/años entre los pacientes que recibían anticoagulación prolongada y 9 eventos hemorrágicos durante 1.497 personas/años entre los pacientes que habían recibido la anticoagulacion de corto término.
     Los autores concluyen que:
- los pacientes que reciben anticoagulación prolongada están protegidos de episodios de tromboembolismo venoso (VTE) recurrente mientras reciben el anticoagulante;
- el beneficio clínico se mantendría después que se suspende la anticoagulación, aunque la magnitud de ese beneficio es menos pronunciada.
      Comentan, que si bien los datos actuales son insuficientes para determinar en forma precisa si una anticoagulación óptima debe durar 3, 6 o más meses; existiría evidencia de que el incremento del beneficio disminuye a medida que la anticoagulación se prolonga,
pero persiste al menos durante los primeros 6 meses de tratamiento. 

     Basándose en la limitada evidencia disponible, creen que debe asegurarse un tratamiento
de 6 o más meses en los pacientes en mayor riesgo, reconociendo que el aumento de duración mas allá de los 6 meses, produce una reducción de riesgo relativamente modesta, lo que explicaría que algunas pruebas clínicas randomizadas previas no hayan demostrado efecto, ya que el número de pacientes necesario a tratar para prevenir un episodio de VTE  es 50.
    Enfatizan la estratificacion del riesgo, ya que en ciertas poblaciones en alto riesgo puede ser necesaria la anticoagulación de por vida, mientras que para poblaciones de bajo riesgo un curso más corto de tratamiento puede ser lo mejor; pero como se dijo antes, en este metaanálisis se excluyeron los estudios en poblaciones de alto riesgo.
    El riesgo de hemorragias en términos absolutos y relativos fue bajo y claramente constante entre las poblaciones analizadas; no obstante debe tenerse presente la posibilidad de una hemorragia intracraneana severa al momento de tomar la decisión de tratar.

     Comentando artículos recientes, el Profesor Greca me sugirió enviar a este sitio el artículo:

Clinical Validity of a Negative Computed Tomography Scan in Patients With Suspected Pulmonary Embolism A Systematic Review
JAMA. 2005;293:2012-2017  April 27

LINK: http://jama.ama-assn.org/cgi/content/abstract/293/16/2012

Esta revisión fue a su vez analizada por POEM y el comentario publicado en BMJ
BMJ  2005;331 (6 August)
"Negative CT scans can rule out pulmonary embolism in low risk patients" 

    El Dr Parodi me sugirió enviar a este sitio el siguiente artículo:

 

Systematic review and meta-analysis of strategies for the diagnosis of suspected pulmonary embolism
BMJ  2005;331:259 (30 July)

LINK:
http://bmj.bmjjournals.com/cgi/content/full/331/7511/259


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