Detección de anticuerpos antifosfolípido en el
laboratorio
En la práctica clínica los AAF que se
detectan en todos los laboratorios son los anticuerpos
anticardiolipina (ACL) y el anticoagulante lúpico (AL).
Probablemente en el futuro inmediato se deba incluir la
medición de los anticuerpos anti-beta-2-glucoproteína I.
Los ACL, bien sean del isotipo IgM o
IgG, se detectan mediante una técnica de ELISA. Los
resultados se expresan en unidades MPL y GPL,
respectivamente, de una forma semicuantitativa como
negativos (<10 GPL o MPL), positivos débiles (10-40 GPL
o MPL), positivos medios (40-80 GPL o MPL) o positivos
altos (>80 GPL o MPL). Sólo los valores a partir de
positivo medio (>40 GPL o MPL) se incluyen actualmente
en los criterios diagnósticos de SAF. Hay que señalar
que todavía existe controversia y falta de consenso
sobre qué valores de ACL se deben considerar como
positivos a efectos diagnósticos. Cifras que oscilan
entre 20 y 40 GPL o MPL obligan a descartar otras causas
de trombofilia, antes de aceptarse como diagnósticas.
La detección de AL se efectúa mediante
técnicas coagulométricas funcionales que ponen de
manifiesto la presencia de anticuerpos dirigidos contra
la fracción fosfolipídica del complejo activador de la
protrombina. Para asegurar la presencia de AL se deben
cumplir las siguientes 4 condiciones (Fig. 1):
1)
Prolongación de al menos un tiempo de coagulación
dependiente de fosfolípidos en el plasma del paciente
objeto de diagnóstico. Para demostrar este extremo se
pueden utilizar diversas pruebas, capaces de evaluar la
vía intrínseca de la coagulación (tiempo de
tromboplastina parcial activada -TTPA-, tiempo de
tromboplastina parcial activada diluida, tiempo de
coagulación con caolín), la vía extrínseca (tiempo de
protrombina diluido), o la vía final común (tiempo del
veneno de víbora de Russell diluido –TVVR-, tiempo de
textarina y ecarina, tiempo de veneno de Taipan). La
ausencia de una prolongación del TTPA (>10 sg respecto
al control), el test más empleado, no excluye la
existencia de un AL si se utiliza un reactivo poco
sensible a los AAF. En tales circunstancias recurriremos
a otra prueba de coagulación que evalúe una porción
distinta de la cascada enzimática (p.ej. TVVR).
2)
Fallo para corregir el tiempo de coagulación prolongado,
después de mezclar el plasma del paciente con plasma
normal (relación 1:1). Con ello se excluyen deficiencias
de factores de la coagulación, contenidos en el plasma
normal.
3)
Acortamiento o corrección del tiempo de coagulación
prolongado tras la adición de un exceso de fosfolípidos
sintéticos o procedentes de un lisado plaquetario
(prueba confirmatoria).
4)
Exclusión de otras coagulopatías si el test
confirmatorio es negativo (p.ej. inhibidores del factor
VIII o del factor II). Paradójicamente, el AL prolonga
los tiempos de coagulación in vitro, pero
promueve la formación de coágulos in vivo.
Dado que en un 35% de los pacientes no
coexisten los ACL y el AL (es decir, tienen un subtipo
de anticuerpo u otro), es necesaria la realización de
ambas pruebas para descartar fehacientemente la
existencia de AAF. A diferencia de los ACL, la prueba de
AL no es valorable en pacientes que estén sometidos a
tratamiento anticoagulante; deberán haber transcurrido
al menos 2 semanas desde la finalización de este último.
Por otro lado, en algunos sujetos el AL también puede
alterar ligeramente el tiempo de protrombina, lo cual
repercutiría sobre el valor del INR (parámetro que se
evalúa durante el tratamiento con dicumarínicos).
También es posible que la existencia de anticuerpos anti-protrombina
provoque un déficit funcional de esta proteína,
circunstancia que generalmente se observa en asociación
con AL. Cuando ello deriva en un sangrado significativo,
a esta rara entidad la denominamos síndrome de AL-hipoprotrombinemia.
Con menor frecuencia, en los pacientes con AAF se puede
constatar la existencia de una serología luética
falsamente positiva. Esto significa que la prueba
reagínica es positiva, debido a que VDRL o RPR utilizan
una mezcla de fosfolípidos como substrato, pero la
prueba treponémica específica es negativa.
Fig. 1: Detección del anticoagulante lúpico en el
laboratorio
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