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Artículos de lectura imprescindible recomendados por el Prof. Dr. Alfredo Rovere


Prof. Dr. Alfredo Rovere

Ex Profesor Titular de la Cátedra de Farmacología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario.

 
 

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The role of opioids in cancer pain  

Columba Quigley
BMJ  2005;331:825-829 (8 October)

LINK: http://bmj.bmjjournals.com/cgi/content/extract/331/7520/825
 

       Se trata de una revisión efectuada por una consultora,  especialista en medicina paliativa, que trabaja en el Cancer Centre del Hospital Hammersmith de Londres.
En el full text (pago) de esta revisión clínica repasa la frecuencia del dolor en el cáncer, los factores que lo influyen (que deben considerarse en el tratamiento del paciente), como debe ser tratado el dolor y cuales son los propósitos perseguidos.
A continuación hace referencia a la escalera analgésica de OMS, que ha sido ampliamente validada, y en la que se basa en buena parte la farmacoterapia del dolor; recuerda el concepto de los tres escalones iniciando el tratamiento con un no opioide, pasando al opioide débil si el anterior no resultó y terminando en el opioide potente si el dolor persiste.
    Recuerda que la morfina sigue siendo el opioide de elección para la mayoría de los pacientes con dolor moderado a severo y que es el opioide más conveniente por su relación costo-beneficio. Considera también otros opioides. Recomienda a los médicos que se familiaricen con las reglas básicas de la escalera analgésica. Enfatiza que la vía oral debe ser la preferida, rememorando el dicho de que para que el analgésico sea eficaz "debe darse por la boca, por el reloj y por la escalera" sin olvidar que debe llegarse hasta la máxima dosis tolerada antes de subir cada escalón.
     En relación con la vía oral para morfina, enfatiza la forma en que debe titularse la dosis, dosis inicial, intervalo (que debe ser más prologado en pacientes con falla renal), incremento apropiado de la dosis, dosis de rescate, y necesidad de recordar la amplia variación de la dosis analgésica entre pacientes, atribuible en parte a que la  biodisponibilidad oral varía entre el 15 y el 60 % en diferentes personas.
     Menciona las vías de administración alternativas de opioides cuando el paciente no puede ingerir, opioides alternativos y la necesidad de las dosis de rescate si fuera necesario.
     Considera los siguientes efectos adversos de los opioides y forma de minimizarlos cuando sea posible: náuseas (para las que aparece tolerancia) y vómitos, constipación (90 % de los pacientes) para la que no aparece tolerancia, somnolencia que se resuelve generalmente en días, alteración cognitiva que es mínima para la mayoría de los pacientes con dosis estables de morfina y para la que aparece tolerancia, boca seca, retención urinaria poco común pero que puede ocurrir con opioides por vía espinal, prurito.
     Enfatiza que el empleo de dosis subóptimas y por tanto el alivio inadecuado, se basa en la equivocada concepción de que el uso de morfina para calmar el dolor en este tipo de pacientes genera adicción; en este aspecto hace una clara diferenciación entre lo que es adicción y lo que es la dependencia física, objetivable esta última por signos de privación.
     A continuación trata la intoxicación por opioides, como se genera, cuales son los signos y conducta a seguir.
     Contiene un item destinado a recomendaciones y ajuste de dosis de opioides en pacientes renales, señalando que el alfentanilo sería el mejor tolerado en ese contexto, aclarando sin embargo que ningún opioide es totalmente seguro en esos pacientes, presumiblemente por la acumulación de metabolitos activos.
     Continúa discutiendo la efectividad de la escalera analgésica de OMS para aliviar el dolor (en el 71 al 100 % de los pacientes se alcanza una analgesia adecuada), citando que en el 10 al 30 % de los pacientes, con morfina se obtiene una pobre analgesia o aparecen efectos adversos intolerables o una combinación de ambos.
     Más adelante discute el cambio a otros opioides cuando con morfina no se logra el alivio buscado. Incluye un cuestionario y termina discutiendo el dolor neuropático.
     Es un artículo muy interesante para el médico no especialista que atienda  pacientes con esta problemática.

     En vinculación con la subutilización de opioides para aliviar el dolor en el cáncer, por el infundado temor de inducir adicción en este tipo de pacientes, se sugiere leer en la publicación de OMS de 1987  "Alivio del dolor en el cáncer", puede leerse en la página 33: "En un estudio prospectivo se ha estudiado la incidencia de adicción a los opiáceos en unos 40.000 enfermos hospitalizados. En unos 12.000 enfermos que recibían al menos un opiáceo potente sólo se observaron cuatro casos bastante bien documentados de adicción sin antecedentes previos de uso indebido de la sustancia. Estos datos, procedentes de una encuesta efectuada en una población general de enfermos hospitalizados, hacen pensar que el uso médico de opiáceos potentes rara vez motiva el desarrollo de una adicción."
      En la segunda edición de la misma, de 1996, puede leerse en página 19: "El empeño excesivo en evitar la dependencia psicológica ha inducido a médicos y pacientes a emplear dosis insuficientes de opioides.
La experiencia clínica demuestra con creces que en los pacientes con cáncer no se produce dependencia psicológica por recibir dosis de opioides para el alivio del dolor". Destaca luego la posibilidad de poner término a la administración de opioides si la causa del dolor se eliminara por el tratamiento anticanceroso, recomendando reducir gradualmente la dosis para minimizar los signos de privación.
 

  • Links relacionados:

 

The Essence of Drug Addiction
By Alan I. Leshner, Ph.D., Director, National Institute of Drug Abuse, National Institutes of Health USA

LINK:
http://www.nida.nih.gov/Published_Articles/Essence.html

Dice textualmente el autor:
”Rethinking addiction also affects which drugs we worry about and the nature of our concerns. The message from modern science is that in deciding which drugs are addicting and require what kind of societal attention,
we should focus primarily on whether taking them causes uncontrollable drug seeking and use. One important example is the use of opiates, like morphine, to treat cancer pain. In most circumstances, opiates are addicting. However, when administered for pain, although morphine treatment can produce physical dependence - which now can be easily managed after stopping use - it typically does not cause compulsive, uncontrollable morphine seeking and use, addiction as defined here. This is why so many cancer physicians find it acceptable to prescribe opiates for cancer pain"


   No hemos traducido el párrafo con el propósito de que el lector juzgue por sí mismo la opinión de uno de los científicos del Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas de EEUU (NIDA).

 


Research in cancer pain and palliative care pain, opioid use and the incidence of addiction

LINK:
http://www.painreliefnetwork.org/the_weight_of_the_evidence.html


Pain Management by the Family Physician: The Family Practice Pain Education Project
Edward T. Bope, MD, et al.
The Journal of the American Board of Family Practice 17:S1-S12 (2004)

LINK:
http://www.jabfp.org/cgi/content/full/17/suppl_1/S1


Managing Pain: Dispelling the Myths
American Academy of Family Physicians, January 2003.

LINK:
http://www.aafp.org/PreBuilt/videocme/managingpain_mono.pdf

 


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