Discusión del
caso clínico
Dra. Andrea
Sánchez
Voy a discutir el caso de una mujer de 45 años,
ex-tabaquista e hipotiroidea que consulta por lesiones
orales crónicas (dolorosas y progresivas), interpretadas
y tratadas como pénfigo vulgar, sin respuesta al
tratamiento con inmunosupresores. Presenta como
consecuencia pérdida de peso con apetito conservado por
la dificultad en la alimentación que le provoca el
dolor. Al momento del ingreso a nuestro hospital, las
mismas presentan sobreinfección por Candida. Otro dato
positivo que presenta es bicitopenia (anemia y
leucopenia) y aumento de la velocidad de
eritrosedimentación.
Voy a tomar como dato guía de mi discusión las lesiones
orales interpretándolas como erosiones en la mucosa
bucal. Ante una paciente con erosiones en la mucosa
bucal se debe pensar en las siguientes etiologías:
- Infecciosas (sífilis, HIV, VHS, micosis profundas);
- Estomatitis aftosa oral (recurrente o no), que incluye
pequeñas úlceras que evolucionan en muy pocos días,
pudiendo luego recidivar. No se presentan en forma
progresiva y suelen tener un curso menos agresivo;
- Autoinmune (pénfigo vulgar crónico, pénfigo
paraneoplásico, liquen erosivo y ampollar, dermatitis
herpetiforme, lupus eritematoso sistémico, eritema
multiforme/síndrome de Steven-Johnson, penfigoide
ampollar de Lever, etc.);
Dentro de las causas infecciosas, considero como más
probables la infección por HIV y la sífilis.
Con respecto a la infección por HIV, hay que
considerarlo no porque provoque lesiones de este tipo
per se, sino por el estado de inmunodepresión que
produce, contexto en el cual pueden producirse otras
infecciones que ocasionen ulceraciones orales. Y
teniendo en cuenta el cuadro clínico y las serologías,
resulta inevitable considerar la sífilis como
diagnóstico principal.
La sífilis es una enfermedad infectocontagiosa,
provocada por Treponema pallidum, se transmite
principalmente por vía sexual. Librada a su evolución
natural, presenta un período de incubación asintomático,
que puede durar entre 10 y 90 días (promedio 21 días).
Una vez iniciada la enfermedad en sí misma, se la divide
en distintos períodos:
·
Sífilis primaria: se presenta posterior al período de
incubación, la lesión que presentan los pacientes es un
chancro en el sitio de inoculación, es una pápula
indolora, que muchas veces en mujeres pasa
desapercibida;
·
Sífilis secundaria: en este estadio predominan las
lesiones cutáneo-mucosas, puede haber linfadenopatías y
manifestaciones sistémicas, ya que corresponde a
períodos de treponemia;
·
Período de latencia: que puede durar muchos años,
incluso toda la vida;
·
Sífilis terciaria: donde las manifestaciones
cutáneo-mucosas cobran menos importancia y predominan
las manifestaciones sistémicas, principalmente a nivel
osteoarticular, cardiovascular y neurológico.
Durante la internación, se realizaron pruebas no
treponémicas y treponémicas que confirmaron el
diagnóstico de sífilis. Me voy a detener en sífilis
secundaria, ya que es el caso de nuestra paciente.
Este cuadro, puede presentarse con características
clínicas muchas veces difíciles de explicar, por tal
razón ha recibido el nombre de “gran simulador”.
Las manifestaciones mucosas se presentan con una
frecuencia de entre el 20 y 70%, son lesiones muy
contagiosas ya que están repletas de espiroquetas. Las
lesiones típicas son:
- Condilomas planos: pápulas hipopigmentadas que se
aplanan y maceran. Se presentan más frecuentemente en la
zona genital y anal.
- Placas mucosas: pápulas planas redondeadas y
maceradas. Se presentan en el 20% de los casos. El
epitelio se descama y deja una zona no sensible,
contrariamente a las lesiones que presenta nuestra
paciente, que son muy dolorosas. Se pueden presentar en
cualquier parte de la boca, pero los lugares más
característicos son la lengua, donde recibe el nombre de
“sifílide en pradera segada” (superficie
depapilada en franco desnivel con las partes sanas), o
en la mucosa yugal, dando lesiones blanquecinas
similares a una leucoplasia secundaria y queilitis
angular.
- Faringitis: generalmente ulcerosa y dolorosa.
Las lesiones cutáneas se presentan entre el 80 y el 95%
de los casos, nuestra paciente no las presentaba al
momento de la internación, actualmente se encuentra en
tratamiento con penicilina, probablemente las hubiera
presentado de no mediar tratamiento. Las mismas reciben
el nombre de sifílides, los cuatro patrones
típicos son: macular (roséola sifilítica), máculopapular,
papular y anular. También puede haber compromiso
sistémico con linfadenopatías y cualquier órgano de la
economía puede verse comprometido.
Es un cuadro que generalmente no presenta fiebre y se
presenta con discreta anemia. Nuestra paciente no
presentó fiebre, exceptuando la intercurrencia
infecciosa que presenta actualmente que se interpretó
como neumonía intrahospitalaria. La sífilis podría
explicar la anemia, no así la leucopenia.
El diagnóstico de sífilis se puede hacer utilizando
métodos directos, como el microscopio de campo oscuro, o
por métodos indirectos serológicos, entre las que hay
disponibles pruebas no treponémicas (VDRL) y
pruebas treponémicas (FTA-Abs entre otras). Debemos
tener en cuenta que se pueden presentar falsos positivos
(nuestra paciente presenta un cuadro clínico muy
sugerente con ambos tipos de pruebas positivos, la
especificidad fue buena). El tratamiento es con
penicilina. Es adecuado recordar, sobre todo en los
pacientes con sífilis temprana la reacción de Jarisch-Herxheimer,
es una reacción febril aguda, acompañada de cefalea y
mialgias, que se produce dentro de las primeras 24 horas
de tratamiento, como consecuencia de la liberación de
antígenos desde las espiroquetas muertas. Debe
realizarse control clínico del paciente y tratamiento
con antipiréticos.
Las infecciones por virus herpes y las micosis profundas
son cuadros menos probables.
La infección por VHS presenta
lesiones elementales que son las vesículas.
Pueden presentarse lesiones en la cavidad bucal durante
una primoinfección, pero es casi excepcional que se
presenten durante las recidivas, donde generalmente se
encuentran lesiones en labios o región peri labial.
Presentan un tiempo de evolución diferente al de la
enfermedad actual de nuestra paciente.
Las micosis profundas no suelen presentarse en
ausencia de fiebre y de compromiso sistémico, lo cual
aleja mucho el diagnóstico en presencia de otro cuadro
que lo explique.
Dentro de los cuadros autoinmunes, considero como más
probables al pénfigo vulgar crónico, el pénfigo
paraneoplásico y al liquen erosivo y ampollar.
El pénfigo vulgar crónico incluye una
variedad de enfermedades ampollares, de origen
autoinmune, que afectan piel y mucosas. La base
inmunopatológica se caracteriza por la presencia in vivo
de IgG fijadas y circulantes contra la superficie de los
queratinocitos. A nivel de las mucosas se presentan
erosiones muy dolorosas, secundarias a la ruptura de las
ampollas, son rosadas, con restos de epidermis. Los
pacientes presentan halitosis y dificultad en la
deglución y fonación como consecuencia del dolor, como
es el caso de nuestra paciente. Se pueden presentar como
única manifestación, por un promedio de tiempo de 5
meses antes de la aparición de lesiones cutáneas. La
mucosa oral es la más frecuentemente afectada.
A nivel de piel, la lesión elemental es la ampolla
fláccida, que se rompe con facilidad y quedan erosiones
muy dolorosas. Sobre áreas de piel aparentemente sana,
puede buscarse el signo de Nikolsky, al realizar presión
con el dedo sobre la piel posteriormente se forma una
ampolla. El diagnóstico se realiza por anatomía
patológica, donde se encuentra característicamente
ampollas suprabasales con acantólisis. Debe realizarse
inmunofluorescencia, se encuentran presentes auto
anticuerpos antidesmogleína 3, que son característicos
de este tipo de pénfigo. En un pequeño porcentaje de
pacientes, también pueden estar presentes los auto
anticuerpos antidesmogleína 1, que son más
característicos del pénfigo foliáceo.
El tratamiento es con corticoides, que en un principio
se administraban a dosis inmunosupresoras, actualmente
se utilizan dosis más bajas y se combinan con
inmunosupresores, entre los que se utiliza
principalmente azatioprina. Otras drogas
inmunosupresoras son metrotexate, micofenolato mofetil,
ciclofosfamida y dapsona. Ante los casos de enfermedad
refractaria se utiliza rituximab con buena respuesta.
El pénfigo paraneoplásico se trata de una
estomatitis progresiva refractaria al tratamiento. Su
patogenia también es autoinmune, aunque el mecanismo no
es bien conocido. Clínicamente se caracteriza por el
polimorfismo de las lesiones cutáneomucosas,
el compromiso mucoso es el más temprano y puede
persistir toda la enfermedad. A nivel histopatológico,
las lesiones son muy variables, se puede encontrar
acantólisis, alteraciones liquenoides, necrosis y
hallazgos de la toxicidad mediada por células. Presenta
un perfil de autoanticuerpos más complejo que el pénfigo
vulgar crónico, pueden ser positivos los autoanticuerpos
antidesmogleínas 1 y 3, los autoanticuerpos
característicos son los antiplaquinas (envoplaquina y
periplaquina). Es una entidad que se asocia a una
neoplasia subyacente, la misma puede estar presente al
momento del diagnóstico o puede presentarse un tiempo
después. Las neoplasias que se relacionan con este
cuadro son: linfoma no Hodgkin (más frecuente), leucemia
linfocítica crónica, enfermedad de Castleman, timomas,
sarcomas retroperitoneales, macroglobulinemia de
Waldenström, carcinomas epidermoides broncógenos. Es la
única forma de pénfigo que afecta el epitelio escamoso
no estratificado, por lo que presenta asociaciones
sistémicas, afecta principalmente el aparato
respiratorio, casi en el 40% de los pacientes, con
disnea progresiva, sin respuesta al tratamiento
inmunosupresor, que deriva en insuficiencia
respiratoria. El cuadro a menudo es fatal. Ante un
paciente que sospechamos pénfigo paraneoplásico, debemos
realizar biopsia de piel o mucosa, con
inmunofluorescencia, completar laboratorio con
hemograma, química y proteinograma por electroforesis y
realizar tomografía computada de tórax, abdomen y pelvis
buscando una neoplasia oculta. En relación al
tratamiento, en los tumores benignos o encapsulados el
cuadro remite con la resección del tumor más tratamiento
inmunosupresor, que es necesario realizar hasta 1 o 2
años posteriores a la cirugía. Lamentablemente, no
ocurre lo mismo con los tumores malignos, en los cuales
no hay respuesta al tratamiento inmunosupresor,
presentando muy mal pronóstico.
El liquen erosivo y ampollar también es un cuadro
autoinmune, y se lo ha asociado a infecciones por VHC.
Clínicamente forma ampollas en la cavidad bucal que se
rompen dejando lesiones erosivas dolorosas, con ausencia
de halitosis. Es una lesión preneoplásica local.
En el caso de nuestra paciente que tiene biopsia mucosa
tomada, sería fundamental la realización de
inmunofluorescencia, para confirmar o descartar cuadros
de pénfigo o liquen, que histopatológicamente son
diferentes. El tratamiento es inmunosupresor en los
casos de liquen plano y pénfigo vulgar, y el de la
neoplasia subyacente en casos de pénfigo paraneoplásico.
No obstante, el diagnóstico de sífilis aleja ambas
posibilidades, y el curso agresivo de la misma puede
deberse al uso de medicación inmunosupresora indicada
para el cuadro de pénfigo.
Otros cuadros autoinmunes son menos probables, entre
ellos el lupus eritematosos sistémico, alejado ya
que las úlceras en el lupus son indoloras y es
excepcional que sean la única manifestación de
enfermedad con laboratorio normal inmunológico. El
pénfigo ampollar de Lever se caracteriza por
presentar grandes ampollas, la afectación es casi
exclusiva a nivel de piel, cuadro diferente al
descripto.
Como conclusión, el diagnóstico de sífilis se realizo
durante la internación, pero considero que la
presentación de este cuadro fue atípica y hay datos que
no pueden explicarse por la sífilis como es la
leucopenia, por lo que considero tener en cuenta la
posibilidad de coexistencia de otra patología
subyacente, el pénfigo vulgar crónico o pénfigo
paraneoplásico. De todas formas, hay que valorar la
respuesta al tratamiento antibiótico y esperar el
resultado de la biopsia, especialmente de la
inmunofluorescencia. De la evolución del cuadro con el
tratamiento antibiótico y el resultado de
anatomía-patológica se confirmará el diagnóstico de
sífilis aislada o bien asociada a otro proceso.
Si la sospecha de otra entidad asociada a la sífilis
fuera alta (mala evolución, biopsia sugerente),
consideraría la posibilidad de realizar los estudios
necesarios para confirmarla (especialmente en el caso de
un cuadro potencialmente paraneoplásico como el
pénfigo).
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