Discusión del
caso clínico
Dra. Natalia Egri
Se presenta el caso de un paciente varón que consulta
por disnea y fiebre. Como antecedentes personales:
enfermedad articular en la infancia, fiebre reumática e
ingesta de antibióticos previos.
Al
examen físico: derrame
pleural, hepatomegalia y esplenomegalia; secuelas
articulares severas. Se diagnostica endocarditis
infecciosa y a las 48 horas de su ingreso sufre una
descompensación de su sintomatología.
En este momento es conveniente preguntarnos:
¿En qué circunstancias se produce una endocarditis a
hemocultivos negativos?
¿Qué enfermedad pudo haber tenido en la infancia que lo
condujo a estas importantes secuelas
articulares?
Con respecto a la endocarditis bacteriana la definimos
como infección en la superficie endocárdica del corazón
e implica la presencia física de los microorganismos en
la lesión. Entre los factores predisponentes observamos
a la cardiopatía reumática como la más frecuente en un
30%, siendo además una enfermedad
de alto riesgo para desarrollarla. Los gérmenes más frecuentemente involucrados en
endocarditis de válvula nativa de la comunidad son:
Streptococos sp en un 45-65%, Staphylococo aureus.
30-40% y
Enterococos sp en un 5-8%. Siempre tener en cuenta que
el Estafilococo aureus y los Bacilos Gram negativo se
relacionan con endocarditis aguda y que entre un 3-10%
los cultivos son negativos.
La presentación clínica es muy variada. Los síntomas, signos y hallazgos de laboratorio más
frecuentemente hallados son fiebre (70-90%), escalofríos
y sudoración (50-75%), astenia, pérdida de peso,
malestar general (25-50%), mialgias, artralgias
(15-30%), dolor de espalda (15%), soplo cardíaco nuevo o
empeoramiento de un soplo preexistente (10-40%),
esplenomegalia (15-50%), acropaquias (10-20%),
manifestaciones neurológicas (20-40%), manifestaciones
periféricas (5-10%), anemia (70-90 %), leucocitosis
(20-30%), hematuria (30-50%), velocidad de
eritrosedimentación acelerada (90-100%), factor
reumatoideo (50%), inmunocomplejos circulantes
(65-100%), disminución complemento sérico (5-40%).
Cuando
hablamos de hemocultivos negativos observamos que la
causa más frecuente es el uso de antibióticos previos en
un 70%, recordemos que nuestro paciente recibió
tratamiento antibiótico previo a su ingreso
hospitalario; el 30% restante pueden deberse a la
presencia de bacterias de lento crecimiento (grupo HACEK,
brucelosis, legionelosis, bartonelosis, etc.),
microorganismos no bacterianos (Cándida, Aspergilus) o
gérmenes intracelulares obligados como Coxiella
burnetii, responsable de la fiebre Q o Chlamydia
psittaci, que se diagnostican por serologías
específicas. Recordar que algunos gérmenes demoran entre
14 y 21 días en crecer por lo que el microbiólogo
debería estar informado en caso de sospecha. Otras
causas de cultivos negativos son las endocarditis de las
válvulas cardíacas derechas, endocarditis no infecciosa
como la de Libman-Sacks).
En este caso en particular estimo que el uso previo de
antibióticos es la causa de los hemocultivos negartivos.
Creo importante recordar la técnica correcta de
extracción de los hemocultivos, ya que su falta de
cumplimiento podría ser también causa de negatividad en
el aislamiento microbiológico: primero limpiar la piel
con iodopovidona, luego esperar 2 minutos, cambiar aguja
y limpiar el frasco de hemocultivo, extraer como mínimo
10 ml de sangre por frasco (tiene un rédito de 92 vs.
69% cuando se extraen 5 ml). Por lo menos
tres hemocultivos no simultáneos en un período de 1
hasta 24 horas según la clínica del paciente lo permita
y si hay antecedentes de uso de ATB se debe realizar 4
sets de hemocultivos en 3 días.
Como nuestro paciente tuvo un empeoramiento de su disnea
y agregó ortopnea es importante recordar las
complicaciones cardíacas que son las más frecuentes y a
su vez podrían explicar lo ocurrido a nuestro paciente.
La más importante y grave es la insuficiencia cardíaca
congestiva (por alteración valvular severa). Otra
complicación podrían ser los abscesos (sospecharlos ante
la presencia de fiebre persistente y bloqueos en la
conducción cardíaca).
El electrocardiograma (ECG)
puede detectar enfermedad de base, bloqueos o infartos;
la radiografía de
tórax sirve para
vigilar periódicamente la aparición de signos de insuficiencia cardíaca;
el ecocardiograma
permite evaluar el estado hemodinámico del paciente y
las posibles complicaciones (regurgitación valvular,
abscesos, ruptura de cuerdas o disfunción ventricular);
el
ecocardiograma transesofágico (ETE) tiene mayor
sensibilidad para detectar las vegetaciones y sus
complicaciones (90%
versus 63% comparados con el
ecocardiograma trastorácico;
la especificidad de ambos estudios se aproxima al
100%). Como concepto a todo paciente con endocarditis
infecciosa siempre se le debe realizar un ETE.
En cuanto al tratamiento debemos recordar que no deben
administrarse antibióticos en forma empírica inicial a
los pacientes hemodinámicamente estables con
endocarditis subaguda, especialmente los que han
recibido antibióticos previos en las 2 últimas semanas.
En cambio, los pacientes con deterioro hemodinámico, que
pueden requerir cirugía de urgencia deben recibir
tratamiento empírico inmediato.
Cuando estamos ante la sospecha de una endocarditis
aguda, ésta exige tratamiento empírico cubriendo los dos
gérmenes que más frecuentemente se presentan de esta
forma (Estafilococo
aureus y Bacilos Gram negativo). El tratamiento más
adecuado es cefalotina o cefazolina
+ gentamicina. Si los hemocultivos son negativos el
esquema con penicilina
G o ampicilina + gentamicina por
4-6 semanas parece adecuado. Si a pesar del tratamiento
no se obtiene respuesta, deben considerarse otros
diagnósticos alternativos, como gérmenes del grupo
HACEK, que se tratan con ceftriaxona por cuatro semanas,
o infecciones micóticas.
Es conveniente recordar las indicaciones de tratamiento
quirúrgico:
-
Entre las indicaciones absolutas está la
insuficiencia cardiaca (ICC);
si ésta es moderada o severa (por disfunción valvular),
la mortalidad es de casi el 90%; con el tratamiento médico 75% y con tratamiento
quirúrgico un 25%. Es importante la consulta temprana
con el equipo de
cirujanos vasculares.
-
Persistencia o infección no controlada. Nos advierte esta
posibilidad si no hay mejoría clínica en una semana o
los cultivos persisten positivos al quinto día. Tener en
cuenta que hay algunos casos que es indicación de
cirugía cuando sabemos que el germen es muy resistente
al tratamiento médico.
-
Otra causa de indicación absoluta sería la evidencia de
extensión perivalvular, absceso u obstrucción valvular;
si el absceso es pequeño, perivalvular y se obtiene
rápida mejoría clínica es conveniente una conducta
espectante.
-
La presencia de
fenómenos embólicos son indicación de cirugía cuando
ocurren más de dos eventos. Con respecto a los émbolos cerebrales,
si produjo un accidente isquémico
se sugiere realizar la cirugía en las primeras dos
semanas; mientras que en caso de eventos hemorrágicos se
intenta diferir hasta cuatro semanas. Con respecto al
tamaño, éste no se relaciona con mayor riesgo de
embolias.
-
Las indicaciones relativas incluyen grandes vegetaciones
que produzcan obstrucción, que sean de origen micótico o
que ya hayan tenido un episodio embólico.
Recordar que la cirugía esta contraindicada cuando la
calidad de vida posterior es mala como por ejemplo
émbolos cerebrales con importante secuelas neurológicas.
Nuestro paciente tiene el antecedente de fiebre
reumática en la infancia, ésta
es una enfermedad inflamatoria no supurativa que
predomina entre los 5 y los 15 años de edad, secundaria
a una infección faríngea por Estreptococos beta
hemolíticos del grupo A cuya secuela más importante es
la cardíaca. La lesión más típica es la
valvular
que aparece hasta en un
50% de pacientes con fiebre reumática entre los 10 a 20
años posteriores a la infección. La válvula mitral es la
más afectada produciendo estenosis, la cual no necesita
corrección quirúrgica excepto cuando la aurícula
izquierda está severamente dilatada.
Como nuestro paciente tiene enfermedad articular con
importantes secuelas es conveniente preguntarnos si este
tipo de alteración se podría atribuir a la fiebre
reumática solamente o existiría otra enfermedad que la
justifique. Se sabe que la fiebre reumática cuando
afecta a las articulaciones cura
sin dejar secuelas cicatrizales, ya que es una sinovitis
transitoria. Generalmente es poliarticular, aditiva y la
duración de cada artritis es de 6 a 10 días. Afecta
fundamentalmente tobillos, codos, muñecas
y rodillas.
Entonces, no pudiendo justificar las lesiones
articulares secuelares por la fiebre reumática, debemos
preguntarnos cuáles son las enfermedades articulares más
frecuente en la niñez que dejan secuelas importantes. La
causa más frecuente de poliartritis en la infancia es la
artritis crónica juvenil (60%), mucho menos
frecuentemente encontramos a las espondiloartropatías
(13%), la artritis psoriásica (8%); y más raramente
lupus, vasculitis, dermatomiositis,
polimiositis, condrocalcinosis, esclerodermia,
sarcoidosis,
leucemia y linfomas.
La
artritis crónica juvenil se presenta en pacientes menores de 16 años. Puede ser sistémica,
poliarticular (más de cuatro articulaciones) o
pauciarticular (menos de cuatro articulaciones),
generalmente cursan con factor antinúcleo (FAN)
negativo. En la forma sistémica
el
número de articulaciones que se afecta es variable
siendo la cadera severamente afectada; cursa en forma de
brotes de meses o años de duración. La forma
oligoarticular tiene un mejor pronóstico y raramente
deja secuelas articulares. Indepenientemente de su forma
de comienzo cualquiera de las formas pueden producir a
nivel articular sinovitis inespecífica con erosiones,
esclerosis subcondral, fibrosis, subluxaciones,
luxaciones y anquilosis con hiperlaxitud o retracción de
las formaciones capsulo-ligamentarias-tendinosas y
contractura o atrofia muscular cuyo resultado a nivel de
los miembros inferiores es la asimetría, y a nivel de la
columna fusión de articulación interapofisaria posterior
con producción de osteofitos y actitudes viciosas. En
este caso observamos osteoporosis, engrosamiento
periostal con disminución de la amplitud de la
interlínea, subluxaciones y luxación de las caderas, en
la columna signos de anquilosis ósea con osteofitos que
denotan una enfermedad de larga data. Hasta un
50% presentan en la adultez una severa discapacidad
articular. Otras posibles complicaciones de la artritis
crónica juvenil son la uveítis, mayor predisposición a
infecciones articulares, amiloidosis en un 25%. En
ocasiones la artritis reumatoidea juvenil se relaciona
con entesítis por lo que
se superpone con las
espondiloartropatías, que se presentan con mayor
frecuencia en varones
con HLA-B27
y cuyo síntoma característico es el dolor y sensación de
rigidez lumbar, a predominio matutino con limitación de
la columna lumbosacra y cifosis. Radiológicamente se
observa sacroileítis con espondilitis anquilosante y
fusión de las articulaciones. A nivel periférico
artritis, asimétrica, en extremidades inferiores y
caderas, que determina una importante incapacidad. Puede
o no acompañarse de manifestaciones mucocutáneas,
oculares, intestinales o genitourinarias. Como
complicaciones frecuentes observamos iritis aguda y
cardiopatía (insuficiencia aórtica).
Mucho más raro pero posible es la asociación entre
artritis reumatoidea juvenil y artritis psoriásica en
donde nuestro paciente tendría que haber tenido historia
familiar de psoriasis o ya se hubiesen manifestado las
lesiones cutáneas. Además no tiene las típicas lesiones
de los dedos de las manos (dedo en salchicha,
destrucción
de falanges, dactilitis
u onicopatías).
Un punto importante a destacar es que las lesiones de
las caderas a nivel radiológico son bastante sugestivas
de
osteonecrosis que es el deterioro circulatorio de un
área ósea, que conduce a su desvitalización producido
generalmente por uso prolongado y a altas dosis de
corticoides, y que se asocia a otros factores de riesgo
como el alcohol. Se puede presentar en forma
asintomático, aún en presencia de alteraciones
radiológicas evidentes o bien con dolor o colapso de la
superficie articular con limitación de la movilidad
articular. En nuestro paciente podría ser que en la
infancia haya recibido corticoides cuando estuvo
internado para su rehabilitación y además presenta
consumo crónico de alcohol.
En conclusión, sugiero completar tratamiento para la
endocarditis
por 4-6 semanas con el plan actual, realizar un
ecocardiograma transesofágico y solicitar interconsulta
con cirugía vascular. Posterior a la resolución de la
endocarditis será necesaria la evaluación por el
servicio de Traumatología y Ortopedia para decidir
conducta respecto a las lesiones articulares que
presenta.
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Discusión |
La discusión de este seminario se
llevó a cabo el jueves 4 de mayo,
y estuvo a cargo del
Dr.
Matías Amateis. |
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