Discusión del
caso clínico
Dr. Pablo Campi
Del cuadro clínico de
la paciente podemos esbozar tres problemas que podrían
servir de dato guía para alcanzar un diagnóstico. Dos de
estos tres problemas son crónicos (más de 6 meses de
evolución), comprendidos en el eritema malar y las
poliartralgias. El tercer problema es el cuadro agudo de
lesiones cutáneas que motiva la consulta de la paciente.
Asimismo, en el laboratorio se evidencian algunos datos
a tener en cuenta a la hora del análisis del cuadro: la
presencia de anemia leve, normocítica y normocrómica;
velocidad de eritrosedimentación (VES) persistentemente
elevada (>100
mm/1ra hora); elevación moderada de FAL y GGT; y ASTO de
300 U Todd (VN: hasta 250 U Todd).
En
primer lugar vamos a analizar el eritema malar
que presenta nuestra paciente, que fuera interpretado en
el momento de su aparición como rosácea. Esta
enfermedad crónica cursa con remisiones y recaídas; si
bien es más frecuente en mujeres, cuando se presenta en
hombres suele ser más deformante. Se suele observar
fotosensibilidad y la afección ocular puede expresarse
en forma de epiescleritis. No obstante una
característica que se opone a este diagnóstico es la
presencia de comedones (puntos negros y puntos blancos),
típicos del acné vulgar, pero ausentes en los casos de
rosácea. En la paciente se observan algunos comedones
asociados al eritema malar, por lo que es razonable
inclinarse por otras causas del eritema.
Dentro de los diagnósticos diferenciales de este tipo de
lesiones, surge rápidamente el rash malar asociado a
lupus eritematoso sistémico (LES). El rash
característico se presenta en el 50% de los pacientes
con esta colagenopatía. Es por ello que tanto este
eritema como la presencia de fotosensibilidad (también
muy frecuente) están incluidos dentro de los criterios
diagnósticos de LES. El diagnóstico clínico se puede
confirmar con pruebas de inmunofluorescencia de biopsia
de la lesión, donde se observa la patognomónica “banda
lúpica”, que pone en evidencia la presencia de
inmunoglobulinas y complemento en la unión dermo-epidérmica.
No obstante, como discutiremos más adelante, se opone a
este diagnóstico la ausencia de FAN y los niveles
normales de complemento.
El
otro eje diagnóstico en la paciente es la presencia de
poliartralgias, sin evidencia clara de sinovitis. Existe
una larga lista de causas de poliartralgias (ver
tabla 1), de las cuales vamos a considerar las más
probables en el entorno de la presentación clínica de la
paciente.
La
artritis reumatoidea (AR) se presenta habitualmente
con un cuadro de artritis más agresivo y deformante sin
el tratamiento adecuado; asimismo, el factor reumatoideo
negativo aleja este diagnóstico. El LES es otra
causa de poliartralgias que como mencionáramos
previamente, será analizado con detenimiento más
adelante.
No
existen en el cuadro clínico manifestaciones cutáneas
típicas de vasculitis (tanto primarias como
secundarias) y recordemos nuevamente que las
determinaciones de FAN y ANCA fueron negativas y las
fracciones de la complementemia se encuentran dentro de
los parámetros normales.
Dentro de las causas infecciosas, existen dos que creo
podrían asociarse a lesiones cutáneas como las que
presenta la paciente: tuberculosis y lepra,
por lo que las analizaremos luego en detalle.
Dado
el título alto de ASTO, la fiebre reumática debe
ser considerada, si bien típicamente las poliartralgias
son de curso migratriz y las lesiones cutáneas
descriptas en esta entidad no son las que presenta la
paciente. Como vemos, no se alcanzan a cumplir los
criterios de Jones. Además la ASTO probablemente esté en
relación con la faringitis que presentó la paciente hace
un mes, mientras que las poliartralgias son de evolución
crónica.
Con
respecto a la sarcoidosis, esta enfermedad
granulomatosa entra siempre en el diagnóstico
diferencial dado lo proteiforme de su presentación, pero
la ausencia de compromiso pulmonar es poco probable.
Y por
último, otro diagnóstico diferencial siempre presente de
poliartralgias es la forma paraneoplásica, sobre
la cual nos extenderemos más adelante.
De
los tres ejes problemáticos de la paciente, voy a tomar
como dato guía para tratar de aproximarme más al
diagnóstico la presencia de lesiones máculo-papulares
y nodulares generalizadas. Existen varias causas de
este tipo de afección cutánea (ver tabla 2), pero vamos
a considerar a aquéllas que podrían explicar todo el
cuadro de la paciente.
En
primer lugar, dentro de las causas infecciosas, es
prácticamente imposible en nuestro medio no considerar a
la tuberculosis. De todas maneras, las lesiones
cutáneas se presentan en menos del 1% de los casos. La
afección subcutánea se pone de manifiesto como
escrófuloderma, gomas o pseudomicetomas. Existe una
forma de tuberculosis cutánea conocida como lupus
vulgar, cuya lesión elemental es el tubérculo, de
evolución crónica, progresiva y destructiva. Asimismo,
la tuberculosis puede dar manifestaciones cutáneas
inmunológicamente mediadas, tales como el eritema
indurado de Bazin, la tuberculide pápulo-necrótica y el
eritema nudoso, al que analizaremos más delante. A favor
de este diagnóstico tenemos la alta incidencia en
nuestro medio y la VES elevada; no obstante, la
presentación aguda de las lesiones cutáneas y la
ausencia de compromiso pulmonar lo alejan.
Otra
enfermedad infecciosa, la lepra, puede
presentarse con tres tipos de lesiones elementales:
máculas, infiltraciones y nódulos o tubérculos. Existen
dos formas polares de lepra: la forma lepromatosa
típicamente respeta palmas y plantas, sin hipoestesia
asociada; se acompaña de tubérculos y gomas; la forma
tuberculoide se caracteriza por lesiones infiltradas
y con compromiso de nervios periféricos, dando
hipoestesia y alteraciones motoras. Además, como en la
tuberculosis, se pueden observar fenómenos
inmunológicamente mediados: upgrading, downgrading,
fenómeno de Lucio, eritema polimorfo y eritema nudoso,
sobre el que realizaremos más consideraciones luego. A
favor de este diagnóstico, la presencia de
poliartralgias y manifestaciones oculares (escleritis)
suelen asociarse a las lesiones cutáneas de la lepra; no
obstante, las manifestaciones cutáneas vistas en la
paciente no son las típicas, no se observaron tampoco
alteraciones de la sensibilidad y la paciente no tiene
foco epidemiológico conocido.
En el
contexto de un rash malar y poliartralgias, otro
diagnóstico que surge inmediatamente es el de lupus
eritematoso sistémico, que presenta compromiso
cutáneo en el 80% de los casos, pudiendo dar un amplio
espectro de lesiones. Existen dos formas de presentación
cutánea sobre las que nos extenderemos brevemente: en
primer lugar el lupus eritematoso cutáneo subagudo
(LECS), que en realidad es una entidad distinta al LES,
asociada a este en 50% de los casos; en estos pacientes,
el uso de hidroclorotiazida asociado a la presencia de
anticuerpos anti Ro/SSA puede iniciar o exacerbar las
lesiones. Por otro lado el lupus profundus es el
compromiso panicular de LES, que se manifiesta con
nódulos firmes, a menudo dolorosos. A favor de LES, la
presencia de rash malar y poliartralgias en una mujer de
edad media son hallazgos muy sugestivos; sin embargo, la
ausencia de FAN, con complemento y proteinograma por
electroforesis normales, lo hacen poco probable.
Asimismo, de confirmarse por histopatología que las
lesiones pretibiales corresponden a eritema nudoso, la
asociación entre éste y el LES es excepcional. De todas
maneras, se han visto, no en pocas oportunidades, casos
de LES que inicialmente no cumplían con los criterios
establecidos para el diagnóstico, que librados a su
evolución mostraron positivización de FAN; ya
mencionamos en este sentido que el eritema malar lúpico
puede presentarse meses o años antes que el resto de la
sintomatología.
La
paniculitis es, más que una enfermedad, un patrón
histopatológico de compromiso del tejido adiposo
subcutáneo, que puede ser de tipo septal, lobular o
mixto. En su forma idiopática se conoce como
enfermedad de Weber Christian, que es una
paniculitis lobular que se presenta típicamente en
mujeres jóvenes, con fiebre, artralgias y nódulos
dolorosos; en el laboratorio suele asociarse a anemia,
elevación de la VES y leucocitosis. Existe también una
forma de paniculitis paraneoplásica asociada a
enfermedad de Hodgkin, linfomas no Hodgkin, leucemias y
tumores pancreáticos. La paniculitis lúpica se conoce
como lupus profundus. Y la forma más frecuente de
paniculitis es el eritema nudoso.
El
eritema nudoso es una paniculitis septal, más común
en mujeres jóvenes, en su mayoría de causa idiopática o
post-estreptocócicas. Otras causas son tuberculosis y
lepra (como ya mencionamos), sífilis (la paciente
presenta VDRL negativa), HIV (Elisa negativo), micosis
profundas, enfermedad inflamatoria intestinal, linfomas,
enfermedad de Behçet, AR, LES, sarcoidosis, embarazo y
uso de anticonceptivos orales, uso de sulfonamidas y
síndrome de Sweet (sobre el que nos extenderemos más
adelante), entre otras. Típicamente los nódulos están
limitados a los miembros inferiores, si bien están
descriptos casos con compromiso de tronco y miembros
superiores. La presencia de fiebre y poliartralgias es
frecuente, así como el aumento de la VES. En nuestra
paciente, a favor de este diagnóstico está la presencia
de nódulos pretibiales eritematosos dolorosos que
evolucionan a lesiones violáceas; también el aumento de
la VES y el ascenso de los títulos de ASTO (en el caso
de un eritema nudoso post-estreptocócicos); no obstante,
las lesiones cutáneas restantes no son explicadas por
esta entidad y las poliartralgias son de evolución
crónica.
Otro
diagnóstico diferencial en el contexto de estas lesiones
cutáneas es el síndrome de Sweet o dermatosis
neutrofílica febril aguda. Esta enfermedad, descripta
por Sweet hace poco más de 40 años, consiste en la
infiltración neutrofílica dérmica con leucocitoclasia,
sin vasculitis. Clínicamente se presenta de manera aguda
con placas eritematosas, pseudovesículosas (por edema de
las papilas dérmicas) y en ocasiones nódulos subcutáneos
dolorosos. Suele presentarse con fiebre, poliartralgias
y leucocitosis con neutrofilia, si bien no son criterios
excluyentes para el diagnóstico y se han descrito casos
con neutropenia. En los últimos años se han reportado
casos de presentación simultánea con eritema nudoso. Si
bien este síndrome se puede presentar de manera
idiopática, en 50% de los casos se asocia a otras
patologías (ver tabla 3). Destacan entre ellas las
infecciones estreptocócicas y por micobacterias, las
colagenopatías (típicamente asociado a artritis
reumatoidea, aunque se han descrito casos de LES) y la
presentación paraneoplásica, dentro de la cual en el 75%
de los casos se presenta como manifestación cutánea de
una leucemia mieloide aguda, pero también se han
descrito casos asociados a otros trastornos linfo y
mieloproliferativos y a tumores sólidos, principalmente
del tracto genito-urinario, gastrointestinal y tumores
mamarios.
Se ha
observado compromiso ocular en el síndrome de Sweet,
manifestándose por epiescleritis, conjuntivitis o
iridociclitis. En el laboratorio puede verse
leucocitosis con neutrofilia, aumento de la VES y de la
proteína C reactiva (PCR), anemia leve y aumento leve de
FAL y GGT. El diagnóstico se confirma por biopsia. En la
paciente, a favor podemos considerar la presentación
clínica y el laboratorio, así como una espectacular
respuesta a corticoides, en menos de 24 horas. No
obstante, las poliartralgias y el rash malar son de
evolución crónica y no estarían explicadas por este
diagnóstico.
Como
vemos, surge de la discusión una pregunta a responder
para alcanzar el diagnóstico: se puede explicar el
cuadro mediante una sola patología o se debe a la
ocurrencia simultánea de varias?
En
este sentido, podríamos explicar los hallazgos
suponiendo que se trate de una paciente con rosácea,
poliartralgias crónicas no filiadas y un cuadro agudo de
lesiones cutáneas compatible con síndrome de Sweet.
Por
otra parte, si buscamos una única enfermedad que
explique todos estos hallazgos, teniendo en cuenta que
el laboratorio inmunológico solicitado fue normal, se
puede plantear como diagnóstico probable la presencia de
una enfermedad oncohematológica o de un tumor sólido. En
este sentido, hay que destacar que el extendido de
sangre periférica realizado a la paciente no evidenció
células inmaduras (si bien en menos de 5% de los casos
de leucemia se han observado formas aleucémicas), que no
presenta adenopatías al examen físico y que un screening
oncológico básico (radiografía de tórax, ecografía
abdominal y examen ginecológico) no evidenció lesiones
compatibles con un tumor primario. No obstante, creo que
la presencia de un síndrome de Sweet paraneoplásico
asociado a un cuadro de poliartralgias
paraneoplásicas, con aumento marcado de la VES, sin
aumento paralelo de la PCR, es una posibilidad
diagnóstica en esta paciente.
Otra
manera de explicar la signo-sintomatología de la
paciente mediante una enfermedad sigue siendo, a pesar
de las consideraciones hechas, la presencia de una
colagenopatía, fundamentalmente el LES. En este sentido,
habiendo descartado la posibilidad de neoplasia oculta,
creo que la evolución natural aclarará si se trata de
este tipo de patología.
Similares consideraciones quedan por hacer para
tuberculosis y lepra, que si bien no se presentan
típicamente de esta manera, dada la mayor incidencia en
nuestro medio que la reportada en la literatura mundial,
siempre deben ser tenidas en cuenta.
Por
el momento, me parece que la conducta más apropiada es
aguardar el informe de la biopsia. En caso de
confirmarse la sospecha de síndrome de Sweet, se deberá
emprender la búsqueda enérgica de alguna neoplasia
subyacente (por lo considerado previamente). En este
sentido, creo que la realización de una mamografía y una
tomografía de tórax, abdomen y pelvis serán útiles para
aproximar o descartar algunos de estos diagnósticos.
Asimismo, habrá que establecer la necesidad o no de
realizar una punción biópsica de médula ósea, dada la
alta asociación del síndrome con leucemia mieloide
aguda.
En
caso de que la biopsia no sea concluyente, es imperioso
realizar nuevas biopsias cutáneas, ya que éstas están
retrogradando claramente con el tratamiento con
corticoides. No obstante, en caso de no poder
realizarlas, se debe tener en cuenta que el síndrome de
Sweet paraneoplásico típicamente recidiva luego de la
suspensión de los corticoides.
Causas de poliartralgias
|
Artritis reumatoidea
|
Colagenopatías sistémicas: LES, vasculitis,
esclerodermia, PM/DM, Still, Behçet, otras |
Artritis infecciosas: bacterianas, virales,
por micobacterias, otras |
Artritis post-infecciosas: FR, Reiter,
infecciones entéricas, otras |
Espondiloartropatías seronegativas: EA, EII,
psoriasis |
Artritis por cristales |
Artrosis |
Artritis paraneoplásicas |
Otras: sarcoidosis, fiebre mediterránea
familiar, etc |
Tabla 1: causas de poliartralgias.
Causas de máculo-pápulas
y nódulos
|
Infecciones: sepsis, tuberculosis, lepra,
micosis, exantemas virales, otras |
Enfermedades sistémicas: LES, Behçet,
dermatomiositis, sarcoidosis, otras |
Vasculitis: leucocitoclástica, PAN, otras |
Eritemas reactivos: eritema polimorfo,
eritema nudoso, erupciones por drogas, otros |
Neoplasias: cloroma, metástasis, otras |
Eritemas inflamatorios no infecciosos:
paniculitis, tromboflebitis, Hypoderma
gangrenoso, Sweet, Wells, otros |
Tabla 2: causas de máculo-pápulas y nódulos.
Enfermedades asociadas a
Sweet
|
Infecciones: estreptococo, micobacterias,
yersinia, HIV, CMV, HBV, HCV, otros |
Drogas: G-CSF, furosemida, TMS,
anticonceptivos orales, otras |
Colagenopatías: AR, LES, enfermedad mixta,
Hashimoto, Sjogren, Behçet, otras |
Enfermedad inflamatoria intestinal |
Neoplasias: LMA, mielodisplasias, mama,
gastrointestinales, genitourinarias, otras |
Tabla 3: Enfermedades asociadas a Síndrome de Sweet.
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