¿Cuál es el
manejo adecuado del derrame pleural en el paciente cirrótico?
Los cirróticos
pueden adquirir complicaciones pleuro-pulmonares relacionadas a
la hipertensión portal (hidrotórax, empiema espontáneo, síndrome
hepatopulmonar).
El hidrotórax
del cirrótico (HC) se observa entre un 5 a 10% de los
pacientes con hepatopatía crónica. Usualmente se presenta en
pacientes con enfermedad avanzada, estadios de Child B o C,
hipertensión portal e hipovolemia efectiva.
El HC se define
como un derrame pleural en pacientes con cirrosis, en ausencia
de cualquier otra explicación para la acumulación de fluido
pleural.
El mecanismo más
probable para su desarrollo se atribuye al pasaje pasivo de
líquido a través de pequeñas fenestraciones transdiafragmáticas
impulsadas por un gradiente de presión. Generalmente se trata de
un derrame unilateral, preferentemente localizado a la derecha.
Ocasionalmente no se asocia a ascitis clínicamente demostrable.
Esto podría deberse a que el fluido se moviliza
preferencialmente hacia el espacio pleural (atraído por
presiones intratorácicas negativas) antes que se acumule una
cantidad apreciable en la cavidad abdominal.
Las
características físico-químicas del líquido pleural son
similares a las del ascítico, lo cual es comprensible ya que
proceden del mismo origen. Así como los cirróticos con ascitis
se encuentran en riesgo de desarrollar peritonitis bacteriana
espontánea, los pacientes con HC pueden desarrollar empiema
bacteriano espontáneo.
El tratamiento
médico del HC consiste en el tratamiento de la ascitis, con
restricción hidrosalina, diuréticos y, eventualmente
paracentesis evacuadora. La colocación de un tubo de drenaje
pleural está parcialmente contraindicada ya que la evacuación
continua de fluido pleural agrava la hipovolemia y aumenta la
pérdida de electrolitos, proteínas y el riesgo de infección como
ilustra el caso clínico presentado.
Sin embargo, en
ocasiones el tratamiento médico fracasa y puede ser necesario
realizar repetidas toracocentesis evacuadoras. En estas
circunstancias el tratamiento no se encuentra estandarizado y
puede recurrirse a diferentes alternativas terapéuticas.
-
Pleurodesis a través de un tubo de drenaje. Las limitaciones de
este método se relacionan a las complicaciones asociadas a la
colocación de un drenaje pleural por mucho tiempo, sumada a la
falta de éxito por una insuficiente aposición pleural.
-
Cierre de fenestraciones transdiafragmáticas por toracoscopia.
Este procedimiento tiene una eficacia de 40 a 75% según las
series reportadas. Los resultados son mejores cuando se logra el
cierre quirúrgico del defecto. Se requiere la colocación de un
tubo de drenaje pleural por un promedio de 15 días.
-
Shunt peritoneo-venoso asociado a pleurodesis (Shunt Le Veen o
Denver). Puede obtenerse un beneficio transitorio. Se asocian a
alteraciones de la coagulación e infecciones. Se ocluyen con
frecuencia. Pueden ser útiles como procedimiento “puente” previo
al transplante hepático.
-
Shunt portosistémico intrahepático transyugular (SPIT).
Tiene por objeto
disminuir la presión sinusoidal y la formación de ascitis.
Considerado por muchos autores como la mejor alternativa
terapéutica. No requiere cirugía. Resulta en un alivio
sintomático en un 60 a 80% de los casos. Su complicación
principal es el desarrollo de encefalopatía hepática que en
general mejora con tratamiento médico.
También se ha
utilizado la presión positiva continua de la vía aérea (CPAP)
para aumentar la presión intrapleural y atenuar el gradiente de
presión peritoneo pleural en un intento de dirigir nuevamente el
líquido hacia la cavidad peritoneal. Esta medida tendría escasa
eficacia en forma aislada pero sería útil asociada a alguno de
los procedimientos anteriores.
Muchos de los
procedimientos mencionados suelen no ser accesibles en nuestro
medio por razones económicas, por lo que es común que el
tratamiento se limite a las opciones no invasivas. En este
escenario es prudente, como se mencionó, no recurrir a una
excesiva evacuación pleural.
En general el HC
se asocia a una elevada mortalidad que se relaciona a las
complicaciones de la hepatopatía avanzada. El tratamiento
definitivo para el HC refractario es el transplante hepático.
Sin embargo esta opción no siempre es viable y cuando lo es, la
demora puede demandar meses.
Bibliografía:
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Autor: Dr. Damián
Carlson
Fecha de recepción: 19.12.06
Fecha de publicación: 18.01.07 |
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