Discusión del
caso clínico
Dra.
Andrea Sánchez
Voy a discutir el caso de una paciente mujer, de 45
años, que consulta por dolor y distensión abdominal,
además refiere lumbalgia. Como antecedentes presenta miomas
uterinos
y cuatro
abortos
provocados. Se constata a la evaluación por medio de
exámenes complementarios una masa ocupante de espacio a
nivel hepático, de la cual se realiza punción, y según
el informe de anatomía patológica, se trata de un
adenocarcinoma. También presenta lesiones osteolíticas a
nivel de columna lumbar y masas anormales por TC a nivel
pelviano. Como datos positivos a nivel de laboratorio
presenta aumento
de
transaminasas,
patrón de colestasis, y aumento
del marcador tumoral
CA 125.
Voy a tomar como datos guías la MOE hepática, las
lesiones osteolíticas y la MOE pelviana, haciendo
especial hincapié en la MOE hepática. Como etiologías de
la misma, se encuentran las infecciosas (bacterianas,
micóticas y parasitarias), y las neoplasias, que pueden
ser benignas (adenoma, hemangioma, HNF, quiste) o
malignas, primarias o metastásicas, siendo estas últimas
las más frecuentes. Me pregunto si hay alguna relación
entre la MOE hepática y la pelviana, tratándose de la
misma enfermedad, o si me encuentro ante dos patologías
diferentes. Como no puedo asegurar que se trate de una
misma patología, voy a iniciar el estudio de la MOE
hepática como un cáncer de primario desconocido. Se
trata del 3-5% de los pacientes con enfermedades
malignas. No hay una definición universalmente aceptada,
pero puede definirse como neoplasia
metastática, cuyo origen permanece indeterminado luego
de realizar una historia clínica extensa, examen físico,
radiografía de tórax y tomografía computada abdóminopelviana.
Los pacientes se presentan
frecuentemente con deficiente capacidad funcional y es habitual al
momento de la consulta,
la invasión de múltiples órganos, entre los que
se encuentran con mayor frecuencia
hígado
y pulmón. También presentan con frecuencia metástasis
óseas, como interpreto que es el caso de nuestra
paciente, por las lesiones líticas que presenta a nivel
lumbar.
Aún con una exhaustiva búsqueda, el tumor primario se
diagnostica sólo en el 15 a 20% de los casos, siendo los
tumores más frecuentes: pulmón (30%), páncreas (10%) y
mama (4%). Desde 1979 hay publicaciones que demuestran
que realizar innumerable cantidad de exámenes
complementarios, muchos de ellos costosos e invasivos,
no aumenta el rédito diagnóstico. Por tal motivo, la
metodología de estudio recomendada en la actualidad se
basa en una serie de estudios básicos y está orientada
en la sintomatología del paciente:
1. Revisión del material patológico
2. Confección de historia clínica
3. Test de sangre oculta en materia fecal
4. Radiografía de tórax
5. Test bioquímicos completos
6. Tomografía computada abdomino-pelviana
7. Mamografía en mujeres
En
relación a la revisión anátomopatológica, existen cuatro
grupos de neoplasias de origen desconocido:
adenocarcinoma (en el 60% de los casos), como en el caso
de nuestra paciente, carcinomas indiferenciados (30% de
los casos), carcinomas escamosos (5% de los casos),
neoplasias pobremente diferenciadas (5% restante).
En relación a los marcadores biológicos tumorales,
podemos dividirlos en tres grupos, un grupo compuesto
por marcadores, que por la alta especificidad que
presentan, dan un beneficio inequívoco, el mismo está
compuesto por antígeno prostático específico, que se
utiliza para diagnóstico de cáncer de próstata y para
control del tratamiento del mismo, alfafetoproteína, que
se encuentra elevada en patologías malignas como el
hepatocarcinoma y ciertos cánceres de testículo (en
nuestra paciente el valor es normal), y gonadotrofina
coriónica humana, que se encuentra elevada en tumores de
trofoblasto, y en ciertos cánceres ginecológicos. Un
segundo grupo, que nos brinda un beneficio intermedio,
compuesto por antígenos de moderada especificidad,
dentro del cual se destaca el CA 125, que se encuentra
elevado en nuestra paciente, el mismo presenta valores
altos en muchos cánceres, como el de endometrio, ovario,
cérvix, mama, páncreas, colon y pulmón. También en
entidades no malignas como tumores benignos de ovario,
enfermedad pélvica inflamatoria, embarazo,
endometriosis, y hepatitis. Un tercer grupo, nos brinda
un beneficio dudoso, dentro del mismo se encuentran el
CA 19-9 y Antígeno Carcinoembrionario, que presentan muy
baja especificidad.
La inmunohistoquímica resulta particularmente útil en el
grupo de los adenocarcinomas, y sobre todo, los bien
diferenciados, como es el caso de nuestra paciente. En
tumores epiteliales, se estudia la expresión de ciertos
marcadores antigénicos. Cobra particular importancia el
estudio de la expresión de citoqueratinas, especialmente
la 7 y la 20. Y cuando la sospecha es un tumor
ginecológico, es importante el estudio de los receptores
para estrógenos y progesterona.
En relación a los métodos de diagnóstico por imágenes,
la tomografía computada abdóminopelviana, resulta
claramente útil en el estudio de cáncer de primario
desconocido, presenta una sensibilidad de 32 a 34%.
Karsell realizó un trabajo con 98 pacientes, a los que
se les realizó TC abdominopelviana, en 31 se detectaron
anomalías, de los cuales 11 presentaron neoplasia
pancreática. En cambio, la tomografía computada de tórax
no tiene un rol significativo, presenta una sensibilidad
baja (14%). En relación a la resonancia magnética a
nivel abdóminopelviano, no hay estudios a la fecha, que
demuestren su superioridad en relación a la tomografía
computada. En relación al rol que cumple la tomografía
por emisión de positrones, se publicó en la revista
Cancer, en el año 2007, un trabajo que revisó 10
trabajos publicados entre 1998 y 2006, con un total de
221 pacientes. En el mismo se estudió el rol de este
estudio en pacientes en los que se habían realizado una
serie de estudios y no se había llegado al diagnóstico
del tumor primario. En el 4% de los pacientes se detectó
el tumor primario, en el 37% de los casos se detectaron
metástasis que no habían sido diagnosticadas
previamente, modificó el manejo clínico en el 34,7% de
los casos. Habiendo revisado la metodología de estudio
para cáncer de tumor primario desconocido, planteo como
posibles orígenes primarios: ginecológico (endometrio,
ovario, mama) o digestivo (páncreas, vía biliar, colon,
gástrico).
Cáncer de endometrio
En Argentina representa el segundo tumor maligno
ginecológico en frecuencia, la edad promedio de
presentación es 63 años. En relación a los factores de
riesgo podemos mencionar nuliparidad, anticonceptivos
orales, obesidad, diabetes, hipertensión arterial. Los
síntomas más frecuentes de presentación son metrorragia
y dolor pelviano. Se disemina generalmente por vía
linfática y las metástasis por vía hematógena son
infrecuentes. El marcador tumoral CA 125 puede
encontrarse elevado. El método de diagnóstico por
imágenes más adecuado es la resonancia magnética
nuclear. Considero como datos a favor de este
diagnóstico: la metrorragia, el dolor abdominal, la
imagen anormal en la tomografía computada, la elevación
de CA125 y la anatomía patológica (adenocarcinoma). Como
datos en contra presenta: la edad, la ausencia de
factores de riesgo y la ausencia de adenopatías. Lo
considero un diagnóstico probable.
Cáncer de ovario
Los tumores epiteliales representan el 80-90% de los
tumores malignos. Representan los terceros cánceres
ginecológicos en frecuencia. La incidencia aumenta con
la edad. Los factores de riesgo se pueden clasificar en
hormonales, genéticos y ambientales.
Los síntomas de presentación más frecuentes
son distensión abdominal y ginecorragia. También cursa
con aumento de CA 125. Los cánceres de ovario se
clasifican en primarios y metastásicos. Dentro del
primer grupo se encuentran los del epitelio superficial
(seroso, mucinoso, endometrioide, de células claras),
los originados en células germinales y los de origen
estromal. Quiero destacar al
adenocarcinoma endometrioide, que histológicamente es
similar al endometrio y puede coexistir simultáneamente
con un tumor de endometrio. Considero como datos a
favor: la ginecorragia, el dolor abdominal, la imagen
anormal en la tomografía, el tipo histológico, la
elevación del CA 125. Como datos en contra: la ausencia
de factores de riesgo y la edad de la paciente. Lo
considero un diagnóstico probable.
Cáncer de mama
Es la causa de mortalidad más frecuente en mujeres de 35
a 55 años. Dentro de los factores de riesgo se
encuentran los antecedentes familiares, menopausia
tardía, nuliparidad, obesidad. Clínicamente se presenta
como un tumor mamario, acompañado generalmente de
adenopatías, también puede presentar secreción por
pezón. Se disemina por vía linfática y la diseminación
hematógena pura es poco frecuente. Como datos a favor
presenta el sexo y la edad, como datos en contra la
ausencia de síntomas y los controles previos normales.
Lo considero un diagnóstico poco probable.
Cáncer de páncreas
Presenta mayor incidencia entre los 60-80 años de edad.
Es más frecuente en hombres. Histológicamente es
adenocarcinoma en el 70% de los casos. Es un tumor que
presenta rápida invasión (neural, ganglionar y hemática).
Presenta síntomas en forma temprana, la tríada clásica
es dolor abdominal, pérdida de peso e ictericia.
Presenta aumento de CA 19-9 y CEA. Considero como datos
a favor el tipo histológico y la imagen anormal en la
tomografía. Como datos en contra, la ausencia de
manifestaciones clínicas, la edad de la paciente y el
valor normal de los marcadores tumorales. Lo considero
un diagnóstico poco
probable.
Cáncer de vía biliar
Se presentan con poca frecuencia, a edad avanzada
(mayores de 60 años), los pacientes presentan
antecedente de litiasis biliar, la manifestación
principal es la ictericia. Histológicamente son
adenocarcinomas. Pueden presentar elevación de los
marcadores tumorales CA 19.9, AFP y CEA. Como datos a
favor presenta el tipo histológico y la imagen
patológica en la tomografía. Como datos en contra la
edad de la paciente, la ausencia de ictericia y el valor
normal de los marcadores tumorales. Lo considero un
diagnóstico poco probable.
Cáncer de colon
La incidencia aumenta a partir de los 40 años de edad.
Los factores de riesgo son dieta hipercalórica, alto
consumo de carnes y grasas saturadas, etilismo,
sedentarismo. Histológicamente son adenocarcinomas.
Dentro de las manifestaciones clínicas se destacan el
dolor abdominal, que se puede acompañar o no de una masa
palpable, cambio en el hábito evacuatorio y anemia. Las
metástasis hepáticas son frecuentes. Como datos a favor
presenta el tipo histológico, como datos en contra, la
ausencia de síntomas y la ausencia de factores de
riesgo. Lo considero un diagnóstico poco probable.
Como conclusión planteo que la masa ocupante de espacio
a nivel hepático es una metástasis. No cuento con
suficientes datos clínicos que confirmen el sitio
primario. Planteo como origen más probable el
ginecológico y como otro probable origen el digestivo.
Planteo como conductas
-
Realizar terapia dirigida en función de resultados
de inmunohistoquímica y biopsia de endometrio.
-
Si no se llega al diagnóstico, realizar RMN de
pelvis y eventual punción biopsia de MOE pelviana.
-
Estudio del aparato digestivo: Videoendoscopía
digestiva alta y colonoscopia.
-
Fundamentalmente, realizar tratamiento del dolor y
tener siempre en cuenta al momento de instaurar un
tratamiento, la calidad de vida de la paciente.
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Discusión |
La discusión de este seminario
corresponde al 3 de diciembre de 2009, a cargo del
Dra. Andrea Sánchez. |
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