Objetivos, antecedentes y constitución del grupo
La temática de la relación Médico-Paciente (RMP) ha
sido subestimada históricamente tanto en la currícula de
grado de nuestras escuelas de Medicina, como en las
Residencias. En uno como en otro caso, su tratamiento se
ha limitado a conferencias o reuniones informales en las
cuales se consideraron solamente aspectos circunscriptos
del problema. La necesidad de un espacio de reflexión y
análisis profundo de este tema central de la práctica
médica se ha tornado así en una necesidad insoslayable.
En
conocimiento bibliográfico de la existencia de grupos
Balint a partir de la obra de su creador Michael Balint,
“El médico, el paciente y la enfermedad”1 se
formó uno en el Servicio de Clínica Médica del Hospital
Provincial del Centenario en marzo de 2003. Del mismo
participan en reuniones semanales de una hora y media de
duración, ininterrumpidamente desde entonces, el Jefe
del Servicio, los Instructores de Postgrado y los
residentes (alumnos de postgrado) con la presencia de
una coordinadora y una observadora.
El objetivo central es analizar,
discutir e investigar, en el contexto de un grupo
operativo, los distintos aspectos de la RMP. Sin
embargo, el grupo se concibe como instrumento de un
proyecto a largo plazo que tiene relación con la
formación del médico en general y del especialista en
Clínica Médica en particular. En tal contexto, los
objetivos del mismo son:
1.- Cambiar el modelo de
médico alejado emocionalmente de su paciente y solamente
abocado a resolver los problemas que se le plantean en
relación con la patología orgánica (médico que brinda
respuestas) por el de médico integrado como persona
(capaz de escuchar y de interrogarse a sí mismo).
2.- Cambiar el modelo de
clínico que ve al especialista como el depositario del
saber (experto) con una mirada de subordinación
intelectual, por el de un especialista (el clínico) que
se contacta con otro especialista (cardiólogo,
nefrólogo, etc.) en pie de igualdad con una visión
distinta pero complementaria e integral de la medicina.
3.-
Definir un lugar,
una función y un rol específico para el clínico que se
discrimine claramente del lugar, la función y el rol del
psicoterapeuta, en donde el clínico cumple su función
sin confundirla ni asimilarla a la relación
psicoterapéutica, aunque sabiendo y comprendiendo que
las actitudes, intervenciones y acciones médicas involucran
siempre un efecto psicoterapéutico o iatrogénico.
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