Equipo de coordinación
Nuestro equipo está constituido por una coordinadora y
una observadora, que desempeña el rol que eventualmente
puede estar a cargo de dos observadores (uno para la
tarea manifiesta y otro para la latente).
Coordinación
La función del coordinador del grupo operativo es
colocar y mantener al mismo en condiciones de abordar y
resolver la tarea propuesta, para ello realiza
diferentes tipo de intervenciones, respetando siempre el
tiempo, la producción y los niveles de integración de
que es capaz el grupo en cada momento. 9
Observación.
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a. De la tarea manifiesta (o de productividad): Es el
registro, en cada reunión, de los emergentes referidos a
la tarea planteada, de los temas que se trataron, los
que fueron excluidos, de los dilemas y problemas que
surgieron, la síntesis que se ha alcanzado, las
conclusiones y las decisiones formuladas y el proyecto
propuesto para la próxima reunión.
b. De la tarea latente (o del proceso de elaboración).
Se registra la tarea latente, incluyendo los dilemas y
problemas relacionados con proceso grupal y con las
características y variaciones del vínculo
transferencial.
c. Un tiempo antes de finalizar la reunión, esta
información se devuelve al grupo para que los miembros
observen qué han trabajado y elaborado y qué no de la
tarea propuesta, y se agrega la interpretación del
proceso de elaboración, es decir de los conflictos y
ansiedades por los que el grupo eludió trabajar los
temas excluidos o los que dificultaron el abordaje de
la tarea.
La devolución de esta información permite a los
integrantes tomar distancia y autoobservarse, observar
el desempeño grupal, ubicarse temporalmente y retomar lo
que quedó sin elaborar.
Es decir que aprenden a observar y a autoobservarse, a
reflexionar sobre los fenómenos en los que ellos están
involucrados, a encontrar su sentido, interacciones y
efectos.3
Integrantes
Participar implica renunciar a la omnipotencia,
cuestionar el propio saber y su paradigma, escuchar al
otro, aceptar las limitaciones propias y de la ciencia,
renunciar a la certeza de poseer la verdad y aceptar que
el conocimiento se construye a partir del esfuerzo
cooperativo.
Historia de un encuentro
A partir de pensar al paciente como un ser
biopsicosocial y a la enfermedad como la resultante de
un desequilibrio en alguno de estos niveles, que
involucra a los restantes, consideramos que su abordaje
implica investigar y dar sentido a los síntomas y
demandas del paciente y resignificarlos en función de
esa unidad biopsicosocial indivisible que es.
Luego, centrados en Michael Balint y su postulado de
la medicina médico1 nos abocamos a
la RMP, lo cual demanda integrar al médico y su
subjetividad, observar y analizar cómo sus
intervenciones pueden favorecer o perturbar la relación
y por lo tanto todo el proceso. Para la administración
adecuada de la medicina médico es imprescindible conocer
y aprender a reconocer la transferencia y
contratransfrerencia, el encuadre y el proceso.
Diferenciamos el encuadre médico del psicoanalítico y
diferenciamos también ambos procesos porque el analista
trabaja en y con la transferencia y contratransferencia
en tanto que el médico debe conocer ambas para, a partir
su reconocimiento, saber como conducir la RMP sin
apartarse de su rol.
A medida que este modo de abordaje se profundiza y hace
más complejo, la investigación y análisis de los casos
pone en evidencia que, para dar respuesta a los
interrogantes que se plantean y resolver conflictos que
antes no se detectaban o se desestimaban y que perturban
el abordaje del paciente, es imprescindible incorporar
una mirada y escucha que permita integrar al paciente
como ser biopsicosocial y revalorizar el lugar del
médico incluyéndolo plenamente en la relación,
reconociendo que su praxis es mucho más que la
aplicación de técnicas más o menos sofisticadas. Así
surge, naturalmente, la demanda de incorporar al equipo
de Psiquiatría del Hospital, para trabajar
interdisciplinariamente, no sólo con el paciente, sino
con el médico clínico en la comprensión y conducción de
la RMP y también de la familia cuando la situación lo
requiere.
El objetivo no es asimilar un discurso a otro ni
construir un discurso único sino articular e integrar,
en una relación dialéctica, dos discursos que intentan
dar cuenta, cada uno ellos, de dos aspectos diferentes
pero absolutamente interdependientes de un único objeto:
el ser humano en situación. Reconocer esta
interdependencia, califica ambos discursos, enriquece y
amplía el conocimiento y jerarquiza ambas prácticas.
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