The NICE-SUGAR Study Investigators. Intensive versus
conventional glucose control in critically ill patients.
N Engl J Med
2009;360:1283-1297
Desde el año 2001 en que
Greta Van Den Bergue publicó en su estudio unicéntrico
(en Leuven, Bélgica) que el control intensivo de la
glucosa (entre 80 y 110 mg/dl) en pacientes críticos se
asociaba a una reducción de la mortalidad del 42%
comparado con los que realizaban un control convencional
(para ese momento, ajuste de tratamiento cuando la
glucemia era > 215 mg/dl), el obtener dichos valores
“óptimos” se propuso como objetivo terapéutico en
enfermos críticos.
En estudios posteriores
estos hallazgos no pudieron reproducirse, pero sí se
evidenció que el subgrupo de pacientes que permanecía
más de 3 días ingresado en Unidades de Terapia Intensiva
(UTI) se beneficiaba de esta modalidad. Sin embargo,
metaanálisis recientes sobre este tema arrojaron
resultados dispares en relación a la mortalidad y sí
relacionaron al tratamiento intensivo con una
inaceptable alta tasa de hipoglucemias. El estudio NICE-SUGAR
es el estudio con mejor diseño metodológico realizado
sobre este tema y se publicó el 26 de marzo del
corriente año en la revista New England Journal of
Medicine.
·
En este estudio multicéntrico que incluyó a 6104
pacientes, se reclutaron adultos que se esperara que
fueran a cumplir más de 3 días en una UTI y los
randomizaron a un grupo de tratamiento intensivo para
el control de la glucemia (entre 81 y 108 mg/dl) versus
un grupo de tratamiento convencional (glucemia entre 144
y 180 mg/dl). El objetivo primario del estudio fue
muerte de cualquier causa. Otros objetivos (secundarios)
fueron días de ventilación mecánica, número de órganos
afectados (en fallo), necesidad de terapia de reemplazo
renal, transfusiones de hematíes y número de días en la
UTI.
·
En este estudio se observó que a 90 días de la
randomización, el 27,5% del grupo control intensivo de
la glucosa habían alcanzado el punto primario (habían
fallecido) mientras que en el grupo de control
convencional alcanzaba el 24,9% (p=0.02). No hubo
diferencias significativas entre ambos grupos en los
objetivos secundarios ya descriptos. Obviamente, los
episodios de hipoglucemia severa fueron más frecuentes
en el grupo intensivo (6.8% vs 0.5%; p< 0,001). Estos
hallazgos sugieren que el control convencional con un
objetivo de glucemia entre 140 y 180 mg/dl resulta en
una menor mortalidad que aquellos que consiguen
valores entre 81 y 108 mg/dl. Quizás el defecto
metodológico más importante de este estudio es que es
lógicamente abierto (no doble-ciego) y que el 10% de los
pacientes discontinuaron rápidamente el protocolo.
·
Los investigadores concluyen que el objetivo de
normoglucemia en pacientes críticos puede no ser
beneficioso, e incluso ser perjudicial. Comentan a su
vez que no está claro que el hallazgo de aumento de la
mortalidad está en relación a la ocurrencia de
hipoglucemia, a la administración de insulina o a
factores metodológicos. Por último, los mismos no
descartan que algún grupo de pacientes puedan
beneficiarse del control intensivo de la glucosa.
Probablemente, subanálisis posteriores aclaren esta
situación.
Debido al alto valor
metodológico de este estudio, hoy por hoy el valor de la
glucemia en pacientes críticos debería establecerse
entre 140 y 180 mg/dl. Habrá que esperar análisis
posteriores para ver si algún subgrupo de pacientes se
beneficia del control intensivo de la glucemia.
Comentario:
Dr. Javier Montero – Médico POVISA, Vigo (España)
|