Todas las cosas son causadas y causantes, ayudadas y
ayudantes,
mediatas e inmediatas, y todas subsisten ligadas por un
lazo natural e insensible.
Blas Pascal
El sujeto y el objeto no son más que uno.
Erwin Schrödinger
En el artículo Comunicación humana en medicina,
segunda parte(1), planteamos: “primero, que
frente a un PI en situación crítica, la complejidad
estaba dada no sólo por la condición compleja en sí del
paciente (individuo), sino de su hallarse relacionado
(sistema) con el médico; y, luego, que una visión
holística de la tarea médica implica atender (actuar
terapéuticamente) a las necesidades del paciente
completo, esto es, al PI y al Resto de familia. Ahora
planteamos que, para cumplir su tarea, el médico, cada
vez que es llamado a actuar, debe hacerlo sobre varias
EIPD a la vez (EPN enferma), y el pronóstico de éstas
depende tanto de la calidad de su accionar como del
grado en el que ellas están afectadas”.
En el mismo artículo, al especificar cómo
puede el médico detectar la EPN enferma, dijimos: “el
médico delimita la EPN enferma rastreando qué otras EIPD
de todas aquellas con la que está relacionada la EIPD en
situación crítica, exhiben síntoma (no emocional o
reactivo a la situación de la EIPD con síntoma más
ostensible, sino emocional y/o físico primario, surgido
alrededor del tiempo -más o menos diez días- de
aparición de los síntomas de la EIPD que es el PI). Y
al conjunto de síntomas de todas las EIPD sintomáticas
lo llamamos “Situación sintomática””.
En otro artículo publicado
(2)
dijimos, acerca de las relaciones que se establecen
entre individuos constituyentes de un sistema, que las
mismas se rigen por lo que hemos llamado normas,
patrones, pautas o reglas (: leyes) y luego, al hablar
de la situación en que se encuentra dicho sistema cuando
uno de sus integrantes es internado, agregamos: “Durante
la internación, la situación clave del sistema es la de
separación física de sus integrantes (...), con la obvia
modificación del conjunto de normas o patrones
(defección de algunos y distorsión de otros).”
(2)
Estos patrones (: leyes)(a) que ligan a cada uno de los
integrantes de la EPN entre sí, si bien se distorsionan
cuando uno de los integrantes de la EPN se interna,
permanecen activos aunque disfuncionales y así como
estando la EPN en condición de salud estos patrones
favorecen sus transformaciones uniformes, cuando la EPN
está en condición de enfermedad la distorsión de uno o
más de sus patrones determina que sus transformaciones
uniformes se hallen relativamente interferidas2, al
grado que, si muere una de las EIPD implicadas en ella,
al ser la EPN una célula social, quedan totalmente
interferidas sus transformaciones uniformes y desaparece
o se extingue.
Y, así como dijimos que es tarea del médico atender a
cada uno de los integrantes de la EPN para intentar
restablecer su bienestar psico-somático (bio)-social, y
que el pronóstico de éstas depende tanto de la calidad
de su accionar como del grado en el que ellas están
afectadas, decimos ahora que el médico también debe
atender a la EPN como una totalidad (detectando los
patrones que ligan a sus constituyentes, que se hallan
distorsionados o disfuncionales), y que el pronóstico de
la EPN, como totalidad, depende tanto de la calidad del
accionar del médico, como del grado en el que dichos
patrones están afectados.
En otras palabras, cuando una EIPD se presenta
sintomática el médico debe investigar qué otras EIPD de
su nicho social presentan síntomas “concomitantes”(b)
para delimitar así la EPN enferma. Una vez delimitada,
el médico debe prestar atención a los patrones que rigen
en esa EPN y cuáles de ellos aparecen distorsionados o
disfuncionales, para, luego, con su accionar, intentar
que se vuelvan protectores de la necesidad de
transformación de la EPN en el sentido de su ciclo
evolutivo vital.(3)
Como vemos, en nuestra opinión, la tarea del médico se
encuentra en las antípodas del paradigma (c) que
promueve la no involucración del médico, la
‘objetividad’ del médico. Creemos que sólo viéndose como
un observador participante, el médico es capaz de
detectar dónde y cuándo actuar. Luego, sólo le restará
conocer el cómo hacerlo y, para ello, así como en aquel
paradigma siente la necesidad de ser un estudioso de la
enfermedad de su paciente individual, en este nuevo
paradigma, al que llamamos visión de la complejidad, la
necesidad será la de ser un estudioso del sistema que
constituye con su enfermo (plural).
Y así como dijimos que, según nuestra opinión, la tarea
del médico, implícita en su juramento, es la de
consagrar su vida al servicio de la humanidad, decimos
ahora que dicha humanidad no es otra que aquella que se
manifiesta cada vez que el médico se constituye con su
paciente (plural).
(1)
Comunicación humana en medicina (segunda parte). Una
propuesta para el trabajo con pacientes internados
en terapia intensiva. Elsio S. Turchetto y Rubén L.
Makinistian, 15 de octubre de 2009. Clinica-UNR.org.
(Publicación digital de la 1ra Cátedra de Clínica
Médica y Terapéutica y la Carrera de Posgrado de
especialización en Clínica Médica Facultad de
Ciencias Médicas - Universidad Nacional de Rosario).
www.clinica-unr.org.
(2) Comunicación humana en medicina (primera parte).
Una propuesta para el trabajo con pacientes
internados en terapia intensiva. Elsio S. Turchetto
y Rubén L. Makinistian. 2 de agosto de 2009. Clinica-UNR.org.
(Publicación digital de la 1ra Cátedra de Clínica
Médica y Terapéutica y la Carrera de Posgrado de
especialización en Clínica Médica Facultad de
Ciencias Médicas - Universidad Nacional de Rosario).
www.clinica-unr.org.
(3) Makinistian, Rubén León. El médico pediatra
frente a las reglas familiares. Arch. Arg. de
Pediatría, 1981, vol. LXXXIX, Nº 3, 206-210