Medicina Interna y Medicina.
Alguna vez, todos hemos oído decir o hemos dicho de un colega: “Es cardiólogo, pero sabe medicina.” ¿Qué significa en este aserto, el concepto de medicina, como un enorme continente que incluye diversos países, como la cardiología, entre muchos otros? Saber medicina, en el imaginario médico y también de la sociedad en general, se considera sinónimo de conocer Medicina Interna, y en especial, de tener la visión totalizadora, central a su concepción filosófica. El enfermo es una unidad; enferma o cura de una manera global y su desmembramiento en partes, órganos y aparatos para su estudio y tratamiento no resulta más que una estratagema intelectual desarrollada por la medicina, que si bien permitió avances importantes en el conocimiento, a menudo resultó perjudicial para los pacientes.
Así como los pensadores y artistas del Renacimiento, en los siglos XV y XVI, se sentían cómodos como depositarios de todo el conocimiento disponible en el mundo hasta ese momento, los médicos también vivieron con naturalidad la posibilidad de abarcar al ser humano globalmente, hasta que se produjeron los enormes avances científicos del siglo XX en todos los campos, avances muy superiores a todos los producidos previamente en la historia de la humanidad. El médico sintió entonces que el conocimiento total se había transformado en utopía y que solamente podría dedicarse a estar al corriente de las novedades en pequeñas parcelas específicas. El crecimiento científico se acompañó fatalmente de un retroceso en lo humanístico y los médicos actuales, a diferencia de nuestros predecesores, somos cada vez más técnicos y menos humanistas.
La medicina es una disciplina que se ocupa del hombre en su sentido más amplio. La vida, la salud, la enfermedad, la sexualidad, el sufrimiento y la muerte forman parte de la materia sobre la cual labora el médico cotidianamente. Recuperar el humanismo en Medicina y transmitirlo a los médicos jóvenes en formación es un imperativo irrenunciable de la medicina actual, para el cual los internistas somos probablemente los mejor preparados.
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