Objetivos del TARV
El objetivo de todo TARV es triple: 1) conseguir la
máxima calidad de vida del paciente, lo que incluye su
plena integración laboral y social; 2) suprimir al
máximo la replicación viral (carga viral HIV RNA
indetectable con las técnicas actuales; es decir, <40-50
copias/mL), y 3) restaurar o preservar el sistema
inmunológico, elevando la cifra de linfocitos T CD4
tanto como sea posible.
Una vez iniciado, el TARV se debe mantener
indefinidamente, con la posible excepción de las mujeres
embarazadas con cifras de linfocitos CD4 > 350/mm3
en las que se prescribe tratamiento durante el segundo
trimestre con la única finalidad de reducir el riesgo de
transmisión materno-fetal. En tales circunstancias, el
TARV se podría suspender después del parto, en función
de las preferencias de la paciente y del médico.
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