¿Cuándo se debe iniciar un
TARV?
Los elementos básicos para decidir el inicio de un TARV
son la presencia o no de síntomas relacionados con la
infección VIH, de comorbilidades o de embarazo, así como
la cifra de linfocitos CD4. En cualquier caso, la
disposición y motivación del paciente para iniciar un
TARV es un factor crítico a la hora de tomar la decisión
de empezarlo. El paciente debe ser informado sobre los
beneficios y riesgos del tratamiento y comprender la
importancia de la adherencia al mismo.
Los expertos recomiendan TARV cuando se da alguna de las
siguientes circunstancias:
·
Pacientes sintomáticos
(eventos B o C del sistema de clasificación de los
Centers for Disease Control).
·
Pacientes asintomáticos,
pero con determinadas comorbilidades o características
como:
a)
Cifra de linfocitos CD4 < 500/mm3.
b)
Embarazo.
c)
Co-infección con el virus de la hepatitis B (VHB) que
requiera tratamiento y, posiblemente, co-infección con
el virus de la hepatitis C (VHC).
d)
Nefropatía asociada con VIH (observada de forma casi
exclusiva en pacientes de raza negra).
No se han definido de forma concluyente los beneficios
del TARV en la infección aguda (primoinfección) por VIH.
Algunos expertos lo recomiendan en sujetos muy
sintomáticos o con manifestaciones graves. En estos
casos, si no se dispone de un estudio de resistencias,
es preferible incluir en el esquema terapéutico
inhibidores de proteasas (IPs) potenciados.
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